Como un Gato
La Maldición Andrew
Parte Tres Archivald
Con pasos tranquilos, rozaba su cuerpo por las alfombras que daban ribete a los pasillos alargados de toda la mansión… pensaba en Annie y suspiraba, tal vez ella tocaría el piano y si se atrevía a contarle, que por las noches… se pondría a escucharla, le diría que todo pasaría en unas horas… que él la amaba y que solo era un gato temporalmente.
En ese momento escuchaba un maullido alterante, no era ninguno de su familia, corrió cual investigador y la vio a lo lejos era una gatita negra y en celo… cantaba a la luna… maullando llamando a quien pudiera acompañarla… y… ¿y si lo hacía?… no podía ser posible, tenía que contenerse, como iba a decirle a su tía Elroy que la sangre Andrew andaría derramada por todo el vecindario, todo por no poder taparse las orejas y dejar de escuchar esos maullidos que alborotaban todo su suave pelaje, ahora lo comprendía, si su hermano hasta gorro se ponía, como iba a escuchar a esa tentadora gatita, que dejaba marcas de gotitas, para que la siguiera hasta que en aquel balcón, maullaba tentadoramente… llamando su atención.
Su alerta y sigilosa mirada, veía hacia todos lados… no había nadie, podía dejar de ser señorito, si caía en las redes de aquella gatita coqueta, ahora era el momento, total... Annie, jamás se daría cuenta, que la gatita del establo… podía darle gatitos Cornwall, eso no sería un engaño…¿O si?
No.
Tenía que alejarse de inmediato, el no podía derramar su linaje en gatitos de todo Lakewood, debía seguir conservando su espera, pronto encontrarían la cura y los liberarían de esa maldición, por el momento mejor se iba a su habitación, ya tenía una nueva cama, ahí los sonidos no se escucharían y a esa gatita tentadora, la buscaría por la mañana, se la llevaría lejos, para que no buscará a todos los Andrew, durante toda la semana.
Después les contaría, a su primo y a su hermano, que un Cornwall, puede contenerse, hasta de las mayores tentaciones de la vida.
Continuará