Confrontación y celos
POV Candy
Debí haberme quedado en casa, debí haber aceptado el consejo de Pony, ¿por qué ahora? ¿por qué con él? ¿por qué con ella? ¡Y en este lugar!
—¿Qué haces aquí? —me pregunta Terry, concentrándose por completo en mí, sus ojos azules me recorren por completo, y doy gracias a Dios estar llevando una sudadera que cubre muy bien mi vientre.
—Ese no es tu asunto —contesto, pretendiendo seguir mi camino a la entrada del hospital.
—Sabes que no me gusta que me dejen con la palabra en la boca, Candy.
La mención de mi nombre usada en manera informal, provoca que mis nervios se alteren y que la sangre me hierva, y no era que me molestara que me llamaran así, pero sí me llenaba de rabia, oír que precisamente él me llamara así.
—Soy Candice White Ardley, no Candy.
—Pony te llama Candy.
—Pony es de mi confianza, tú no, además, teniendo a tu prometida al lado, no creo que se sienta a gusto, viendo como conversas con la ex esposa, ¿cierto? —miro a Susana y ella muerde sus labios, tratando de no perder la “la educación”—. Y menos que la llames de esa manera tan casual.
—Terry, por favor, vayamos adentro, la cita para ver a “ Nuestro bebé” será en cinco minutos —su voz dio énfasis cuando habló del hijo que esperaban, creyendo que eso me ardería el hígado, y siendo honesta. Solo me provocó lástima, pero no por ella, era por el bebé, que no tendría la culpa de ser hijo de ambos.
—Escucha a tu prometida, Terruce, una mujer embarazada necesita que sus deseos sean atendidos.
—Pues así tiene que ser —me contesta Susana, dejando de ser esa delicada y tierna mujer embarazada a convertirse en una mujer que está dispuesta a atacar y morder.
—Ya la escuchaste, Terruce, con permiso —respondo, dejándolos solos esta vez.
Aunque no los veo, puedo sentir como si me mirara por la espalda, incluso los escalofríos me recorren, pero temo que pueda darse cuenta de mi embarazo, por lo que rápidamente busqué el baño y me encerré.
Procedo a abrir el grifo, dejando que el agua caiga y sin pensarlo mucho, me mojo la cara, quitándome todo el mal humor que sentí por culpa de ellos.
—Tranquilo bebé —digo, levantando mi sudadera, y dejando al fin notar mi vientre algo notorio—. Esa mujer y mucho menos nada que tenga que ver con ellos, no deben saber de ti.
—————
POV Terry
—Bien, todo se ve en orden, el tamaño y peso del bebé es el adecuado —dice el doctor, mientras va haciendo el ultrasonido de Susana.
—Oh que maravilla, ¿Oíste eso Terry? Nuestro bebé está bien.
Siendo sincero, no estaba muy emocionado, de hecho me encontraba hasta distraido. No puedo estar concentrado, simplemente me pregunto una y otra vez, ¿qué hacía Candy en el hospital? ¿Estaría enferma?
—¡Terry! —Susana vuelve a llamarme, pero está vez con más insistencia.
Con fastidio vuelvo a mirarla, y ella pide al médico que guarde silencio.
—¿Podrías al menos fingir que no viste a esa idiota? ¡Estoy esperando a tu hijo! ¿Mi cuerpo está deformándose para dar a luz a tu bebé, Terruce Grandchester!
—Señora, no se altere, recuerde que todo lo que usted haga, afectará en su bebé.
—¡Pues dígale a él! —ella solloza y cubre su rostro con sus manos—. Estoy embarazada de tu hijo, Terry… —llora desesperadamente, lo cual solo me irrita, pero luego me siento un miserable. Es ella quien está embarazada, es ella la que está pasando por esos cambios de humor, y debo hacerme cargo de mis acciones.
—Perdoname, Susana —digo, acercándome a abrazarla—. Ya no llores, te lo pido. Le hará mal al bebé, te prometo que ya no pensaré en nadie más que no sean tú y nuestro hijo —le digo, acariciando su vientre.
…
El examen finaliza, Susana está pegada a mi brazo, parece un zancudo fastidioso que me quiere chupar la sangre, pero la diferencia es que a ella no puedo echarle insecticida, solo me queda aguantarla y darle todo lo que necesitaba.
—Terry, tengo sed, ¿podrías traerme una soda?
—¿Soda? Pero eso tiene alto contenido de azúcar, le hará daño al bebé.
—Recuerda lo que dijo el médico, debes apoyarme.
¡Mierd@! En qué mal momento, tuve que meterme con Susana.
Asiento sin poder cambiar mi cara de seria, y dejo a Susana en el auto, en lo que yo voy por la dichosa Soda.
Al menos no es del todo malo, pues puedo alejarme de ella.
…
Llego al dispensador, donde después de ingresar mi billete, recibo lo que necesito.
De repente, recibo una llamada, se trata de Mark.
—Jefe, acaba de llegar un recibo que se está cobrando a nombre de la empresa.
—¿Recibo? Pero si no se ha hecho ningún pedido.
—Se trata de cinco juegos de joyas, señor Grandchester, de acuerdo a los datos, dice que la compradora es la señora Susana Marlow.
—¿¡Qué!?
Esto debía ser un error, o alguna tontería, pero recuerdo a Susana y su fascinación por estás piedras preciosas.
—Mira, Mark, déjame ver como soluciono esto, ¿sí? Pero de que esto no vuelve a suceder, no va a ocurrir.
Cuelgo y aprieto la lata, mas cuando levanto la vista de la bebida, veo a Candy a lo lejos, quien rie alegremente junto a… ¿Archie?
¿¡Qué hace él con Candy!? ¿¡Por qué están juntos!?
Entonces, una idea pasa por mi cabeza.
¿Juntos? ¿Sería posible eso? El idiota de Cornwell siempre estuvo enamorado de ella, ¿Y ella le sonrié como si nada?
No me doy cuenta que estoy rayando en la rabia, hasta que escucho la tapa de la lata abrirse por la fuerza que hago con mis manos al apretarla.
¡Hijo de perr@! Atrévete a tocarla y te corto la maldita mano.
Continuará…