Hola chicas, les entrego el capítulo 7, me come el tiempo, ya casi se acaba Abril y quiero alcanzar a publicar todo el fic. Anteriormente les comenté que aquí empieza una nueva etapa con una que otra sorpresita, espero les guste.
Como ya saben los personajes son creados por Mizuki e ilustrados por Igarashi.
♥Musas Ardley♥"Azul de Luna" Apología para Albert y Candy♥Fic♥
Previamente...
Cuando el pequeño Bert cumplió un año Candy anunció que se encontraba en cinta por segunda vez, Mary Ann la pequeña hija de Annie y Archie apenas empezaba a balbucear, Elroy no cabía de gusto y George le hacía broma a los jóvenes padres diciéndoles que no era una competencia, Albert y Archie se limitaban a sonreír con satisfacción.
Elroy puso el grito en el cielo cuando Albert le comunicó que el recién nacido se llamaría George pero intentó tranquilizarse cuándo los padres del nuevo Andrew le confirmaron que el segundo nombre seria en gaélico escocés con una “A” como inicial. Así pues William Albert Andrew Jr. Y George Anndrais Andrew disfrutaban de una niñez feliz en compañía de sus primos Archibald Alistear Cornwell y Mary Ann Cornwell.
Capitulo 7
7 años después…
Candy sujetaba con fuerza la barandilla del barco, inmersa en sus recuerdos finalizó rememorando la mañana en que Albert le comunicó la venta de Lakewood y el inminente viaje a Europa, recordó también como esa misma mañana había sembrado su semilla dentro de ella, suceso que ahora la hacía apretar con fuerza el frío acero del pasamanos a consecuencia de un mareo. Estaba segura de su embarazo, además de reconocer los síntomas como buena enfermera, había pasado dos veces por esa situación y sabía bien que las náuseas, el sueño y los mareos eran producto de la formación de un nuevo ser.
Elroy disfrutaba de sus nietos de ocho y seis años y eso a Candy le favorecía para descansar, la Tía Abuela era de gran ayuda en esos momentos a pesar de ser ya bastante mayor. Los Cornwell viajaban con ellos, el pequeño Archibald contaba ya con diez años y Mary Anne con ocho, solo unos meses más pequeña que William Jr. Y el pequeño George estaba por cumplir los siete, los cuatro chicos veían el viaje como una aventura. Albert y Archie pasaban la mayor parte del tiempo en la salita del camarote que hacía la función de oficina, ahí estudiaban la mejor estrategia para hacer rendir el capital con que contaban.
George se despidió de la familia en Nueva York, decidió a empezar de cero en algún lugar del mundo, sería fácil abrir puertas en cualquier parte, con sus ahorros y su habilidad no faltaría en qué ocuparse, al principio fue duro aceptar la separación de los Andrew, sobre todo porque se consideraba parte de la familia, le dio vuelta al asunto y pensó que podía ayudar a William buscando un negocio prospero por su lado, separándose ampliaría las oportunidades, de cualquier forma no perderían la comunicación, George siempre sabía dónde encontrarlo.
El mareo cedió y Candy fue en busca del doctor que atendía en el barco, no quería esperar más para confirmar su embarazo, la situación era difícil pero el nuevo bebé sería recibido con amor por la familia.
El viaje estaba a punto de terminar y Candy prefirió esperar para anunciar que en siete meses llegaría otro Andrew al mundo, pensó que ya instalados en Inglaterra la buena noticia sería celebrada con calma.
En el puerto se Southampton Albert le comunicó a la familia que no llegarían a Londres como tenían pensado, la vieja casona estaba en venta y hacer una escala en dicha ciudad representaría un gasto considerable, Archie intervino explicando que era más conveniente destinar el presupuesto de la estancia en Londres en la nueva inversión.
En ese acuerdo se dirigieron a una antigua villa familiar en Newbold On Avon un pueblito en el distrito de Rugby, situado sobre el río Avon. Albert le dio estos breves datos a su familia y a los Cornwell, no quería dar pie a la letanía de Elroy para aleccionar históricamente sobre los Andrew.
“Demasiado tarde”- pensó Albert al ver el brillo en los ojos de su Tía.
En cuanto se instalaron en el vagón del tren Elroy se acomodó frente a los chicos y empezó a hablar con su particular forma didáctica.
-Como saben, somos descendientes de una de las familias más importantes de Escocia y Del Reino Unido, mi bisabuelo William…
Elroy miró a los cuatro chicos sentados en línea frente a ella, tal vez sería la emoción de estar en el viejo continente, o podía ser que sus cabecitas imaginaban una época encantada, pero todos estaban atentos e impacientes de conocer en voz de su Tía Abuela parte de la historia de su familia, Elroy sintió el orgullo aflorar por cada poro de su piel al ver a los chicos en la mejor disposición de aprender, así que gustosa prosiguió.
-… Mi abuelo William en uno de sus tantos viajes a Londres pasó por Rugby, un viejo conocido suyo lo hospedó unos días en la localidad, mi abuelo quedó encantado con el lugar, por eso compró una hermosa villa en un pueblo a las orillas del río, no solo fue testigo y parte del nacimiento del rugby como deporte, con su buen ojo empresarial se dio cuenta que la ubicación de la ciudad se convertiría en un lugar próspero y así fue, el ferrocarril convirtió a Rugby en un importante distrito ferroviario.
-Debo agregar- continuó Elroy a sabiendas que diría algo desalentador para los chicos –Que en Rugby se encuentra una de las escuelas más antiguas y prestigiosas de Inglaterra y ahí estudiarán ustedes.
Contrario a lo que todos imaginaban los chicos estaban contentos y entusiasmados con la idea, el viaje en tren fue ameno, la familia estaba unida pese a la mala situación económica, pero Albert notó algo raro en su mujer, se veía cansada y demacrada, se sintió culpable por no darse cuenta antes, ¡Ojalá que solo fuera el viaje!
El pueblo pintoresco les dio la bienvenida, la villa era hermosa, mucho más grande lo que Candy imaginaba, la entrada se erguía entre unos gruesos pilares blancos dando paso a un amplio recibidor, una majestuosa escalera al centro llegaban a una estancia con grandes ventanales que ofrecían la vista de los floridos jardines, tenía ocho habitaciones distribuidas en dos alas laterales separadas por dicha estancia, y un estudio al final del corredor con una terraza donde podía admirarse el cauce del río y un lago cercano a la villa. No cabía duda que la elegancia y buen gusto de los Andrew prevalecía a pesar de la mala racha que atravesaban.
Candy recordó las palabras que le dijo Albert aquella mañana cuando hablaron del viaje a Inglaterra “Viviremos bien pero sin lujos”- Si bien la villa no era tan imponente como las propiedades que conocía hasta ahora, su nuevo hogar les brindaba comodidad y distinción.
La cena estuvo a cargo de las mujeres, Albert y Archie terminaron de instalarse con ayuda de los chicos que siempre dispuestos a divertirse cooperaban en cada actividad que sus padres encomendaban.
El señorío del comedor principal presenció la primera cena familiar, ahí Candy anunció su embarazo, Albert se levantó de inmediato y se hincó ante ella acercándose a su vientre.
-¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡No has descansado! ¿Cómo te sientes?
-¡Estoy bien amor! Soy fuerte y aquí en casa lo tomaré con calma.
-¡De eso me encargo yo!- dijo Elroy.
-¡Felicidades!- Annie y Archie al unísono brindaron por la pareja.
Los chicos abrían los ojos sorprendidos, luego por sugerencia de Elroy dejaron su lugar en la mesa para abrazar a su madre.
Después del barullo de felicitaciones luego del postre y de llevar a los chicos a sus dormitorios, Albert y
Archie con sus respectivas mujeres y la Tía Elroy ingresaron a un salón privado contiguo al recibidor, ahí los hombres de la familia expusieron el plan de recuperación.
-En dos días tomamos el tren rumbo a Londres- Albert notó la cara desilusionada de Candy, tomó su mano buscando comprensión y prosiguió –Ahí entrevistaremos al personal que formará nuestro equipo de trabajo.
Albert buscó los ojos verdes de su mujer y se disculpó.
-Lo siento cariño, por un tiempo viajaremos constantemente, sé que acabamos de llegar pero tenemos una buena estrategia y debemos actuar de inmediato.
-¡Podemos lograrlo!- Intervino Archie –Requiere de mucho esfuerzo de nuestra parte y esperamos su comprensión.
Las tres mujeres se vieron entre sí, Elroy guardó silencio, cediendo la palabra a la nueva matriarca.
-¡Cuenten con eso!- respondió Candy representando a las damas.
oOo
Camino a Londres, Albert recordaba los últimos dos días en la villa, poco tiempo de reconocimiento y adaptación para la familia, para su fortuna los habitantes del pueblo eran gente solícita y encontraron ayuda de inmediato, preocupado por Candy, Albert contrató una cocinera y otra joven mujer para hacer las funciones de mucama, poca ayuda para otros tiempos, pero suficiente por el momento, confiaba en que su Tía cuidaría bien de Candy. Además de la preocupación, también se sentía culpable, los dos embarazos anteriores Albert estuvo presente en todo momento, ahora en cambio, no disfrutaría al cien por ciento la espera del bebé.
La suerte estaba a su favor, en tiempo record y con la excelente capacidad de Archie, el personal para arrancar el proyecto estaba listo, Albert no quería dejar pasar la buena racha, confiando en su instinto decidió que era el momento de iniciar el negocio. Pese que el análisis arrojaba a Devon como el puerto más importante de Inglaterra en el Canal de la Mancha, Albert apostó por Folkestone y ahí iniciaron la “Comercializadora Internacional Andrewell Inc.” No sin pasar por alto alguna broma de Archie.
-¡Vamos Albert! ¡No elijas Folkestone solo porque ahí vacacionaba y escribió algunas novelas Charles Dickens!
Como respuesta Archie recibió una frase alegre acompañada de una optimista sonrisa.
-¡Y que novelas Archie! Entre ellas, La pequeña Dorrit… aaahhh ¡Mi pequeña Candy!
-¡¿Qué fue eso?!
-Amor Archie, Amor.
El ojo clínico de Albert en los negocios no erró, el puerto de Folkestone ofrecía más rapidez y menos tránsito marítimo, el constante comercio entre Inglaterra y la Europa Continental sobre el Canal de Mancha dio prontos resultados logrando holgar la tensa situación económica recién vivida.
Los padres de Archie apoyaban la sociedad familiar con su vasto conocimiento mercantil, al principio inyectaron el capital que poseían, pero resultó más provechoso ser socios activos aplicando la experiencia obtenida en la Península Arábiga, haber vivido en el cruce de los tres continentes por tanto tiempo incrementó sus habilidades para comerciar y eran parte fundamental de negocio.
La unión familiar enorgullecía a Elroy, los malos tiempos quedaban atrás y no solo referente a la economía, la llegada en Mayo de Priscila Andrew llenó de alegría a todos los integrantes del Clan.
“Solo falta George”- pensó Albert con nostalgia, las últimas noticias recibidas de él hablaban de un pueblo mágico en México, Real del Monte Hidalgo acogió a su antiguo tutor en un ambiente minero. La ausencia de George se sentía no solo en el manejo de los negocios, aunque hubiera sido invaluable su ayuda sobre todo al tener contacto directo con Francia, era justo que él se desarrollara completamente y dejara de vivir bajo la sombra de los Andrew.
oOo
Trascurrieron cuatro productivos años afianzando el negocio familiar, los dividendos eran generosos y la comercializadora era un negocio estable y rentable. Cierto día Candy se encontraba sola en la villa, Archie se había llevado a la familia a Folkestone para tomar un ferry a Calais y visitar a sus padres, quienes se encargaban de los trámites de importación y exportación en Francia, Albert llevaba dos semanas entre Escocia y Reino Unido finiquitando asuntos referente a unas propiedades, aunque se suponía que llegaría por la mañana ya casi era medio día y no aparecía. Candy extrañaba el ruido de los chicos aunque apenas se habían marchado un día antes, Elroy de cuando en cuando le daba tiempo en pareja tanto a los Andrew como a los Cornwell y éste era el turno de Albert y Candy.
El silencio de la villa la llenó de paz, pocas veces la tranquilidad reinaba a su alrededor, había ingresado al hospital del pueblo como voluntaria en las mañanas, de lunes a viernes mientras los chicos estaban en la escuela, eran las primeras horas del sábado y la quietud de su hogar la invitaba a encontrarse con sus recuerdos, salió al jardín y paseó por los rosedales que ella misma cuidaba, acarició con la punta de los dedos los tersos pétalos y sintió algunas gotitas del rocío matinal que aún cubría algunas rosas, abrió los brazos y aspiró el aire puro de la mañana, poco a poco fue añorando el pasado y decidió esperar a su esposo rememorando su infancia y juventud, entró por la cocina y subió la escalera hasta la estancia, se dirigió al final del corredor y abrió una puerta, no entró, solo recorrió el lugar con la mirada, cada detalle le hablaba de él, de esa persona que siempre estuvo presente en su vida.
En su habitación se sentó frente el tocador, abrió el último cajón del lado izquierdo y sacó el cofre que Albert le entregó como regalo de bodas, cada uno de los tesoros que ahí guardaba revivían las experiencias que marcaron su vida, El tiempo pasó sin sentirlo, la tarde había caído y su rostro cansado y húmedo por el llanto se relajó al cerrar el la tapa del alhajero, apoyó el codo sobre el brazo de la silla y recargo la cabeza sobre su mano, la penumbra de la tarde intensificaba el ambiente nostálgico que invadía a Candy.
De pronto la luz se encendió y la voz serena de Albert acompañada de su dulce sonrisa rompió el silencio, Candy se arrojó a los brazos de él dándole la bienvenida con amor.
Albert tranquilizó a Candy con ternura, el trance de sentimientos cesó paulatinamente, la noche estaba en plenitud cuando bajaron a la cocina, cenaron algo ligero y salieron a caminar, la brisa tibia de la primavera trajo a Candy el último recuerdo de ese día, Candy levantó la vista al cielo y luego miró directo a los ojos de Albert.
-La mayoría de las personas dicen que tienes los ojos azul cielo.
-¡Yo pertenezco a esa mayoría amor!
-En mi opinión, el intenso de tus ojos es semejante al azul de luna- Candy suspiró -¡Como la luna llena de Lakewood la noche que me pediste matrimonio!
Albert atrajo a Candy con un estirón de brazo y la estrechó a su cuerpo, ya habían terminado el paseo y estaban por entrar a casa, Candy calculó con su pie el primer escalón de la entrada y subió acortando la diferencia de altura, facilitando así la secesión de besos, la intensidad del momento los llevó a su habitación, Albert levantó a Candy en brazos y subió la escalera apresurado, la recostó sobre la cama con cuidado y volvió a besarla, entre besos y caricias la fue desvistiendo, se alejó un poco de la cama y admiró su belleza, la luna llena cubría con su luz de plata el cuerpo desnudo de Candy, ella veía en los ojos de Albert deseo, o tal vez era su propio deseo reflejado, el ventanal abierto les obsequiaba el lejano arrullo del río, más de diez años de matrimonio y la sexualidad reinventada reafirmaba el perfecto engrane de su unión.
En la penumbra de la habitación, Candy dormitaba recostada en el pecho de Albert, los dedos de él jugaban con sus largos rizos, Albert emitió un leve suspiro y Candy reconoció en ese gesto que su marido iba a decir algo importante, y así fue.
-Candice- dijo su nombre dulcemente en voz baja, señal de buenas noticias.
-Mm…- respondió socarrona.
-¡Tu tan curiosa! ¿No te has preguntado que trámites hice en Reino Unido?
-Mencionaste unas propiedades, supongo que localizadas en Escocia.
-No, no en Escocia.
-Tampoco debe ser en Inglaterra, de lo contrario los trámites serían en Londres- Candy ya mostraba interés y curiosidad.
-La comercializadora es negocio redondo y en estos cuatro años se han incrementado nuestros fondos.
-¡Al punto Albert! ¡No me tortures!
-Bueno, bueno, en Edimburgo conservo buenos amigos de la universidad, entre sus contactos hay una empresa de bienes raíces en América.
Candy se incorporó repentinamente y se apoyó en un codo, beso el pecho de Albert y luego lo miró fijamente con expectación, Albert con una espléndida sonrisa le dijo a Candy.
-¡Recuperé Lakewood!
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!
-Con la quiebra bancaria, La Reserva Federal era la única que poseía liquidez y la compra de inmuebles solo
La Reserva podía cubrirla, un viejo amigo banquero me ayudó a recuperar la propiedad.
-¡Albert es maravilloso!
-Hay algo más…- Candy hizo un pequeño gesto para que Albert continuara -… ¡Me ofreció un puesto en la secretaría de economía!
-¿Y?
-El presidente Roosevelt pondrá en marcha el segundo New Deal, agradecí con sinceridad pero decliné, no me interesa la política- Albert compartía y desahogaba su sentir con Candy –Mi amigo argumenta que con la experiencia en los negocios y lo que hemos logrado con los acuerdos bilaterales y los aranceles de comercio puedo ser de gran ayuda... ¡Pero en verdad que no me interesa vender mi alma al diablo!
-¡Albert!- ambos estallaron en carcajadas –Sabes que cuentas con mi apoyo amor, ¡Dios ya me imagino la alegría de la tía cuando le demos la noticia!
Continuará...
Notas de pie de página.
Rugby, es una ciudad del condado de Warwickshire en el medio oeste de Inglaterra situada sobre el río Avon. La ciudad es conocida por ser el lugar de nacimiento del rugby en 1823, desde allí se desarrolló este deporte hacia el mundo.
La Escuela de Rugby fue fundada en 1567 y es uno de los más antiguos y prestigiosos colegios públicos de Inglaterra, fue pensado originalmente como una escuela para los niños locales, pero con el tiempo se convirtió en una escuela sobre todo de pago de honorarios privados.
El puerto de Folkeston fue el lugar favorito para vacacionar de Charles Dickens, escribió ahí parte de su obra literaria, entre ellas la novela “La Pequeña Dorrit” en 19 entregas mensuales entre los años 1855 a 1857.
En la depresión económica de 1929 el sistema bancario sufrió una gran crisis, La Reserva Nacional pudo evitarla pero no lo hizo, contrario a ofrecer liquidez a los bancos, redujo la oferta monetaria provocando la quiebra bancaria y una intensa depresión.
El New Deal fue el plan de recuperación del Presidente Roosevelt en 1932 pero la depresión fue tan devastadora que 3 años después se implementó el Segundo New Deal.
La economía de los Estados Unidos al igual que la de muchos otros países (por no decir que la de todo el mundo) siempre ha sido manipulada por los economistas integrantes de los respectivos gabinetes presidenciales, a pesar del buen ojo empresarial de los Andrew y dada la naturaleza de Albert no lo hice participe de la economía del país, simplemente use los datos como referencia sobre las fechas del fic.
Con todo respeto a quienes ya han tocado el tema de la depresión económica, ésta es mi humilde versión para el fic.
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Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
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Capítulo 5
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Última edición por Nadia M Andrew el Sáb Abr 25, 2015 4:06 pm, editado 3 veces