CAP. 3
Con los primeros rayos del sol la señora Andrew se levanta de la cama y le pide ayuda a su mucama para vestirse. En el comedor ya se encontraba la tía tomando el desayuno, la saluda con un beso en la mejilla y toma su lugar para poder intentar ingerir algún alimento. Cuando de presto escuchan la llegada de un vehículo y segundos después la entrada principal abrirse.
Las mujeres esperaron en sus lugares pacientemente a que Anthony apareciera, había subido a tomar una ducha y cambiarse de ropa antes de ir a trabajar. Finalmente pasa por el comedor a sabiendas que Elroy y Candy estaban ahí, el mayordomo se lo ha notificado y no podía marcharse sin despedirse de su tía.
-Buenos días tía.
-Buenos días Anthony… dime ¿A caso no piensas saludar a tu esposa? ¿Qué clase de modales son esos?
-Tía…
-Anda, no me hagas repetirlo otra vez.
Y a regañadientes el joven se acerca a su esposa y le deposita un beso en la mejilla, Candy no dijo palabra alguna.
-Anthony, no recuerdo haberte enseñado esos modales y que yo sepa en Londres no educan de esa manera, pero…
-Tía por favor…
-De "favor" nada Anthony. Sé que es normal que en un matrimonio hayan ciertas desavenencias, y son esos problemas los mismo que ayudan a afianzar la relación, una vez ya superados. Pero de ahí a tratar a Candy en la forma en como lo hiciste ayer está muy lejos de lo aceptable. Por lo que será mejor que le des una disculpa a ella por tu comportamiento inadecuado.
-Tía, le suplico que por favor no se meta en ésto. No sabe de lo que está hablando.
-¡Claro que lo sé muy bien! Crees que Candy tiene un amorío con el señor Smith, por favor, qué pensamiento más absurdo.
-Por lo visto no has tardado en poner de tu parte a la tía Elroy. Estupendo.
-¡Insolente! Solamente me estoy poniendo del lado de la justicia, y soy lo suficiente mayor para poder darme cuenta que estás obrando mal. Para tu información, el señor Smith es quien se ha estado encargando todo este tiempo del patrimonio de tu esposa; tras el fallecimiento de María y Robert Wright, fue Smith quien ha estado velando por los intereses de Candy para proteger la herencia que le dejaron sus padres. Y si de repente a aparecido es porque ha recibido la oferta sobre la casa en Escocia, donde ella vivió con sus padres. Hasta ahora había sido William quien se encargaba de todas éstas cosas, pero éste le dijo que hablara personalmente con tu esposa, ahora Candy es adulta y está casada contigo, si hubieses estado aquí y no en viaje de negocios te habrías enterado de primera mano.
-Tía yo… yo no tenía idea.
-Claro que no tenías ni idea. Has estado todo éste tiempo obsesionado por ocupar una plaza entre los socios y velar por los intereses de los Andrew que se te olvidado velar por los intereses de la persona que debe ser la más importante para ti. Tu esposa.
Por unos segundos se hizo el silencio entre ellos, entre procesando la información y buscando las palabras adecuadas para decir.
-Lo que es más indignante es que te dejes llevar por unas fotografías, en vez de estar con tu señora le has puesto un investigador que persiga y vigile todos los pasos que da tu mujer, pero ¿Qué tienes en la cabeza?
-Yo no he hecho tal cosa tía.
-Entonces ¿Cómo es que llegaron estas fotografías a tus manos?
-Eh… simplemente llegaron tía.
-Tonterías… si no has sido tú quien las ha encargado ¿Quién más tendría interés? Esto solo es para manchar la reputación de Candy, quien siempre se ha comportado como una señora de respeto. No entiendo cómo pudiste dudar de ella. Ha sido un acto con alevosía ¿es que no lo ves?
-Lo siento tía, me equivoqué.
-Y que bien que lo reconoces, porque ahora tendrás que hacer un gran esfuerzo por recompensar a Candy por semejante estupidez que has hecho.
-¿Qué quiere decir tía?
-Lo que quiero decir es que Candy se viene conmigo a Londres.
-¡¿Cómo?!
Responde la pareja a la vez, ambos están sorprendidos por la decisión que la señora ha tomado sin siquiera haberlo preguntado. Elroy ni se inmuta ante la cara de sorpresa de ambos por lo que prosigue con su sermón.
-Así como oyes; ella se vendrá conmigo a Londres, ahí podrá tomar la decisión si y vender o no la propiedad, pedir más dinero o ajustar el valor de acuerdo al estado de ésta. Le vendrá bien un cambio de aires y tú podrás tomarte una licencia o vacaciones, como prefieras llamarlo, dejando los negocios de Chicago y acompañar a tu señora en el viaje.
-Pero tía, yo no puedo…
-Claro que puedes, si realmente quieres enmendar tu error de anoche. Además, va siendo hora que pases más tiempo con ella, llevo casi tres meses con ustedes y pasa más tiempo en la oficina que con tu esposa ¿Cómo pretendes darme un nieto si ni siquiera vives en tu casa con tu señora? Los hijos no se hacen de la nada Anthony. Digamos que será vuestra segunda luna de miel.
-Pero tía…
-De “peros” nada… estoy segura que William secundará mi decisión y no habrá problemas en que dejes los negocios de Chicago por un tiempo. Y no se hable más del asunto.
Puntualiza la señora a la vez que se pone en pie para abandonar la estancia, no sin antes culminar con unas palabras que esperaba le ayudaran al joven a tomar la decisión.
-A no ser que prefieras que viajemos solas, y quedarte en tu aburrida rutina de trabajo… pero créeme que, de ser así, me decepcionarás muchísimo querido sobrino. Muy decepcionada, sí señor.
La pareja se queda sola mientras analizan las palabras de la anciana. Por lo visto en la noche había preparado su arsenal para lograr que ellos se arreglaran y de paso conseguir su tan ansiado sueño. Finalmente es Candy quien decide hablar.
-Por favor… créeme cuando te digo que yo no tengo nada que ver con lo que dijo la tía. Ni siquiera tenía contemplado viajar, me ha tomado de sorpresa. Así que, si no lo deseas, no tienes por qué acompañarnos, ni que haga falta que yo vaya hasta allá para decidir firmar los papeles.
-¿Y decepcionar a la tía? Por favor Candy… es más, creo que tiene un poco de razón. Me temo que te he dejado sola por mucho tiempo, eres mi esposa y también te mereces mis atenciones.
-Anthony…
-Perdóname Candy, me temo que creí cosas que no eran… te traté mal, lo siento cariño mío.
-No pasa nada querido, simplemente nos hemos dejado llevar por la rutina… estaría bien poder dedicarnos un poco más de tiempo.
-Está bien, dile a los empleados que preparen el equipaje, vamos a complacer a la tía Elroy. Mientras tanto iré a la oficina para poder dejar lo más posible preparado por mi ausencia.
Y sin más, le da un beso antes de abandonar la residencia y dirigirse a su trabajo. Debía dejar todo preparado para su ausencia.
El rostro de Candy se iluminó de alegría al saber que pasaría más tiempo con él, inesperadamente le entró una gran ilusión el poder realizar el viaje juntos. Deseaba de corazón que todo fuese a mejor y quien sabe, posiblemente poder concebir a ese hijo que sería la muestra tangible de su gran amor.
CAP. 5
SEÑORA. CAP 4
Con los primeros rayos del sol la señora Andrew se levanta de la cama y le pide ayuda a su mucama para vestirse. En el comedor ya se encontraba la tía tomando el desayuno, la saluda con un beso en la mejilla y toma su lugar para poder intentar ingerir algún alimento. Cuando de presto escuchan la llegada de un vehículo y segundos después la entrada principal abrirse.
Las mujeres esperaron en sus lugares pacientemente a que Anthony apareciera, había subido a tomar una ducha y cambiarse de ropa antes de ir a trabajar. Finalmente pasa por el comedor a sabiendas que Elroy y Candy estaban ahí, el mayordomo se lo ha notificado y no podía marcharse sin despedirse de su tía.
-Buenos días tía.
-Buenos días Anthony… dime ¿A caso no piensas saludar a tu esposa? ¿Qué clase de modales son esos?
-Tía…
-Anda, no me hagas repetirlo otra vez.
Y a regañadientes el joven se acerca a su esposa y le deposita un beso en la mejilla, Candy no dijo palabra alguna.
-Anthony, no recuerdo haberte enseñado esos modales y que yo sepa en Londres no educan de esa manera, pero…
-Tía por favor…
-De "favor" nada Anthony. Sé que es normal que en un matrimonio hayan ciertas desavenencias, y son esos problemas los mismo que ayudan a afianzar la relación, una vez ya superados. Pero de ahí a tratar a Candy en la forma en como lo hiciste ayer está muy lejos de lo aceptable. Por lo que será mejor que le des una disculpa a ella por tu comportamiento inadecuado.
-Tía, le suplico que por favor no se meta en ésto. No sabe de lo que está hablando.
-¡Claro que lo sé muy bien! Crees que Candy tiene un amorío con el señor Smith, por favor, qué pensamiento más absurdo.
-Por lo visto no has tardado en poner de tu parte a la tía Elroy. Estupendo.
-¡Insolente! Solamente me estoy poniendo del lado de la justicia, y soy lo suficiente mayor para poder darme cuenta que estás obrando mal. Para tu información, el señor Smith es quien se ha estado encargando todo este tiempo del patrimonio de tu esposa; tras el fallecimiento de María y Robert Wright, fue Smith quien ha estado velando por los intereses de Candy para proteger la herencia que le dejaron sus padres. Y si de repente a aparecido es porque ha recibido la oferta sobre la casa en Escocia, donde ella vivió con sus padres. Hasta ahora había sido William quien se encargaba de todas éstas cosas, pero éste le dijo que hablara personalmente con tu esposa, ahora Candy es adulta y está casada contigo, si hubieses estado aquí y no en viaje de negocios te habrías enterado de primera mano.
-Tía yo… yo no tenía idea.
-Claro que no tenías ni idea. Has estado todo éste tiempo obsesionado por ocupar una plaza entre los socios y velar por los intereses de los Andrew que se te olvidado velar por los intereses de la persona que debe ser la más importante para ti. Tu esposa.
Por unos segundos se hizo el silencio entre ellos, entre procesando la información y buscando las palabras adecuadas para decir.
-Lo que es más indignante es que te dejes llevar por unas fotografías, en vez de estar con tu señora le has puesto un investigador que persiga y vigile todos los pasos que da tu mujer, pero ¿Qué tienes en la cabeza?
-Yo no he hecho tal cosa tía.
-Entonces ¿Cómo es que llegaron estas fotografías a tus manos?
-Eh… simplemente llegaron tía.
-Tonterías… si no has sido tú quien las ha encargado ¿Quién más tendría interés? Esto solo es para manchar la reputación de Candy, quien siempre se ha comportado como una señora de respeto. No entiendo cómo pudiste dudar de ella. Ha sido un acto con alevosía ¿es que no lo ves?
-Lo siento tía, me equivoqué.
-Y que bien que lo reconoces, porque ahora tendrás que hacer un gran esfuerzo por recompensar a Candy por semejante estupidez que has hecho.
-¿Qué quiere decir tía?
-Lo que quiero decir es que Candy se viene conmigo a Londres.
-¡¿Cómo?!
Responde la pareja a la vez, ambos están sorprendidos por la decisión que la señora ha tomado sin siquiera haberlo preguntado. Elroy ni se inmuta ante la cara de sorpresa de ambos por lo que prosigue con su sermón.
-Así como oyes; ella se vendrá conmigo a Londres, ahí podrá tomar la decisión si y vender o no la propiedad, pedir más dinero o ajustar el valor de acuerdo al estado de ésta. Le vendrá bien un cambio de aires y tú podrás tomarte una licencia o vacaciones, como prefieras llamarlo, dejando los negocios de Chicago y acompañar a tu señora en el viaje.
-Pero tía, yo no puedo…
-Claro que puedes, si realmente quieres enmendar tu error de anoche. Además, va siendo hora que pases más tiempo con ella, llevo casi tres meses con ustedes y pasa más tiempo en la oficina que con tu esposa ¿Cómo pretendes darme un nieto si ni siquiera vives en tu casa con tu señora? Los hijos no se hacen de la nada Anthony. Digamos que será vuestra segunda luna de miel.
-Pero tía…
-De “peros” nada… estoy segura que William secundará mi decisión y no habrá problemas en que dejes los negocios de Chicago por un tiempo. Y no se hable más del asunto.
Puntualiza la señora a la vez que se pone en pie para abandonar la estancia, no sin antes culminar con unas palabras que esperaba le ayudaran al joven a tomar la decisión.
-A no ser que prefieras que viajemos solas, y quedarte en tu aburrida rutina de trabajo… pero créeme que, de ser así, me decepcionarás muchísimo querido sobrino. Muy decepcionada, sí señor.
La pareja se queda sola mientras analizan las palabras de la anciana. Por lo visto en la noche había preparado su arsenal para lograr que ellos se arreglaran y de paso conseguir su tan ansiado sueño. Finalmente es Candy quien decide hablar.
-Por favor… créeme cuando te digo que yo no tengo nada que ver con lo que dijo la tía. Ni siquiera tenía contemplado viajar, me ha tomado de sorpresa. Así que, si no lo deseas, no tienes por qué acompañarnos, ni que haga falta que yo vaya hasta allá para decidir firmar los papeles.
-¿Y decepcionar a la tía? Por favor Candy… es más, creo que tiene un poco de razón. Me temo que te he dejado sola por mucho tiempo, eres mi esposa y también te mereces mis atenciones.
-Anthony…
-Perdóname Candy, me temo que creí cosas que no eran… te traté mal, lo siento cariño mío.
-No pasa nada querido, simplemente nos hemos dejado llevar por la rutina… estaría bien poder dedicarnos un poco más de tiempo.
-Está bien, dile a los empleados que preparen el equipaje, vamos a complacer a la tía Elroy. Mientras tanto iré a la oficina para poder dejar lo más posible preparado por mi ausencia.
Y sin más, le da un beso antes de abandonar la residencia y dirigirse a su trabajo. Debía dejar todo preparado para su ausencia.
El rostro de Candy se iluminó de alegría al saber que pasaría más tiempo con él, inesperadamente le entró una gran ilusión el poder realizar el viaje juntos. Deseaba de corazón que todo fuese a mejor y quien sabe, posiblemente poder concebir a ese hijo que sería la muestra tangible de su gran amor.
CAP. 5
Última edición por Cherry Cheddar el Jue Abr 11, 2024 3:25 pm, editado 2 veces