EL RUISEÑOR ENCANTADO
Por Phoenix
Capitulo 7
Y así fue como Candy encontró el jardín oculto. Lo que ella no habría de saber en ese momento es que ese lugar tenía magia.
Muchos años atrás, una hermosa dama, llamada Rosemary, lo había creado. Un lugar en el cual ella podía sentirse libre al igual que las hermosas flores que iba plantando. Un jardín que creciera con libertad, sin la estructura de un jardín de las casas señoriales, sino silvestre, pero cuidado con el amor de sus manos.
Y el día que Rosemary murió, su espíritu se quedó en el jardín.
Y ese espíritu habría de ser el confidente de los sueños y anhelos del corazón de Candy. Ella cada que tenía oportunidad se escapaba de la mirada de su familia, para poder sentirse libre.
Al llegar al jardín se sacaba los zapatos para disfrutar de la sensación del pasto y la tierra en sus plantas y sentirse como una flor más.
Se acostaba entre las flores que la cubrían y jugaba al escondite con clin, que siempre andaba correteando con las ardillas que habitaban el bosque.
Era SU lugar.
Un día llego al jardín pensativa, así lo sintió Rosemary. Se sentó entre los pensamientos y acariciaba unas rosas trepadoras qque estaban a su lado… y suspiró.
Rosemary, hizo una pregunta mezclada con el viento y esta llegó a oídos de Candy que respondió sin pensar que la estuvieran escuchando:
–Que bonito ha de ser estar enamorada– respondió, pensando que solo hablaba en voz alta.
–Hoy fue la boda de Annie y Archie, se veían tan enamorados, tan ilusionados, ojalá un día encuentre a alguien que me ame de esa manera–.
De forma inesperada saltó Clin a su regazo, y ella le dice entre asustada y con una suave risa:
–¬Clin con cuidado, bueno y no es que no tenga pretendientes, pero es que, quisiera una persona que no fuera igual a mi, pero tampoco lo opuesto. En el pueblo, si ya se Clin, hay muchos muchachos, pero… es que ninguno me hace sentir protegida, pero a la vez libre. Todos piensan que cuando me case, deberé de estar solo en la casa, atendiendo a una familia, no entienden que yo deseo ser… libre–.
Esa tarde, Candy ya no dijo mas. Toda la tarde la pasó pensativa, jugueteando distraída con las flores, mirando al cielo, como si en él pudiera ver el rostro de ese hombre misterioso que la entendiera y la amara.
Y así pasaron las semanas, los meses, y ella continuaba paseando en el jardín, platicando con las flores y abriendo su corazón como solo una persona inocente puede hacer.
Un día Rosemary no se encontraba en el jardín, sino en la cabañita del guardabosque. Este era un hombre ya muy viejo, y estaba en sus últimos momentos. Para Rosemary, el anciano había sido una persona importante que la cuidaba cuando ella permanecía en el jardín, y por esa razón no podía dejar que estos momentos el pobre hombre estuviera solo.
Ella sabía que el no se quedaría con ella, que el tendría que seguir su camino, cual debe, pero ella no se animaba a ir, su jardín y ahora Candy la necesitaban y la hacían aferrarse a ese lugar.
Cuando el hombre cerró los ojos, vio Rosemary, como el alma del viejito se desprendía de su cuerpo, y pasaba por entre los árboles que tanto cuidó, y sabiendo que iba ya al cielo hizo su última travesura, alborotó al viendo y agito las copas de todos los árboles del bosque como su despedida para ese lugar que tanto amó.
Divertida Rosemary por la travesura del viejecito, iba de regreso a su jardín, cuando ve entre las personas que se acercaba a la cabaña del guarda bosques a una dama muy hermosa y generosa. Iba acompañada de un joven. Se acerca, primero con cuidado y luego recuerda que… pues que es un espíritu y sin ninguna pena se pone a su lado para escuchar atentamente la conversación entre estas dos personas.
–Mamá, no sé si quiero regresar al pueblo. Tengo que analizar muchas cosas, y solo es un año el que tengo para tomar mi decisión. –
–Pero hijo–, responde la amable señora poseedora de unos hermosos ojos azul oscuro, –hace años que estas fuera por la escuela primero, luego por el trabajo, y ahora quisiera tenerte cerca al menos mientras te recuperas y decides regresas a tu trabajo–, le dice con el sentimiento de una madre que extraña a su retoño.
–Y que crees que puedo hacer aquí? – le contesta el joven.
Y ahí es donde Rosemary decide intervenir, y usando al viento como su canal de comunicación le da una idea a la madre.
–Puedes quedarte como guardabosques– El trabajo te dará el espacio que quieres para pensar, y a la vez estarás cerca de que vengas a visitarme o que yo esté al pendiente al menos de tus comidas. Vamos Terry por favor, te necesito cerca un tiempo. –Le increpa la señora ya con lagrimas en los ojos.
El joven, que su nombre es Terry, voltea a verla. Le molesta que le impongan cosas, su alma no es para estar encerrado y pégalo a las faldas de su mama y de nadie, pero la idea le empieza a rondar en la mente. Y en eso, una ráfaga de aire le alborota el cabello, lo increíble es que solo a el, y responde automáticamente. –Esta bien, hablaré y me quedaré como guardabosques– contesta, atónito a sus palabras que ni siquiera pensó.
–Pero será solo un año, para que no insistas–. Le dice a su madre antes de que ésta abra la boca.
A lo que Eleanor contesta –Un año me parece bien, al menos tendremos ese tiempo, y ya después te irás a seguir tu carrera¬–, le contesta conforme a lo que su hijo le manifestaba.
Se alejan por el camino y Rosemary se va en sentido contrario, internándose en el bosque, sonriendo para si, y canturrenado… –creo que ya tenemos candidato para Candy–, ahora solo necesitamos que se conozcan…
Por Phoenix
Capitulo 7
Y así fue como Candy encontró el jardín oculto. Lo que ella no habría de saber en ese momento es que ese lugar tenía magia.
Muchos años atrás, una hermosa dama, llamada Rosemary, lo había creado. Un lugar en el cual ella podía sentirse libre al igual que las hermosas flores que iba plantando. Un jardín que creciera con libertad, sin la estructura de un jardín de las casas señoriales, sino silvestre, pero cuidado con el amor de sus manos.
Y el día que Rosemary murió, su espíritu se quedó en el jardín.
Y ese espíritu habría de ser el confidente de los sueños y anhelos del corazón de Candy. Ella cada que tenía oportunidad se escapaba de la mirada de su familia, para poder sentirse libre.
Al llegar al jardín se sacaba los zapatos para disfrutar de la sensación del pasto y la tierra en sus plantas y sentirse como una flor más.
Se acostaba entre las flores que la cubrían y jugaba al escondite con clin, que siempre andaba correteando con las ardillas que habitaban el bosque.
Era SU lugar.
Un día llego al jardín pensativa, así lo sintió Rosemary. Se sentó entre los pensamientos y acariciaba unas rosas trepadoras qque estaban a su lado… y suspiró.
Rosemary, hizo una pregunta mezclada con el viento y esta llegó a oídos de Candy que respondió sin pensar que la estuvieran escuchando:
–Que bonito ha de ser estar enamorada– respondió, pensando que solo hablaba en voz alta.
–Hoy fue la boda de Annie y Archie, se veían tan enamorados, tan ilusionados, ojalá un día encuentre a alguien que me ame de esa manera–.
De forma inesperada saltó Clin a su regazo, y ella le dice entre asustada y con una suave risa:
–¬Clin con cuidado, bueno y no es que no tenga pretendientes, pero es que, quisiera una persona que no fuera igual a mi, pero tampoco lo opuesto. En el pueblo, si ya se Clin, hay muchos muchachos, pero… es que ninguno me hace sentir protegida, pero a la vez libre. Todos piensan que cuando me case, deberé de estar solo en la casa, atendiendo a una familia, no entienden que yo deseo ser… libre–.
Esa tarde, Candy ya no dijo mas. Toda la tarde la pasó pensativa, jugueteando distraída con las flores, mirando al cielo, como si en él pudiera ver el rostro de ese hombre misterioso que la entendiera y la amara.
Y así pasaron las semanas, los meses, y ella continuaba paseando en el jardín, platicando con las flores y abriendo su corazón como solo una persona inocente puede hacer.
Un día Rosemary no se encontraba en el jardín, sino en la cabañita del guardabosque. Este era un hombre ya muy viejo, y estaba en sus últimos momentos. Para Rosemary, el anciano había sido una persona importante que la cuidaba cuando ella permanecía en el jardín, y por esa razón no podía dejar que estos momentos el pobre hombre estuviera solo.
Ella sabía que el no se quedaría con ella, que el tendría que seguir su camino, cual debe, pero ella no se animaba a ir, su jardín y ahora Candy la necesitaban y la hacían aferrarse a ese lugar.
Cuando el hombre cerró los ojos, vio Rosemary, como el alma del viejito se desprendía de su cuerpo, y pasaba por entre los árboles que tanto cuidó, y sabiendo que iba ya al cielo hizo su última travesura, alborotó al viendo y agito las copas de todos los árboles del bosque como su despedida para ese lugar que tanto amó.
Divertida Rosemary por la travesura del viejecito, iba de regreso a su jardín, cuando ve entre las personas que se acercaba a la cabaña del guarda bosques a una dama muy hermosa y generosa. Iba acompañada de un joven. Se acerca, primero con cuidado y luego recuerda que… pues que es un espíritu y sin ninguna pena se pone a su lado para escuchar atentamente la conversación entre estas dos personas.
–Mamá, no sé si quiero regresar al pueblo. Tengo que analizar muchas cosas, y solo es un año el que tengo para tomar mi decisión. –
–Pero hijo–, responde la amable señora poseedora de unos hermosos ojos azul oscuro, –hace años que estas fuera por la escuela primero, luego por el trabajo, y ahora quisiera tenerte cerca al menos mientras te recuperas y decides regresas a tu trabajo–, le dice con el sentimiento de una madre que extraña a su retoño.
–Y que crees que puedo hacer aquí? – le contesta el joven.
Y ahí es donde Rosemary decide intervenir, y usando al viento como su canal de comunicación le da una idea a la madre.
–Puedes quedarte como guardabosques– El trabajo te dará el espacio que quieres para pensar, y a la vez estarás cerca de que vengas a visitarme o que yo esté al pendiente al menos de tus comidas. Vamos Terry por favor, te necesito cerca un tiempo. –Le increpa la señora ya con lagrimas en los ojos.
El joven, que su nombre es Terry, voltea a verla. Le molesta que le impongan cosas, su alma no es para estar encerrado y pégalo a las faldas de su mama y de nadie, pero la idea le empieza a rondar en la mente. Y en eso, una ráfaga de aire le alborota el cabello, lo increíble es que solo a el, y responde automáticamente. –Esta bien, hablaré y me quedaré como guardabosques– contesta, atónito a sus palabras que ni siquiera pensó.
–Pero será solo un año, para que no insistas–. Le dice a su madre antes de que ésta abra la boca.
A lo que Eleanor contesta –Un año me parece bien, al menos tendremos ese tiempo, y ya después te irás a seguir tu carrera¬–, le contesta conforme a lo que su hijo le manifestaba.
Se alejan por el camino y Rosemary se va en sentido contrario, internándose en el bosque, sonriendo para si, y canturrenado… –creo que ya tenemos candidato para Candy–, ahora solo necesitamos que se conozcan…