Quiero dedicar este fic a mis queridas Musas, en especial a la gran dibujante que es Duende Piecitos , quien ha realizado un estupendo fanart para mi fic Impermeable azúl, por lo que me siento honrada y tan feliz que decidido escribir una segunda parte. Vayan a ver su hermoso trabajo aquí: Fanart Trastuspies.
La primera parte, es una carta de Terry dirigida a Albert, que pueden leer aquí: Fic Impermeable azúl. Y esta segunda parte, es de igual manera, una epístola pero esta vez, escrita por Albert para un tercer destinatario. Inspirado en una canción de David Bowie. Espero les guste.
“Nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.”
A mi dulce Candy:
Rompiendo con el silencio de la noche, grito con desesperación. Esta cabaña en medio del bosque, es mi refugio, mi tranquilidad. Nadie me escucha. Nadie viene aquí. El reflejo de la soledad y abandono en que siempre he vivido. ¿Por qué sería ahora la excepción? Por un error. ¡Por un maldito error mío! Por haberme alejado de tu lado cuando recuperé la memoria. Sabes que no podía compartir el secreto de mi identidad, puesto que no me pertenecía. Sin embargo, me fui sin decir adiós. Y cuando te envié a sus brazos, seguiste de largo.
Habríamos sido tan felices. En aquel apartamento lo había sabido: te amo. Te amaré por siempre… A pesar de todo.
Dos veces tú y yo estuvimos aquí juntos. Cuando caíste por la cascada y eras una dulce pequeña asustada y luego de aquella fiesta de compromiso con Neal que por supuesto, no iba a permitir.
La mano que escribió esta carta, alisa la limpia almohada.Por tanto, apoya tu cabeza y lee un sueño atesorado.Un sueño mutuo… Si tan solo estuvieras aquí. Como aquella vez…
Cuando supe sobre el compromiso con George, al que mi tía te quería obligar, no pude tolerarlo. Viajé de inmediato a impedir semejante aberración. ¿Un compromiso forzado? ¡Jamás! Sabía que me habías buscado incansable. Y era el momento de salir al mundo. No me importó adelantar la revelación pública de mi identidad por ti. Me encontré más enojado que nunca por la acción de mi tía Elroy, pero emocionado y feliz por volver a verte. No me importa nadie más que tú
Me hubiese gustado hacer las cosas diferentes contigo. Que pudiésemos haber charlado a solas y sin reparo. Pero las circunstancias apremiaban a algo más radical. Observé en tu rostro la sorpresa. Conmoción y palidez. Pero no la alegría que yo sentí al verte. Una expresión desesperada y afligida, se hallaba en tu rostro…
Entonces, lo ví.
¿Qué hacía él en mi casa? ¿Qué hacía Terry a tu lado?
Estaba seguro… ¡Tú habías seguido de largo en Rockstown! ¡Y seguiste buscándome! Entonces, ¿Qué había sucedido?
Al final de esa suerte de circo en la mansión Ardley, con el escándalo del fállido compromiso, la tía Elroy excusándose por una repentina jaqueca y el autoexilio de los Leagan a Florida, pudimos al fin, hablar. La sorpresa en tu rostro, era evidente; pero la desazón más. No podía ser por Neal, ya que al acercarnos, te lanzaste a mis brazos y de inmediato agradeciste mi declaración pública sobre la oposición al compromiso, y continuaste con una retahíla sobre tu adopción y mi papel en tu vida. Te pedí charlar a solas para explicarte mis motivos y accediste de inmediato. Pero sentí tu tristeza, y no entendí porque. Debíamos hablar.
A trompicones, Annie, Patty, Archie y Terry, se acercaron a nosotros. Asombrados por la revelación, hablaban uno tras otro. Narraron precipitadamente su intento de ayudarte. El viaje propuesto por Archie. La invitación a Florida por parte de Patty. Y la carta que Annie envió a Terry pidiendo ayuda…
Odiabas a Neal con todas tus fuerzas. Y él, te hubiese obligado a consumar el matrimonio apenas se realizara. Todos eran testigos de tu desesperación e incredulidad ante la orden supuesta del tío abuelo. Entonces Terry, tuvo una idea descomunal: No podrían obligarte a casar con Neal, si ya eras una mujer casada.
Desgarro mi alma para que cese el dolor… Pienso que tal vez tu sientas lo mismo
Pareces a punto de llorar luego de tal declaración. Una boda exprés en el Ayuntamiento. La promesa de Terry de ser un caballero hasta que te sintieras feliz en ese matrimonio. Una Susana hastiada de un alcohólico en recuperación.
Te casaste con Terry…
Mi otrora amigo, se llevaba a la mujer de mi vida…
Pensé erróneamente que lo habías olvidado…
¿Lo habías hecho? Entonces, ¿Por qué él prometió ser un caballero? ¿Qué sentías realmente?
Terry debía regresar al teatro, pero tú decidiste venir a Lakewood conmigo. Habíamos de aclarar tantas cosas…
¿Qué podemos hacer? No estoy muy seguro de lo que deberíamos hacer, así que he estado escribiendo sólo para ti .
Apenas llegando a la cabaña, mi estrategia de mostrarme impasible, se va a la mierda cuando te lanzas sobre mí y me golpeas con los puños en el pecho, exclamando
-¿¡Por qué, Albert!? ¿Por qué me dejaste? ¿¡Acaso no te importa cuánto te amo!?
No puedo resistirme a tus palabras. Te beso y declaro mi amor por ti, por sobre todas las cosas. Te entrego todo de mí. Sin máscaras, sin reservas, sin reparo a tu condición de mujer casada. Y confirmo entonces, que Terry sí había sido un caballero…
Días de felicidad. Solos. Olvidándonos de responsabilidades y compromisos. Aclarando todas y cada una de nuestras dudas, consolándonos por el tiempo perdido, amándonos una y otra vez…
El ápice de felicidad que la vida nos ha obsequiado, está a punto de terminar. Ambos lo sabemos. Terry ha sido un buen amigo. Terry merece una buena esposa. ¿Recuerdas cuando vivías conmigo y pensabas en ello? Yo también lo hacía...
La realidad nos supera. No podemos mostrar tal deslealtad hacia él, nunca más. Cada uno seguirá por el camino que el destino sin piedad alguna, nos ha llevado.
Sin embargo, no podía dejarte ir sin mostrarte todo lo que soy. Y mientras preparas tu equipaje para marchar a Nueva York con tu… esposo, voy a la mansión de Lakewood. Regreso vestido con la indumentaria del clan. Hubiese querido mostrarte esta faceta en primavera, en aquella colina donde nos conocimos. Las circunstancias, apremian. Quiero darte todo de mí antes de perderte.
Mi pequeña llorona. Comprendes a la perfección cuando te pido el medallón. “Mi príncipe de la colina” exclamas una y otra vez, mientras tu hermoso rostro se moja con las lágrimas derramadas. Sé que es el final.
“Consérvalo”, te pido. Quiero que tengas una parte de mí contigo. Antes de saberlo mío, era uno de tus tesoros. Sé que seguirá siéndolo. Y no lo digo con soberbia, sino porque te conozco mejor que nadie.
Dicen que tu vida va muy bien. Dicen que brillas como una chica especial. No me sorprende. Siempre has sido especial y bondadosa. Pero algo me dice que te ocultas cuando todo el mundo está cálido y cansado; que lloras un poco en la oscuridad…
Bueno, me sucede a mí también.
Debí irme a Brasil por un largo tiempo, quise verte antes de partir. Los visité a Terry y a ti en su apartamento en Nueva York. Te dije que sería un viaje de negocios, pero también quería alejarme de ustedes. De sus fotos en el diario, de los chismes de la prensa sensacionalista donde te miro a su lado una y otra vez. Usaba mi viejo y famoso impermeable café.
Fue un error. Me percaté que sufrías tanto como yo. Terry también lo supo. Pude observar en sus ojos la comprensión de tu esposo. Y lo doloroso que le resultó aunque luchó por no demostrarlo. El orgullo y la dignidad que lo caracterizaban, le hizo levantar la frente y mirarme con cierto desprecio. Desde ese instante, me volvió su enemigo. No debía considerarme un rival, puesto que él era quien dormía a tu lado. El Terry que conocí de jovencito, me lo hubiese restregado de alguna manera. No lo hizo.
El viaje a Brasil era más que necesario. No estoy muy seguro de lo que deberías decir. Pero puedo ver que no está bien. Nada está bien…
El te hace reír...
Él te viste con un estilo elegante,
Él te trata bien,
Y es amable contigo…
Y cuando está fuerte
Él es fuerte para ti
Se ha convertido en un buen hombre. Estaría orgulloso de él, si continuara siendo mi amigo. Pero dos hombres enamorados de la misma mujer, jamás podrían ser amigos. Él lo sabe y yo lo sé.
Y cuando besas, es algo nuevo. Te observo en el diario. No hay ese ardor que tenías conmigo. No existe entrega de tu parte. No lo amas y puedo verlo. Sin embargo, sigues a su lado Pero, ¿alguna vez dijiste mi nombre aunque sea solo por error?
He decidido tomar las riendas de mi vida y mis responsabilidades. Un día, tú harás lo mismo. Acudiré cada día a la estación de trenes. Quizá algún día viajes en uno. Hacia el hombre que evidentemente amas. Hacia el hombre que te ama y te espera. Hacia mí.
No estoy muy seguro de lo que se supone que debo hacer, no me parece correcto hacerte saber cuánto te anhelo aún. Cuánto te sueño. Cuanto te añoro. Así que voy a escribir algo de amor para ti. Aunque al igual que esta carta, no la envíe jamás.
La primera parte, es una carta de Terry dirigida a Albert, que pueden leer aquí: Fic Impermeable azúl. Y esta segunda parte, es de igual manera, una epístola pero esta vez, escrita por Albert para un tercer destinatario. Inspirado en una canción de David Bowie. Espero les guste.
Impermeable azúl. Segunda parte. (Letter for Hermione)
“Nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.”
Julio Cortázar. Rayuela
.A mi dulce Candy:
Rompiendo con el silencio de la noche, grito con desesperación. Esta cabaña en medio del bosque, es mi refugio, mi tranquilidad. Nadie me escucha. Nadie viene aquí. El reflejo de la soledad y abandono en que siempre he vivido. ¿Por qué sería ahora la excepción? Por un error. ¡Por un maldito error mío! Por haberme alejado de tu lado cuando recuperé la memoria. Sabes que no podía compartir el secreto de mi identidad, puesto que no me pertenecía. Sin embargo, me fui sin decir adiós. Y cuando te envié a sus brazos, seguiste de largo.
Habríamos sido tan felices. En aquel apartamento lo había sabido: te amo. Te amaré por siempre… A pesar de todo.
Dos veces tú y yo estuvimos aquí juntos. Cuando caíste por la cascada y eras una dulce pequeña asustada y luego de aquella fiesta de compromiso con Neal que por supuesto, no iba a permitir.
La mano que escribió esta carta, alisa la limpia almohada.Por tanto, apoya tu cabeza y lee un sueño atesorado.Un sueño mutuo… Si tan solo estuvieras aquí. Como aquella vez…
Cuando supe sobre el compromiso con George, al que mi tía te quería obligar, no pude tolerarlo. Viajé de inmediato a impedir semejante aberración. ¿Un compromiso forzado? ¡Jamás! Sabía que me habías buscado incansable. Y era el momento de salir al mundo. No me importó adelantar la revelación pública de mi identidad por ti. Me encontré más enojado que nunca por la acción de mi tía Elroy, pero emocionado y feliz por volver a verte. No me importa nadie más que tú
Me hubiese gustado hacer las cosas diferentes contigo. Que pudiésemos haber charlado a solas y sin reparo. Pero las circunstancias apremiaban a algo más radical. Observé en tu rostro la sorpresa. Conmoción y palidez. Pero no la alegría que yo sentí al verte. Una expresión desesperada y afligida, se hallaba en tu rostro…
Entonces, lo ví.
¿Qué hacía él en mi casa? ¿Qué hacía Terry a tu lado?
Estaba seguro… ¡Tú habías seguido de largo en Rockstown! ¡Y seguiste buscándome! Entonces, ¿Qué había sucedido?
Al final de esa suerte de circo en la mansión Ardley, con el escándalo del fállido compromiso, la tía Elroy excusándose por una repentina jaqueca y el autoexilio de los Leagan a Florida, pudimos al fin, hablar. La sorpresa en tu rostro, era evidente; pero la desazón más. No podía ser por Neal, ya que al acercarnos, te lanzaste a mis brazos y de inmediato agradeciste mi declaración pública sobre la oposición al compromiso, y continuaste con una retahíla sobre tu adopción y mi papel en tu vida. Te pedí charlar a solas para explicarte mis motivos y accediste de inmediato. Pero sentí tu tristeza, y no entendí porque. Debíamos hablar.
A trompicones, Annie, Patty, Archie y Terry, se acercaron a nosotros. Asombrados por la revelación, hablaban uno tras otro. Narraron precipitadamente su intento de ayudarte. El viaje propuesto por Archie. La invitación a Florida por parte de Patty. Y la carta que Annie envió a Terry pidiendo ayuda…
Odiabas a Neal con todas tus fuerzas. Y él, te hubiese obligado a consumar el matrimonio apenas se realizara. Todos eran testigos de tu desesperación e incredulidad ante la orden supuesta del tío abuelo. Entonces Terry, tuvo una idea descomunal: No podrían obligarte a casar con Neal, si ya eras una mujer casada.
Desgarro mi alma para que cese el dolor… Pienso que tal vez tu sientas lo mismo
Pareces a punto de llorar luego de tal declaración. Una boda exprés en el Ayuntamiento. La promesa de Terry de ser un caballero hasta que te sintieras feliz en ese matrimonio. Una Susana hastiada de un alcohólico en recuperación.
Te casaste con Terry…
Mi otrora amigo, se llevaba a la mujer de mi vida…
Pensé erróneamente que lo habías olvidado…
¿Lo habías hecho? Entonces, ¿Por qué él prometió ser un caballero? ¿Qué sentías realmente?
Terry debía regresar al teatro, pero tú decidiste venir a Lakewood conmigo. Habíamos de aclarar tantas cosas…
¿Qué podemos hacer? No estoy muy seguro de lo que deberíamos hacer, así que he estado escribiendo sólo para ti .
Apenas llegando a la cabaña, mi estrategia de mostrarme impasible, se va a la mierda cuando te lanzas sobre mí y me golpeas con los puños en el pecho, exclamando
-¿¡Por qué, Albert!? ¿Por qué me dejaste? ¿¡Acaso no te importa cuánto te amo!?
No puedo resistirme a tus palabras. Te beso y declaro mi amor por ti, por sobre todas las cosas. Te entrego todo de mí. Sin máscaras, sin reservas, sin reparo a tu condición de mujer casada. Y confirmo entonces, que Terry sí había sido un caballero…
Días de felicidad. Solos. Olvidándonos de responsabilidades y compromisos. Aclarando todas y cada una de nuestras dudas, consolándonos por el tiempo perdido, amándonos una y otra vez…
El ápice de felicidad que la vida nos ha obsequiado, está a punto de terminar. Ambos lo sabemos. Terry ha sido un buen amigo. Terry merece una buena esposa. ¿Recuerdas cuando vivías conmigo y pensabas en ello? Yo también lo hacía...
La realidad nos supera. No podemos mostrar tal deslealtad hacia él, nunca más. Cada uno seguirá por el camino que el destino sin piedad alguna, nos ha llevado.
Sin embargo, no podía dejarte ir sin mostrarte todo lo que soy. Y mientras preparas tu equipaje para marchar a Nueva York con tu… esposo, voy a la mansión de Lakewood. Regreso vestido con la indumentaria del clan. Hubiese querido mostrarte esta faceta en primavera, en aquella colina donde nos conocimos. Las circunstancias, apremian. Quiero darte todo de mí antes de perderte.
Mi pequeña llorona. Comprendes a la perfección cuando te pido el medallón. “Mi príncipe de la colina” exclamas una y otra vez, mientras tu hermoso rostro se moja con las lágrimas derramadas. Sé que es el final.
“Consérvalo”, te pido. Quiero que tengas una parte de mí contigo. Antes de saberlo mío, era uno de tus tesoros. Sé que seguirá siéndolo. Y no lo digo con soberbia, sino porque te conozco mejor que nadie.
Dicen que tu vida va muy bien. Dicen que brillas como una chica especial. No me sorprende. Siempre has sido especial y bondadosa. Pero algo me dice que te ocultas cuando todo el mundo está cálido y cansado; que lloras un poco en la oscuridad…
Bueno, me sucede a mí también.
Debí irme a Brasil por un largo tiempo, quise verte antes de partir. Los visité a Terry y a ti en su apartamento en Nueva York. Te dije que sería un viaje de negocios, pero también quería alejarme de ustedes. De sus fotos en el diario, de los chismes de la prensa sensacionalista donde te miro a su lado una y otra vez. Usaba mi viejo y famoso impermeable café.
Fue un error. Me percaté que sufrías tanto como yo. Terry también lo supo. Pude observar en sus ojos la comprensión de tu esposo. Y lo doloroso que le resultó aunque luchó por no demostrarlo. El orgullo y la dignidad que lo caracterizaban, le hizo levantar la frente y mirarme con cierto desprecio. Desde ese instante, me volvió su enemigo. No debía considerarme un rival, puesto que él era quien dormía a tu lado. El Terry que conocí de jovencito, me lo hubiese restregado de alguna manera. No lo hizo.
El viaje a Brasil era más que necesario. No estoy muy seguro de lo que deberías decir. Pero puedo ver que no está bien. Nada está bien…
El te hace reír...
Él te viste con un estilo elegante,
Él te trata bien,
Y es amable contigo…
Y cuando está fuerte
Él es fuerte para ti
Se ha convertido en un buen hombre. Estaría orgulloso de él, si continuara siendo mi amigo. Pero dos hombres enamorados de la misma mujer, jamás podrían ser amigos. Él lo sabe y yo lo sé.
Y cuando besas, es algo nuevo. Te observo en el diario. No hay ese ardor que tenías conmigo. No existe entrega de tu parte. No lo amas y puedo verlo. Sin embargo, sigues a su lado Pero, ¿alguna vez dijiste mi nombre aunque sea solo por error?
He decidido tomar las riendas de mi vida y mis responsabilidades. Un día, tú harás lo mismo. Acudiré cada día a la estación de trenes. Quizá algún día viajes en uno. Hacia el hombre que evidentemente amas. Hacia el hombre que te ama y te espera. Hacia mí.
No estoy muy seguro de lo que se supone que debo hacer, no me parece correcto hacerte saber cuánto te anhelo aún. Cuánto te sueño. Cuanto te añoro. Así que voy a escribir algo de amor para ti. Aunque al igual que esta carta, no la envíe jamás.
W. Albert Ardley
Songfic inspirado en la canción Letter to Hermione,
compuesta e interpretada por David Bowie,
en el álbum Space Oddity de 1969
compuesta e interpretada por David Bowie,
en el álbum Space Oddity de 1969