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Por acá de nuevo con el tercer capitulo de esta historia alterna, espero les agrade. 
si he metido la pata con algún poblado Mexicano, mil disculpas, lo que he escrito fue investigando en la web, asi que perdonen a esta humilde servidora
otra cosa, algunos de los relatos que aparecen en este capitulo los encontré en la web y los modifiqué pero lamentablemente no recuerdo de cual pagina las extraje y tampoco guardé el enlace en aquel entonces. Quiero dedicar este capitulo a la memoria de mi primo que murió tratando de cruzar la frontera y alcanzar el sueño americano. Soy dominicana para las que no lo saben, muchos dominicanos arriesgan sus vidas en el canal de la Mona , tratando de llegar a Puerto Rico en yolas saturadas de personas a las que no les queda mas que naufragar, pero otros tantos emprenden un vía crucis a través de la frontera viajando por todo Sur América hasta llegar a México, ese fue el caso de mi primo que murió en Panamá dejando dos hijos en la orfandad.
si he metido la pata con algún poblado Mexicano, mil disculpas, lo que he escrito fue investigando en la web, asi que perdonen a esta humilde servidora
otra cosa, algunos de los relatos que aparecen en este capitulo los encontré en la web y los modifiqué pero lamentablemente no recuerdo de cual pagina las extraje y tampoco guardé el enlace en aquel entonces. Quiero dedicar este capitulo a la memoria de mi primo que murió tratando de cruzar la frontera y alcanzar el sueño americano. Soy dominicana para las que no lo saben, muchos dominicanos arriesgan sus vidas en el canal de la Mona , tratando de llegar a Puerto Rico en yolas saturadas de personas a las que no les queda mas que naufragar, pero otros tantos emprenden un vía crucis a través de la frontera viajando por todo Sur América hasta llegar a México, ese fue el caso de mi primo que murió en Panamá dejando dos hijos en la orfandad. Nada es lo que parece
Por Candida Grandchester
Los personajes Candy Candy propiedad de Kioko Mizuki y Jumiko Igarashi respectivamente
Por Candida Grandchester
Los personajes Candy Candy propiedad de Kioko Mizuki y Jumiko Igarashi respectivamente
Capitulo 3
El estómago de la rubia se retorció en una voz de alerta. Tony vio el pánico y el pequeño temblor en sus manos, le apretó la mano en señal de apoyo y ambos compartieron miradas de complicidad y compañerismo.
Te cuidaré –le dijo él, ella le agradeció en silencio tanta bondad e imploró a Dios y a la virgen que los protegiera. Persignándose subieron a la camioneta…
“la antesala del sueño americano”.
En el trayecto hasta Sásabe en la vía que comunica ambos poblados hicieron parada en uno de los varios altares colocados en algunos puntos. Parte de los ocupantes de la camioneta se desmontaron. Unos a realizar necesidades fisiológicas y otros a elevar unas plegarias a Dios para que los llevara con bien a su destino. La rubia colocó una veladora ante la imagen de la virgen de Guadalupe y rezó una breve oración.
Al subir de nuevo al vehículo una joven guatemalteca, que se había quedado sentada y no bajó a realizar ninguna actividad, le puso tema de conversación tratando de distraerse un poco. El calor era sofocante y el árido paisaje del desierto no prestaba ningún aliciente a todos los temores y peligros propios de la travesía.
¡Hola, soy Tehuite! – le dijo con simpatía- tengo 17 años- a la rubia le pareció que tenía más. Sus grandes ojos marrones se veían vacíos y exentos de inocencia. Sus facciones eran las de una niña con una mirada de mujer experimentada- pensó Dulce. Y no se equivocaba. Tehuite había ejercido la prostitución desde la muy temprana edad de 12 años, cayendo en el vicio de las drogas como escape a la triste realidad y la pobreza que le rodeaba.
La joven morena continuó hablando sola sin permitir a Dulce presentarse como debía.
Tenía 7 años y mi padre emprendió el viaje para "El Norte" con la intención de trabajar para darle un mejor futuro a mi familia. Eso sucedió hace 10 años. Nunca supimos qué pasó con él así que desde muy joven tuve que buscar dinero para ayudar a mi familia pero a veces la vida te juega sucio y caí en vicios y cosas malas- decía perdiéndose en sus pensamientos. Dulce aprovechó para presentarse.
Me llamo Dulce. Yo también me críe sin padre - le comentó la rubia con tristeza- Él nos abandonó, a mi madre y a mí.
Bueno, ya tenemos algo en común aparte de viajar en esta vieja camioneta. Siento que tengo una deuda con mi madre, uno a veces comete errores por el vicio y no le he dado lo que ella se merece. Por eso quiero ir a trabajar al otro lado. Quizás encuentre un buen hombre al que no le importe mi pasado. - dijo con una sonrisa pícara en sus labios- Yo deseo lo mejor para mi familia por eso decidí arriesgar mi vida. Yo sé que es difícil cruzar, que es peligroso. Dicen que secuestran, violan, roban y que nos podemos perder. Pero ya estoy aquí y tengo que hacerlo. Vengo rezando para que no me pase lo que le pasó a mi padre. ¿Cuánto le pagaste a éste por cruzarte?- cambió el tema. Se le notaba ser una mujer de temperamento fuerte a la que no le gustaba exteriorizar sus emociones.
Me quitó mil dólares – respondió Dulce mientras destapaba una lata de salchichas- ¿gustas?
No, ya tengo, gracias. A mí también me quitó lo mismo - dijo mientras torcía la boca en signo de molestia.- Se me acercaron cuatro personas. Todas me cobraban diferentes tarifas. Uno me cobraba dos mil dólares, otro mil quinientos. Me dijeron también que en cuatro días estaré en los Ángeles.
Yo también voy para allá.- le confirmó la rubia
Tienes a alguien esperándote- fue más una afirmación que una pregunta.
No- la joven morena pudo ver la incertidumbre en los ojos de Dulce.
¿Y dónde piensas quedarte?
No sé- fue su inocente respuesta.
Te llevaré conmigo, no te aflijas. Me esperan una amiga y su esposo. Hace mucho que no la veo pero ayer le llamé y me dijo que esperaba tenerme pronto con ellos. Son buenos y sé que me ayudarán a ubicarte. Ellos nos esperaran del otro lado, cerca de la autopista. No me preguntes el lugar exacto porque no sé, caminaremos hasta dar con ellos.
Ya en el desierto llevaban dos días tratando de cruzar. Los días eran inclementes y el sol tostaba la piel. Dulce vio perecer a su mejor amigo Tony. Cumplió su promesa de tomar el arma y la guardó en su mochila.
Tony murió en su trayecto a causa de la picadura de una serpiente. No vio su sueño hecho realidad pero al morir se llevó la imagen de una diosa blanca de cabellos dorados y ojos verdes como esmeraldas llorando su partida. Le tocó a él darle gracias a Dios por ponerla en su camino.
A diferencia del sofocante calor diurno, las noches eran frías. Todo el grupo (en su mayoría mujeres) sentían los huesos traspasados por miles de navajas y se agrupaban para darse calor. Tehuite y la rubia se abrazaban y frotaban las manos.
Toma esto- le dijo la pelinegra.
¿Qué es?- preguntó la rubia al sentir el fuerte olor.
Un poco de ron – le acercó la botella- Tómatelo. Te dará calor.
Aceptó el ofrecimiento y tomó un trago. El líquido ambarino quemaba todo a su paso. Tosió varias veces y Tehuite rió.
Principiantes- su carcajada fue una nota alegre a la vorágine de vicisitudes vividas en esos dos días.
Al día siguiente otro de los compañeros de viaje pereció. Efraín perdió el conocimiento mientras caminaba. El coyote dijo que no había nada que hacer. A lo lejos su cuerpo polvoriento yacía inerte y los buitres esperaban el momento oportuno para devorarlo. Era el último hombre que conformaba el grupo en el que viajaba Dulce, ahora sólo quedaba mujeres acompañadas por el coyote. Efraín sería una más de las cruces sin nombre sobre el muro fronterizo. Un joven de 22 años. Ella lo recordaba del parque cuando estaban juntos esperando al pollero.
"Vengo de Veracruz,- le había dicho- me demoré cuatro días en camión y voy para Los Ángeles. Allá tengo una tía. Ella me está esperando. Me dice que me abrigue bien y que coma", - le dijo entre sonrisas con una aparente tranquilidad. -"No pienso mucho en lo que tengo que vivir para llegar, mas bien pienso en lo que me espera en Los Ángeles", añadió. – “En Veracruz era conductor pero en los Ángeles tendré que hacer otra cosa, los ilegales no tenemos documentos”. - murió a causa de la insolación.
Con cada paso que daba… su mente se agolpaba con las imágenes de sus amigos, dejados en el desierto, ¿Sería ella la próxima en morir?, su piel estaba quemada, sus labios tostados por el viento y el sol. El único paliativo en medio de aquel calor infernal era el agua y ésta se estaba agotando. Consigo sólo podía llevar un galón del preciado líquido, agitó el envase plástico ante su rostro,- quizás quede un vaso o menos.- se dijo sin fuerzas. Detrás de sí escuchó a Tehuite susurrarle.
No te preocupes, yo tengo casi un galón completo.
¿Como tienes tanta?- le cuestionó sorprendida, casi todas estaban sin agua.
Era la de Efraín- le contestó despreocupadamente – a él no le iba a servir de mucho. Quizás por eso murió, quiso ahorrar tanta agua que al final terminó deshidratándose. He escuchado que nosotras, no me refiero a ti y a mi sino al genero femenil.
Femenino Tehuite - le aclaró Dulce.
Bueno eso mismo- convino restándole importancia-el género femenino soporta más calor porque tenemos mayor cantidad de agua en el cuerpo.- terminó diciendo con autosuficiencia.- lo vi en un documental, yo quería ser doctora, a duras penas sé leer y escribir – finalizó diciendo con un movimiento de hombros - cuando mi padre se fue la cosas no estaban tan mal, mis hermanos y yo íbamos a la escuela, teníamos comida en la mesa, poca pero no pasábamos hambre, ya sabes como somos las personas, siempre queremos mas y mas, luego de un año de la partida de mi padre, tuvimos que dejar la escuela y ponernos a trabajar , mi madre no podía mantener cinco bocas y un bebe. La vida es cruel Dulce mi madre quedó embarazada antes de mi padre partir, ella se enteró al mes de mi padre desaparecer, él nunca lo supo. Yo era la mayor de todos – hizo una larga pausa – hice lo que pude para no dejarlos morir. No pienso morir en este desierto, ellos me necesitan.
La rubia se quedó mirando por largo rato a la morena, su determinación le infundó fuerzas para continuar, ella seguiría adelante y encontraría su propio destino, un lugar al cual pertenecer…
Miró al cielo y el sol la cegó momentáneamente, los buitres los seguían al igual que las parcas nos persiguen a lo largo de nuestra existencia, la desalentadora escena no fue suficiente para hacer claudicar su espíritu.
Saldremos de esta Tehuite, ya lo verás- afirmó optimista
La noche reclamaba de nuevo su territorio y volvió tan fría e implacable como la anterior. Con un ojo abierto y el otro cerrado trató de conciliar el sueño. El cansancio producido por la agotadora travesía fue mucho mayor que el temor de ser robada, acosada o tal vez mordida por una serpiente.
El olor a tabaco mezclado con alcohol, una respiración agitada en su oído, manos estrujando su cuerpo y un gran peso sobre ella fueron el detonante que puso a su cerebro en alerta. Despertó sobresaltada y con gran fuerza empujó…. lo que fuera que estuviera sobre ella.
A gatas trató de escapar en medio de la oscuridad. Una mano sujetó su pierna derecha haciéndola caer al suelo de bruces golpeando su rostro contra la superficie arenosa para masticar el polvo.
Las lágrimas no se hicieron esperar y bañaron su rostro. Sus manos buscaban aferrarse a algo… pero nada parecía estar de su lado esa noche. El universo se estaba confabulado en su contra.
¡Por favor suélteme, no me haga daño!- suplicaba entre lágrimas- yo le daré más dinero, si usted así lo desea.
¿ Y quién te dijo que yo quiero dinero, pequeña?- la giró poniéndola boca arriba. Él se puso a horcadas sobre ella; y agarrando uno de sus pechos dijo-
Firmes y jóvenes como me gustan.- ella largó un grito desesperado que rasgó el aire.
¡Por favor, noooo!- sus ojos se abrieron como platos cuando vio que aquel sacaba un cuchillo y se lo colocaba en la garganta.
Dime preciosura ¿cómo lo prefieres? ¿Por las buenas? Tu papacito, aquí, puede hacerlo con calma. Pero si prefieres ser una niña mala entonces tendré que usar a este amiguito- dijo señalando la filosa arma batiéndola en el aire.
Una mujer de las muchas en el grupo pidió que dejara a la joven tranquila. “Tehuite”… la rubia la identificó a pesar de la oscuridad.
¿Prefieres ser tú?- le amenazó con el arma. Sumisa, Tehuite volvió a su lugar y no profirió más comentario. Sólo lloró en silencio la desventura de su compañera.
Yo…- tragó saliva- yo quiero que lo haga por las buenas- dijo Dulce y cerró los ojos para no ver la sonrisa de su atacante.
Continuará…
El estómago de la rubia se retorció en una voz de alerta. Tony vio el pánico y el pequeño temblor en sus manos, le apretó la mano en señal de apoyo y ambos compartieron miradas de complicidad y compañerismo.
Te cuidaré –le dijo él, ella le agradeció en silencio tanta bondad e imploró a Dios y a la virgen que los protegiera. Persignándose subieron a la camioneta…
“la antesala del sueño americano”.
En el trayecto hasta Sásabe en la vía que comunica ambos poblados hicieron parada en uno de los varios altares colocados en algunos puntos. Parte de los ocupantes de la camioneta se desmontaron. Unos a realizar necesidades fisiológicas y otros a elevar unas plegarias a Dios para que los llevara con bien a su destino. La rubia colocó una veladora ante la imagen de la virgen de Guadalupe y rezó una breve oración.
Al subir de nuevo al vehículo una joven guatemalteca, que se había quedado sentada y no bajó a realizar ninguna actividad, le puso tema de conversación tratando de distraerse un poco. El calor era sofocante y el árido paisaje del desierto no prestaba ningún aliciente a todos los temores y peligros propios de la travesía.
¡Hola, soy Tehuite! – le dijo con simpatía- tengo 17 años- a la rubia le pareció que tenía más. Sus grandes ojos marrones se veían vacíos y exentos de inocencia. Sus facciones eran las de una niña con una mirada de mujer experimentada- pensó Dulce. Y no se equivocaba. Tehuite había ejercido la prostitución desde la muy temprana edad de 12 años, cayendo en el vicio de las drogas como escape a la triste realidad y la pobreza que le rodeaba.
La joven morena continuó hablando sola sin permitir a Dulce presentarse como debía.
Tenía 7 años y mi padre emprendió el viaje para "El Norte" con la intención de trabajar para darle un mejor futuro a mi familia. Eso sucedió hace 10 años. Nunca supimos qué pasó con él así que desde muy joven tuve que buscar dinero para ayudar a mi familia pero a veces la vida te juega sucio y caí en vicios y cosas malas- decía perdiéndose en sus pensamientos. Dulce aprovechó para presentarse.
Me llamo Dulce. Yo también me críe sin padre - le comentó la rubia con tristeza- Él nos abandonó, a mi madre y a mí.
Bueno, ya tenemos algo en común aparte de viajar en esta vieja camioneta. Siento que tengo una deuda con mi madre, uno a veces comete errores por el vicio y no le he dado lo que ella se merece. Por eso quiero ir a trabajar al otro lado. Quizás encuentre un buen hombre al que no le importe mi pasado. - dijo con una sonrisa pícara en sus labios- Yo deseo lo mejor para mi familia por eso decidí arriesgar mi vida. Yo sé que es difícil cruzar, que es peligroso. Dicen que secuestran, violan, roban y que nos podemos perder. Pero ya estoy aquí y tengo que hacerlo. Vengo rezando para que no me pase lo que le pasó a mi padre. ¿Cuánto le pagaste a éste por cruzarte?- cambió el tema. Se le notaba ser una mujer de temperamento fuerte a la que no le gustaba exteriorizar sus emociones.
Me quitó mil dólares – respondió Dulce mientras destapaba una lata de salchichas- ¿gustas?
No, ya tengo, gracias. A mí también me quitó lo mismo - dijo mientras torcía la boca en signo de molestia.- Se me acercaron cuatro personas. Todas me cobraban diferentes tarifas. Uno me cobraba dos mil dólares, otro mil quinientos. Me dijeron también que en cuatro días estaré en los Ángeles.
Yo también voy para allá.- le confirmó la rubia
Tienes a alguien esperándote- fue más una afirmación que una pregunta.
No- la joven morena pudo ver la incertidumbre en los ojos de Dulce.
¿Y dónde piensas quedarte?
No sé- fue su inocente respuesta.
Te llevaré conmigo, no te aflijas. Me esperan una amiga y su esposo. Hace mucho que no la veo pero ayer le llamé y me dijo que esperaba tenerme pronto con ellos. Son buenos y sé que me ayudarán a ubicarte. Ellos nos esperaran del otro lado, cerca de la autopista. No me preguntes el lugar exacto porque no sé, caminaremos hasta dar con ellos.
Ya en el desierto llevaban dos días tratando de cruzar. Los días eran inclementes y el sol tostaba la piel. Dulce vio perecer a su mejor amigo Tony. Cumplió su promesa de tomar el arma y la guardó en su mochila.
Tony murió en su trayecto a causa de la picadura de una serpiente. No vio su sueño hecho realidad pero al morir se llevó la imagen de una diosa blanca de cabellos dorados y ojos verdes como esmeraldas llorando su partida. Le tocó a él darle gracias a Dios por ponerla en su camino.
A diferencia del sofocante calor diurno, las noches eran frías. Todo el grupo (en su mayoría mujeres) sentían los huesos traspasados por miles de navajas y se agrupaban para darse calor. Tehuite y la rubia se abrazaban y frotaban las manos.
Toma esto- le dijo la pelinegra.
¿Qué es?- preguntó la rubia al sentir el fuerte olor.
Un poco de ron – le acercó la botella- Tómatelo. Te dará calor.
Aceptó el ofrecimiento y tomó un trago. El líquido ambarino quemaba todo a su paso. Tosió varias veces y Tehuite rió.
Principiantes- su carcajada fue una nota alegre a la vorágine de vicisitudes vividas en esos dos días.
Al día siguiente otro de los compañeros de viaje pereció. Efraín perdió el conocimiento mientras caminaba. El coyote dijo que no había nada que hacer. A lo lejos su cuerpo polvoriento yacía inerte y los buitres esperaban el momento oportuno para devorarlo. Era el último hombre que conformaba el grupo en el que viajaba Dulce, ahora sólo quedaba mujeres acompañadas por el coyote. Efraín sería una más de las cruces sin nombre sobre el muro fronterizo. Un joven de 22 años. Ella lo recordaba del parque cuando estaban juntos esperando al pollero.
"Vengo de Veracruz,- le había dicho- me demoré cuatro días en camión y voy para Los Ángeles. Allá tengo una tía. Ella me está esperando. Me dice que me abrigue bien y que coma", - le dijo entre sonrisas con una aparente tranquilidad. -"No pienso mucho en lo que tengo que vivir para llegar, mas bien pienso en lo que me espera en Los Ángeles", añadió. – “En Veracruz era conductor pero en los Ángeles tendré que hacer otra cosa, los ilegales no tenemos documentos”. - murió a causa de la insolación.
Con cada paso que daba… su mente se agolpaba con las imágenes de sus amigos, dejados en el desierto, ¿Sería ella la próxima en morir?, su piel estaba quemada, sus labios tostados por el viento y el sol. El único paliativo en medio de aquel calor infernal era el agua y ésta se estaba agotando. Consigo sólo podía llevar un galón del preciado líquido, agitó el envase plástico ante su rostro,- quizás quede un vaso o menos.- se dijo sin fuerzas. Detrás de sí escuchó a Tehuite susurrarle.
No te preocupes, yo tengo casi un galón completo.
¿Como tienes tanta?- le cuestionó sorprendida, casi todas estaban sin agua.
Era la de Efraín- le contestó despreocupadamente – a él no le iba a servir de mucho. Quizás por eso murió, quiso ahorrar tanta agua que al final terminó deshidratándose. He escuchado que nosotras, no me refiero a ti y a mi sino al genero femenil.
Femenino Tehuite - le aclaró Dulce.
Bueno eso mismo- convino restándole importancia-el género femenino soporta más calor porque tenemos mayor cantidad de agua en el cuerpo.- terminó diciendo con autosuficiencia.- lo vi en un documental, yo quería ser doctora, a duras penas sé leer y escribir – finalizó diciendo con un movimiento de hombros - cuando mi padre se fue la cosas no estaban tan mal, mis hermanos y yo íbamos a la escuela, teníamos comida en la mesa, poca pero no pasábamos hambre, ya sabes como somos las personas, siempre queremos mas y mas, luego de un año de la partida de mi padre, tuvimos que dejar la escuela y ponernos a trabajar , mi madre no podía mantener cinco bocas y un bebe. La vida es cruel Dulce mi madre quedó embarazada antes de mi padre partir, ella se enteró al mes de mi padre desaparecer, él nunca lo supo. Yo era la mayor de todos – hizo una larga pausa – hice lo que pude para no dejarlos morir. No pienso morir en este desierto, ellos me necesitan.
La rubia se quedó mirando por largo rato a la morena, su determinación le infundó fuerzas para continuar, ella seguiría adelante y encontraría su propio destino, un lugar al cual pertenecer…
Miró al cielo y el sol la cegó momentáneamente, los buitres los seguían al igual que las parcas nos persiguen a lo largo de nuestra existencia, la desalentadora escena no fue suficiente para hacer claudicar su espíritu.
Saldremos de esta Tehuite, ya lo verás- afirmó optimista
La noche reclamaba de nuevo su territorio y volvió tan fría e implacable como la anterior. Con un ojo abierto y el otro cerrado trató de conciliar el sueño. El cansancio producido por la agotadora travesía fue mucho mayor que el temor de ser robada, acosada o tal vez mordida por una serpiente.
El olor a tabaco mezclado con alcohol, una respiración agitada en su oído, manos estrujando su cuerpo y un gran peso sobre ella fueron el detonante que puso a su cerebro en alerta. Despertó sobresaltada y con gran fuerza empujó…. lo que fuera que estuviera sobre ella.
A gatas trató de escapar en medio de la oscuridad. Una mano sujetó su pierna derecha haciéndola caer al suelo de bruces golpeando su rostro contra la superficie arenosa para masticar el polvo.
Las lágrimas no se hicieron esperar y bañaron su rostro. Sus manos buscaban aferrarse a algo… pero nada parecía estar de su lado esa noche. El universo se estaba confabulado en su contra.
¡Por favor suélteme, no me haga daño!- suplicaba entre lágrimas- yo le daré más dinero, si usted así lo desea.
¿ Y quién te dijo que yo quiero dinero, pequeña?- la giró poniéndola boca arriba. Él se puso a horcadas sobre ella; y agarrando uno de sus pechos dijo-
Firmes y jóvenes como me gustan.- ella largó un grito desesperado que rasgó el aire.
¡Por favor, noooo!- sus ojos se abrieron como platos cuando vio que aquel sacaba un cuchillo y se lo colocaba en la garganta.
Dime preciosura ¿cómo lo prefieres? ¿Por las buenas? Tu papacito, aquí, puede hacerlo con calma. Pero si prefieres ser una niña mala entonces tendré que usar a este amiguito- dijo señalando la filosa arma batiéndola en el aire.
Una mujer de las muchas en el grupo pidió que dejara a la joven tranquila. “Tehuite”… la rubia la identificó a pesar de la oscuridad.
¿Prefieres ser tú?- le amenazó con el arma. Sumisa, Tehuite volvió a su lugar y no profirió más comentario. Sólo lloró en silencio la desventura de su compañera.
Yo…- tragó saliva- yo quiero que lo haga por las buenas- dijo Dulce y cerró los ojos para no ver la sonrisa de su atacante.
Continuará…
