AMIGAS Y RIVALES: CARTAS (EL MISMO CAFÉ Y VEINTE INVIERNOS) DÉCIMO PRIMERA ENTREGA...

Décimo primer invierno.



Te esperaré toda la vida si es necesario – pensé para mi adentros – me siento un poco nervioso, ¡No!, estoy desesperado por verte otra vez, ha pasado un año desde que enviudaste, desde que recibí tu carta pidiéndome tiempo, ¡Por dios Candy como si once años no fueran suficiente tiempo! – Casi grito esa frase –, pero accedí a tu petición fue muy difícil para mí esperar tantos meses para recibir una respuesta, de echo pensé que ya no me escribirías más, pero aquel día en que llegue a mi departamento, vi un sobre tirado en piso el cual de inmediato recogí y vi que era una carta tuya me lleno de esperanza – cierro los ojos para recordar ese día irremediablemente esos sentimientos regresan a mí –, no te miento tuve miedo bueno estaba aterrado cuando vi el remitente pues después de once meses tenía noticias tuyas, primero fui a prepararme una taza de té mientras lo hacía miraba el sobre que estaba en la mesa, luego de servir la caliente bebida tome el sobre, salí al balcón para sentarme en uno de los sillones de mimbre, deje mi taza de té sobre la mesita de centro, tome el sobre y rompí  una de sus orillas para abrirlo – recuerdo que mis manos temblaban después de no haberlo hecho mucho tiempo – desdoble la hoja y me dispuse a leer, no podía ver como los gestos de mi rostro cambiaban con forme leía, pero si pude sentir cada una de las emociones que sentí con cada palabra escrita, pase del miedo a la angustia, a la duda, a la tristeza, pase del llanto a la felicidad, ese día había luna llena y el frío empezaba a calar los huesos pero tu carta hizo que mi corazón se encendiera, como una hoguera que estaba a punto de extinguirse, después de once años parecía que nuestro amor eran cenizas pero como el fénix que resurge de entre ellas, también nuestro amor renació – trato de controlar mis respiraciones, miro que el reloj en mi muñeca marcan las cuatro menos cinco –, la hora se acerca y no estoy seguro de lo que pasara, pero sea lo que suceda sé que tomare las cosas con la madurez que con los años he adquirido y también sé pues estoy convencido de ello… que te esperare lo que me resta de vida…


Nota: Maxwell sirve un café para Terry, coloca en un pequeño plato una rebanada de cheseecake, mientras Terry guarda la pluma en uno de sus bolsillos interiores de su abrigo para ese momento el reloj esta por marcar las cuatro, en ese preciso momento al lugar entra una hermosa y madura mujer de cabellera rubia, con unos impresionantes ojos color esmeralda, como si algo en su interior le hubiera dicho a Terry que volteara, el levanto la vista y miro hacia la entrada del lugar, ahí parada enfundada con un abrigo purpura y un sombrero cloche en la cabeza estaba Candy mirando hacia donde Terry, este no pudo evitar levantarse de su asiento y caminar lo más aprisa, sin dudarlo el hombre la envolvió entre sus brazos y ella le respondió la misma manera, rodeando sus finos brazos en el cuello de él, mientras Maxwell servia otra taza de café y una porción más de Cheseecake, aunque sonreía no puedo evitar derramar una lágrima de sus envejecidos ojos grises pues después de muchos inviernos al fin su joven amigo se puede reunir con la mujer que amaba, Candy y Terry se miraron con intensidad como queriendo sellar el rencuentro con apasionado beso.


Carta entregada personalmente