EL RUISEÑOR ENCANTADO
Capítulo 7
Por: Phoenix
El aroma del viento depende mucho de los lugares por los que ha pasado. En el pueblo cerca de la montaña, huele a bosque, a fresco con un delicado y sutil toque de flores, algo que a cierta jovencita siempre le ha extrañado.
Ella ha preguntado a otras personas y siempre ha sido la misma respuesta –No hay ningún aroma especial en el aire –.
Esta situación, lejos de haber calmado esa inquietud, la llevo a indagar. No es de esas personas que se conforma con lo que le dicen y mas, cuando una idea se le mete en la cabeza, ¡ah! pobre de aquella persona que ose tratar de quitársela.
El resultado, una mañana, cuando el sol apenas empezaba a dejarse ver, hizo que Candy, se pusiera unos zapatos resistentes, tomara una mochila, , una manzana, un pedazo de pan con queso (soné a Heidi, lo sé jajaja) y una botella con agua y sigilosamente saliera de la pequeña casa, casi inadvertida.
No bien cruzó el jardín cuando un maullido, aun somnoliento, se dejó oír a su espalda. –Miauuuu, miauuu–(–espérame, no tan rápido–) parecía que le gritaban.
–Clin, regresa a casa, caminaré mucho y no creo que te guste mucho– contesta la pequeña, tratando de hacer que el minino se regrese al jardín de su casa. Pero este al igual que su dueña, es bastante testarudo y no le hace caso.
Lentamente, disfrutando los tenues rayos del sol en la cara, se dirige hacia el bosque. Ha conocido estos árboles por años, así que conoce sus senderos bastante bien. Sin embargo, su excursión no la lleva a caminos conocidos. Empieza por el rio, y de ahí lo cruza por el puentecillo de piedra que está al este del pueblo.
Y se empieza a alejar.
Camina por varias horas, disfrutando del paisaje, pero sobretodo, caminando contracorriente al viento, el cual regularmente olfatea con cuidado, buscando el aroma que busca.
Se detiene un momento a comer, y reflexiona por los senderos que ha caminado para no perderse en el regreso. Cuando de repente se viene una ráfaga fuerte de viento y en él distingue el aroma floral mas intensamente.
–Clin, es por ahí, vamos– apura al gatito que apenas se había acomodado a limpiarse las patas y a descansar, y se levanta corriendo para no perder a la chica.
–Es por aquí, estoy segura– piensa Candy en voz alta, sin parar de caminar entre unos árboles frondosos que le dificultan un poco el paso, cuando al fin… sale dando trompicones a un hermoso prado escondido.
Se detiene a recuperar el aliento y lo vuelve a perder al momento de percatarse del lugar en el que está.
Ante sus ojos esta un hermoso prado multicolor, lleno de hermosas flores, todas desprendiendo un hermoso perfume que la embriaga al primer respiro.
Sus ojos se llenan de lagrimas ante tan hermoso paisaje.
Lo sabía, piensa. Y se queda disfrutando del paisaje durante mucho rato. Empieza a pasear entre las flores, inclinándose para observar a cada especie, y disfrutar de su aroma. De repente siente que las flores se empiezan a mover y se asusta.
Se queda observando y de repente salen unas hermosas orejas pardas de entre las flores y detrás de ellas, una cola blanca esponjosa y…
–Clin! Deja a esa ardilla! –Exclama soltando una cantarina carcajada. El gatito regresa y se sienta en el regazo de Candy que se ha sentado entre unos rosales y unos pensamientos.
–Es un hermoso lugar, el lugar adecuado para soñar– le dije a Clin. –Este será nuestro secreto– le dice al minino guiñándole un ojo. Y decide que cada vez que pueda regresará a disfrutar de este lugar, sin imaginar que la magia la acompañará.
Capítulo 7
Por: Phoenix
El aroma del viento depende mucho de los lugares por los que ha pasado. En el pueblo cerca de la montaña, huele a bosque, a fresco con un delicado y sutil toque de flores, algo que a cierta jovencita siempre le ha extrañado.
Ella ha preguntado a otras personas y siempre ha sido la misma respuesta –No hay ningún aroma especial en el aire –.
Esta situación, lejos de haber calmado esa inquietud, la llevo a indagar. No es de esas personas que se conforma con lo que le dicen y mas, cuando una idea se le mete en la cabeza, ¡ah! pobre de aquella persona que ose tratar de quitársela.
El resultado, una mañana, cuando el sol apenas empezaba a dejarse ver, hizo que Candy, se pusiera unos zapatos resistentes, tomara una mochila, , una manzana, un pedazo de pan con queso (soné a Heidi, lo sé jajaja) y una botella con agua y sigilosamente saliera de la pequeña casa, casi inadvertida.
No bien cruzó el jardín cuando un maullido, aun somnoliento, se dejó oír a su espalda. –Miauuuu, miauuu–(–espérame, no tan rápido–) parecía que le gritaban.
–Clin, regresa a casa, caminaré mucho y no creo que te guste mucho– contesta la pequeña, tratando de hacer que el minino se regrese al jardín de su casa. Pero este al igual que su dueña, es bastante testarudo y no le hace caso.
Lentamente, disfrutando los tenues rayos del sol en la cara, se dirige hacia el bosque. Ha conocido estos árboles por años, así que conoce sus senderos bastante bien. Sin embargo, su excursión no la lleva a caminos conocidos. Empieza por el rio, y de ahí lo cruza por el puentecillo de piedra que está al este del pueblo.
Y se empieza a alejar.
Camina por varias horas, disfrutando del paisaje, pero sobretodo, caminando contracorriente al viento, el cual regularmente olfatea con cuidado, buscando el aroma que busca.
Se detiene un momento a comer, y reflexiona por los senderos que ha caminado para no perderse en el regreso. Cuando de repente se viene una ráfaga fuerte de viento y en él distingue el aroma floral mas intensamente.
–Clin, es por ahí, vamos– apura al gatito que apenas se había acomodado a limpiarse las patas y a descansar, y se levanta corriendo para no perder a la chica.
–Es por aquí, estoy segura– piensa Candy en voz alta, sin parar de caminar entre unos árboles frondosos que le dificultan un poco el paso, cuando al fin… sale dando trompicones a un hermoso prado escondido.
Se detiene a recuperar el aliento y lo vuelve a perder al momento de percatarse del lugar en el que está.
Ante sus ojos esta un hermoso prado multicolor, lleno de hermosas flores, todas desprendiendo un hermoso perfume que la embriaga al primer respiro.
Sus ojos se llenan de lagrimas ante tan hermoso paisaje.
Lo sabía, piensa. Y se queda disfrutando del paisaje durante mucho rato. Empieza a pasear entre las flores, inclinándose para observar a cada especie, y disfrutar de su aroma. De repente siente que las flores se empiezan a mover y se asusta.
Se queda observando y de repente salen unas hermosas orejas pardas de entre las flores y detrás de ellas, una cola blanca esponjosa y…
–Clin! Deja a esa ardilla! –Exclama soltando una cantarina carcajada. El gatito regresa y se sienta en el regazo de Candy que se ha sentado entre unos rosales y unos pensamientos.
–Es un hermoso lugar, el lugar adecuado para soñar– le dije a Clin. –Este será nuestro secreto– le dice al minino guiñándole un ojo. Y decide que cada vez que pueda regresará a disfrutar de este lugar, sin imaginar que la magia la acompañará.
Última edición por Phoenix el Jue Abr 14, 2016 7:46 pm, editado 1 vez