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El viajero de Palm House
Capítulo 2
George miró la llave en las manos del joven Lagan, y extendió su mano para que se la entregara. La observó detenidamente, no cabía duda era la misma llave y no una réplica exacta “como era posible” pensó devolviendola al chico.
— Es algo muy extraño que haya aparecido en tu casa de Chicago, yo casi despido al chico de la administración por esta llave. El juro que simplemente desapareció, de hecho yo mande a examinar videos de seguridad para descubrir al responsable del robo. Esta llave es muy importante por el hecho que no es un duplicado, es la misma llave que tuvo tu abuelo en sus manos. Es lo que sabemos por historias de la familia Ardlay.
—Cómo es que estás tan seguro de eso George. Cuando eso debió pasar tú debías ser un niño quizá, si no me equivoco eres de la generación de mi padre.
—Si, sí tienes razón, este niño jugó en este lugar cuando mi padre trabajaba al servicio del Palm House hotel. Los años pasaron y terminé siendo asistente de los Ardlay y Lagan.
—Pero ya te lo dije, tú tienes un pacto con el diablo te ves más joven de lo que en realidad eres, mi padre está más acabado; bueno para que habló de eso, desde mi graduación en la universidad que no lo veo, solo lo he visto en fotos que mi madre me enseñó.
—Siento tanto escuchar eso, él tiene un maravilloso hijo.
Neil solo sonrió ligeramente ante la declaración de George. Cuántas veces le hubiera gustado escuchar un halago de su padre o tan solo un “bien hecho” pero nunca fue así.
—Gracias George por siempre estar al pendiente de mi, por un momento pensé que podía pasar desapercibido pero no pasó ni un día para que me descubrieras.
—Neil tú sabes, que ese es mi trabajo observar, ver cosas donde las demás no pueden verlas, pero quiero preguntar algo y espero que seas honesto conmigo.
—¿Qué te preocupa? —preguntó al ver claramente el rostro de preocupación del hombre.
—Entiendo que no quieras ver a tu padre y créeme él tiene años de no venir aquí, pero dime estás metido en algún problema, claramente te estás escondiendo de algo.
—No puedo creerlo, siempre tan perspicaz, algo que nadie me dijo es que ser abogado te puede traer muchos enemigos. Y uno de ellos está detrás mío, supongo que me quiere muerto, por no dejarme vender y defender a la hija de su enemigo.
—Aquí estará usted seguro, estaré muy atento a todo y avisaré al servicio de seguridad si notan algo raro me lo hagan saber. Ahora será mejor que coma o se enfriara su sopa favorita, el chico que trajo la comida se llama Matt, puede confiar en él y pedirle cualquier cosa que necesites. Él me lo hará saber.
—Está bien George, agradezco todo lo que haces por mi y por favor no le digas a nadie más de la familia que estoy aqui, hace mucho tiempo que no tengo vacaciones y quiero tomarme unos días antes de ver a mi amigo Terry, él es del FBI y están tratando de reunir pruebas en contra de la persona que esta detras mio y de la chica que he mencionado si logra hacerlo, entonces podré volver a casa.
—Esta bien joven, me retiro espero que pueda descansar con la tormenta que se avecina, será una larga noche de relámpagos.
“A casa” Esa frase le pareció tan vacía e irónica, en realidad él no tenía una casa a la que le pudiera llamar hogar. En esos momentos él se sentía más confortable en ese cuarto de hotel, saber que de algún modo su abuelo estuvo ahí décadas atrás, y que había sido abogado igual que él, lo hizo sonreír.
—Tal vez si pudiera platicar contigo todo fuera tan diferente y entendería porque mi padre se niega al hablar de ti, todo lo que se es por mi madre, dice que soy tu vivo retrato, y si, no lo puedo negar en unas fotos antiguas que he visto, nos parecemos demasiado, si estuviéramos juntos pudiéramos decir que somos gemelos.
Se acercó al ventanal de su habitación que daba vista al mar, George no se había equivocado observó las primeras gotas de lluvia estrellarse contra el cristal.
“Es mejor que duerma” pensó. Sacó la llave del bolsillo de su pantalón y se preguntó cómo es que esa llave llegó a su casa. Quien la dejó en su ahi y porque. La tormenta estaba comenzando.
Sacó la pistola 9mm de su chaqueta y la puso debajo de su almohada, ya era un hábito desde hace mucho tiempo.
Al principio odiaba todas las armas, no quería tocarlas pero su padre tenía una colección de armas antiguas herencia familiar, algunas de caza. Odiaba que su padre le quisiera imponer cosas desde pequeño, que estudiar qué clases tomar. Y para alguien como ellos había dicho alguna vez que debía ser necesario saber portar y cargar un arma para la temporada de caza, al igual que ser bueno en equitación. Cuando de niño quiso soccer, dibujó, le dijo un rotundo “NO” y ahora ahí estaba recordando cosas que sin quererlo le dolían.
—Si supieras que ahora duermo con un arma que me dirías padre, supongo e imagino qué responderías: “Eso es lo que te buscas con esa maldita profesión” Se que nunca me comprenderás.
Suspiro viendo hacia el techo, costumbre que tenía desde hace mucho antes de dormir, pues ese hábito de algún modo lo hacía conciliar el sueño. ¿Qué pasaría si pudiera cambiar el pasado? ¿se podría reescribir una historia nueva? Que tontas preguntas se estaban haciendo, pensó.
Afuera los relámpagos cada vez eran más fuertes.
Un antiguo reloj de la habitación emitió un sonido anunciando las doce de la noche y como si fuese una música de relajación sintió sus párpados más pesados y sin sentirlo se quedó dormido.
Soñó que caía en un abismo sin fondo, se sentía como en el libro que alguna vez le leyera su madre, el de Alicia en el país de las maravillas, en su sueño él luchaba por abrir los ojos pero no podía. Su subconsciente le decía “esto es una pesadilla y pronto despertaras”
Y en un instante de la nada fue como si cayera en la misma cama que estaba durmiendo.
abrió sus ojos súbitamente. Se incorporó con dificultad y sintió un fuerte mareo. Corrió al baño a vomitar.
—Pero por que me siento asi, tenia años de no sentirme de esta manera, es esa horrible sensación de haberme subido a una de esas montañas rusas, yo no se como la gente paga por sufrir. —lavó su rostro, tomó la toalla al lado del lavamanos para limpiarse. Se acercó a su cama en penumbras y sin querer tropezó con algo en sus pies haciéndolo trastabillar.
—¡Diablos! —no pudo evitar maldecir, se acercó al buro y prendió la lamparita en él. Cuando lo hizo no podía creer lo que miraba. toda la habitación estaba totalmente decorada diferente, las cortinas eran de una tela aterciopelada de flores y el pequeño escritorio que estaba cuando se durmió ya no existía, se había convertido en un diván muy antiguo pero miró hacia el suelo y se dio cuenta que se había tropezado con una maleta que claramente no era la suya.
—¡¡Me estoy volviendo loco!! Esto no puede ser, ni siquiera he tomado un trago anoche, ni ninguna medicina que me esté causando un efecto alucinógeno. Oh acaso fue la sopa que me trajeron. —busco la charola de comida y no estaba. Levantó la almohada para buscar su arma y su 9mm ahí estaba tal y como la dejó. Metió las manos al bolsillo del pantalón y sintio la llave de su habitación. Se dio cuenta que se había olvidado poner su pijama. Busco su maleta y no se encontraba en la habitación.
—Que maldita broma me han jugado, de seguro me dieron algo en la comida y me cambiaron de habitación, si eso es. —Se repitió varias veces mientras buscaba sus zapatos. ¡Ni eso me dejaron los idiotas! —decidió salir así descalzo.
Se le hizo muy raro escuchar ruido de gente afuera de la habitación. Cuando él sabía que las habitaciones del quinto piso casi nadie las quería ocupar por las historias de cosas raras que pasaban, al abrir la puerta se sorprendió tanto. La alfombra del pasillo ya no era gris ahora era de color vino y las puerta de las habitaciones habían dejado de tener cerraduras electricas, ahora todas las puertas eran como las de su habitación, se volteo a mirar y confirmó que seguía en la habitación 555.
Un camarero pasó a su lado agacho la cabeza y saludó diciendo: —Buenas noches señor Lagan. Otros huéspedes que pasaban lo miraban raro y murmuraban, sin embargo alcanzó a oir algo.
—Que ropa tan rara tiene y mira está descalzo, le habrá pasado algo. —alcanzó a escuchar.
Pudo observar que los hombres llevaban sombrero y trajes muy elegantes y las mujeres vestidos bordados con diminutas cuentas de chaquira, collares de perlas y tocados de encaje, cristales y plumas en la cabeza. Se detuvo en seco, cerró los ojos y respiró profundamente. “Esto no puede estar pasando, estoy soñando” y al mismo tiempo pellizco su brazo, puedo sentir el dolor y abrió nuevamente sus ojos.
Nada había cambiado todo seguía igual en el pasillo, se dirigió al elevador y este no existía, ahora era uno antiguo de jaula de metal forjado donde solo cabían dos personas.
“No puede ser" se dijo nuevamente y buscó las escaleras, bajó por ellas hasta llegar al lobby del hotel, lo que vio lo sorprendió aún más. Era Palm house en su época de oro como lo hubiesen llamado. Era el espectacular vestíbulo y las lámparas de araña, escucho música en el salón del hotel y caminó hacia él. Estaba tan perdido observando todo que no se había percatado de cómo lo miraban.
Había música y gente bailando, se alejó del lugar y se dirigió a la salida necesitaba mirar hacia la calle.
Cuando salió descalzo y pisó la húmeda banqueta lo único que logró hacer fue pasar sus manos por su cabeza y logró mascullar —¡Qué diablos es esto!
Por la calle transitaban autos antiguos, reconoció a un Ford T. Él era coleccionista de autos antiguos en miniatura y ese era uno de sus favoritos y sin esperarlo otro carro tocó la bocina pasando al lado suyo. El auto pasó por un charco salpicado de lodo su ropa.
Miró hacia sus pies y cayó en cuenta de su condición, en el momento pensó en darse la vuelta para volver a su habitación. Escuchó el grito de alguien.
—¡Neil! dónde has estado te hemos buscado por tres días, la tía abuela y Albert están muy preocupados por ti.
—¡Eh…! ¿que? Tía abuela, quién eres tú.
—Soy Stear tu primo, ¡Te sientes bien! Mira cómo estás.
Observo que al lado de aquel joven de anteojos de cabello negro que le llamaba primo estaba un chico de cabello castaño al hombro de ojos color miel.
—Neil no sé qué traes puesto pero créeme eso de estar descalzo y lleno de lodo no es lo tuyo —le dijo el otro joven.
—Vayamos a la mansión de la Familia.
—Yo no los conozco y no voy a ir a ningún lado con ustedes dos, yo no tengo primos.
—¡Deja de decir estupideces y súbete a ese automóvil! —ordenó el joven de anteojos y añadió—: No sé qué whisky tomaste o si te golpeaste la cabeza pero no volveremos sin ti. La nota que dejaste nos dejó muy preocupados y más a tu prometida.
—¡Qué estupidez! yo ni siquiera tengo novia, la única mujer con la que estoy comprometido es con mi carrera.
—Ay eso ya lo sabemos desde que decidiste ser abogado, ni quien te aguante y sabemos muy bien que eres muy bueno, todos los días la tía abuela lo dice con mucho orgullo.
—Sube al carro por favor, si se enteran que te vimos en este estado y no hicimos nada nos retarán.
—Necesito mis cosas —mencionó tratando de dejar a esos dos chiflados locos.
—No necesitas nada, en la mansión tienes ropa —Tiene razón mi hermano Archie, ya sabemos que tienes una habitación en el hotel de la familia ahí es donde tú sueles alejarte para trabajar fue el primer lugar donde pensé estarías. Llamé al hotel y pregunté por ti; dijeron que no estabas así que por eso no vine.
Decidió seguirles el juego total que podía perder alomejor despertaba de su sueño.
Al subirse al auto Archie se animó a mencionar —Ese pantalón tuyo está muy raro se parece al que usan los obreros, ah si los diseñó Levi, pero el tuyo es muy raro y diferente acaso es una nueva moda.
—Ay Archie déjalo en paz, tú y tu manía por los diseñadores, que no vez que se pudo golpear la cabeza estando ebrio y por eso está así.
—¿Qué fecha es hoy? —se animó a preguntar Neil a los dos jóvenes.
—Ya vez te digo que se golpeó la cabeza no sabe ni en qué día estamos —mencionó Stear—. Esto ya me está preocupando.
—Deja de preguntarle cosas es mejor que lo revise un médico que tal si le paso lo del tío abuelo. —No digas estupideces Archie. Ambos hermanos empezaron a discutir.
—Basta gritó Neil. —haciéndolos callar—. Sus parloteos hacen que me sienta mareado otra vez.
—Ya lo ves Stear, esto solo es una fuerte resaca seguro que tomo demasiado.
—Solo quiero saber qué día es hoy, por favor diganmelo
—Es lunes 25 abril de 1922.
—Esto no puede ser…
Continuará…
George miró la llave en las manos del joven Lagan, y extendió su mano para que se la entregara. La observó detenidamente, no cabía duda era la misma llave y no una réplica exacta “como era posible” pensó devolviendola al chico.
— Es algo muy extraño que haya aparecido en tu casa de Chicago, yo casi despido al chico de la administración por esta llave. El juro que simplemente desapareció, de hecho yo mande a examinar videos de seguridad para descubrir al responsable del robo. Esta llave es muy importante por el hecho que no es un duplicado, es la misma llave que tuvo tu abuelo en sus manos. Es lo que sabemos por historias de la familia Ardlay.
—Cómo es que estás tan seguro de eso George. Cuando eso debió pasar tú debías ser un niño quizá, si no me equivoco eres de la generación de mi padre.
—Si, sí tienes razón, este niño jugó en este lugar cuando mi padre trabajaba al servicio del Palm House hotel. Los años pasaron y terminé siendo asistente de los Ardlay y Lagan.
—Pero ya te lo dije, tú tienes un pacto con el diablo te ves más joven de lo que en realidad eres, mi padre está más acabado; bueno para que habló de eso, desde mi graduación en la universidad que no lo veo, solo lo he visto en fotos que mi madre me enseñó.
—Siento tanto escuchar eso, él tiene un maravilloso hijo.
Neil solo sonrió ligeramente ante la declaración de George. Cuántas veces le hubiera gustado escuchar un halago de su padre o tan solo un “bien hecho” pero nunca fue así.
—Gracias George por siempre estar al pendiente de mi, por un momento pensé que podía pasar desapercibido pero no pasó ni un día para que me descubrieras.
—Neil tú sabes, que ese es mi trabajo observar, ver cosas donde las demás no pueden verlas, pero quiero preguntar algo y espero que seas honesto conmigo.
—¿Qué te preocupa? —preguntó al ver claramente el rostro de preocupación del hombre.
—Entiendo que no quieras ver a tu padre y créeme él tiene años de no venir aquí, pero dime estás metido en algún problema, claramente te estás escondiendo de algo.
—No puedo creerlo, siempre tan perspicaz, algo que nadie me dijo es que ser abogado te puede traer muchos enemigos. Y uno de ellos está detrás mío, supongo que me quiere muerto, por no dejarme vender y defender a la hija de su enemigo.
—Aquí estará usted seguro, estaré muy atento a todo y avisaré al servicio de seguridad si notan algo raro me lo hagan saber. Ahora será mejor que coma o se enfriara su sopa favorita, el chico que trajo la comida se llama Matt, puede confiar en él y pedirle cualquier cosa que necesites. Él me lo hará saber.
—Está bien George, agradezco todo lo que haces por mi y por favor no le digas a nadie más de la familia que estoy aqui, hace mucho tiempo que no tengo vacaciones y quiero tomarme unos días antes de ver a mi amigo Terry, él es del FBI y están tratando de reunir pruebas en contra de la persona que esta detras mio y de la chica que he mencionado si logra hacerlo, entonces podré volver a casa.
—Esta bien joven, me retiro espero que pueda descansar con la tormenta que se avecina, será una larga noche de relámpagos.
“A casa” Esa frase le pareció tan vacía e irónica, en realidad él no tenía una casa a la que le pudiera llamar hogar. En esos momentos él se sentía más confortable en ese cuarto de hotel, saber que de algún modo su abuelo estuvo ahí décadas atrás, y que había sido abogado igual que él, lo hizo sonreír.
—Tal vez si pudiera platicar contigo todo fuera tan diferente y entendería porque mi padre se niega al hablar de ti, todo lo que se es por mi madre, dice que soy tu vivo retrato, y si, no lo puedo negar en unas fotos antiguas que he visto, nos parecemos demasiado, si estuviéramos juntos pudiéramos decir que somos gemelos.
Se acercó al ventanal de su habitación que daba vista al mar, George no se había equivocado observó las primeras gotas de lluvia estrellarse contra el cristal.
“Es mejor que duerma” pensó. Sacó la llave del bolsillo de su pantalón y se preguntó cómo es que esa llave llegó a su casa. Quien la dejó en su ahi y porque. La tormenta estaba comenzando.
Sacó la pistola 9mm de su chaqueta y la puso debajo de su almohada, ya era un hábito desde hace mucho tiempo.
Al principio odiaba todas las armas, no quería tocarlas pero su padre tenía una colección de armas antiguas herencia familiar, algunas de caza. Odiaba que su padre le quisiera imponer cosas desde pequeño, que estudiar qué clases tomar. Y para alguien como ellos había dicho alguna vez que debía ser necesario saber portar y cargar un arma para la temporada de caza, al igual que ser bueno en equitación. Cuando de niño quiso soccer, dibujó, le dijo un rotundo “NO” y ahora ahí estaba recordando cosas que sin quererlo le dolían.
—Si supieras que ahora duermo con un arma que me dirías padre, supongo e imagino qué responderías: “Eso es lo que te buscas con esa maldita profesión” Se que nunca me comprenderás.
Suspiro viendo hacia el techo, costumbre que tenía desde hace mucho antes de dormir, pues ese hábito de algún modo lo hacía conciliar el sueño. ¿Qué pasaría si pudiera cambiar el pasado? ¿se podría reescribir una historia nueva? Que tontas preguntas se estaban haciendo, pensó.
Afuera los relámpagos cada vez eran más fuertes.
Un antiguo reloj de la habitación emitió un sonido anunciando las doce de la noche y como si fuese una música de relajación sintió sus párpados más pesados y sin sentirlo se quedó dormido.
Soñó que caía en un abismo sin fondo, se sentía como en el libro que alguna vez le leyera su madre, el de Alicia en el país de las maravillas, en su sueño él luchaba por abrir los ojos pero no podía. Su subconsciente le decía “esto es una pesadilla y pronto despertaras”
Y en un instante de la nada fue como si cayera en la misma cama que estaba durmiendo.
abrió sus ojos súbitamente. Se incorporó con dificultad y sintió un fuerte mareo. Corrió al baño a vomitar.
—Pero por que me siento asi, tenia años de no sentirme de esta manera, es esa horrible sensación de haberme subido a una de esas montañas rusas, yo no se como la gente paga por sufrir. —lavó su rostro, tomó la toalla al lado del lavamanos para limpiarse. Se acercó a su cama en penumbras y sin querer tropezó con algo en sus pies haciéndolo trastabillar.
—¡Diablos! —no pudo evitar maldecir, se acercó al buro y prendió la lamparita en él. Cuando lo hizo no podía creer lo que miraba. toda la habitación estaba totalmente decorada diferente, las cortinas eran de una tela aterciopelada de flores y el pequeño escritorio que estaba cuando se durmió ya no existía, se había convertido en un diván muy antiguo pero miró hacia el suelo y se dio cuenta que se había tropezado con una maleta que claramente no era la suya.
—¡¡Me estoy volviendo loco!! Esto no puede ser, ni siquiera he tomado un trago anoche, ni ninguna medicina que me esté causando un efecto alucinógeno. Oh acaso fue la sopa que me trajeron. —busco la charola de comida y no estaba. Levantó la almohada para buscar su arma y su 9mm ahí estaba tal y como la dejó. Metió las manos al bolsillo del pantalón y sintio la llave de su habitación. Se dio cuenta que se había olvidado poner su pijama. Busco su maleta y no se encontraba en la habitación.
—Que maldita broma me han jugado, de seguro me dieron algo en la comida y me cambiaron de habitación, si eso es. —Se repitió varias veces mientras buscaba sus zapatos. ¡Ni eso me dejaron los idiotas! —decidió salir así descalzo.
Se le hizo muy raro escuchar ruido de gente afuera de la habitación. Cuando él sabía que las habitaciones del quinto piso casi nadie las quería ocupar por las historias de cosas raras que pasaban, al abrir la puerta se sorprendió tanto. La alfombra del pasillo ya no era gris ahora era de color vino y las puerta de las habitaciones habían dejado de tener cerraduras electricas, ahora todas las puertas eran como las de su habitación, se volteo a mirar y confirmó que seguía en la habitación 555.
Un camarero pasó a su lado agacho la cabeza y saludó diciendo: —Buenas noches señor Lagan. Otros huéspedes que pasaban lo miraban raro y murmuraban, sin embargo alcanzó a oir algo.
—Que ropa tan rara tiene y mira está descalzo, le habrá pasado algo. —alcanzó a escuchar.
Pudo observar que los hombres llevaban sombrero y trajes muy elegantes y las mujeres vestidos bordados con diminutas cuentas de chaquira, collares de perlas y tocados de encaje, cristales y plumas en la cabeza. Se detuvo en seco, cerró los ojos y respiró profundamente. “Esto no puede estar pasando, estoy soñando” y al mismo tiempo pellizco su brazo, puedo sentir el dolor y abrió nuevamente sus ojos.
Nada había cambiado todo seguía igual en el pasillo, se dirigió al elevador y este no existía, ahora era uno antiguo de jaula de metal forjado donde solo cabían dos personas.
“No puede ser" se dijo nuevamente y buscó las escaleras, bajó por ellas hasta llegar al lobby del hotel, lo que vio lo sorprendió aún más. Era Palm house en su época de oro como lo hubiesen llamado. Era el espectacular vestíbulo y las lámparas de araña, escucho música en el salón del hotel y caminó hacia él. Estaba tan perdido observando todo que no se había percatado de cómo lo miraban.
Había música y gente bailando, se alejó del lugar y se dirigió a la salida necesitaba mirar hacia la calle.
Cuando salió descalzo y pisó la húmeda banqueta lo único que logró hacer fue pasar sus manos por su cabeza y logró mascullar —¡Qué diablos es esto!
Por la calle transitaban autos antiguos, reconoció a un Ford T. Él era coleccionista de autos antiguos en miniatura y ese era uno de sus favoritos y sin esperarlo otro carro tocó la bocina pasando al lado suyo. El auto pasó por un charco salpicado de lodo su ropa.
Miró hacia sus pies y cayó en cuenta de su condición, en el momento pensó en darse la vuelta para volver a su habitación. Escuchó el grito de alguien.
—¡Neil! dónde has estado te hemos buscado por tres días, la tía abuela y Albert están muy preocupados por ti.
—¡Eh…! ¿que? Tía abuela, quién eres tú.
—Soy Stear tu primo, ¡Te sientes bien! Mira cómo estás.
Observo que al lado de aquel joven de anteojos de cabello negro que le llamaba primo estaba un chico de cabello castaño al hombro de ojos color miel.
—Neil no sé qué traes puesto pero créeme eso de estar descalzo y lleno de lodo no es lo tuyo —le dijo el otro joven.
—Vayamos a la mansión de la Familia.
—Yo no los conozco y no voy a ir a ningún lado con ustedes dos, yo no tengo primos.
—¡Deja de decir estupideces y súbete a ese automóvil! —ordenó el joven de anteojos y añadió—: No sé qué whisky tomaste o si te golpeaste la cabeza pero no volveremos sin ti. La nota que dejaste nos dejó muy preocupados y más a tu prometida.
—¡Qué estupidez! yo ni siquiera tengo novia, la única mujer con la que estoy comprometido es con mi carrera.
—Ay eso ya lo sabemos desde que decidiste ser abogado, ni quien te aguante y sabemos muy bien que eres muy bueno, todos los días la tía abuela lo dice con mucho orgullo.
—Sube al carro por favor, si se enteran que te vimos en este estado y no hicimos nada nos retarán.
—Necesito mis cosas —mencionó tratando de dejar a esos dos chiflados locos.
—No necesitas nada, en la mansión tienes ropa —Tiene razón mi hermano Archie, ya sabemos que tienes una habitación en el hotel de la familia ahí es donde tú sueles alejarte para trabajar fue el primer lugar donde pensé estarías. Llamé al hotel y pregunté por ti; dijeron que no estabas así que por eso no vine.
Decidió seguirles el juego total que podía perder alomejor despertaba de su sueño.
Al subirse al auto Archie se animó a mencionar —Ese pantalón tuyo está muy raro se parece al que usan los obreros, ah si los diseñó Levi, pero el tuyo es muy raro y diferente acaso es una nueva moda.
—Ay Archie déjalo en paz, tú y tu manía por los diseñadores, que no vez que se pudo golpear la cabeza estando ebrio y por eso está así.
—¿Qué fecha es hoy? —se animó a preguntar Neil a los dos jóvenes.
—Ya vez te digo que se golpeó la cabeza no sabe ni en qué día estamos —mencionó Stear—. Esto ya me está preocupando.
—Deja de preguntarle cosas es mejor que lo revise un médico que tal si le paso lo del tío abuelo. —No digas estupideces Archie. Ambos hermanos empezaron a discutir.
—Basta gritó Neil. —haciéndolos callar—. Sus parloteos hacen que me sienta mareado otra vez.
—Ya lo ves Stear, esto solo es una fuerte resaca seguro que tomo demasiado.
—Solo quiero saber qué día es hoy, por favor diganmelo
—Es lunes 25 abril de 1922.
—Esto no puede ser…
Continuará…
Última edición por Saadesa el Miér Abr 10, 2024 12:02 pm, editado 2 veces
la historia me encanta. Espero con ansias la continuación 
