AY CASI NOS VAMOS, PERO ES SOLO POR ESTE AÑOS, BUENO AQUI REPORTANDOME CON UNA ENTREGA MAS, TAMBIEN QUIERO DECIRLES A LAS CHICAS QUE HAN SEGUIDO ESTA SERIE DE CARTAS QUE HAY UNA CORRESPONDENCIA ESPECIAL EN EL LADO ROSA OSCURO (SI ERES SENSIBLE A ESE TIPO DE LECTURAS NO LO LEAS) Y BUENO ESPERO QUE DISFRUTEN MI TRABAJOS BESOS A TODAS
Décimo tercer invierno.
Me encanta… ¡Si Candy!, me encanta verte tan llena de vida, con la sonrisa de oreja a oreja, en tu rostro tienes la plenitud – me encanta verte tan feliz, pues ese es mi propósito que seas feliz, tomo un poco de Café mientras Maxwell limpia una mesa me regala una sonrisa –, aun no son las cuatro pero como siempre espero que llegues – que manía la tuya de ser tan impuntual, miro mi reloj y luego el del restaurante –, ¡Por dios el mío está retrasado!, ya son las cinco menos treinta – empiezo a preocuparme –, miro la ventana ansioso pero el auto no llega, ¿Dónde estás? – Empiezo a jugar con la pluma, Maxwell mira mi cara de preocupación, creo que será mejor ir a casa –, voy a pedirle la cuenta a Maxwell – al levantarme miro que se estaciona nuestro auto – respiro aliviado –, pero me doy cuenta que solo sale el chófer así que salgo corriendo del restaurante, lo que me dice me pone un poco nervioso así que le pedí las llaves antes de subir al auto le doy unos dólares y una nota para Maxwell luego me retiro del lugar dejando al chófer, como puedo manejo, con las emociones a flor de piel unas silenciosas lágrimas corren por mis mejillas nublando un poco mi visibilidad, pero no así el corazón…
Nota: El chófer entra al restaurante y le entrega los billetes a Maxwell al igual que la nota, el hombre los toma, no le hace mucho caso al dinero que deja arrumbado en el mostrador, desdobla la nota y lee cuidadosamente, unas pequeñas lágrimas resbalan por su arrugada piel, se limpia los ojos y le pide a uno de sus ayudantes quedarse a cargo del lugar, dejando sobre el mostrador la nota que dictaba las siguientes palabras “Maxwell el día ha llegado, hoy por fin me convertiré en padre, te espero en casa.
Atte. Terry
Décimo tercer invierno.
Me encanta… ¡Si Candy!, me encanta verte tan llena de vida, con la sonrisa de oreja a oreja, en tu rostro tienes la plenitud – me encanta verte tan feliz, pues ese es mi propósito que seas feliz, tomo un poco de Café mientras Maxwell limpia una mesa me regala una sonrisa –, aun no son las cuatro pero como siempre espero que llegues – que manía la tuya de ser tan impuntual, miro mi reloj y luego el del restaurante –, ¡Por dios el mío está retrasado!, ya son las cinco menos treinta – empiezo a preocuparme –, miro la ventana ansioso pero el auto no llega, ¿Dónde estás? – Empiezo a jugar con la pluma, Maxwell mira mi cara de preocupación, creo que será mejor ir a casa –, voy a pedirle la cuenta a Maxwell – al levantarme miro que se estaciona nuestro auto – respiro aliviado –, pero me doy cuenta que solo sale el chófer así que salgo corriendo del restaurante, lo que me dice me pone un poco nervioso así que le pedí las llaves antes de subir al auto le doy unos dólares y una nota para Maxwell luego me retiro del lugar dejando al chófer, como puedo manejo, con las emociones a flor de piel unas silenciosas lágrimas corren por mis mejillas nublando un poco mi visibilidad, pero no así el corazón…
Nota: El chófer entra al restaurante y le entrega los billetes a Maxwell al igual que la nota, el hombre los toma, no le hace mucho caso al dinero que deja arrumbado en el mostrador, desdobla la nota y lee cuidadosamente, unas pequeñas lágrimas resbalan por su arrugada piel, se limpia los ojos y le pide a uno de sus ayudantes quedarse a cargo del lugar, dejando sobre el mostrador la nota que dictaba las siguientes palabras “Maxwell el día ha llegado, hoy por fin me convertiré en padre, te espero en casa.
Atte. Terry