Buen domingo a todas, hermosas compañeras de locuras y seguidoras!!!! A todas, GRACIAS por su maravillosa presencia!
El Ruiseñor Encantado
Capítulo 13 by Milser
Capítulo 13 by Milser
- ¿T… Terry? – el trémulo murmullo de Candy fue apenas audible debido a la intensidad de la tormenta. La oscuridad parecía haberlo absorbido todo, incluso la tímida lumbre de la lámpara y el intenso fulgor del hogar que, por un segundo, al entrar a la cabaña, había logrado vislumbrar… y era tal el temor que sentía que, a pesar de sentirse sostenida y resguardada por un par de fuertes y cálidos brazos, sintió la imperativa necesidad de asegurarse.
- Estoy aquí, Candy… - la voz profunda y aterciopelada de su salvador tuvo el efecto de un dulce bálsamo que disipó todos sus miedos al instante. – No te preocupes…
El rugido de un quinto trueno, más furioso que cualquiera de los anteriores interrumpió lo que Terry fuera a decir… Para luego dar paso al silencio… un silencio sepulcral, espectral, ensordecedor… y aterrador…
- Ya ha pasado, pequeña Pecosa – la llamó su caballero segundos después. – Anda, mira… - la instó con tono levemente risueño, al notar que ella se negaba a retirar la cabeza del hueco de su cuello, donde había hallado el escondite perfecto.
A regañadientes, Candy obedeció al pedido y, para cuando logró abrir los ojos que había mantenido firmemente cerrados, efectivamente pudo cerciorarse de que todo había regresado a la normalidad y que la tormenta y sus crueles designios se habían marchado tan rápido como habían llegado.
- Ha sido el Monte Marlowe otra vez, ¿verdad? – preguntó la temblorosa joven en tanto, con sumo cuidado, era depositada en un cómodo sillón junto a las llamas danzantes del hogar.
- Sí, Candy – afirmó Terry con gesto serio y pensativo. – Pero esta vez…
- Ha sido la peor que pueda recordar – completó Candy.
- También yo… - musitó Terry alzando la mirada azul para encontrarse con la esmeralda.
- ¿Crees que…? – la muchacha tembló y no pudo terminar su cuestionamiento al ver reflejada la temida respuesta en los ojos de él.
- No lo creo, Candy… estoy seguro: es la profecía… y esto es sólo el comienzo.
- Pero… ¿y “ellos”? ¿Los que deberán enfrentarse a la hechicera?
- No lo sé, Candy – Terry sacudió la cabeza con gesto contrariado. – Sólo espero que, estén donde estén, lleguen a tiempo… Porque eso – señaló hacia la ventana, en la dirección donde podía visualizarse claramente el temido monte del que, por segunda vez, lloverían las peores calamidades – no tendrá piedad de nadie.
…………………
- Ya ha comenzado… - suspiró con pesar la bella dama del bosque, observando con lánguido semblante los destrozos que la feroz tormenta habían ocasionado en su siempre deslumbrante bosquecillo.
- Pero ellos, Rosemary… ¡aún no están listos!
- Pronto, dulce Anthony – sonrió la hermosa señora, acariciando una flor cabizbaja y devolviéndola instantáneamente a la vida. – Muy pronto será. Ya lo verás…
- Pero… ¿cuándo? ¿y si no descubren su amor a tiempo? – preguntó desesperanzado, al tiempo que era tomado en manos de su hermosa benefactora.
- Esta misma noche, mi fiel amigo… y tú me ayudarás. ¡Vuela, Anthony! – con un gracioso movimiento, alzó sus manos al cielo y lo liberó. - ¡Vuela rápido, querido, y ve con ellos! Dedícales tu más bella canción… una que los suma en el más plácido de los sueños… y gracias a tu glorioso arrullo y las voces del bosque envolviéndolos, al despuntar el alba, lo sabrán. ¡Vuela, bello ruiseñor! – arrojó un beso al aire que como un encantamiento llegó a su protegido. – Que el día ha llegado y es hora de que nuestros guerreros despierten…
Mientras Anthony se alejaba batiendo rápidamente sus alas, Rosemary a solas recordaba… La profecía. Esa profecía que se había escrito hacía tanto tiempo y que únicamente los sabios y guardianes como ella conocían y aguardaban y de la que sólo algunas partes sabían los mortales:
“Siete veces trece años se cumplirán. Durante siete veces trece años los tres distintas vidas vivirán… aunque de ellos, únicamente la perfidia no morirá y de su propio odio se alimentará y de vencer y mancillar a más de un alma noble se vanagloriará… Más a la llegada de los siete veces trece años, el amor de dos en uno se sumará y la peor de las tormentas, con su furia lo anunciará. Siete veces trece años y el comienzo del final será… porque, por primera vez en siete mil veces en trece mil años, la perfidia se enamorará y aunque mucha sangre en nombre del amor derramará, al fin del final, a manos del amor no correspondido, caerá y ya nunca más se levantará. Y así, llegado el fin, más de un alma se liberará”.
…………………..
La noche había caído sobre la cabaña del guardabosque donde la pareja se resguardaba. Justo después de que Terry terminara de atender cuidadosamente la herida de su damita pecosa, se oyó un dulce cántico… uno que, tal y como había predicho una sabia dama blanca, pronto los transportó hacia el reino de los sueños… y allí, una vez más, al igual que les había sucedido en todas y cada una de sus vidas anteriores, volvieron a encontrarse… sólo que, esta vez, consiguieron lo que nunca: reconocerse.
Un ruido, que bien podría haber sido un golpe, consiguió que Candy y Terry despertaran abruptamente, para descubrir que ambos se habían quedado profundamente dormidos sobre el sofá… ella con la cabeza recostada sobre el hombro de él… él, envolviéndola con sus brazos. Con sobresalto, ambos se incorporaron e iban a separarse cuando el vívido recuerdo de un sueño los asaltó al unísono, consiguiendo que se miraran de frente ojos de esmeralda y ojos de zafiro…
- Eres tú… siempre fuiste tú – murmuró Terry tomando el rostro de la joven entre sus manos.
- Eres real… sabía que lo eras… - susurró Candy en respuesta, posando sus manos sobre las de él.
Los labios de aquellos que acababan de encontrarse tras siete veces trece años comenzaron a acercarse, con el magnetismo propio de dos almas que se saben hechas la una para la otra y que sólo ansían fundirse en una sola por la eternidad. Y hubieran llegado a conseguir su precioso objetivo, si no fuera porque…
- ¿Hola? ¿Hay alguien en casa? – una voz femenina capaz de helar la sangre de un volcán en erupción, seguida de un segundo golpe en la puerta de la cabaña, desbarató cualquier intento de beso.
- Buenos días, señora… - saludó Terry después de abrir a la mujer que lo esperaba en la entrada, al tiempo que quedaba sorprendido por su belleza, aunque algo desconcertado y hasta atemorizado por la frialdad glacial de esos ojos celeste pálido con que lo observaban y la mueca siniestra de la boca, roja como la sangre que le sonreía. - ¿Puedo ayudarla en algo?
- Claro, querido. Claro que puedes. Sucede que…
- Terry… ¿todo está bien? – Candy apareció detrás del muchacho con gesto interrogante, quedando justo a la vista de la inesperada visita.
- ¡¿Tú?! – chilló la mujer y su grito fue tan espantoso y tan similar a los truenos escuchados en la noche anterior, que hasta las aves posadas en los árboles cercanos emprendieron la pronta huída.
Dando así comienzo… al principio del fin…
- Estoy aquí, Candy… - la voz profunda y aterciopelada de su salvador tuvo el efecto de un dulce bálsamo que disipó todos sus miedos al instante. – No te preocupes…
El rugido de un quinto trueno, más furioso que cualquiera de los anteriores interrumpió lo que Terry fuera a decir… Para luego dar paso al silencio… un silencio sepulcral, espectral, ensordecedor… y aterrador…
- Ya ha pasado, pequeña Pecosa – la llamó su caballero segundos después. – Anda, mira… - la instó con tono levemente risueño, al notar que ella se negaba a retirar la cabeza del hueco de su cuello, donde había hallado el escondite perfecto.
A regañadientes, Candy obedeció al pedido y, para cuando logró abrir los ojos que había mantenido firmemente cerrados, efectivamente pudo cerciorarse de que todo había regresado a la normalidad y que la tormenta y sus crueles designios se habían marchado tan rápido como habían llegado.
- Ha sido el Monte Marlowe otra vez, ¿verdad? – preguntó la temblorosa joven en tanto, con sumo cuidado, era depositada en un cómodo sillón junto a las llamas danzantes del hogar.
- Sí, Candy – afirmó Terry con gesto serio y pensativo. – Pero esta vez…
- Ha sido la peor que pueda recordar – completó Candy.
- También yo… - musitó Terry alzando la mirada azul para encontrarse con la esmeralda.
- ¿Crees que…? – la muchacha tembló y no pudo terminar su cuestionamiento al ver reflejada la temida respuesta en los ojos de él.
- No lo creo, Candy… estoy seguro: es la profecía… y esto es sólo el comienzo.
- Pero… ¿y “ellos”? ¿Los que deberán enfrentarse a la hechicera?
- No lo sé, Candy – Terry sacudió la cabeza con gesto contrariado. – Sólo espero que, estén donde estén, lleguen a tiempo… Porque eso – señaló hacia la ventana, en la dirección donde podía visualizarse claramente el temido monte del que, por segunda vez, lloverían las peores calamidades – no tendrá piedad de nadie.
…………………
- Ya ha comenzado… - suspiró con pesar la bella dama del bosque, observando con lánguido semblante los destrozos que la feroz tormenta habían ocasionado en su siempre deslumbrante bosquecillo.
- Pero ellos, Rosemary… ¡aún no están listos!
- Pronto, dulce Anthony – sonrió la hermosa señora, acariciando una flor cabizbaja y devolviéndola instantáneamente a la vida. – Muy pronto será. Ya lo verás…
- Pero… ¿cuándo? ¿y si no descubren su amor a tiempo? – preguntó desesperanzado, al tiempo que era tomado en manos de su hermosa benefactora.
- Esta misma noche, mi fiel amigo… y tú me ayudarás. ¡Vuela, Anthony! – con un gracioso movimiento, alzó sus manos al cielo y lo liberó. - ¡Vuela rápido, querido, y ve con ellos! Dedícales tu más bella canción… una que los suma en el más plácido de los sueños… y gracias a tu glorioso arrullo y las voces del bosque envolviéndolos, al despuntar el alba, lo sabrán. ¡Vuela, bello ruiseñor! – arrojó un beso al aire que como un encantamiento llegó a su protegido. – Que el día ha llegado y es hora de que nuestros guerreros despierten…
Mientras Anthony se alejaba batiendo rápidamente sus alas, Rosemary a solas recordaba… La profecía. Esa profecía que se había escrito hacía tanto tiempo y que únicamente los sabios y guardianes como ella conocían y aguardaban y de la que sólo algunas partes sabían los mortales:
“Siete veces trece años se cumplirán. Durante siete veces trece años los tres distintas vidas vivirán… aunque de ellos, únicamente la perfidia no morirá y de su propio odio se alimentará y de vencer y mancillar a más de un alma noble se vanagloriará… Más a la llegada de los siete veces trece años, el amor de dos en uno se sumará y la peor de las tormentas, con su furia lo anunciará. Siete veces trece años y el comienzo del final será… porque, por primera vez en siete mil veces en trece mil años, la perfidia se enamorará y aunque mucha sangre en nombre del amor derramará, al fin del final, a manos del amor no correspondido, caerá y ya nunca más se levantará. Y así, llegado el fin, más de un alma se liberará”.
…………………..
La noche había caído sobre la cabaña del guardabosque donde la pareja se resguardaba. Justo después de que Terry terminara de atender cuidadosamente la herida de su damita pecosa, se oyó un dulce cántico… uno que, tal y como había predicho una sabia dama blanca, pronto los transportó hacia el reino de los sueños… y allí, una vez más, al igual que les había sucedido en todas y cada una de sus vidas anteriores, volvieron a encontrarse… sólo que, esta vez, consiguieron lo que nunca: reconocerse.
Un ruido, que bien podría haber sido un golpe, consiguió que Candy y Terry despertaran abruptamente, para descubrir que ambos se habían quedado profundamente dormidos sobre el sofá… ella con la cabeza recostada sobre el hombro de él… él, envolviéndola con sus brazos. Con sobresalto, ambos se incorporaron e iban a separarse cuando el vívido recuerdo de un sueño los asaltó al unísono, consiguiendo que se miraran de frente ojos de esmeralda y ojos de zafiro…
- Eres tú… siempre fuiste tú – murmuró Terry tomando el rostro de la joven entre sus manos.
- Eres real… sabía que lo eras… - susurró Candy en respuesta, posando sus manos sobre las de él.
Los labios de aquellos que acababan de encontrarse tras siete veces trece años comenzaron a acercarse, con el magnetismo propio de dos almas que se saben hechas la una para la otra y que sólo ansían fundirse en una sola por la eternidad. Y hubieran llegado a conseguir su precioso objetivo, si no fuera porque…
- ¿Hola? ¿Hay alguien en casa? – una voz femenina capaz de helar la sangre de un volcán en erupción, seguida de un segundo golpe en la puerta de la cabaña, desbarató cualquier intento de beso.
- Buenos días, señora… - saludó Terry después de abrir a la mujer que lo esperaba en la entrada, al tiempo que quedaba sorprendido por su belleza, aunque algo desconcertado y hasta atemorizado por la frialdad glacial de esos ojos celeste pálido con que lo observaban y la mueca siniestra de la boca, roja como la sangre que le sonreía. - ¿Puedo ayudarla en algo?
- Claro, querido. Claro que puedes. Sucede que…
- Terry… ¿todo está bien? – Candy apareció detrás del muchacho con gesto interrogante, quedando justo a la vista de la inesperada visita.
- ¡¿Tú?! – chilló la mujer y su grito fue tan espantoso y tan similar a los truenos escuchados en la noche anterior, que hasta las aves posadas en los árboles cercanos emprendieron la pronta huída.
Dando así comienzo… al principio del fin…
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Capítulo 1 by Chica Zafiro: [url= https://www.elainecandy.com/t21023-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-1-by-chica-zafiro] https://www.elainecandy.com/t21023-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-1-by-chica-zafiro[/url]
Capítulo 2 by Amanecer Grandchester: https://www.elainecandy.com/t21035-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-2-by-amanecer-grandchester
Capítulo 3 by blangisell: https://www.elainecandy.com/t21053-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-3-by-blangisell
Capítulo 4 by Milser: https://www.elainecandy.com/t21068-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-4-by-milser
Capítulo 5 by Chica Zafiro: https://www.elainecandy.com/t21079-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-5-by-chica-zafiro
Capítulo 6 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21109-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-6-by-phoenix
Capítulo 7 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21130-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-7-by-phoenix
Capítulo 8 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21162-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-8-by-phoenix
Capítulo 9 by Estrella: https://www.elainecandy.com/t21168-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-9-by-estrella
Capítulo 10 by Milser: https://www.elainecandy.com/t21175-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-10-by-milser
Capítulo 11 by Vero: https://www.elainecandy.com/t21194-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-11-by-vero
Capítulo 11 by Fany: https://www.elainecandy.com/t21202-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-12-by-fany