IGUAL QUE UN GATO… STEAR.
Sus maullidos podían escucharse por toda la mansión, el pobre animalito debía estar sufriendo de miedo o angustia por ello todo el mundo comenzó a buscarlo en cada rincón hasta que al fin lo vieron en lo alto de aquel enorme árbol intentando sostenerse con las garritas de aquella frágil rama.
Miau… miau… gritaba desesperado mientras aquella chiquilla rubia dueña del gato empezó a llamarlo para tranquilizarlo.
Stear era un gatito británico bicolor, uno de esos gatos cuyo carácter y comportamiento de este gato no dejaba indiferente a nadie. Muy cariñoso y juguetón, era el compañero perfecto para cualquiera. Le gustaba mucho jugar y estar con su dueña, pero no le importará quedarse un tiempo solo, sobretodo cuando podia escaparse de vez en vez al jardín donde pasaba los días curioseando y jugando.
Era extremadamente curioso y travieso, se podia ver a leguas, sobretodo en ese momento cuando una vez mas su dueña tenia que estar bajo el árbol no solo llamandoo sino preparándose para cuando este cayera. Lo que no sabia la dueña es que Stear subia de vez en vez a ese árbol con una sola idea en mente: Volar…
Cuando era mas pequeño solia sentarse en la ventana de la habitación viendo los pajaros planear en el aire, quedo fascinado y dentro de la casa intento varias veces saltar desde arriba de los muebles o desde lo alto de las cortinas con tan buenos resultados que siempre caia de pie.
Cuando salía al jardín se colocaba estratégicamente para atrapar algún pajarillo descuidado para investigar a fondo como era que estos podían levantarse del suelo, en varias ocasiones fue retado al encontrarlo con el pobre animalillo moribundo… pero el no lo hacia con maldad, solo era por cuestiones científicas y no entendia porque los humanos no podían comprender eso.
Habia hecho sus cálculos, porque los gatos tambien son listos, meticulosos, inteligentes y el lo era aun mas, sus cálculos le decían que para poder lograr su sueño era necesario llegar mas alto, pero aun era pequeño y subir una gran distancia equivalía fuerza y coraje, pero fue mas fuerte su curiosidad y su afán de cumplir su sueño en aquella ocasión pues después de que lo dejaron salir al jardín en vez de vaguear por el mismo corrió hasta el árbol mas algo que encontró y empezó a encajar sus uñas para subir poco a poco, en un par de ocasiones estuvo a punto de caer, pero su agilidad y fuerza le ayudaron a lograr una altura extraordinaria.
Ahora estaba ahí, colgando de aquella rama después de cometer un error garrafal al saltar y atorarse, desde arriba todo se veía tan lejano que simplemente no pudo mas que sentir pánico y no le quedo otra que pedir ayuda.
La rubia le siguió llamando mientras el pequeño minino seguía su maullido lastimero, no era ya el miedo sino la humillación que sintió al haber fallado, al fin el jardinero trajo una escalera y subio el mismo por el gatito poniéndolo a salvo en las manos de su dueña quien lo recibió aliviada aun con lagrimas en los ojos.
- Gatito tonto, no se como subiste a esa altura. Vamos a casa, te dare leche y atun… no vuelvas a asutarme asi.
Stear maullo y lamio la mano de su dueña y mientras se alejaba de aquel árbol volvió a imaginarse volando y penso que tal vez mas adelante, con mas investigación y mas ensayos podría ser capaz de lanzarse desde lo alto del árbol sin fallar.