Como un Gato
La Maldición Andrew
Parte uno Albert
--- Todavía no puedo creer que por mi culpa, ellos tengan que pagar mis errores.
--- Lo siento mucho Elroy, pero mientras que se encuentren en la mansión, a la media noche… será su maldición.
--- ¿Todos?
--- Son tus descendientes… así estaba escrito, tu eres la principal aquí y…
--- William, mi querido William, casi se vuelve loco cuando le pasó la primera vez, tuve que calmarlo, decirle toda la verdad. Su mascota huye cada que se transforma, al menos eso ya es ganancia, tener una mofeta en casa, cuando todos pueden ser gatos… es realmente… imposible. Pero lo han tolerado todo este año.
--- Me tengo que retirar, seguiré investigando sobre la forma de eliminar este maleficio, sabes de donde es, y también cual es la causa… pero ahora tenemos que deshacerlo, así tengamos que buscar bajo las piedras.
Elroy estaba angustiada, ese fin de semana llegarían sus sobrinos, y al menos ellos no eran realmente descendientes, se habían salvado Elisa y Niel.
En otra parte de la casa, Albert abrazaba a Candy
--- Sé que es grave, pero no fue contra nosotros sino contra mi Tía, y como ella siempre presumía sobre los descendientes Andrew.
--- Albert, todavía llevo el apellido Andrew, ¿Crees que eso también me afecte?
--- Lo mejor es… que te regreses al hogar de Pony.
--- Le prometí a Anthony pasar aquí mi cumpleaños.
--- Candy vas a cumplir la mayoría de edad, puede que… no sé, lo que me acabas de decir me pone un poco alerta.
--- Crees que también yo ¡me convierta en gato!
El rostro de pena de Albert ponía a Candy en una situación de incertidumbre, ahora pensativa deducía que era mejor que le pasará aquí y no en el hogar de Pony. Si ella también salía afectada al menos se podía esconder en la mansión. Un incomodo dolor en el vientre hizo que Candy saliera de sus pensamientos y se disculpaba con Albert para retirarse a sus habitaciones.
Albert se iba con su Tía para saber si eso también podría alcanzar a Candy ahora que cumplía la mayoría de edad.
Ya era la media noche, Albert ya no existía, Pupe se había marchado y el con todo su temple, decidió ir a verla, al menos estaba dormida y… no Candy todavía no salía afectada. Se subió a su cama y pasaba sus manos por su rostro, ella sonreía aun dormida, y en un suspiro el claramente escuchaba
--- ¡Albert!
Su instinto despertaba al ver que aun dormida, pensaba en él, se metió entre sus brazos rosaba su cabeza bajo su barbilla, era Candy quien aun dormida lo llamaba, le ronroneaba tratando de despertarla, que lo viera ahora que estaba ahí, deseaba tanto llamar su atención, saber que no se había molestado, que le daba lo mismo y prefirió quedarse a su lado, siempre era así… ella era incondicional, increíble y única. En ese momento con su instinto gatuno, se sintió protector y viéndola dormida, le daba lengüetazos a su boca, siempre la había deseado, era la amiga de sus sobrinos, pero ellos no podían comprender, lo que él sentía por ella.
Continuará