EL RUISEÑOR ENCANTADO
Capítulo 6
Una suave brisa pasó entre los cabellos, rubios y castaños, los primeros que corrían en dirección del pueblo y los castaños, que se quedaban entre las sombras que los arboles generaban.
Esa misma brisa dio un ligero impulso a una pequeñas alas. Un par de indiscretos y vividos ojillos no perdieron ni un momento de lo que sucedió. Lanzó un suave canto, y se dejó llevar por le viento.
Paso por entre las hojas de los árboles, subió un poco para sentir el calorcito del sol en su cuerpecito, para ayudarlo a llegar a su destino. El sol se reflejaba en su plumaje azul, concediendo destellos de luz.
Tenía tanta ansiedad por llegar.
El batir de sus alas, al fin fue reduciendo la velocidad. Llegaba a su destino.
Un pequeño claro en el bosque, llegando casi al pie de la montaña.
Se trataba de un rincón lleno de color. Pinceladas amarillas, azules, rosas, violetas, rojas. Todo combinado era un hermoso placer a la vista… y el aroma…
Hermosas y blancas fresias despedían un aroma tan sutil. Los pequeños y dulces pensamientos y violetas, algunos narcisos y sobretodo… las rosas, embriagando con su perfume el ambiente combinándose de tal manera que ningún perfumista podría imitarlo.
El ruiseñor aun muy arriba comenzó con su canto… -¡Se han encontrado!- parecía que decía.
Al escuchar el cántico tan bello, el viento empezó a pasear entre las flores.
Las hacía bailar en torno a la melodía del ruiseñor.
Y de pronto… este baile empezó un poco con más fuerza… llegó algo de bruma, y de repente, de entre las flores fue apareciendo algo parecido a una persona. Unos cabellos rubios, una piel muy blanca y tersa, una sonrisa traviesa, y unos preciosos ojos verdes…
-Rosemary- cantaba el pajarillo, -al fin se han encontrado-.