Capítulo 16 aquí
-Mhhh… eso está realmente difícil. Puedo inventar cualquier cosa, pero hacerte saber tocar el violín lo veo muy difícil…
-Lo siento Candice, yo tampoco sabría cómo ayudarte… salvo que quieras que secuestre a Eliza
-Ha, ha, ha… no Anthony, no hace falta que hagas eso, porque luego sería muy difícil de explicar su ausencia.
-Bueno, también podemos darle algo para que se enferme de la barriga y ya no seguirá molestando.
R E V E N G E, XVII
Candice estaba realmente en un apuro, había aceptado el reto de Eliza sin siquiera pensar en una forma de salir airosa de ello, por lo que en el descanso acudió en ayuda a Anthony, Stear y Archy. Cuando los encontró les explicó la situación, desde que la abuela Martha estaba con ella y la necesidad de aprender a tocar el violín rápidamente.
-Mhhh… eso está realmente difícil. Puedo inventar cualquier cosa, pero hacerte saber tocar el violín lo veo muy difícil…
-Lo siento Candice, yo tampoco sabría cómo ayudarte… salvo que quieras que secuestre a Eliza
-Ha, ha, ha… no Anthony, no hace falta que hagas eso, porque luego sería muy difícil de explicar su ausencia.
-Bueno, también podemos darle algo para que se enferme de la barriga y ya no seguirá molestando.
Sugirió Archy, logrando con ello que todos se rieran de buena gana, pero luego debió admitir que tampoco era buena idea, ya que si le hacían algo a la comida seguramente más de una sería afectado colateralmente. Finalmente, a Setar se le ocurrió que podría hacer un instrumento falso, para ella fingiera que lo toca, pero necesitarían que la abuela sí tocara el de verdad. Acordaron que era lo más viable y se pusieron manos a la obra; por su parte Candice le explicó el plan a la abuela quien accedió de buena gana, para ella era una aventura y el alto riesgo que corrían le emocionaba más, mientras que su nieta estaba hecha un mar de nervios, no podía terminar de creer lo intrépida que era su abuela.
Por la tarde estuvieron ensayando los movimientos, hasta que finalmente se llegó la hora del tan esperado concierto. Patty fue a recoger el falso instrumento al aula de música, donde dijo Stear que lo dejaría, luego fue junto a Candice quien estaba lista para empezar con la farsa. Hizo lo que pudo para engañar a Eliza y sus amigas, pidiendo que apagasen la luz, y procurando hacer los movimientos que aprendió, hasta que de repente Luisa le susurra algo a Eliza, haciendo que ella detenga el espectáculo. La rubia quiso negarse, pero alguien encendió la luz de la habitación, es entonces que las chicas se acercar al escenario y le quitan el violín a ella, tras inspeccionarlo se dan cuenta que era toda una farsa.
-¡Lo sabía! Nos estabas mintiendo desde un principio ¡Es lógico que una dama de establo no sepa tocar!
-Está bien, me has pillado Eliza… por lo visto eres demasiado suspicaz como para ser distraída tan fácilmente.
-¡Já! No me quieras engañar… ¿Quién era la que tocaba el violín, entonces?
-Eso qué importa Eliza, lo que querías demostrar era que yo no sé tocar el instrumento y lo has logrado, por consiguiente, has ganado la apuesta. Felicidades, de no ser así nunca habrías alcanzado dicho honor que se confiere a los alumnos destacables.
Decía la rubia mientras intentaba atraer la atención de todos y que se olvidaran de que había otra persona tocando, pero fue en vano, Luisa se adelantó a las intenciones de la rubia y fue tras el telón para ver quién estaba por ahí, es entonces que la descubren.
-¡Tú! No me lo puedo creer, así que eras tú quien realmente tocaba la otra noche.
Entonces todos los ojos se posan en la persona señalada, Eliza se sorprende grandemente, nunca se hubiese imaginado que una persona tan insignificante como Patricia O’Bryan, aquella que se llevó el segundo lugar en el torneo de tiro con arco, tuviese ese talento con el violín, inmediatamente se enojó con la chica, las personas que la habían humillado en el festival de otoño estaban ahí queriéndose burlar de ella otra vez.
-Sois tal para cual, un perdedor se junta con otro perdedor.
-Estás equivocada Eliza, simplemente he respetado el hecho de que mi amiga no quería que nadie se enterase que sabe tocar el violín, y si para ello debía ponerme en el escenario, lo haría. Porque yo valoro y respeto a mis amigos.
La pelirroja solamente bufa despreciando las palabras de su rival y se da la vuelta, al menos ésta vez ha ganado y será la delegada por dos meses, y si con ello podía hacerle la vida imposible a Candy, se esforzaría. Con ello pues decide abandonar la sala y tras ella todo su séquito.
De regreso en su habitación la abuela y Candice sonreían a caja partida con la travesura de esa tarde mientras que su nieta casi llora de la angustia, no entendía que ellas estuvieran tan despreocupadas. Por su parte la rubia se sentía feliz como hacía mucho no lo era, la abuela Martha le recordaba a su difunta abuela Candy, y los comentos que compartieron. De presto observa a su compañera y repara en ella, nunca pensó en tener la suerte de conocer a la abuela de Bruce, pero él no era tan tímido, de seguro en eso se parecía a su padre.
Después de eso Patty le rogó a la abuela que por favor se marchase, temía que las monjas la encontraran en cualquier momento, temiendo que su nieta padeciera de un infartó aceptó en irse; tras despedirse de las chicas, les pide que le den las gracias al chico que le había ayudado a entrar, las jóvenes se observan sorprendidas, es entonces que Candice entiende el comportamiento de Terry aquella noche.
Después de los últimos acontecimientos, Tereuce Grandchester estuvo pensando qué es lo que quería hacer con su vida, tal vez huir de casa y empezar a buscarse la vida de alguna manera, o tal vez demostrarles a esos quienes lo han infravalorado, demostrarles que tiene aptitudes y llegar alto.
-No puedo ir en contra de mi hermano directamente, además, compartimos la misma sangre. Pero él mismo puede ser quien se ponga la soga al cuello demostrando su ineptitud e incapacidad, quizás sólo así nuestros padres cambien de parecer.
Pensaba ingenuamente en un principio. Por lo que decidido piensa cambiar ciertas cosas en si vida. Por lo pronto era desahogar su amargura y para ello lo mejor era beber, según su parecer, por lo que fue con su hermano Connor de manera infraganti a la cantina de costumbre. Terry tiene varios amigos que no son nobles, sino que simple gitanos que gustan del buen beber y fumar, gracias a ellos había aprendido a dominar el vicio.
A la mañana siguiente tras las primeras clases decide ir a montar, sin parar de pensar en su futuro. De presto se fija en una pareja que pasea por el bosque, los reconoce, son los Andrew. Aprecia claramente como él acaricia con el dorso de su mano el rostro de la joven quien sonríe dulcemente, incluso le parece ver que ella se ha sonrojado.
Por fin se acerca un quinto domingo del mes, en el cual los alumnos pueden compartir con sus familias; ese día quedaba el colegio sin alumnos. Incluso los hermanos Grandchester lo hicieron, dieron un paseo por las calles de Londres, es entonces que ven a la familia americana tomando en una terraza. Terry no podía evitar fijarse en la joven rubia, pues estaba entre esos dos chicos con los cuales suele tener riñas en el internado, parecen siempre dispuestos a tender un sendero de flores y algodón a sus pies, quizás, hasta capaces de dar su vida por la señorita; inevitablemente soltó una sonrisa torcida al ver el rumbo que habían ido sus pensamientos, queriendo sacarse a los Andrew de su mente siguió con su hermano rumbo al Epson al hipódromo y hacer un par de apuestas siguiendo los consejos de su amigo Ted.
Mientras tanto en la terraza donde están los jóvenes, la tía Elroy entrega unos regalos a sus queridos sobrinos, también le muestra un pañuelo que ha estado bordando a Candice quien admira el trabajo y escucha atenta las indicaciones de la señora, sabe que pasa mucho tiempo sola y que a raíz de ello le gusta hablar hasta de minucias, con tal de darle toda su atención a los chicos. Anthony admira fervientemente a Candice por ser tan atenta con la tía abuela, en ocasiones la abraza y le da besos en la mejilla, cosa que al principio no le gustaba a la señora, pero que ahora disfruta grandemente.
Después, los chicos se levantan misteriosamente, oportunidad que aprovecha madame Elroy para entregarle los estados de cuenta de las tiendas en Chicago, Los Ángeles y las que están pronto a abrirse en Londres. Candice estaba muy agradecida de que ella estuviese atenta en sus negocios, en parte sabía que le ayudaban a distraerse; finalmente regresan los jóvenes y cada uno trae un ramo de flores precioso y le entregan a las damas, esa muestra de afecto por parte de ellos fue visto por varias personas, incluso Annie Brither, quien sintió una punzada de celos en su corazón ya que la persona que le gusta nunca la ha mirado como lo hace con Candice, ni le ha regalado una simple flor mientras que a la otra le ha dado un ramo.
Finalmente regresan al internado y las clases continúan como siempre. Ese día en la tarde los chicos se reúnen como de costumbre en el salón para compartir el té, cuando de presto aparece Eliza Leagan y una sonrisa perversa se dibuja en su rostro, Neil y Annie le acompañan.
-Hola a todos…
-Hola…
-¿Qué tal Eliza?
Contestan los chicos de manera desganada. Los ojos de la recién llegada se posan sobre Candice quien bebe tranquilamente de su taza sin prestarle gran importancia. Por lo que se decide a preguntarle.
-Candy ¿Qué haces aquí? No estás autorizada a estar en éste salón si no has presentado la debida solicitud.
-¿Cómo dices? Si yo hice el trámite hace mucho y está estipulado para cada vez que los Andrew se reúnen.
-Pues no es así, aquí no está.
Dice la pelirroja mientras revisa la libreta que está cerca de la entrada, entonces Stear y Anthony se levantan para corroborarlo, pero a la rubia no le hacía falta, si esa carta no estaba de seguro ha sido porque Eliza la retiró intencionadamente, como ha hecho cada vez que debe entregar los deberes y demás trabajos que deben hacer los alumnos, a ella no se lo entrega.
Candice decide seguirle la corriente y se pone de pie antes de decir:
-Está bien, no pasa nada si la solicitud no está. Iré a tramitarla luego, de momento me retiro, debo estudiar, no sea que haya examen sorpresa mañana y no esté preparada.
-Candice, espera. No hace falta que salgas.
-No te preocupe por mi Anthony, está bien… de todas maneras en dos semanas se termina el mes…
Insinúa tranquilamente para hacerle recordar a Eliza que su reinado está pronto a terminar. Los dientes de Eliza rechinan del disgusto tras escuchar eso, y también por lo que dijeron los chicos.
-Pues si Candice se marcha, yo también me voy.
-Si Anthony y Candice no están me marcho igual ¿Tú te quedas Stear?
-No, yo también me marcho.
Y sin más se levantan los tres y siguen a la joven. Annie los observa silenciosamente, le duele y sorprende ver la fidelidad que tienen los chicos para con la rubia, entonces escucha decir a los hermanos Leagan:
-Increíble, los tres van tras ella como perritos falderos… son una vergüenza para la familia…
-Tienes razón Neil, hasta Archy, parece estar loco por Candy y compite con Anthony por atraer su atención
-Es humillante para la familia Andrew que todos estén tan atentos con Candy cuando ella es una huérfana, incluso sabiendo que estuvo trabajando para nosotros y viviendo en un establo… simplemente han perdido la cabeza.
Soltó el pelirrojo ponzoñosamente. Los hermanos se observan y sonríen de manera traviesa, ambos se han percatado del silencioso interés que muestra la joven Brither por su primo. Sin decir palabra alguna Annie decide retirarse también.
Tras varios días después están todas las chicas esperando que llegue la monja que les dará la siguiente materia cuando Eliza y Luisa se percatan que Annie está muy concentrada bordando, éstas le preguntan para qué lo hace.
-Oh Luisa, pareces tonta… eso es de seguro para Archy, pronto será su cumpleaños.
-Por favor Eliza, para que me sonrojo.
-Te gusta mucho ¿Verdad? Será mejor que te des prisa, no sea que alguien por ahí te lo quite.
Suelta de manera ponzoñosa e inmediatamente las miradas se posan en la espalda de la rubia, quien se encontraba estudiando muy concentrada ignorando completamente el entorno.
A la tarde siguiente en el descanso Archy le pide a su estimada Candice que le acompañe, caminan despreocupadamente sin percatarse que alguien seguía sus pasos.
-¿A dónde me llevas Archy?
-Tranquila, pronto llegaremos… es una sorpresa, ten calma
-¿Una sorpresa? Pero Archy, si es tu cumpleaños, quien debería darte la sorpresa debería ser yo, no tú a mí.
-Tontita… sabes que el mejor regalo que me puedes dar es tu compañía Candice, disfrutar de tu sonrisa es lo que más disfruto
-Por favor, qué cosas dices
-Ya basta…
-¡¿Eh?!
Exclaman los dos a la vez tras escuchar esa voz inesperadamente, automáticamente se giran para darse cuenta que es Annie Brither quien está tras ellos; la joven se sonroja pues estaba muy molesta por escuchar la manera en cómo se tratan entre sí. Tartamudeando prosigue:
-Yo… lo siento… yo quería darle éste regalo a Archy.
-Eres muy amable, pero no te hubieses tomado tantas molestias, no hace falta…
-No seas desagradecido Archy, ella ha querido tener un detalle contigo, se gentil y acéptalo.
-Está bien Candice, como tú digas.
Accede el joven tras las palabras de la rubia, por su parte Annie se molestó grandemente contra Candice, sin más que decir se despide de ellos y se marcha dejándolos solos. Éstos se miran un poco desconcertados, y sin más continúan su camino, hasta que llegan a un rincón del bosque que hay en el internado.
Para Archy fue una gran sorpresa al darse cuenta que había guirnaldas atadas entre los árboles y unas letras que decían “FELICIDADES”, su hermano y Anthony le tiran serpentinas cuando gritan “sorpresa”
-No me lo puedo creer, se supone que ustedes me estaban ayudando para darle a Candice una sorpresa y resulta que el sorprendido he sido yo.
-Ha, ha, ha… ¿Qué esperabas hermano? Fue ella quien nos descubrió y prefirió que te hiciéramos la fiesta a ti.
Los jóvenes sonríen mientras comparten de la merienda clandestina que han preparado, preferían reunirse ahí en vez del salón con tal de evitar a Eliza. Cuando finalmente terminaron decidieron regresar a clases, pero Anthony le pidió a Candice que le esperara un momento pues quería decirle algo importante.
-¿Qué sucede Anthony? ¿De qué querías hablarme?
-Candice… creo… este…
Duda por un momento el rubio, intenta buscar el valor necesario para poder decirle lo que desea. Por lo que se aclara la garganta y prosigue.
-… sabes que te aprecio mucho, me encanta estar a tu lado y cuidar de ti. Eres muy importante en mi vida y quiero que lo sepas.
-¿Qué… qué estás diciendo?
-Me gustas Candice… y quisiera que me dieras una oportunidad de poder conquistar tu corazón, no como primos, sino como el hombre que desea cuidarte, amarte y estar contigo hasta el final de mis días y formar juntos un hogar. ¿Qué me dices, aceptas ser mi novia Candice?
-Yo… yo… Anthony, yo… no sé qué contestar…
Su rostro está cubierto de carmín, el corazón le late velozmente ante tal declaración tan inesperada, de presto él le toma de las manos las cuales está frías de los nervios, en ellas él deposita un beso y le dice con voz dulce y pasible.
-Tranquila Candice, piénsalo un poco y me dices, si me aceptas o no. Ahora volvamos que se hace tarde.
La rubia lo observa silenciosamente, es incapaz de emitir palabra alguna, mientras que él la guía de regreso sin soltar su mano.
CONTINUARÁ...