INMORTALITY
—¿Realmente cuál es mi misión en este mundo?
—¿Debo seguir las imposiciones impuestas, cumplir las expectativas de todas las personas que dependen de mí?
—¿Debo seguir mi corazón, perseguir mi libertad?
Siempre he querido ser libre, me autoproclamo como un rebelde, cual Quijote haciendo el bien y ayudando a los desvalidos en su propio mundo, pero ¿Qué tanto de esto es real? ¿Qué tanto de esta ayuda es efectivamente mía? ¡Por supuesto que lo hago de todo corazón! Si por mi fuera ayudaría a cada ser vivo de este planeta a tener una vida digna y decorosa, ayudarles a encontrar el camino para lograr sus metas y mediante esas acciones dejar mi legado en este mundo lleno de reglas convencionalismos y límites sociales. Pero siendo honestos ¿Podría yo siendo un simple mortal un verdadero trotamundos ayudar y contribuir como lo hago para hacer de este un mundo mejor? Y yo lo sé, la respuesta es un rotundo ¡No!
¡Necesito todo el poder y posición de mi familia para no tener ninguna preocupación y así seguir en mi cruzada! Mi familia que hasta ahora aun a regañadientes me han dejado hacer y deshacer a mi antojo que me dieron la libertad de conducirme en este revuelto y cambiante mundo como mejor me pareciera, que me dejaron libre para volar a mis anchas y sin embargo, ahora me reclaman, debo volver y hacerme cargo de una vida que no pedí pero que estaba en mi destino desde yo nacer.
¡No puedo ser un millonario como los que me rodean, viviendo de sus privilegios a costa de la explotación e infelicidad de la gente! ¡No puedo sentarme a ver como crece mi fortuna y le doy una vida llena de caprichos a mi familia sabiendo que hay tanta desigualdad den el mundo! Sabiendo que en casa se tiran bandejas de comida mientras en otros sitios la gente no tiene ni un mendrugo que llevarse a la boca, ¿Podré hacer algo desde mi acomodada posición para seguir maquinando el cambio y hacer de este mundo un lugar más justo para todos?
Y luego está la multitud alrededor, unos requieren desesperadamente una ayuda, una guía para encontrar su verdadero camino y cumplir sus sueños, gente que lucha por ellos y no se conforma, pero además están los otros, los comodinos que solo esperan dádivas causando lastimas y miserias como un circo público de las desgracias para así solo estirar la mano y vivir pobremente con lo que la sociedad malamente les da y así se conforman sin sueños ni esperanzas, solo poder medio sobrevivir con lo que se les regala, para que al final ambos tengan el mismo final, perecer y después de un tiempo ser olvidados en este planeta v vertiginoso que no importa lo que hagas, quién hayas sido o como te hayas comportado, tarde o temprano te olvidará.
¿Entonces para qué vivir? ¿Para qué seguir? Detrás de mí vienen miles soñadores como yo y aun si estuviéramos todos juntos en el mismo tiempo y espacio no estoy seguro de poder traer esperanza a un lugar que no importa que camino tomes al final todos conducen al mismo final la desesperanza.
Hoy más que nunca me siento rendido, derrotado, casado no importa lo que haga no importa cuanto luche no importa cuánto bien haga a mis semejantes, al final como un alud de lodo acabaremos todos aplastados, muertos, miserables vacíos por dentro. Me siento solo dando vueltas en la oscuridad con dos caminos ante mi que piden, exigen a gritos ser elegidos, ambos tan distintos y a la vez tan míos tan personales y yo debo decidir ya elegir lo que será de mi en el futuro hasta mi muerte.
No busco mi inmortalidad moral ni que mi obra continúe generación por generación, solo quiero vivir según mis propias convicciones. Me siento como si estuviera en una rueda infinita donde por más que corra solo me canso pero no avanzó, encerrado en una pirueta sin fin, donde necesito tener la libertad y tranquilidad que me da mi privilegiada posición económica para poder brindar ayuda a quienes me rodean pero para mantener esa aventajada situación debo enfrentar mi papel como cabeza de familia y ponerme al frente de los negocios lo cual absorberá mi tiempo y mi libertad
¡Señoras y señores al gran William Albert Andrew se siente cual conejo acorralado y no sabe qué hacer en esta paradoja cruel y burlona! ¡Solo tengo 27 años y no quiero morir para vivir! No quiero ejecutar al trotamundos para darle vida al hombre de negocios, ¡y aún así lo haré! Por qué está en mi destino, ahora tomaré este tren que me llevará a una nueva vieja vida.
FIN