[size=18][color=#00cc99]Hola lindas, ahora les traigo la contaminación de nuestro fic grupal. Espero que les guste y disfruten su lectura
Capítulo 5 by Chica Zafiro
Se vieron el uno al otro por unos minutos, hasta que él se animó a hablar:
- Hola -, se encontraba intrigado por lo que acababa de ver y fascinado por lo que ahora tenía frente a él: esas hermosas esmeraldas y ese bellísimo rostro cubierto de preciosas pecas.
- Hola - contestó ella con una dulce sonrisa, cautivada por el magnífico espécimen masculino, portador de unos preciosos zafiros.
- Me acerqué porque creí que necesitabas ayuda… Pero, por lo que veo, me equivoqué.
- Yo... bueno... eh -; la chica estaba colorada como tomate y muerta de vergüenza.
- Jajaja. Soy Terrence, pero puedes llamarme Terry – dijo el muchacho ofreciéndole la mano.
- Puedes llamarme Candy, todo mundo me dice así – fue la respuesta de la chica, acompañada de una sonrisa que dejó más que cautivado a Terry y, estrechando sus mano, ambos sintieron un escalofrío recorrer todo su cuerpo por el simple hecho de tocarse.
- Pues, yo no soy todo el mundo, así que te diré Pecosa.
- Oh... las notaste – murmuró roja de azoro ya que siempre le hacían bromas acerca de sus pecas.
- Claro, pues son adorables, Pecosa – declaró sonriendo, con esa sonrisa de lado que lo caracterizaba.
- Eres nuevo en el pueblo, ¿cierto? Nunca te había visto – la joven decidió cambiar de tema, ya que no sabía qué decir o cómo actuar, puesto que estaba nerviosa, avergonzada, intrigada, pero, sobre todo, cautivada y muy interesada en saber más de él.
- Eh, pues bueno, tengo un poco más de tres meses por aquí: soy el nuevo leñador, la mayor parte del pueblo me conoce.
- Oh, lo siento. No he ido últimamente al pueblo. Ésta es mi estación favorita del año, por lo que, he preferido pasarla aquí, en el bosque, viendo cómo se transforma todo en verde, los animalitos correr, oír el canto de las aves, como se escucha ahora el ruiseñor… ¿no es fascinante?
-Eh… Sí, claro. Entonces tuve mucha suerte por habernos encontrado hoy por casualidad. Por lo que vi, trepas muy bien a los árboles ya que tu gato está sano y a salvo, gracias a ti.
- Sí... bueno... es que yo, lo hago desde que era una niña y a mí también me alegra haberte conocido el día de hoy. ¿Te dirigías hacia algún lado?
- Sí... eh… No… - él dudó. - Yo... estaba tomando un descanso y vi que llamabas a tu gato. Por eso me acerqué ayudar.
- Gracias, de todas maneras... yo... tengo que irme. Mi familia debe estar preocupada – informó Candy de repente, comenzando a alejarse.
- No, ¡espera! ¿Cuándo puedo verte de nuevo? ¿Dónde te puedo encontrar?
- Cuando por casualidad nos veamos de nuevo. ¡Adiós!
Y comenzó a correr, dejando aun hombre desesperado por saber más de esa hermosa criatura que lo encantó bajo su hechizo.
Capítulo 5 by Chica Zafiro
Se vieron el uno al otro por unos minutos, hasta que él se animó a hablar:
- Hola -, se encontraba intrigado por lo que acababa de ver y fascinado por lo que ahora tenía frente a él: esas hermosas esmeraldas y ese bellísimo rostro cubierto de preciosas pecas.
- Hola - contestó ella con una dulce sonrisa, cautivada por el magnífico espécimen masculino, portador de unos preciosos zafiros.
- Me acerqué porque creí que necesitabas ayuda… Pero, por lo que veo, me equivoqué.
- Yo... bueno... eh -; la chica estaba colorada como tomate y muerta de vergüenza.
- Jajaja. Soy Terrence, pero puedes llamarme Terry – dijo el muchacho ofreciéndole la mano.
- Puedes llamarme Candy, todo mundo me dice así – fue la respuesta de la chica, acompañada de una sonrisa que dejó más que cautivado a Terry y, estrechando sus mano, ambos sintieron un escalofrío recorrer todo su cuerpo por el simple hecho de tocarse.
- Pues, yo no soy todo el mundo, así que te diré Pecosa.
- Oh... las notaste – murmuró roja de azoro ya que siempre le hacían bromas acerca de sus pecas.
- Claro, pues son adorables, Pecosa – declaró sonriendo, con esa sonrisa de lado que lo caracterizaba.
- Eres nuevo en el pueblo, ¿cierto? Nunca te había visto – la joven decidió cambiar de tema, ya que no sabía qué decir o cómo actuar, puesto que estaba nerviosa, avergonzada, intrigada, pero, sobre todo, cautivada y muy interesada en saber más de él.
- Eh, pues bueno, tengo un poco más de tres meses por aquí: soy el nuevo leñador, la mayor parte del pueblo me conoce.
- Oh, lo siento. No he ido últimamente al pueblo. Ésta es mi estación favorita del año, por lo que, he preferido pasarla aquí, en el bosque, viendo cómo se transforma todo en verde, los animalitos correr, oír el canto de las aves, como se escucha ahora el ruiseñor… ¿no es fascinante?
-Eh… Sí, claro. Entonces tuve mucha suerte por habernos encontrado hoy por casualidad. Por lo que vi, trepas muy bien a los árboles ya que tu gato está sano y a salvo, gracias a ti.
- Sí... bueno... es que yo, lo hago desde que era una niña y a mí también me alegra haberte conocido el día de hoy. ¿Te dirigías hacia algún lado?
- Sí... eh… No… - él dudó. - Yo... estaba tomando un descanso y vi que llamabas a tu gato. Por eso me acerqué ayudar.
- Gracias, de todas maneras... yo... tengo que irme. Mi familia debe estar preocupada – informó Candy de repente, comenzando a alejarse.
- No, ¡espera! ¿Cuándo puedo verte de nuevo? ¿Dónde te puedo encontrar?
- Cuando por casualidad nos veamos de nuevo. ¡Adiós!
Y comenzó a correr, dejando aun hombre desesperado por saber más de esa hermosa criatura que lo encantó bajo su hechizo.
Última edición por ChicaZafiro el Miér Abr 13, 2016 6:20 pm, editado 1 vez (Razón : no se ve la letra con el color)