Sin duda hoy es uno de esos día en los que me pregunto cómo termine aquí y de este modo, son momentos en los que sin duda hay añoranza del pasado.
Mis recuerdos me llevan a mi infancia cuando éramos tan felices los tres, tú mi querido hermano al que tantas veces admiré y en lo secreto envidié porque sabías lo que querías, tus inventos fallidos nunca te desanimaban al contrario te hacían querer ser mejor y Anthony con el bello cultivo de sus rosas acabó creando la dulce Candy.
Hoy de esta mansión no queda nada más que escombros, La familia Ardlay dejó de ser lo que era en antaño. Perdieron todo con la gran depresión y yo pensé que podría ser feliz con la hermosa Annie, que de dulce no tenía nada descubrí su verdadera faceta de interesada y Mezquina, cuando los Ardlay perdieron todo y por consiguiente la fortuna que había heredado desaprecio pues estaba en inversiones del consorcio, ahí es cuando todo cambió sus malos tratos y sus exigencias me hicieron ver su verdadera cara, hicieron de mi la persona que que jamás pensé que sería. Aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
—¡Por favor! basta Archie, ya no me golpees —rogaba Annie—. Perdoname por solo haber dicho la verdad que eres un don nadie, tu hermano al menos tuvo un motivo para su vida pero tú…
Sus palabras ahondaron en mi alma y me hicieron cruzar la línea de la que no habría vuelta atrás, la tome por cabeza y la azote contra la pared, una fuerza sobrehumana emergió de mi ser, fue una y otra vez hasta que la sangre quedó esparcida en la pared y mis manos. No había nadie en nuestra casa, sus padres estaban de viaje así que decidí deshacerme del cuerpo y limpiar todo perfectamente, mi ropa la quemé y al otro día la reporté como desaparecida en la policía. Todos sabían que ella renegaba de mi pobreza y se le había visto con otro hombre así que la policía jamás sospechó de mí. Dijeron que había huido con su amante.
Pero esa sensación, de teñir mis manos de sangre, la adrenalina en todo mi cuerpo se volvieron en mi una adición trato de controlarme pero cuando ya no puedo más lo vuelvo hacer y vuelo a esta mansión para calmarme y enterrar los cuerpos de esas personas que seguramente nadie extrañara.
Mis recuerdos me llevan a mi infancia cuando éramos tan felices los tres, tú mi querido hermano al que tantas veces admiré y en lo secreto envidié porque sabías lo que querías, tus inventos fallidos nunca te desanimaban al contrario te hacían querer ser mejor y Anthony con el bello cultivo de sus rosas acabó creando la dulce Candy.
Hoy de esta mansión no queda nada más que escombros, La familia Ardlay dejó de ser lo que era en antaño. Perdieron todo con la gran depresión y yo pensé que podría ser feliz con la hermosa Annie, que de dulce no tenía nada descubrí su verdadera faceta de interesada y Mezquina, cuando los Ardlay perdieron todo y por consiguiente la fortuna que había heredado desaprecio pues estaba en inversiones del consorcio, ahí es cuando todo cambió sus malos tratos y sus exigencias me hicieron ver su verdadera cara, hicieron de mi la persona que que jamás pensé que sería. Aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
—¡Por favor! basta Archie, ya no me golpees —rogaba Annie—. Perdoname por solo haber dicho la verdad que eres un don nadie, tu hermano al menos tuvo un motivo para su vida pero tú…
Sus palabras ahondaron en mi alma y me hicieron cruzar la línea de la que no habría vuelta atrás, la tome por cabeza y la azote contra la pared, una fuerza sobrehumana emergió de mi ser, fue una y otra vez hasta que la sangre quedó esparcida en la pared y mis manos. No había nadie en nuestra casa, sus padres estaban de viaje así que decidí deshacerme del cuerpo y limpiar todo perfectamente, mi ropa la quemé y al otro día la reporté como desaparecida en la policía. Todos sabían que ella renegaba de mi pobreza y se le había visto con otro hombre así que la policía jamás sospechó de mí. Dijeron que había huido con su amante.
Pero esa sensación, de teñir mis manos de sangre, la adrenalina en todo mi cuerpo se volvieron en mi una adición trato de controlarme pero cuando ya no puedo más lo vuelvo hacer y vuelo a esta mansión para calmarme y enterrar los cuerpos de esas personas que seguramente nadie extrañara.