Calidez y frió, tristeza infinita y una enorme alegría. Estados tan opuestos me envuelven en estos momentos, pero por sobre todos ellos, la paz…
Miro el rostro desencajado de mi hermano. Es por este pobre infeliz que siento esta tristeza sin límites. Por el desperdicio que fue su vida; primero su cariño, luego su tiempo, y dinero. Todo lo entrego a manos llenas a esa maldita huérfana. Pero nunca le dio oportunidad. Vi su sufrimiento, vi a ese ser hermoso y sagaz perder esa chispa, para volverse un alcohólico amargado.
¡Míralo estúpida! Es tan bello, que duele… Su piel canela, sus ojos como el caramelo, ojos que eran capaces de brillar con tal fuerza, vida y perspicacia. Ahora están opacos, y en su expresión reflejan miedo. Como quisiera que tu última mirada fuera distinta, una triunfante, como cuando jóvenes hundíamos a la huérfana con nuestras maquinaciones. Porque no fuiste capaz de ver la belleza de mi acto amado hermano? Por fin hemos ganado.
Quiero acariciar su mejilla y cerrar sus parpados. Quiero sentir como el calor abandona su cuerpo, como el canela abandona su piel para volverse ceniza, pero no me queda tiempo.
Lo único que lamento es que no podre ver su expresión, ahora reposa semi sedada sobre un sillón, con un arma que yo puse en su mano, un arma humeante a causa del último disparo…
Ahh siento la calidez de la sangre que me acuna, sangre mía y tuya. Calidez y frió, tristeza infinita y una enorme alegría. Estados tan opuestos me envuelven en estos momentos, pero por sobre todos ellos, la paz. Porque digo adiós, con esta mi última travesura, por ella arderé feliz en el infierno…
Miro el rostro desencajado de mi hermano. Es por este pobre infeliz que siento esta tristeza sin límites. Por el desperdicio que fue su vida; primero su cariño, luego su tiempo, y dinero. Todo lo entrego a manos llenas a esa maldita huérfana. Pero nunca le dio oportunidad. Vi su sufrimiento, vi a ese ser hermoso y sagaz perder esa chispa, para volverse un alcohólico amargado.
¡Míralo estúpida! Es tan bello, que duele… Su piel canela, sus ojos como el caramelo, ojos que eran capaces de brillar con tal fuerza, vida y perspicacia. Ahora están opacos, y en su expresión reflejan miedo. Como quisiera que tu última mirada fuera distinta, una triunfante, como cuando jóvenes hundíamos a la huérfana con nuestras maquinaciones. Porque no fuiste capaz de ver la belleza de mi acto amado hermano? Por fin hemos ganado.
Quiero acariciar su mejilla y cerrar sus parpados. Quiero sentir como el calor abandona su cuerpo, como el canela abandona su piel para volverse ceniza, pero no me queda tiempo.
Lo único que lamento es que no podre ver su expresión, ahora reposa semi sedada sobre un sillón, con un arma que yo puse en su mano, un arma humeante a causa del último disparo…
Ahh siento la calidez de la sangre que me acuna, sangre mía y tuya. Calidez y frió, tristeza infinita y una enorme alegría. Estados tan opuestos me envuelven en estos momentos, pero por sobre todos ellos, la paz. Porque digo adiós, con esta mi última travesura, por ella arderé feliz en el infierno…