LO QUE PASÓ EN LAS VEGAS NO SE QUEDÓ EN LAS VEGAS
CAPÍTULO 11
La mañana se esfumó para Lily y sus discípulas, todas habían ido menos Elisa, después del intenso ajetreo las mujeres tomaban alegremente sus alimentos en un elegante restaurant. Su visita a los centros comerciales de las mejores marcas de ropa fue demasiado fructífera, las compras incluyeron zapatos, bolsas, conjuntos, vestidos, accesorios y joyas. En ese momento se sentían las dueñas del mundo. Annie se olvidó del castigo de su familia recordando esos tiempos en los que no salía de las tiendas, buscaba estar a la moda, le encantaba comprar desmedidamente, aunque no usara algunos artículos. Para Susana era un sueño, ni con lo que ganaba en un año se podría comprar todo eso. Luisa estaba feliz, desde que su padre cayó en la ruina no había realizado compras de esta manera. — ¿Qué les pareció nuestro día de compras, chicas? — Preguntó Lily —¡Excelente! — Respondió la Marlow — Pero ¿De dónde sacaste tanto dinero? — Realizando una inspección en la recámara de mi ángel, ¡Encontré unos cuantos dolaritos! — ¡Unos cuantos! ¡Es una pequeña fortuna! — Comentó Annie — ¡Lo sé! Pero ¡Acostúmbrense! ¡Nuestros días a partir de hoy serán así! — ¡Estás muy segura Lily! ¿No temes que algo salga mal? — Continuó la Britter — ¡Miren! ¡Las cosas se pondrán un poco complicadas! Pero si nos mantenemos en nuestro pedestal, ¡Nadie! ¡Ni los chicos, nos podrán sacar de la mansión! — Pero ¡Puede llegar la esposa de Albert! — ¡A esa tonta no le tengo miedo! ¡En lugar de venir a ver qué pasa con su marido! Se quedó callada, ¡Yo hubiera hecho una revolución si me contesta una mujer el móvil de mi esposo! — ¿Qué haremos cuando regresen los muchachos y nos encuentren aquí? — ¡A eso me refiero, cuando digo, que las cosas pueden ponerse difíciles! — ¡En su momento, veremos! ¡Mientras disfrutemos, esto no se ve todos los días! — Lily no pensaba que pudiera perder, al contrario, era tan decidida que se enfrentaría a lo que fuera, con tal de mantener ese nivel de vida. Pero no se imaginaba, que su guerra comenzaría muy pronto.
George continuaba con sus pesquisas para saber cuál sería el punto débil de las damas conocidas en las Vegas, a la vez que quería descartar cualquier participación de Elisa Leagan en toda esa situación. Tenía claro que la cabeza de todo aquello era Lily, luego de conocer al magnate, era casi predecible, después de sus antecedentes, que intentara por todos los medios atraparle, sin importar si él estuviera comprometido o no. También, era necesario investigar cómo fue que Annie Britter, Susana Marlow y Luisa estaban inmiscuidas, considerando que ninguna poseía los medios para perseguir a los Ardlay en su recorrido vacacional. Por otra parte, faltaba Michell, quien aparentemente estaba tranquila, pero en cuanto tuviera conocimiento, tal vez dejaría de lado todo para ir con su esposo y aclarar ciertos puntos.
El fiel amigo de las familias Grandchester y Ardlay sumido en sus pensamientos fue interrumpido por su secretaria, que entró intempestivamente a su despacho. — ¡Señor! — ¿Qué pasa, Sandy? — ¡Es el investigador privado! ¡Dice que es importante que hable con usted! — ¿Está aquí o por teléfono? — Está afuera, esperando — ¡Hazlo pasar! — ¡Enseguida! — La eficiente joven le dio paso al jefe del grupo de investigadores encargados del asunto. — ¿Qué resultados me tiene, Artur? — ¡Algo que no le gustará, señor! — ¡Dígame, por favor! — Apremió Villers — ¡Son varias cosas! La primera es que se confirmó que la pelirroja, que está con el grupo de damas sí es la señorita Elisa — ¿Están seguros? — ¡Sí! ¡Se hizo una indagatoria en las Vegas para confirmar la identidad de la joven, quien, aunque ha tratado de que no se conozca su apellido, varias cuentas están a su nombre, mismas que hace con su tarjeta de crédito! Esto lo hace sin que las demás se enteren. Lo que nos hace pensar que, lleva una doble vida — ¡Eso no es suficiente para decir que se trata de una doble vida! — ¡Sabe que no informamos a menos de que estemos seguros!, ¡Vea estas fotos! — Dijo el hombre ofreciendo un sobre a George, vació su contenido sobre su escritorio y las observó. En ellas se veía a Elisa con un peinado diferente, portando variados atuendos demasiado llamativos, paseando con diferentes hombres en situaciones comprometidas. En algunas se le veía trabajando en el supermercado como cajera, en otras en diversos antros, junto con las otras mujeres. — ¿Qué más? — Cuestionó de nuevo Villers — El joven Neil ha estado en comunicación con ella, en una de sus conversaciones, que fue grabada, hablan de que él junto con otros tres jóvenes, pretende tender una trampa a la señorita Candy, entre esos muchachos se encuentra el señor Jake, antiguo novio de la joven Molly, los otros dos son dos pájaros de cuenta. — Dicen, ¿Cómo y cuándo llevarán a cabo su plan? — ¡Me temo que ya se ha llevado a cabo! ¡Fue anoche! — Respondió apesadumbrado el investigador ¿Por qué no se me informó de inmediato? — Reparó el confidente de los Ardlay — ¡Porque apenas recibimos la grabación, señor! ¡Disculpe, por favor! — ¡Bueno!, ¿Qué más? — ¡Esto es lo peor! — ¡Vamos, vaya directo! — Las damas en cuestión se han instalado en la mansión Ardlay! — ¡¿Cómo?! — ¡Supusimos que ya lo sabía, incluso que lo había autorizado! — ¡No! ¡Yo no sabía nada, mucho menos iba autorizar algo semejante! — No sabemos, ¿Cómo es que se metieron?, el día de hoy las hemos seguido y han despilfarrado una buena fortuna comprando ropa, joyas y varios artículos más. — ¡Por ahí hubiera empezado! ¿Algo más, que tenga que informarme? — ¡Por el momento es todo, señor! — ¡Bien! ¡Sigan con sus investigaciones e infórmeme de inmediato! — ¡Así lo haré, señor! —
Una vez que el jefe de investigadores abandonó la oficina, George tomó su celular para informar a Albert, tenía que saber lo que sucedía en la mansión, lo antes posible. Era un tema muy delicado para tratarlo por teléfono, pero era necesario que supieran para tomar las medidas pertinentes, sin embargo, el magnate nunca contestó, intentó llamar a cualquiera de los demás, pero sucedió lo mismo. Lo último que supo era que irían a Hawái, pero al momento, ninguno de ellos se había reportado, no podía hablar con alguna de las chicas, mucho menos con Michell, porque si no estaban ahí, podría poner más en aprietos a los cinco caballeros.
En tanto, en Hawái iba amaneciendo, todos estaban en el salón de la cabaña de las chicas, los ánimos se habían calmado, algunos invitados, estaban tumbados en los jardines o en la orilla de la alberca, algunas chicas se quedaron dormidas en los sillones, pero podía pasar una locomotora y no despertarían. La fiesta fue apoteósica, pero sobre todo el show de los strippers. Cuando Terry y Candy se encontraron los ojos de él, que en un principio fueron de sorpresa, poco tardaron en volverse gélidos, chispas de enojo salían de ellos. La rubia se dio cuenta de inmediato, sin embargo, todavía no se sobreponía de la sorpresa cuando fue tomada fuertemente del brazo por su novio — ¡Tú y yo tenemos que hablar señorita! — Al decir esto la llevó al otro extremo del jardín, los otros observaron la escena, era más que obvio que el inglés no llevaría la botella, así que Stear comentó — ¡Considero que, en lugar de beber, debemos buscar a las muchachas! — Archie le dio un sape a su hermano y anunció — ¡Tienes razón! ¡Buscaré a Molly! — Albert y Anthony se quedaron mirando, no obstante, el rubio mayor le preguntó a su sobrino — ¿Qué? ¿No irás a localizar a Karen? — ¡Sí! Pero conociéndola, prefiero esperar un poco. — …Jajaja… Se rio, era indudable el control que su próxima sobrina tenía sobre el chico así que le dijo — ¡Tienes que ir! ¡No tienes que temer nada! Finalmente, ella es la que tiene que explicar, qué es lo que pasó, ¿No crees? — ¡Tienes razón, iré a ver dónde anda! — El magnate miró alejarse a Tonny, pero se acordó de la botella y él mismo fue a buscarla.
La música seguía retumbando en los jardines, pareciera que no terminaría, un toque que daba punto final a la fiesta fue el brote de burbujas que salían de una máquina, Stear que buscaba a su novia, se olvidó por completo, maravillado con la espuma que para ese momento, ya invadía la alberca, una joven se acercó a pedirle una foto, él se emocionó aceptando, cuando posaba junto con la muchacha, ya tenía una fila de otras damiselas, que esperaban su turno, feliz sonreía para las imágenes, cuando un grito lo sacó de su entusiasmo — ¡Alistear Cornwell! — Él se apartó de la mujer, que tenía tomada de la cintura apresurándose a ir con Patty — ¡Patty! ¡Te andaba buscando! — ¡Claro tomándote tu tiempo! ¿Verdad? ¡Me puedes decir! ¿Qué haces aquí? Y ¿Desde cuando eres un stripper? — Stear se quedó paralizado, no sabía por dónde comenzar, mientras veía el rostro molesto de su prometida. — ¡Pues vine a verte! — ¡A verme! O a ¿Espiarme? — ¡A verte querida, a verte! — Al responder se fue acercando a ella, la había extrañado, no esperó más y la abrazó fuertemente. — ¡No creas que, con un abrazo evitarás explicarme! — Reparó Patty, que aceptó el abrazo, estaba feliz de verlo, después de tres semanas. Entre ellos dos, todo era muy sencillo, difícilmente se disgustaban eso los mantenía unidos.
Había sido tan exitoso el show, que era inevitable que las mujeres no voltearan a ver pasar a los chicos, eso sucedió también con Anthony, quién fue rodeado por un grupo de féminas que intentaban acariciarlo, pedirle selfis en acercamientos muy provocadores. La educación del rubio, no le permitió decir que no, aunque miraba con temor a los alrededores por si aparecía su fiera. El clamor de las damas, era tal que, solo se detuvo cuando una de ellas se acercó y le apretó un glúteo, lo que provocó además de un fuerte sonrojo, un sobresalto, ese toque sólo lo hacía en la intimidad Karen. Sorprendido se volvió para mirar y su rostro se congeló a ver a su novia. — ¡¿Karen?! — ¡La misma, cariño! — ¡Y…o! — ¡¿Tú qué?! — ¡Yo, estoy contento de verte! — ¡Se nota! Pero ¿Qué diablos haces aquí? — ¡Vine a buscarte! — ¡Y de stripper! ¿No? — Es lo mismo que yo pregunto, ¿Cómo que contrataste un show de esos? — Y ¿Tú cómo lo impediste? ¡Tomando su lugar! — ¡No permitiría que…! — ¡No permitirías! ¿Qué? — ¡Nada! ¡Es solo que no me gusta! — ¿No te gusta qué? ¡Que vea a otros hombres? — ¡No! ¡Porque yo no lo hago! — Karen observó a su novio, no era fácil que él externara sus sentimientos, así que le dijo — ¡Esta bien! Tenemos que hablar, pero ahora ¡Ven! ¡Tonto! ¡Sabes que te amo! — ¡Y yo a ti mi fiera! — Los dos se abrazaron, mientras se daban un tierno beso, que terminó por desanimar a las jóvenes que esperaban su foto.
Archie en lugar de buscar a Molly fue a sentarse al otro lado del salón en los cómodos sillones, aunque entendía que todo tenía una explicación, no sabía si valdría la pena enterarse, el tiempo que llevaba de relación con su novia, había sido suficiente para que su corazón quedara prendado de ella, pero la insistencia de Jake, sus intromisiones, así como la falta de un determinado y rotundo no al tipejo aquel, le hacía pensar, que tal vez ella no estaba preparada para el matrimonio. Se había divertido en esos días de descanso, pero al ver las fotografías se dio cuenta de que la extrañaba, los celos hicieron mella en él y ahora ahí tan cerca. El recuerdo de la sonrisa socarrona de Jake no se borraba de su mente. Inhaló profundo, como si al hacerlo sacara todos los pensamientos negativos de su cabeza. Se disponía a ir en busca de ella, pero al levantar la vista notó que era Molly, quien lo encontró primero. ¿Desde cuándo lo miraba? Cautelosos se observaron, ninguno sabía como reaccionar, fue él, quien avanzó para tomarle las manos — ¡Molly! — ¿Qué haces aquí? O más bien ¿Qué hacen todos en Hawái? — ¡Creo que eres tú, la que debes decirme! ¿Qué hace Jake en la isla? — ¿Cómo lo sabes? — ¡Por favor, Molly! Dime ¿Qué esta pasando? ¿Por qué estuvieron en un antro con Jake, Neil y otros tipos? — ¡¿Nos están espiando?! — ¡Nooo! ¡Es algo largo de explicar! Sí estoy aquí es porque ¡Te amo, me importas! ¡Por un momento pensé, que! — ¿Pensaste qué? ¡Que estaba con Jake! ¿Tan poco me conoces? ¡Sabes es mejor dejarlo así! — Pero ¿Dejar qué? — La chica ya no le contestó, se dio la media vuelta rumbo a los jardines; él se quedó parado, quería seguirla, pero los celos le estaban martillando la cabeza. Ella por su parte, no quería llorar, ¿Archie dudaba del amor que sentía por él? Por un instante dudó de seguir caminando, ¿Qué estaba haciendo? Siempre fue partícipe de hablar, ahora ¿Qué cambió? Dio la vuelta y lo vio, ambos se fundieron en un abrazo, ansioso, completo y comprensivo. — ¡Tenemos que hablar! — Dijo ella — ¡Ahora no, deja me lleno de ti! — No hicieron falta palabras, al final arreglarían todo.
Del otro lado de los amplios jardines se llevaba a cabo una acalorada discusión, donde los celos eran el principal protagonista de la contienda. — Pero, ¡Terry! ¡Cálmate! ¿Cómo quieres que te explique? ¡Si no me dejas hablar! — ¡¿Hablar?! ¿Cuántas veces lo hemos hecho por celular? ¡Tuviste muchas oportunidades de contarme lo que pasaba! Y ¡Nunca lo hiciste! ¿Qué esperas que piense? El idiota de Neil acechándote y ¡Tú sin decirme nada! ¡Y cuando me entero, no es por ti! — ¡Eso deberías explicarme tú! ¿Cómo y por quién te enteraste? — ¡Eso es lo que menos importancia tiene! ¡Solamente fueron tres semanas, Candice! ¡Tres semanas que estuvimos separados! Si no supiese que contrataron un servicio solo para mujeres, acaso ¿Me lo hubieras dicho? Dijo él dándole la espalda — La rubia se quedó callada, nunca se plantearon, que sus novios se enteraran del show de strippers, pero Terry estaba obcecado, no dejaba que ella le comentara el por qué de todo eso. — ¡¿Amor?! ¡Tranquilízate! — Le decía ella tomando su hombro para que se volviera a verla. Como siempre sucedía el toque entre ambas pieles detonaba descargas eléctricas en ellos, él se calmó para decirle — ¡Candy! Son muchas cosas las que tienes que explicar… — No sólo yo, Terrence ¡Tú también tienes que aclarar qué haces en la isla y como stripper! ¿Cómo fue qué decidiste robar el show que teníamos planeado? — ¡Con que quieres volver al inicio! Entonces ¡Dime! ¿Desde cuándo eres asidua ese tipo de espectáculos? Pero, sobre todo, ¿Qué demonios hace Neil aquí? — ¡Si, sigues con esa actitud no podremos hablar! — Albert, que los observaba desde lejos, no quería intervenir, pero de seguir así, esos dos, lo más seguro es que no hubiera boda y no alcanzaba a saber hasta dónde Neil, o Elisa lograría su objetivo.
A su lado llegaron Stear y Patty, Karen y Anthony, quienes miraron a la dirección, donde los ojos celestes de Albert estaban enfocados. — ¡¿No intervendrás, Albert?! — Preguntó el inventor — ¡No lo sé! Terrence tiene un carácter difícil y sólo Candy lo puede controlar! — ¡No sé ve que haya control en ninguno de los dos! — Comentó Anthony — ¡Déjenlos, ellos solos tienen que encontrar la solución a sus problemas! — Intervino Karen — Yo más bien creo que si no intervenimos, ninguno tendrá la explicación que necesitan, incluso nosotros mismos — Aclaró Patricia — ¡Exacto! — Apuntó el rubio mayor — ¡Vamos todos! — Así lo hicieron, los cinco se pararon alrededor de la pareja, sin intervenir en la discusión, fue el inglés, quien los vio de reojo — ¡¿Ustedes?! ¿Qué quieren? — ¡Calma, amigo! — Respondió el magnate levantando las manos en señal de rendición — Lo único que queremos impedir es que se enfrasque en una pelea sin sentido. ¡Vayamos al interior de la cabaña!, todos debemos hablar del por qué estamos aquí, a la vez que ellas podrán explicar el motivo de esta fiesta. — La rubia aceptó, tomando el brazo de su novio, quien todavía estaba renuente a la petición de su amigo.
Ya en la sala, todos sentados escuchaban a Albert, que hablaba — Mientras estábamos en la Riviera Maya los chicos recibieron videos y fotografías de ustedes con Neil y Jake a los celulares que les fueron robados, por lo que solicité a George que investigara, los números de donde los mandaron y la veracidad de la información. — Así fue como George nos informó que las imágenes y vídeos eran originales, es decir, no se trataba de fotomontajes — Contaba Stear — Nos dijo también que Neil y Jake estaban aquí, junto con otros dos bribones — Intervino Archie, quien miró a Molly — Fue entonces que el buen amigo Villers contrató guardias de seguridad para ustedes — Apuntó Anthony — A la vez que nos dijo que, harían una fiesta y para ello contrataron un show solo para mujeres — Continuó Terry, que ya apretaba la mandíbula — Es por ello, que estamos aquí — Finalizó Albert — ¡No estábamos dispuestos a que nuestras prometidas cayeran en la tentación de unos tipos feos! — Decía el inventor. Poco a poco las chicas fueron entendiendo el motivo de la llegada intempestiva de sus prometidos. — Y ¿De quién fue la idea de venir? — Preguntó Karen — Los caballeros guardaron silencio, no podían decir nada, era un ritual sagrado, no echar de cabeza a los amigos, así que bajaron la mirada — ¡Esta bien! ¡Fui yo! ¡También fui yo, quien decidió que mi novia no viera a otro hombre que no fuera yo! — Exclamó el castaño levantándose de súbito. El silencio fue sepulcral, nadie se atrevió a comentar nada, sin embargo, Candy que se encontraba sentada junto a su novio, se levantó y lo abrazó por la espalda. — ¡Calma, cariño! ¡Ahora todo esta bien! — Él se volteo y mirando a las verdes esmeraldas de los ojos de su novia dijo — ¡No! Todavía falta que nos expliquen ¿Por qué todo esto? — No tiene nada de anormal — Intervino Karen — Como ustedes ya saben Neil y Jake nos estuvieron molestando — En un principio pensamos irnos, pero entendimos que no podríamos estar huyendo cada vez que ellos aparecieran — Continuó Patty — Así que decidimos darles un escarmiento — Dijo Molly — Karen contactó a su viejo guarda espaldas, quien nos ayudó a preparar el Operativo al desnudo, que consistió en engañar a esos sujetos para que vinieran, aunque ellos tenían preparado un plan para perjudicarnos, nosotros nos adelantamos — Decía Candy — Así que cayeron en la trampa, lo demás ¡Ustedes lo vieron! ¿Qué digo? ¡Lo protagonizaron! — Exclamó de nuevo Patricia — Pero ¿Para qué los strippers? — Cuestionó Terry — ¡Para que creyeran que estábamos en una fase liberal y creyeran que seríamos presa fácil! — Apuntó Karen. — El objetivo principal era grabarlos en las condiciones en las que los vieron, así tendríamos un as bajo la manga, les dijimos que si volvían a meterse con nosotras esos vídeos inundarían las redes sociales — Concluyó Molly — …Jajaja… Todos soltaron tremenda carcajada, los ánimos se relajaron, la conversación se extendió hasta medio día. — ¡Chicos! — Habló Albert, qué les parece si nos regresamos a Nueva York, tal vez podríamos tomar la última semana de vacaciones en Chicago, pero todos juntos. — La idea les pareció lo mejor a todos, quienes para la tarde tenían preparados sus equipajes para abordar el jet real y regresar a la ciudad que nunca duerme. En el trayecto las bromas no paraban, sobre el espectáculo de los chicos, todas ellas les pedían un baile, el cual fue concedido, obvio con ropa. A los caballeros se les olvidó contar o no quisieron contar lo sucedido en las Vegas, situación, que, en unas horas, se les vendría de golpe.
Parecía mentira que, ninguno de los cinco caballeros tuviera señal, George buscaba por todos los medios informar lo acontecido en la mansión Ardlay, pero le fue imposible, no pudo prevenir a los viajeros de la sorpresa que les esperaba al llegar a Nueva York y menos que, el sobresalto sería en conjunto con las próximas o aún así lo creía esposas de los hombres más jóvenes, incluso no sabía si Michell seguiría buscando a su esposo.
Continuará…