A todas aquellas que nos siguen a diario con este proyecto, nuestro agradecimiento eterno.
El Ruiseñor Encantado
Capítulo 10 by Milser
Capítulo 10 by Milser
- Un año, sólo me queda un año… ¿y después qué? – cavilaba Terry con cierta desesperanza echado sobre el cómodo camastro de su cálida cabaña. Lo cierto era que, aunque muy pocos lo sabían, él estaba muy lejos de ser un simple leñador o un huraño guardabosque. Por sus venas corría sangre azul y era el legítimo dueño y soberano de todas esas tierras y más allá… título que no le caía para nada en gracia ni quería reconocer, pues su libertad era lo que más amaba y aceptar semejante responsabilidad, no haría más que encarcelar su espíritu en una jaula… de oro, pero jaula al fin. Por este motivo tras largas gestiones y discusiones con su padre, el Rey, habían llegado a un acuerdo: dieciocho meses, ni un día más, ni un día menos. Durante ese plazo, el príncipe Terry podría hacer lo que le viniera en gana. Pero, llegado el momento debería retomar su “carrera” (tal y como habían decidido llamar a su título junto con su madre, a fines de evitar que oídos indiscretos y poco escrupulosos supieran la verdad).
Y así fue que, de incógnito, se había marchado al pueblo donde su madre, un alma tan libre como él, había vivido durante años, luego de haber renunciado a la fastuosa pero agobiante vida de la corte. Así habían pasado los primeros seis meses… empero el tiempo corría rápido y aunque disfrutara de la modesta vida de leñador o de guardabosque, sabía que más temprano que tarde debería regresar.
Un sonoro trueno y repentino obscurecimiento de cuanto lo rodeaba, lo trajeron de regreso de sus pensamientos y lo pusieron en alerta. Incorporándose, se acercó a las ventanas y, al mirar hacia afuera, sus temores fueron confirmados: efectivamente una tormenta provenía del árido y siniestro Monte Marlowe.
En ese pequeño poblado no había alma humana o animal que no lo supiera: cuando una tormenta provenía del Monte Marlowe, sólo era cuestión de minutos… y quién no se hallara a resguardo una vez desatada la furia… ninguno lo sabía, porque jamás nadie había regresado para contarlo.
Conocedor de la posibilidad de desgracia inminente, el joven guardabosque voló hacia el exterior de su cabaña para prestarle asistencia a su fiel caballo. Para cuando el corcel estuvo seguro, la lluvia ya arreciaba. Cumplido su cometido, Terry se aprestaba a regresar a su morada, pero un segundo trueno y algo parecido a un grito lo obligaron a detenerse… girando sobre sus talones, lámpara en mano, intentó divisar entre el manto de agua a quien hubiera lanzado semejante alarido.
- ¡¿Quién anda ahí?! – gritó y, para su desconcierto, una bola peluda, blanca y empapada, aunque muy conocida, llegó aterrorizada a sus pies.
- Y Candy, Clint. ¿Dónde está Candy? – inquirió con desespero y aparentemente el pequeño animalito comprendió porque, dándose media vuelta, comenzó a correr por donde había venido. Pocos metros fueron los que tuvo que perseguir al felino, hasta que por fin, encogida junto al tronco caído de un árbol, la encontró.
- ¡Pecosa! ¿Eres tú? – preguntó a los gritos ya que un tercer trueno se dejó oír con más furia.
- ¡Terry!
- Vamos, Pecosa, ya no queda demasiado tiempo. Debemos darnos prisa ¿Puedes caminar? – la instó tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.
- No lo creo – sollozó la joven. – Me duele demasiado el tobillo.
Sin más y con los minutos contados, el caballeroso leñador de sangre azul, alzó a Candy en brazos y con ella a cuestas se echó a correr. Arribaron justo a tiempo… porque al cerrar la puerta de la cabaña tras ellos, un cuarto trueno ensordecedor trajo consigo… la oscuridad total…
Y así fue que, de incógnito, se había marchado al pueblo donde su madre, un alma tan libre como él, había vivido durante años, luego de haber renunciado a la fastuosa pero agobiante vida de la corte. Así habían pasado los primeros seis meses… empero el tiempo corría rápido y aunque disfrutara de la modesta vida de leñador o de guardabosque, sabía que más temprano que tarde debería regresar.
Un sonoro trueno y repentino obscurecimiento de cuanto lo rodeaba, lo trajeron de regreso de sus pensamientos y lo pusieron en alerta. Incorporándose, se acercó a las ventanas y, al mirar hacia afuera, sus temores fueron confirmados: efectivamente una tormenta provenía del árido y siniestro Monte Marlowe.
En ese pequeño poblado no había alma humana o animal que no lo supiera: cuando una tormenta provenía del Monte Marlowe, sólo era cuestión de minutos… y quién no se hallara a resguardo una vez desatada la furia… ninguno lo sabía, porque jamás nadie había regresado para contarlo.
Conocedor de la posibilidad de desgracia inminente, el joven guardabosque voló hacia el exterior de su cabaña para prestarle asistencia a su fiel caballo. Para cuando el corcel estuvo seguro, la lluvia ya arreciaba. Cumplido su cometido, Terry se aprestaba a regresar a su morada, pero un segundo trueno y algo parecido a un grito lo obligaron a detenerse… girando sobre sus talones, lámpara en mano, intentó divisar entre el manto de agua a quien hubiera lanzado semejante alarido.
- ¡¿Quién anda ahí?! – gritó y, para su desconcierto, una bola peluda, blanca y empapada, aunque muy conocida, llegó aterrorizada a sus pies.
- Y Candy, Clint. ¿Dónde está Candy? – inquirió con desespero y aparentemente el pequeño animalito comprendió porque, dándose media vuelta, comenzó a correr por donde había venido. Pocos metros fueron los que tuvo que perseguir al felino, hasta que por fin, encogida junto al tronco caído de un árbol, la encontró.
- ¡Pecosa! ¿Eres tú? – preguntó a los gritos ya que un tercer trueno se dejó oír con más furia.
- ¡Terry!
- Vamos, Pecosa, ya no queda demasiado tiempo. Debemos darnos prisa ¿Puedes caminar? – la instó tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.
- No lo creo – sollozó la joven. – Me duele demasiado el tobillo.
Sin más y con los minutos contados, el caballeroso leñador de sangre azul, alzó a Candy en brazos y con ella a cuestas se echó a correr. Arribaron justo a tiempo… porque al cerrar la puerta de la cabaña tras ellos, un cuarto trueno ensordecedor trajo consigo… la oscuridad total…
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Capítulo Intro by Estrella: https://www.elainecandy.com/t20980-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-intro-by-estrella
Capítulo 1 by Chica Zafiro: [url= https://www.elainecandy.com/t21023-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-1-by-chica-zafiro] https://www.elainecandy.com/t21023-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-1-by-chica-zafiro[/url]
Capítulo 2 by Amanecer Grandchester: https://www.elainecandy.com/t21035-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-2-by-amanecer-grandchester
Capítulo 3 by blangisell: https://www.elainecandy.com/t21053-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-3-by-blangisell
Capítulo 4 by Milser: https://www.elainecandy.com/t21068-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-4-by-milser
Capítulo 5 by Chica Zafiro: https://www.elainecandy.com/t21079-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-5-by-chica-zafiro
Capítulo 6 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21109-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-6-by-phoenix
Capítulo 7 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21130-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-7-by-phoenix
Capítulo 8 by Phoenix: https://www.elainecandy.com/t21162-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-8-by-phoenix
Capítulo 9 by Estrella: https://www.elainecandy.com/t21168-para-defenderlo-a-el-es-que-estamos-aqui-el-ruisenor-encantado-capitulo-9-by-estrella