INTRODUCCIÓN GENERAL
Se suele decir "en el mundo hay solo dos tipos de personas..." Y luego según la circunstancia se aplica el item deseado; por ejemplo "los que toman pepsi y los que toman coca", o "los que se comen la orilla de la pizza y los que la dejan".
O tambien "los que prefieren la noche y los que prefieren el día", o sino "los que gustan de la playa y los que prefieren las piscinas"…
Yo nunca he entendido porqué sólo tiene que haber "dos tipos de personas en el mundo"; también se aplica a las mascotas, también en eso hay "dos tipos de personas: los que prefieren gatos y los que prefieren perros"; pero yo digo que en ese caso sí yerran. Es imposible que en dicho caso solo halla dos tipos de personas, y digo que es imposible porque hay varias clases de perros, y de gatos; y no me refiero a razas, sino a personalidades.
Sí, los animales también tienen personalidades ¿o creían que la personalidad era solo cosa de las personas? ¡No señor!
Todos los seres vivos tienen ánimos, humores, actitudes y aptitudes; pensamientos, sentimientos; particularidades diversas que hacen único a cada uno de ellos. No puede haber solo dos tipos de personas, cuando hay tantos tipos diferentes de personalidades tanto en personas, como en perros y gatos... en especial en los gatos. Si hay ser más enigmático y complejo queel ser humano halla logrado "domesticar" (por decirlo de algún modo) esos son los gatos.
Los hay ferales, los hay caseros; los hay independientes y callejeros y tambiendelicados y falderos.
El gato puedeser sumiso y cariñoso, o un ser absolutamente rebelde y malhumorado.
Hay gatos que son toda dulzura y hay otros que uno llegaría a creer que es el engendro del mismo Satán.
¿Sabían que hay gatos tan dóciles y fieles que se les puede poner una correíta y sacarlos a pasear al parque? ¡Y obedecen! Como si fueran el más fiel de los canes.
Por otro lado ¿Sabían que los gatos pueden llegar a tener verdaderos instintos asesinos. Los gatos son en realidad muy resentidos, y estudios han descubierto que los felinos pueden en realidad llegar a odiar.
Se cree que la única razón por la cual un gato enojado no asesina a su dueño, es simplemente porque están muy concientes de que somos mucho más grandes.
¿Alguna vez su gato les ha dejado un "regalito" en la almohada? Conozco personas que han despertado por la mañana para encontrarse con un desagradable y sangriento presente a solo centímetros de su cara.
La psicología gatuna nos da varias teorías; el gato es un animal cazador por naturaleza, y jamás nos ve cazando, por lo tanto está convencido de que somos unos completos inútiles, así que él se toma la molestia de intentar alimentarnos.
Otra dice que nos llegan a querer tanto, que son realmente regalitos; digamos su forma de decirnos "te quiero".
Yo personalment creo que depende mucho de como nos hayamos comportado anteriormente con ellos;; si has sido bueno y amable, lo más seguro es que sí sean muestras de atención y cariño.
Pero si has sido malo... bueno, quizá deberias plantearte la idea de huír por tu vida.
Como quiera que sea, los gatos son especiales, ciertamente no todo el mundo se entiende con ellos; pero para amar a los gatos no hay regla, como no las hay para las personas. Todo es cuestión de compatibilidad y simpatía. Así, como hay muchos que tienen la suerte de hallar al amor de su vida, también hay quienes encuentran al "gato de su vida". No es fácil, a veces hallar al gato perfecto es tanto o más difícil que hallar el amor; pero solo hace falta paciencia... en realidad mucha paciencia.
Porque hace falta más que mero gusto para hallar al gato perfecto, y no morir en el intento.
Cuando Lyon llegó a casa no pidió ni permiso para entrar; se lo encontraron un dia así, como perro por su casa, lamiéndose sus partes sin pudor alguno sobre uno de los sillones de terciopelo del recibidor.
Una de las mucamas procedió a intentar espantarlo de lejos agitando un trapo; Lyon la miró de arriba a abajo, y sin prestarle mayor importancia siguió en lo suyo.
Fue el ama de llaves, quien no quería tener que dar explicaciones engorrosas a los patrones la que, escoba en mano procedió con el acto persecutorio.
¡Ay, pero qué mal le fue a la mujer!
Al primer escobazo, casi despostilla el sillón Luis XV de la señora, el interfecto felino dio un majestuoso salto dejándola con un palmo de narices y temblando, pensando en cuántos cheques de quincena y fin de mes no iba a percibir por el arreglo del carisimo sillón.
Luego del susto, recuperada la mujer a medias, levantó la vista topándose con los amarillos ojazos del animal que, sentado muy campante, la observaba desde el alféizar del alto ventanal.
-¡Te bajaré de ahí aunque sea lo último que haga! - gemía la pobre mientras acarreaba una escalera del jardín y él, se cepillaba graciosamente la cara con su patita.
La observó minuciosamente, mientras ella resoplaba escalando y escalando, sujetándose precariamente con una mano mientras con la otra, se arremangaba el ruedo del largo vestido.
El, como esperándola, la miraba como con curiosidad, como si pensara ¿pero qué está haciendo esta loca? ¡Si se va a partir la crisma! Y en efecto corría el riesgo, que ya ni tan hábil ni tan moza...
Se arriesgó la pobre y estando ya arriba, aventó un manotón para, según ella, agarrar al intruso; y en ese momento, con la misma gracilidad con la que una pluma se desliza en el viento, el animal dio un salto formidable, aterrizando primero en su cabeza y luego, al suelo alfombrado sin emitir el más ligero rumor.
La pobre a la sorpresa pierde el equilibrio, y si no se ha descalabrado hasta el alma, es porque el jardinero buscando su escalera, estuvo ahí justo en el momento y lugar precisos... Y aun hay quien no cree en el destino ¡Ja!
La casa pronto se volvió un despropósito de mucamas chillando y mozos rodando por el suelo.
Sonaban ya los palazos, ya los escobazos. Un jarrón, indudablemente carísimo, aterrizó en la alfombra dejando a todos lívidos, como si se acabara de cometer un asesinato; con la providencial suerte de que el mullido de la alfombra hizo ora sí que una obra de caridad con ellos.
¡Bendita virgen de las castañas! Gime una, y quepan las santiguadas, mientras el atrevido criminal de cuatro patas se estiraba levantando el trasero y mostrándoles salva sea la parte, como a propósito, burlándose de sus desgracias.
El ama de llaves se mesaba los cabellos mientras se desabotonaba el alto cuello de la blusa victoriana; la cocinera preguntaba por la cena ¡¡Qué cena ni qué niño muerto!! ¡Agarrar al animal o esta noche dormimos todos bajo un puente!
Y se ya veían todos los desgraciados, corriendo escaleras arriba, escaleras abajo; persiguiéndo al causante de sus sufrimientos, mientras este brincaba del pasamanos al piso; del alféizar al dintel de la puerta; del aparador a la mesa, sin perder un gramo de glamour en su leonina melena.
Quiso la Fortuna ser propicia ¿Para quién? ¡Ya no sé! Pues justo cuando lo tenía a tiro de escobazo, ha brincado el animal tan de pronto, y justo en el momento en que se abría la puerta principal.
La desesperada, atónita y patidifusa, ha tenido el tino suficiente (o sería la virgen aquella quien le detuvo la mano ¡bendita!) justo cuando ingresaba el patrón de la vivienda; teniendo la escoba ¡probervial arma de destrucción! A solo milímetros de sus brillantes ojos castaños.
-¿¡Pero qué demonios...!? - rugió el elegante hombre al presenciar dantesca escena.
Ya no sabía él qué era lo que le sorprendía más; el deplorable estado de sus empleados, o el estropicio tal en el que habían convertido su casa.
-¡¡Alguien que me expliqué qué es lo que sucede aquí!! Tú, baja esa escoba, tienes 5 segundos para explicarme o te refundo por intento de asesinato. Habla ¡Ya!
La infortunada se quedó como en shock unos segundos, luego intentando formular palabra, no lograba sino que le temblara el labio inferior emitiendo apenas un ligero graznido. Ya al borde de las lágrimas y percibiendo la cólera de su patrón, atinó apenas a señalar con el dedo por encima de la cabeza de él mismo, que de inmediato levantó la vista.
En lo alto de una de las columnas que sirve de marco para la puerta, estaba aquel; sentado sobre sus cuartos traseros aseando una vez más su peluda y cobriza faz.
El gato percibiendo la fuerza de aquella mirada, abandona su labor y levantando sus ojos amarillos los posa sobre los castaños que le miran con asombro y curiosidad.
Se miran así unos instantes, el patrón se ha quedado mudo y, sin adivinar la próxima reacción de tan impredecible hombre, ya un mozo intenta escabullirse para agarrar sus cuatro pilchas y mandarse a cambiar sin ser notado ni acusado de nada.
De pronto todos ahogan un grito y aguantan la respiración; el gato da el brinco desde la altura y va a aterrizar como si nada entre los brazos del amo Neal.
El silencio parece ensordecedor y eterno, cuando de pronto una ligera carcajada se escapa de la garganta del elegante hombre, quien dándose la vuelta deja ver al peludo animal de brillante pelaje rojizo; chinito y ronroneando entre las trigueñas manos que lo acarician con delicia.
-¡Lindo animal! ¿Alguien sabe de dónde salió este gato?
-Se... señor ¡El bicho ese...! - balbucea la pobre infeliz.
-¿Cuál bicho? No hace falta ser despectivos con el animalito ¡Si es precioso! - y el gato ronroneando como motor fuera de borda - ¿Que no hay en esta casa un platito de leche? ¿Qué, no compro latas de caviar suficientes? ¿Les pesa la mano ser atentos y humanitarios? ¡Hay que ver eh, de verdad...! Ya no hay gente amable en este mundo... ¡Te llamarás Lyon! - declara el amo y señor, levantando al entre sus manos al nuevo miembro de la familia.
El ama de llaves, al borde de un vahído, se sostiene del hombro del mayordomo; mientras el señor se recuesta al gato sobre el hombro y de caricia en caricia lo va llenando de halagos mientras se encamina, como si nada, escaleras arriba.
No falta la mano solícita que le hace llegar, calientita y cargadita, una tacita de agüita de tilo; en especial luego de ver cómo la mujer palidece y gime, mirando cómo desde el hombro de su señor, los ojos amarillos del animal la miran fijo y hasta parece que le sonriera, malicioso y triunfante ¡Y ella jura que aquella mirada es promesa de venganza!
¡Ay de ella! ¡Ay ay ay!
Mientras sorbe el tilo calientito comienza a replantearse si no será mejor dormir bajo un puente después de todo.
Y es que, con los gatos nunca se sabe; en especial con uno que se ha atrevido por su propia cuenta a escoger nada más y nada menos que a Neal Leagan como patrón... ¿O será más bien como súbdito?
¡Bah, qué sé yo!
O tambien "los que prefieren la noche y los que prefieren el día", o sino "los que gustan de la playa y los que prefieren las piscinas"…
Yo nunca he entendido porqué sólo tiene que haber "dos tipos de personas en el mundo"; también se aplica a las mascotas, también en eso hay "dos tipos de personas: los que prefieren gatos y los que prefieren perros"; pero yo digo que en ese caso sí yerran. Es imposible que en dicho caso solo halla dos tipos de personas, y digo que es imposible porque hay varias clases de perros, y de gatos; y no me refiero a razas, sino a personalidades.
Sí, los animales también tienen personalidades ¿o creían que la personalidad era solo cosa de las personas? ¡No señor!
Todos los seres vivos tienen ánimos, humores, actitudes y aptitudes; pensamientos, sentimientos; particularidades diversas que hacen único a cada uno de ellos. No puede haber solo dos tipos de personas, cuando hay tantos tipos diferentes de personalidades tanto en personas, como en perros y gatos... en especial en los gatos. Si hay ser más enigmático y complejo queel ser humano halla logrado "domesticar" (por decirlo de algún modo) esos son los gatos.
Los hay ferales, los hay caseros; los hay independientes y callejeros y tambiendelicados y falderos.
El gato puedeser sumiso y cariñoso, o un ser absolutamente rebelde y malhumorado.
Hay gatos que son toda dulzura y hay otros que uno llegaría a creer que es el engendro del mismo Satán.
¿Sabían que hay gatos tan dóciles y fieles que se les puede poner una correíta y sacarlos a pasear al parque? ¡Y obedecen! Como si fueran el más fiel de los canes.
Por otro lado ¿Sabían que los gatos pueden llegar a tener verdaderos instintos asesinos. Los gatos son en realidad muy resentidos, y estudios han descubierto que los felinos pueden en realidad llegar a odiar.
Se cree que la única razón por la cual un gato enojado no asesina a su dueño, es simplemente porque están muy concientes de que somos mucho más grandes.
¿Alguna vez su gato les ha dejado un "regalito" en la almohada? Conozco personas que han despertado por la mañana para encontrarse con un desagradable y sangriento presente a solo centímetros de su cara.
La psicología gatuna nos da varias teorías; el gato es un animal cazador por naturaleza, y jamás nos ve cazando, por lo tanto está convencido de que somos unos completos inútiles, así que él se toma la molestia de intentar alimentarnos.
Otra dice que nos llegan a querer tanto, que son realmente regalitos; digamos su forma de decirnos "te quiero".
Yo personalment creo que depende mucho de como nos hayamos comportado anteriormente con ellos;; si has sido bueno y amable, lo más seguro es que sí sean muestras de atención y cariño.
Pero si has sido malo... bueno, quizá deberias plantearte la idea de huír por tu vida.
Como quiera que sea, los gatos son especiales, ciertamente no todo el mundo se entiende con ellos; pero para amar a los gatos no hay regla, como no las hay para las personas. Todo es cuestión de compatibilidad y simpatía. Así, como hay muchos que tienen la suerte de hallar al amor de su vida, también hay quienes encuentran al "gato de su vida". No es fácil, a veces hallar al gato perfecto es tanto o más difícil que hallar el amor; pero solo hace falta paciencia... en realidad mucha paciencia.
Porque hace falta más que mero gusto para hallar al gato perfecto, y no morir en el intento.
LYON
(EL ASTUTO)
(EL ASTUTO)
Cuando Lyon llegó a casa no pidió ni permiso para entrar; se lo encontraron un dia así, como perro por su casa, lamiéndose sus partes sin pudor alguno sobre uno de los sillones de terciopelo del recibidor.
Una de las mucamas procedió a intentar espantarlo de lejos agitando un trapo; Lyon la miró de arriba a abajo, y sin prestarle mayor importancia siguió en lo suyo.
Fue el ama de llaves, quien no quería tener que dar explicaciones engorrosas a los patrones la que, escoba en mano procedió con el acto persecutorio.
¡Ay, pero qué mal le fue a la mujer!
Al primer escobazo, casi despostilla el sillón Luis XV de la señora, el interfecto felino dio un majestuoso salto dejándola con un palmo de narices y temblando, pensando en cuántos cheques de quincena y fin de mes no iba a percibir por el arreglo del carisimo sillón.
Luego del susto, recuperada la mujer a medias, levantó la vista topándose con los amarillos ojazos del animal que, sentado muy campante, la observaba desde el alféizar del alto ventanal.
-¡Te bajaré de ahí aunque sea lo último que haga! - gemía la pobre mientras acarreaba una escalera del jardín y él, se cepillaba graciosamente la cara con su patita.
La observó minuciosamente, mientras ella resoplaba escalando y escalando, sujetándose precariamente con una mano mientras con la otra, se arremangaba el ruedo del largo vestido.
El, como esperándola, la miraba como con curiosidad, como si pensara ¿pero qué está haciendo esta loca? ¡Si se va a partir la crisma! Y en efecto corría el riesgo, que ya ni tan hábil ni tan moza...
Se arriesgó la pobre y estando ya arriba, aventó un manotón para, según ella, agarrar al intruso; y en ese momento, con la misma gracilidad con la que una pluma se desliza en el viento, el animal dio un salto formidable, aterrizando primero en su cabeza y luego, al suelo alfombrado sin emitir el más ligero rumor.
La pobre a la sorpresa pierde el equilibrio, y si no se ha descalabrado hasta el alma, es porque el jardinero buscando su escalera, estuvo ahí justo en el momento y lugar precisos... Y aun hay quien no cree en el destino ¡Ja!
La casa pronto se volvió un despropósito de mucamas chillando y mozos rodando por el suelo.
Sonaban ya los palazos, ya los escobazos. Un jarrón, indudablemente carísimo, aterrizó en la alfombra dejando a todos lívidos, como si se acabara de cometer un asesinato; con la providencial suerte de que el mullido de la alfombra hizo ora sí que una obra de caridad con ellos.
¡Bendita virgen de las castañas! Gime una, y quepan las santiguadas, mientras el atrevido criminal de cuatro patas se estiraba levantando el trasero y mostrándoles salva sea la parte, como a propósito, burlándose de sus desgracias.
El ama de llaves se mesaba los cabellos mientras se desabotonaba el alto cuello de la blusa victoriana; la cocinera preguntaba por la cena ¡¡Qué cena ni qué niño muerto!! ¡Agarrar al animal o esta noche dormimos todos bajo un puente!
Y se ya veían todos los desgraciados, corriendo escaleras arriba, escaleras abajo; persiguiéndo al causante de sus sufrimientos, mientras este brincaba del pasamanos al piso; del alféizar al dintel de la puerta; del aparador a la mesa, sin perder un gramo de glamour en su leonina melena.
Quiso la Fortuna ser propicia ¿Para quién? ¡Ya no sé! Pues justo cuando lo tenía a tiro de escobazo, ha brincado el animal tan de pronto, y justo en el momento en que se abría la puerta principal.
La desesperada, atónita y patidifusa, ha tenido el tino suficiente (o sería la virgen aquella quien le detuvo la mano ¡bendita!) justo cuando ingresaba el patrón de la vivienda; teniendo la escoba ¡probervial arma de destrucción! A solo milímetros de sus brillantes ojos castaños.
-¿¡Pero qué demonios...!? - rugió el elegante hombre al presenciar dantesca escena.
Ya no sabía él qué era lo que le sorprendía más; el deplorable estado de sus empleados, o el estropicio tal en el que habían convertido su casa.
-¡¡Alguien que me expliqué qué es lo que sucede aquí!! Tú, baja esa escoba, tienes 5 segundos para explicarme o te refundo por intento de asesinato. Habla ¡Ya!
La infortunada se quedó como en shock unos segundos, luego intentando formular palabra, no lograba sino que le temblara el labio inferior emitiendo apenas un ligero graznido. Ya al borde de las lágrimas y percibiendo la cólera de su patrón, atinó apenas a señalar con el dedo por encima de la cabeza de él mismo, que de inmediato levantó la vista.
En lo alto de una de las columnas que sirve de marco para la puerta, estaba aquel; sentado sobre sus cuartos traseros aseando una vez más su peluda y cobriza faz.
El gato percibiendo la fuerza de aquella mirada, abandona su labor y levantando sus ojos amarillos los posa sobre los castaños que le miran con asombro y curiosidad.
Se miran así unos instantes, el patrón se ha quedado mudo y, sin adivinar la próxima reacción de tan impredecible hombre, ya un mozo intenta escabullirse para agarrar sus cuatro pilchas y mandarse a cambiar sin ser notado ni acusado de nada.
De pronto todos ahogan un grito y aguantan la respiración; el gato da el brinco desde la altura y va a aterrizar como si nada entre los brazos del amo Neal.
El silencio parece ensordecedor y eterno, cuando de pronto una ligera carcajada se escapa de la garganta del elegante hombre, quien dándose la vuelta deja ver al peludo animal de brillante pelaje rojizo; chinito y ronroneando entre las trigueñas manos que lo acarician con delicia.
-¡Lindo animal! ¿Alguien sabe de dónde salió este gato?
-Se... señor ¡El bicho ese...! - balbucea la pobre infeliz.
-¿Cuál bicho? No hace falta ser despectivos con el animalito ¡Si es precioso! - y el gato ronroneando como motor fuera de borda - ¿Que no hay en esta casa un platito de leche? ¿Qué, no compro latas de caviar suficientes? ¿Les pesa la mano ser atentos y humanitarios? ¡Hay que ver eh, de verdad...! Ya no hay gente amable en este mundo... ¡Te llamarás Lyon! - declara el amo y señor, levantando al entre sus manos al nuevo miembro de la familia.
El ama de llaves, al borde de un vahído, se sostiene del hombro del mayordomo; mientras el señor se recuesta al gato sobre el hombro y de caricia en caricia lo va llenando de halagos mientras se encamina, como si nada, escaleras arriba.
No falta la mano solícita que le hace llegar, calientita y cargadita, una tacita de agüita de tilo; en especial luego de ver cómo la mujer palidece y gime, mirando cómo desde el hombro de su señor, los ojos amarillos del animal la miran fijo y hasta parece que le sonriera, malicioso y triunfante ¡Y ella jura que aquella mirada es promesa de venganza!
¡Ay de ella! ¡Ay ay ay!
Mientras sorbe el tilo calientito comienza a replantearse si no será mejor dormir bajo un puente después de todo.
Y es que, con los gatos nunca se sabe; en especial con uno que se ha atrevido por su propia cuenta a escoger nada más y nada menos que a Neal Leagan como patrón... ¿O será más bien como súbdito?
¡Bah, qué sé yo!
Última edición por Wendolyn Leagan el Sáb Abr 02, 2016 2:53 pm, editado 1 vez