RESPIRANDO EN LA OSCURIDAD
Cae de nuevo la noche pero es temprano aún, continua su labor de tejido junto a la ventana para sentir el frescor de la noche, después de un rato siente algo de cansancio y deja su tejido en el tocador, cepilla su larga y lustrosa melena para después hacer una holgada trenza, posteriormente lava su cara con el agua fresca del aguamanil de porcelana, unta su cara con la cold cream que promete una piel lozana, joven y sin manchas, unta también crema en sus manos para mantenerlas suaves como corresponde a una señorita, con su delicado y fino dedo unta aceite de almendras en sus labios para asegurar unos labios tersos y suaves, vierte un poco de agua mentolada sobre su almohada y sintiéndose una princesa se acuesta a dormir.
Después de un rato, aquello tan temido la despierta… Le es imposible respirar, se voltea de un lado, del otro, sube un poco las almohadas para intentar acomodarse mejor y después de un rato lo consigue, por fin podrá dormir, la cortina de seda de la ventana francesa se ondulaba lentamente al dejar pasar el fresco aire de fines del verano.
Han pasado algunas horas, la oscuridad y quietud de la casa está en pleno cuando la pelinegra despierta nuevamente al sentir que se ahogaba, se incorpora rápidamente, siente que el aire no pasa por sus fosas nasales, intenta jalar aire pero es inútil, ni siquiera siente que llegue a media nariz, busca sus delicados pañuelos de seda bordados, sopla su nariz para poder despejar, una sustancia pastosa es expulsada de sus fosas nasales, pero el alivio no llega, es cuando Annie abre su buró para sacar un frasco con esencia de manzanilla, moja un poco de algodón para exprimirlo en su nariz y así humectarla para poder respirar y mientras la manzanilla hace efecto se recuesta en los almohadones.
Pasados unos instantes vuelve a soplar su nariz y la siente más despejada pero no totalmente, así que, introduce un dedo a su nariz y escarba un poco, el pañuelo se llena de costras sangrientas enormes que obstruían sus conductos nasales, esto no asombra a la muchacha, ya está acostumbrada a sacar tremendas piedras de sus fosas, siente que el aire inunda su nariz y llega a su pecho, con bastante pena guarda su pañuelo en el buró, ella misma se encargará de lavarlo mañana antes de que su mucama o alguien más pudiera verlo, en cuyo caso se moriría de vergüenza.
Percibe que no ha pasado nada de tiempo cuando una sensación acuosa la despierta nuevamente, una baba espesa resbala desde las comisuras de su boca hasta la fina funda francesa de la almohada, disgustada con ella misma, toma otro pañuelo para limpiar su rostro, va al aguamanil y enjuaga su delicada piel, y aprovechando que sus dedos están mojados, los introduce en su nariz para así aliviar un poco la sequedad nasal que padece cada noche, hace unos enjuagues bucales con agua y después bebe un poco agradeciendo mentalmente que su madre haya autorizado dejar en su habitación una jarra de agua fresca cada noche, ni la señora Brigton ni nadie más sabe su secreto nocturno, es tan vergonzoso pasar por este tormento cada que oscurece, todos piensan que le tiene miedo a la oscuridad, pero no es la falta de luz lo que le asusta, es su suplicio nocturno lo que le aterra.
Un poco después sus Azules ojos se abren por que nuevamente esa sensación de no respirar se apodera de ella, nuevamente, jala aire con esfuerzo, pero no siente que llegue a lo profundo, se acerca a la ventana trata de que el fresco de la madrugada le ayude a respirar, la habitación está a oscuras, solo iluminada por la brillante luna llena, son en vano sus esfuerzos, así que abre la boca para respirar por ella, pero es una solución a medias ya que siente como su garganta se va secando y que la saliva se empieza a ausentar de su boca, ya no queda nada de la pueril princesa que era antes de dormir, ahora es un amasijo de nerviosismo, angustia y desesperación.
Vuelve a meter el dedo lo más arriba posible, siente de nuevo una gran costra obstruyendo casi todo su conducto, intenta sacarlo, no puede está demasiado adherido al interior, valiéndose de su uña rasca hasta obtener “un pico” que va levantando poco a poco, ahora duda que sea una costra seca, parece que se está desgarrando la piel, el dolor es enorme y agudo, siente como desincrusta ese gran tapón duro y seco, por fin puede sacarlo y ¡Vaya que es enorme! No solo voluminoso si no largo y rojo casi negro, la misma Annie se admira de que algo tan enorme pueda estar dentro de su diminuta y respingada nariz, mientras lo observa a luz de la luna. Aunque el aire ya puede entrar, la sensación de ardor y molestia se instala al interior de su nariz, rápidamente va a su buró, empapa un algodón con agua de manzanilla y lo pone dentro de su nariz para humectar y aliviar el dolor, pero al no funcionar, va a su tocador donde moja su dedo meñique con el mismo aceite de almendras que ocupó para humectar sus labios horas antes y lo introduce en la nariz restregando suavemente el área dolorida, la sensación se calma un poco.
Se dirige a la mesita del centro de su habitación para tomar un poco de agua y refrescar su terriblemente seca garganta, siente como el líquido resbala por su faringe y le brinda un ligero alivio, pero también hace mas persistente la sensación de sequedad al interior de su nariz, la desesperación es bastante, siente que de un momento a otro morirá asfixiada, ruega internamente por que termine esa noche, no sabe por qué en el día no le sucede esto, y si acaso le produce sequedad con unas gotas de manzanilla en cada fosa se resuelve el problema, es en la oscuridad de cada noche que se presenta su martirio.
Nada alivia su resequedad, se recuesta, se sienta, se vuelve a acostar, da mil vueltas, pero es imposible, esa sensación de ahogamiento no aminora, al contrario, siente como si tuviera la nariz llena de piedras que le impiden respirar y necesita sacarlas, quisiera poder abrirse la nariz, que el aire entrara directamente hasta lo más profundo de su ser, en un intento desesperado, saca el agua mentolada y vierte un poco en cada fosa, el ardor es impresionante y su cara se llena de silenciosas lágrimas, el paladar es atacado por millones de pequeños alfileres, si ponerse agua mentolada fue mala idea, el respirar un poco al mismo tiempo fue peor, el dolor es tortuoso y ni siquiera notó un ápice de mejoría, aprecia su nariz tan inflamada el aire no llega más allá de sus aberturas nasales, una situación desesperante que la desquicia poco a poco, nuevamente sus dedos hurgan dentro de su nariz, pero no encuentra obstáculos, ya nada la obstruye, es solo esa inflamación mas profunda de donde sus dedos alcanzan a llegar, su cerebro trabaja afanosamente… Necesita algo para poder dar paso libre al aire ¡Claro! ¿Cómo no se le ocurrió antes? ¡Su aguja de tejer! Es lo suficientemente larga para ayudar al aire a abrirse paso.
Camina hasta la ventana donde horas antes tejía una confortable bufanda, toma con determinación el delgado instrumento y lo introduce lentamente, empieza a mover en círculos además de arriba y abajo, siente unos rasguños, pero está convencida que son producto de le efectividad de su maniobra, de repente un liquido caliente llega a su labios, no le da importancia porque siente un lado de su nariz humectado, así que prosigue a repetir la operación de lado contrario con iguales resultados, solo que esta vez siente la necesidad de empujar aun ,más profundo, su níveo camisón se va tiñendo de carmín poco a poco y es mojado por lagrimas saladas, sin embargo la pelinegra no ceja en su empeño, debe llegar a lo más profundo, de pronto la aguja no puede avanzar más ha topado con algo duro, la joven está segura que es lo que imposibilita que pueda respirar, así que empuja con todas sus fuerzas hasta sentir un suave tronido seguido de un leve escurrimiento, toma sus pañuelos y sopla lo más fuerte que puede, debe sacar todo lo que inunda su nariz para dejarla humectada y libre para así poder respirar libremente, sopla cada vez mas fuerte sin importarle el incipiente mareo que siente, feliz de haber encontrado la solución camina al baño para asearse un poco antes de dormir.
Es al momento de inclinarse sobre la jofaina que está en el cuarto de baño que borbotones de sangre mezclada con un líquido gelatinoso escurren por su respingada nariz y todo se oscurece, Annie pierde el conocimiento y cae de bruces pegándose en la sien con el filo de la bañera perdiendo la vida instantáneamente.
FIN
Última edición por dulce3852 el Lun Abr 15, 2024 1:59 pm, editado 2 veces (Razón : Tamaño de letra)