Es con sumo agrado que les presento el segundo capítulo de este pequeño gran proyecto grupal. El mismo ha sido escrito por Amanecer Grandchester, quien me ha honrado encomendándome la tarea de compartírselos. Esperamos que lo disfruten!!!
El Ruiseñor Encantado
Capítulo 2 by Amanecer Grandchester
Capítulo 2 by Amanecer Grandchester
A la mañana siguiente, apenas amaneciendo, ya más descansado y sabiendo que no le quedaba de otra que empezar una nueva jornada laboral, el leñador se levantó a tomar un pequeño desayuno, preparar sus herramientas de trabajo, su caballo con su carreta y así dar inicio a otro día mas. Lo que ignoraba era que no sería un día común y corriente. Al salir de casa, no se percató de que, de tanto haber escuchado al ruiseñor, su melodía se le había quedado grabada. Así que, sin pensarlo, empezó a silbar del mismo modo que el ruiseñor, hasta que pensó:
- ¿Y yo por qué estoy silbando esa tonta melodía del ruiseñor, si por su causa no pude dormir?
Respondiendo él mismo a su pregunta con una pequeña sonrisa se dijo:
- La verdad es porque estaba cansado y quise culpar al ruiseñor que sólo trataba de regalarme un poco de su música. O ¿será que es verdad lo que dice mi madre?: que necesito una linda mujer que haga mis días más llevaderos, y no tenga que estar desde la aparición del sol hasta el obscurecer en el bosque, sabiendo que nadie me espera en casa…
Su madre, que vivía en una aldea cercana, siempre estaba buscando candidatas y diciéndole:
- No tienes necesidad de trabajar tanto. Es más, no tendrías ni que trabajar, bien lo sabes, pero eres más terco que una mula.
A lo que él respondía todas y cada una de las veces:
- Madre, agradezco que se preocupe por mí. Pero usted bien sabe que no me gusta tomar algo en lo que no trabajé. Y, en cuanto a querer emparejarme a toda costa: no he encontrado la indicada aún. Así que no se preocupe, que el día que la encuentre no estaré más tiempo solo.
Y así era cada domingo que visitaba a su madre.
Ese día había decidido cambiar un poco la ruta que siempre llevaba. Esta vez, tomó una que pasaba cerca de un pequeño riachuelo. Ya tenía tiempo de no pasar por esa área y le asombró ver tantas flores a lo largo de la orilla del río, pero siguió su camino en el cual vio un frondoso árbol y pensó:
- Es un buen lugar para tomar mi almuerzo.
Durante el día se dedicó a cortar la leña y acomodarla pulcramente en una pequeña carreta que llevaba jalando en su caballo. Al terminar, pensó que era hora de comer su almuerzo (nada especial algunos panes, queso, y una manzana), así que se dispuso a ir al lugar anteriormente visto y comer mientras su caballo pastaba también. Momentos después, se recostó bajo el sombroso árbol a descansar un rato. Estaba empezando a dormitar, cuando sintió un cosquilleo en la nariz. Dio un manotazo y siguió tratando de descansar. Unos minutos más tarde, volvió a sentir otro cosquilleo, a lo que se levantó hecho un energúmeno para ver quién había osado interrumpir su siesta. Al no poder dar con el intruso y echando unas cuantas maldiciones por lo bajo, se volvió a recostar. Pero a la tercera se levantó y entonces sí vociferó una sarta de palabrotas… Hasta que, de detrás del árbol, salió un gatito y comprendió que había sido él quien con su cola le había hecho cosquillas en la nariz. Aún molesto, tomó sus cosas para ponerlas en la carreta, y se disponía a marcharse cuando, a lo lejos, escuchó una voz a la vez que el gatito se lanzaba a correr hacia quien lo llamaba:
- Esponjoso, pequeño, ¿dónde estás?
No queriendo quedarse con la duda, el que descansaba se acercó para ver quién hablaba y, para su sorpresa, era una linda joven de rizos dorados como el sol y los ojos verdes como las esmeraldas, entonces lo supo: tenía que conocerla…
- ¿Y yo por qué estoy silbando esa tonta melodía del ruiseñor, si por su causa no pude dormir?
Respondiendo él mismo a su pregunta con una pequeña sonrisa se dijo:
- La verdad es porque estaba cansado y quise culpar al ruiseñor que sólo trataba de regalarme un poco de su música. O ¿será que es verdad lo que dice mi madre?: que necesito una linda mujer que haga mis días más llevaderos, y no tenga que estar desde la aparición del sol hasta el obscurecer en el bosque, sabiendo que nadie me espera en casa…
Su madre, que vivía en una aldea cercana, siempre estaba buscando candidatas y diciéndole:
- No tienes necesidad de trabajar tanto. Es más, no tendrías ni que trabajar, bien lo sabes, pero eres más terco que una mula.
A lo que él respondía todas y cada una de las veces:
- Madre, agradezco que se preocupe por mí. Pero usted bien sabe que no me gusta tomar algo en lo que no trabajé. Y, en cuanto a querer emparejarme a toda costa: no he encontrado la indicada aún. Así que no se preocupe, que el día que la encuentre no estaré más tiempo solo.
Y así era cada domingo que visitaba a su madre.
Ese día había decidido cambiar un poco la ruta que siempre llevaba. Esta vez, tomó una que pasaba cerca de un pequeño riachuelo. Ya tenía tiempo de no pasar por esa área y le asombró ver tantas flores a lo largo de la orilla del río, pero siguió su camino en el cual vio un frondoso árbol y pensó:
- Es un buen lugar para tomar mi almuerzo.
Durante el día se dedicó a cortar la leña y acomodarla pulcramente en una pequeña carreta que llevaba jalando en su caballo. Al terminar, pensó que era hora de comer su almuerzo (nada especial algunos panes, queso, y una manzana), así que se dispuso a ir al lugar anteriormente visto y comer mientras su caballo pastaba también. Momentos después, se recostó bajo el sombroso árbol a descansar un rato. Estaba empezando a dormitar, cuando sintió un cosquilleo en la nariz. Dio un manotazo y siguió tratando de descansar. Unos minutos más tarde, volvió a sentir otro cosquilleo, a lo que se levantó hecho un energúmeno para ver quién había osado interrumpir su siesta. Al no poder dar con el intruso y echando unas cuantas maldiciones por lo bajo, se volvió a recostar. Pero a la tercera se levantó y entonces sí vociferó una sarta de palabrotas… Hasta que, de detrás del árbol, salió un gatito y comprendió que había sido él quien con su cola le había hecho cosquillas en la nariz. Aún molesto, tomó sus cosas para ponerlas en la carreta, y se disponía a marcharse cuando, a lo lejos, escuchó una voz a la vez que el gatito se lanzaba a correr hacia quien lo llamaba:
- Esponjoso, pequeño, ¿dónde estás?
No queriendo quedarse con la duda, el que descansaba se acercó para ver quién hablaba y, para su sorpresa, era una linda joven de rizos dorados como el sol y los ojos verdes como las esmeraldas, entonces lo supo: tenía que conocerla…
Acceso a capítulos anteriores:
Capítulo Intro by Estrella https://www.elainecandy.com/t20980-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-intro-by-estrella
Capítulo 1 by Chica Zafiro https://www.elainecandy.com/t21023-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-1-by-chica-zafiro