UN BONITO RECUERDO
Me siento devastada con la noticia que he recibido sobre Stear. Percibo en un instante que mi vida se acabo y quiero irme con él. Toda la familia Ardley se encuentra destrozada y sumida en una tristeza enorme y como no estarlo, si él era uno de los sobrinos más amado y querido por todos, hasta a Eliza y Neil verdaderamente se les ve el desconsuelo reflejado en sus rostros.
Alistair Cornwel Ardlay conocido en la alta sociedad de Chicago, como un chico prometedor en el medio donde la familia desarrolla sus negocios, para los más allegados solo Stear, un chico sencillo, de nobles sentimientos, ocurrente y amoroso; un inventor de inteligencia innegable, pero frustrado en algunas ocasiones por sus inventos fallidos, pero al fin y acabo un chico feliz.
Hoy se llevará acabo el servicio funerario y no sé si pueda soportar estar de pie frente a un ataúd vacío, por eso ahora mismo le pido a la vida solo un deseo; un boleto de ida, quiero abordar un tren que me lleve por la vía hacia el olvido y donde no haya un regreso, ni un mañana, no quiero regresar nunca más.
Quiero un boleto de ida donde la tristeza no me carcoma y me haga infeliz, donde este sentimiento no se convierta en algo tan doloroso, solo quiero recuerdos hermosos y llenos de alegría.
Cómo el que ahora viene a mi mente, recuerdo que fue, en una tarde antes de que comenzará el verano, en el Real Colegio San Pablo, Stear me dejo una carta en nuestro lugar secreto; un hueco en la base del tronco de un gran fresno, -no puedo evitar sonreír- Por la tarde cuando las clases habían terminado fui a recoger la misiva, la guarde celosamente entre mis ropas y me marche a paso apresurado directo al edificio donde se encuentran los dormitorios.
Cuando ya me encontraba en la seguridad de mi habitación le eche llave a la puerta y de inmediato abrí la carta, en ese instante no pude evitar aspirar el delicioso aroma a vainilla que desprendía el papel y admirar su elegante caligrafía que me podía decir algo más sobre su personalidad.
Me emocione mucho al comenzar a leer las lineas que había escrito para mí Stear, pero también comencé a experimentar un poco de miedo, tonta de mí, él nunca haría nada que me pondría en peligro.
Me invita a pasar un rato con él a la luz de la luna, para conocernos un poco más y poder platicar un poquito más cerca, sin que nadie nos lo impida. No puedo evitar pensar ¿Cómo le haré para salir del dormitorio sin que nadie me vea? Me pongo nerviosa y ansiosa y no sé que hacer porque la cita es en unas cuantas horas.
Pasan los minutos y sigo igual de indecisa, entonces escucho que tocan la puerta de mi habitación, la abro esperando a que sea una de las monjas que seguro me retaran por llegar tarde al comedor para cenar.
Para mí sorpresa, ella está aquí, como una tabla salvadora parada en el quicio de la puerta con una gran sonrisa de oreja a oreja, de un jalón me explica que está enterada de mi cita con Stear y solo viene a cerciorarse de que acuda y no lo deje plantado, me infunde la confianza que me falta para acudir al lado de mi amado inventor ya que todos mis amigos me ayudaran a llegar hasta al lugar donde él me estará esperando después de que todo mundo se haya retirado a dormir.
Han trazado un plan muy elaborado donde Annie junto con Archie nos cubrirán las espaldas en los dormitorios, por su parte Candy me sacará con cautela del edificio de las chicas llevándome hasta donde estará Terry esperándonos, posteriormente me llevara a lomo de Teodora a hasta el lugar donde se encuentra Stear; luego él y Candy montaran guardia por las cercanías, por si la patrulla de las monjas se acerca para avisarnos de inmediato y no ocurra una desgracia para todos. Seguimos al pie de la letra lo hablado y en poco minutos ya estaba en el lugar marcado donde había una manta tendida en el piso, una canasta con unas frutas, queso y un poco de vino de frutas, frente a todo una fogata y por supuesto mi querido Alistair, estábamos rodeados de un ambiente de verdad muy romántico y especial.
Todo mi ser siente una gran agitación por tan divino detalle. Él me extiende la mano y yo la tomo sin vacilar, no sentamos uno junto al otro disfrutando del momento a la luz de esa fogata y como testigo la luna, que tiempos aquellos donde todo era felicidad.
Y ahora solo lágrimas solitarias puedo sentir rodar por mis mejillas sin parar, siento que él se esta despidiendo de mí, no es gusta la manera en que se marcho y no se despidió de mí. Por eso quiero ese viaje que me lleve por la vía de ida donde no haya regreso y este dolor desaparezca para nunca más volver.
Espero que la lectura haya sido de tu agrado.
Gracias por acompañarme en este maravilloso viaje