SI YO FUERA UN...
El cansancio se ha apoderado de mis piernas, parece que unos yunques están atados a mis pies. ¡Hace frío! ¡Apenas me doy cuenta! No sé cuánto he caminado, la nieve yace en mi capa, pero no he sentido la humedad. La obscuridad instalada en mi departamento se yergue como el vacío que siento en mí interior. ¡No, no quiero luz!, ¡¿Para qué?! Por un momento, me pierdo en la obscuridad, a tientas llego a mi habitación, pero mis sentidos se inundan con su aroma, mis ojos la buscan, pero no la encuentran. Mis parpados no quieren abrirse, ¡Me gustaría que se quedaran así, cerrados como mis deseos!
Sacudo mí cabeza, ¡Me niego a sentir! ¡No quiero tener esta sensación de abandono nuevamente!, ¡De no ser libre! ¿En qué momento sucedió esto? ¿Cómo fue que me quedé callado? ¡No lo sé! ¡Todo sucedió tan de repente, que mis sentidos se nublaron, la desesperación, pero sobre todo esta maldita culpa! Si fuera diferente, ¡Sí por un momento pudiera regresar el tiempo! ¡Quiero correr! ¡Salir tras ese tren! ¡Regresar a los tiempos del San Pablo! Pero todo es inútil, ¡Tengo que vivir así!...
La ansiedad se cuela poco a poco en mi corazón, mi pecho puede sentirlo, mis pensamientos tratan de asimilarlo, pero la realidad es tan brutal, que no me da opciones… Me siento al borde de mi cama, una gota de agua cae al suelo, me doy cuenta de que no me he quitado la capa, lentamente, me levanto, casi en automático desanudo los cordones y cae, todavía hay algunos copos de nieve que se niegan a deshacerse, así como me niego yo a seguir viviendo. ¡¿Vivir?! ¡¿Tiene algún sentido?! ¡No lo sé! Ella era la única por la que quise hacerlo. Cuando la conocí, tampoco quería seguir en esta vida, pero en mi interior supe de inmediato que ella se convertiría en mi razón para seguir.
¡Siento frío! Mis manos están heladas, mis pies se niegan a caminar. Si por un momento se expandiera el frío de mi alma a mi cuerpo y mi corazón dejara de latir, ¿Qué tontería? ¡Ni siquiera eso me sucede! Pareciera que todo lo bueno de mi vida, estuviera destinado a desaparecer. ¿Por qué? ¿Por qué?... A pesar de lo congelado de mis manos las llevo a mi cabeza para tapar mis oídos y dejar de escuchar mis pensamientos. Hago mi cabello para atrás, tiro de él con ganas de arrancarlo. Esta desesperación me consume, ¿Será que, hasta la mañana, pasará? ¡Que la noche sea capaz de llevarse consigo este sentir!...
Busco en mi chaqueta una cajetilla de cigarros que compré en el camino, el entumecimiento de mis dedos impide abrirla, al no poder la lanzo con furia, con fuerza recargo mis manos en la mesa, ¡Cielos! ¡Sin tan solo fuera un cualquiera! Uno de esos hombres que no tienen honor, correría en este instante a la estación de trenes, ¡Puedo hacerlo! ¡Quiero hacerlo! Pero ¡Ella, ella…! ¡Me rechazaría! ¡Fue tan cruel! ¡No se volvió a mirarme! ¡No le importó que se despedazara mi alma! ¡Simplemente se fue!... ¿Qué digo? Si fui yo quien se quedó callado, fui yo quien se decidió por Susana, sí ¡Susana! Pero ¡¿Qué estúpido fui?! No me di cuenta de lo que intentaba, mi emoción por ser el actor principal me envolvió tanto que no pude ver o ¿No quise ver? Es verdad, nunca me ha interesado que las personas sepan de mi vida privada, no tenía por qué decir nada a esa chica… Jajaja… ¡¿Quién diría?! ¡Ahora se ha adueñado de mí! ¡De mi futuro! ¡De mis ilusiones!... ¡Si fuera un cualquiera!... Si lo fuera ella, no se hubiera aferrado a mí. Ella dice que es amor, pero no lo creo, ¡Eso, eso no es amor! Creo que es… ¡Obsesión! ¡Si yo fuera un cualquiera, no tendría tantas ataduras en mi historia y la libertad sería mía, aunque quisiera sentir algo diferente a la culpa, al deber… ¡No puedo! ¡Lamento no ser ese hombre que deseas Susana!, ¡No soy hombre para ti!
La sensación de abandono inunda mi alma, desde niño me he sentido así, sin madre, ni padre, nada, sólo mí soledad ha sido mi fiel compañera. ¡Entonces! ¿Para qué nací?, no puedo negar que ser hijo de un duque me permitió tener una educación diferente, de no ser así, no la hubiera conocido en ese barco. Por un momento, mi desesperación me llevo a pensar que era preferible no haberla conocido, pero no, ¡La alegría, el amor, la percepción de paz y seguridad, solo lo encontré con ella y en ella! Su compañía me ayudó a olvidar mis decepciones, todos aquellos tortuosos sentimientos de rencor, dolor, tristeza, se fueron disipando; su historia junto a la mía se convirtió en una narrativa común, la combinación de nuestros sin sabores y alegrías formaron el centro maravilloso del amor. ¡Diablos! ¿Por qué me torturo de esta manera! ¡Debo de ser un hombre, cumplir mi deber con Susana y olvidar! ¡Olvidar! Lo digo como si fuera tan fácil…
A veces pienso que no debí irme de Londres, de buscar otras alternativas que nos permitieran robarle trozos de espacio al tiempo. ¡Demonios! ¿Para qué? ¡Ya no es posible! ¡Ella me dejó! O ¡Yo la dejé ir! ¡Soy un estúpido! ¡Me digo hombre! Ser hombre es tomar decisiones, enfrentar las situaciones adversas con calor, hacer todo lo necesario para ser feliz. ¡Eso es!... Sin pensarlo más tomo esa bendita decisión para robarle al tiempo mi derecho a ser feliz. Agarro de nuevo mi capa, una bufanda y salgo a toda prisa, ¡Solo ruego a Dios, que…! ¡Qué ella lo acepte! Pero antes tengo que alcanzar el bendito tren.
Salgo corriendo, mi auto tiene nieve por todos lados, con mis manos la quito como un loco, ¡No puedo perder más tiempo! ¡Mi querida Teodora! ¡Cuanta falta me haces! A pesar de la nieve, voy a toda velocidad, es algo tarde, no hay muchos vehículos a mi paso, sigo… sigo, ¿Por qué no lo hice al salir de ese maldito hospital? Llego a la estación de trenes, dejo el auto mal estacionado y corro, veo un tren partir, ¡Reaccioné demasiado tarde!... Una sola palabra emite mí voz… ¡Candy! Me quedo parado observando el humo que va dejando la locomotora, cuando mí vista ya no distingue más que los rieles, mí alma muere, la desolación hace presa de mí. ¡Quiero olvidar! ¡Necesito olvidar o me volveré loco! Quiero un trago, ¡Total! ¡¿A quién le importa?!, vuelvo sobre mis pasos, mis ojos se iluminan al verla sentada ahí, ¿Es ella? O ¡Estoy alucinando! Camino poco a poco, la veo llorando sumida en sus pensamientos, por un momento me detengo, ¡La quiero contemplar así!... ¡Tal vez ahora si soy un cualquiera! Ese que no tiene culpas, obligaciones impuestas, ¡Sí! ¡Ese soy yo!...
El viento es gélido, ¡No se qué hago aquí, sentada! ¿Qué espero? Desde la azotea de ese hospital, sentí que no debía estar ahí, ¡Aquí en Nueva York! Todas mis esperanzas se han congelado como mi nariz. Nunca me imaginé que sucedería esto, ¡No me esperé separarme de Terry así! Desde que lo conocí, a pesar de mí dolor por la muerte de Anthony, no encontré sosiego hasta encontrarlo a él. Fue hermoso el tiempo que compartimos, las travesuras, nuestras escapadas, los matices de su voz, el increíble color de sus ojos, podrían pasar de un azul como un mar en calma, a uno obscuro como la noche en medio del océano. Los matices de su personalidad engreída, enigmática, protectora y cálida. En ¿Qué momento me enamoré? ¡No lo sé! ¡Solo sé que veía su cara hasta en la sopa!... jajaja… ¡Terry, mi dulce Terry! No tengo idea de cómo acercarme a ti, pero ¡Lo haré! Por eso me quedé, ¡No es posible terminar así! ¡Susana debe de entender! Juntos podremos ayudarla y con el tiempo, ella se dé cuenta, que no es mi voluntad que los sentimientos de Terrence cambien porque me voy, ¡En el corazón no se manda! Y los nuestros están entrelazados desde el inicio.
Por esta vez seré una chica cualquiera, una de esas que no le importa lo que dirán los demás, una mujer, que defiende su amor, que quiere ser egoísta para no soltar aquello que me hace sentir viva. Una joven ilusionada que vino desde Chicago para quedarse en esta ciudad, porque el hombre que ama así lo quiso, al mandar un pasaje solo de venida. ¡Sí, soy una muchacha cualquiera! Una que hará todo lo que pueda para blindar su relación con los lazos indestructibles que el tiempo forjó, desde el colegio, desde Escocia, desde el Mauritania.
Cuando la vi dispuesta a suicidarse, pensé que su amor era más fuerte, que el mío, pero no, cuando caminaba por la nieve la opresión en mi pecho, el desconcierto, pero sobre todo la desolación, no me permitieron verlo con claridad, lo que Susana siente ¡No es amor! ¡Es chantaje! ¡Un chantaje cruel, sucio y nocivo! De una mujer cualquiera, ¡Sí! Susana es una muchacha cualquiera, aquella que no se detiene ante nada para lograr lo que quiere, a costa de un hombre con sentimientos de culpa y deber. Una chica caprichosa, que no pensó en su madre, que es cobarde al no enfrentar con entereza su situación, ¡Que pretende vivir a costa de otra vida! Una vida con alma libre, que ahora se siente atribulada al tener que quedarse así, con una persona que no ama.
Tal vez esta es mi oportunidad de cambiar las cosas, siendo una chica cualquiera, no debe importarme lo que le prometí a Susana, ¡No tengo por qué seguir esa promesa! Sí Terry le debía su vida, ¿Por qué lo quiere matar, y atar? Tanto ella, como su madre, ya lo consideran de su propiedad, pero ¿Por qué culparlo? ¿Por qué arrastrarlo a una existencia en cautiverio? ¡No! ¡Yo no puedo dejarlo solo! ¡Bien Candy! Es momento de actuar, seguramente ya llegó a su departamento, pero ¿Sí se quedó con Susana en el hospital? ¡No importa! ¡Lo esperaré afuera, aunque me congele! Me pongo de pie, el viento sopla más fuerte y se ve que caerá una nevada, cojo mi maleta y apretando con una de mis manos mi pecho me dirijo a la salida, miro hacía abajo, ¡No traigo una bufanda! ¡En verdad, que el viento es gélido! Avanzo algunos pasos rumbo a la salida, ¡Espero que haya un carruaje! Con el aire tan fuerte, se me ha caído mi gorro, mí cabello como siempre tan rebelde se agita, por la premura no lo até en coletas. Me detengo lo busco por todos lados y no lo veo; resignada a perderlo camino de nuevo, pero me topo con una mano que me entrega mi gorro; sin mirar lo tomo y agradezco a la persona que me hizo el favor, levanto la vista y mis ojos no creen lo que ven, ahí de pie, las ráfagas de aire provocan que su melena se disperse al igual que la mía, nos miramos a los ojos, que están cristalinos con unas pequeñas lágrimas que amenazan con salir. Él se acerca me quita de la mano el gorro y lo pone en mí cabeza para luego decir — ¡Te quedaste! — Y ¡Tú viniste por mí! — ¡Perdóname! ¡Por un momento no supe qué hacer! — ¡Perdóname tú! ¡Yo pensé que lo mejor era irme! — ¡Creo que mi pecosa ha cambiado! Y ¿Sabes? ¡Yo también! ¡He decidido se un hombre cualquiera! ¡Velar por nosotros! ¡Sin que importe lo que digan los demás! — ¡Yo… yo, yo igual seré una chica cualquiera! ¡Que defenderá nuestro amor! ¡Susana y su madre tendrán que entender! — Y ¡Sí no lo hacen, no nos importará! Sabes ¿Por qué? — ¡No! — Porque ¡Ambos seremos unos cualquiera! ¡De esos locos que todo lo hacen por amor! — ¡Te amo Terry! — Y ¡Yo a ti pecosa!...
Fin.