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PECOCITAS octavo aporte capitana Cándida, Capitulo 5 Nada es lo que Parece

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CANDIDA

CANDIDA
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony


Buenos días si me leen por la mañana, buenas tardes y buenas noches si me leen de noche. Les traigo el capitulo 5 de Nada es lo que Parece espero lo disfruten.


Nada es lo que parece

Por Candida Grandchester
Los personajes Candy Candy propiedad de Kioko Mizuki y Jumiko Igarashi respectivamente


Capitulo 5




Capitulo 5


 Lady, Do you speak English?

  Yes, I do, - y luego pensó que hablaba el inglés  aún mejor que el taxista que se vio delatado por su pobre pronunciación.- and I speak Spanish too, if you prefer.

¡Oh, mucho mejor! gracias al cielo, se me estaban agotando los veinte pesos de inglés que sé que sé- expresó aliviado, - es que ustedes los gringos casi nunca hablan español y yo soy nuevo en esto, -Otro más que la confundía con una blanca- antes trabajaba en una factoría- dijo quejumbroso- pero usted sabe como está la situación mi lady. Los primeros que nos vamos somos los de más abajo y más cuando somos indocumentados. Mientras trabajaba en la factoría sólo aprendí a decir yes Sir…   no Sir.- señaló entre risas,-    mi compañero  de trabajo  siempre me traducía todo.

Pilluelo- dijo pícara la joven. Mientras el taxista hablaba, ella  por primera vez en toda la noche se permitió descansar. Se hundió en el asiento del auto, la cabeza de su enigmático caballero reposaba sobre su regazo, sus manos cobraron vida propia iniciando un suave movimiento a través de la sedosa cabellera de él.  

“Pensar que pasé por tantos riegos para asesinar a un ser humano, posiblemente dos y ahora ir sentada al lado de un hombre inconsciente”, del hombre que amo- sus pensamientos la llevaron años atrás, a aquella noche en que sus manos se mancharon por primera vez con la sangre de otro ser humano, no estaba segura si lo había matado pero lo dejó inconciente y sangrando profusamente. Aun sentía las asquerosas manos del coyote sobre su piel, su hediondo aliento, sus labios babosos en su cuello. Esa noche en el desierto quedó grabada con tinta indeleble en su memoria y las imágenes comenzaron a pasar ante sus ojos como una película…

- Ahora nos estamos entendiendo-  sintió el frío golpear su pecho cuando él le desabrochó la blusa y después  comenzó a desatarse el cinturón para continuar con los pantalones. Mientras tanto las manos de la joven se movían con voluntad propia sobre la tierra. El terror era demasiado y ella no había recorrido cientos de kilómetros para terminar siendo ultrajada por un sucio alcohólico al que le dio todos sus ahorros, todo el dinero   ganado durante su corta existencia. Con una fuerza sobrenatural, que hasta ese momento no creyó poseer, agarró una piedra  y la estrelló contra la cabeza de su atacante, éste se  desplomó sobre ella, inerte. No   reflexionó  si él seguía con vida o no, se limitó a empujar el cuerpo a un lado y ponerse en pie.


- ¡Lo has matado!.. ahora ¿cómo llegaremos al otro lado?- le reclamaba una de las compañeras de viaje- ¡Eres una tonta!

Otra le decía- Sólo eran unos besos y revolcarte un momento con él. El maldito estaba más borracho que una uva. No duraría mucho encima de ti, acaso crees que nosotras no pasamos por lo mismo noche tras noche.

Asustada por los múltiples reclamos  tomó sus cosas y corrió cuanto pudo. Tehuite la siguió y corrieron hasta que sus pulmones no dieron más. Sin fuerzas se cayó de rodillas en el suelo y lloró durante minutos, horas quizás. No recordaba  haber llorado tanto en su vida.  Limpió sus ojos con las mangas de su camisa aun desabrochada;  al levantar la cabeza vio a Tehuite parada frente a ella.

- Llegamos Dulce, mira – siguió con su vista hacia donde Tehuite  señalaba, en la distancia pudo ver  el brillo  de luces y el muro interminable   se vislumbraba en la oscuridad. Habían  llegado. Sus ojos aun estaban escépticos.

Sacó una bolsa plástica de su mochila e introdujo las pocas pertenencias que cargaba con ella. Se lavó el rostro con un poco de agua para despojarlo del polvo y ambas se pusieron un cambio de ropa.

  Del otro lado al fin  tocaban suelo estadounidense. Listas se encaminaron a la vía más próxima. Su meta era esquivar a los militares y vigilantes fronterizos.  

Al llegar a la calle, Dulce  pidió un aventón. Su perfecto inglés le ayudó a salir bien librada.

La voz del taxista la sacó de sus cavilaciones

Me decía Señor- preguntó aun inmersa en el pasado.

Le decía que ya estamos cerca de su destino.- apuntó aquel antes de girar a la derecha.  Su destino… si aquel humilde hombre supiera el peso de sus palabras.



 
Mientras viajaba se encargó de apreciar las delicadas facciones masculinas del hombre inconciente. La fina nariz alargada, los pómulos altos… incluso pudo ver las sombras que proyectaban las pestañas sobre las pálidas mejillas, los carnosos labios entreabiertos invitando a ser besados… eran una tentación única. Recordaba el aliento de él cerca de su oreja, el olor a menta, los fuertes músculos que tocó por accidente los mismos que en un pasado la aprisionaron contra la pared en un efímero beso.

Hemos llegado, mi lady -   Un gran edificio  en cristal con luces de diferentes colores les daba la bienvenida. A la entrada dos security service  daban paso a una gran fila de personas. El lugar constaba de dos accesos uno era la entrada exclusiva para los VIP y la otra estaba destinada a los clientes no regulares.  

¡Oh, mi Dios bendito, esto es inmenso!- extasiada con grandes ojos observaba el monolito de cristal de varios niveles.

Es uno de los mejores clubes de la ciudad y del mundo. También  es de los más visitados y caros. – le  dijo el taxista

Durante varios minutos trató de despertar a su ángel oscuro. Cuando este abrió los ojos ella le pidió instrucciones de qué hacer. Él  como pudo escribió una pequeña nota y le pidió a la chica que la llevara donde uno de los  guardias de seguridad.

  Las personas en la fila que esperaban para entrar al famoso Club le dieron  miradas despectivas, menosprecios, empujones y pisadas hasta que pudo acercarse al security y pasarle la nota. El hombre de rasgos afroamericanos miró a su compañero de trabajo, un latino y mostrándole la nota se rió, luego miró a la joven mujer.

She tries to mock us – le dijo a su compañero de trabajo

I don’t try to do that.!- Respondió   al escuchar que se referían a ella.

She says the true, - apuntó el security latino- check – dijo señalando al taxi por donde un elegante caballero  les hacía señas con una mano- Is the boss!

Uno de ellos fue en ayuda de su jefe y  el taxista le dio una tarjeta de contacto a la rubia y luego se despidieron.-José López-, se dijo así misma, ella no sabía si volvería a verlo algún día.

Agotado por la perdida de sangre el misterioso caballero  tuvo que ser llevado casi  cargado por  uno  de los security service , tomaron rumbo hacia    la entrada de los empleados seguidos por Dulce, en el interior del local salió a  su encuentro   un Señor de baja estatura, calvo, de cabellos oscuros y rostro amable.

Sr. ¿qué le ha pasado?- habló con una nota de preocupación en su voz

Nada de cuidado Martín, ya me he visto peor. Necesito que llames al doctor Stuart y dale una generosa recompensa a la joven por la ayuda.

¿Cuál joven, Sr.?_ le preguntó aquel mientras le lanzaba una mirada cargada de interrogantes.  

La que me trajo- dijo muy convencido, – Ella me salvó la vida.

 La cara de Martín estaba exasperándolo sobremanera, lo estaba mirando como si él se estuviera poniendo loco - al parecer esa herida lo ha afectado mucho;   aquí no hay nada aparte de Peter, usted y yo.

Al voltear, mayor fue su sorpresa al confirmar lo dicho por su asistente -¿Dónde se ha metido? No quiero a una extraña merodeando por el club ¡Búsquela ahora mismo, Martín!  Si no la encuentra antes de que  ella arme un desastre le aseguro que estará despedido.

Sí, señor.- salió tan rápido cuanto le permitieron sus cortas y gordas piernas. Tal fue su prisa que se le olvidó preguntar qué aspecto tenía la joven salvadora.

Peter llévame  a mi cuarto-  El security llevó al herido casi cargado, a pesar de lo fuerte que este era, su jefe meditó que se sintió mas cómodo cuando la joven rubia lo llevaba de la misma manera. Vivía en el club no tenía casa, para qué si estaba solo en el mundo, además una casa necesita amor, de lo contrario seria solo una estructura de concreto. Amor, eso era lo que él no tenía.

Dulce  estaba turbada esa noche había sido la mas extraña de toda su vida, acababa de convertirse en asesina por segunda vez y para colmo de males el hombre del cual estaba enamorada era una farsa; en su afán por salir lo   antes posible de ese lugar  se extravió  y no encontraba la salida.  Al final del pasillo escuchó la música y decidió echar un vistazo. Estaba maravillada con lo que observaba. Las chicas parecían cisnes  con gráciles movimientos bailaban al compás de la música. Las luces resplandecían en facetas de múltiples colores. El escenario era magnífico y una cortina en cristales de Swarovski  caía desde lo alto del lugar dándole un toque de elegancia y glamour. Unas cinco jóvenes se movían sobre el escenario dirigidas por un joven muy atractivo de cabellos rojizos. La estrella principal al parecer, era una pelirroja  de mirada matadora, su pelo en bucles caía por su espalda como una cascada de cobre y lava, sus largas piernas eran de seguro la tentación de cualquier hombre. – Es una mujer muy hermosa y la rubia no se queda atrás - recapacitó Dulce  - yo nunca podré  actuar en un escenario como ese.- pensó con tristeza.    

Vamos, giren a la derecha, izquierda, paso al frente, giren otra vez.  Paren la música _ el pelirrojo se encaminó hacia el escenario y llamó al frente a una de las chicas   que estaban bailando.

Susy ¿qué pasa contigo?_ la miró con adoración. Desde el primer momento en que la vio le gustó. Ella era diferente a las demás. Su timidez, su mirada ingenua y esas hermosas facciones dignas de un ángel lo volvían loco.  Tomó  las manos femeninas entre las suyas y le dijo.-Debes concentrarte más si quieres ser una cantante famosa.

Está bien.- le dijo melosa- Pero saca a la fregona para poder concentrarme en lo que hago.- terminó diciendo con fastidio
Fregona, - Neal la miraba escéptico.- a estas horas no hay servicio de limpieza en esta área, recuerda que a Deborah la despidieron  la semana pasada.

¿Entonces quien es esa chica,  que está allá?  - le apuntó mientras señalaba hasta el fondo del  salón. Neal miró a lo profundo del salón y se topó con una humilde rubia  de lo más hermosa según su buen juicio. Cabe decir que era el mejor reconociendo un diamante en bruto.

Aún absorta en su inspección  del Club,  Dulce fue interrumpida por un joven de ojos color café y cabellos color caoba.

Joven ¿usted es la nueva empleada de limpieza que contrataron? – le cuestionó el caballero que momentos antes ella vio dirigiendo al grupo de chicas.

Disculpe ¿usted se dirige a mí?- le dijo ella con una mirada que denotaba su contrariedad.

Jovencita ¿usted es idiota?-le contestó Neal  en su tono mas arrogante, cruzando los brazos sobre su bien formado pecho.

¡“Otra vez la burra al trigo”!  El segundo que me lo dice esta noche.- dijo en voz casi inaudible.

¿Decía algo, jovencita? - le cuestionó nuevamente el hombre.

¡Oh, no!  ..… no soy la nueva empleada de limpieza y no soy idiota – le dijo ella con fingida autosuficiencia. La verdad era que se estaba muriendo de los nervios. Ella estaba muy turbada por todo lo acontecido, quería salir de ahí, como confiar en su ángel oscuro, lo mas probable es que en esos momentos la policía ya venía de camino para llevarla presa.

Disculpe si la ofendí. En este horario   esta área está restringida   a los empleados del servicio   y yo pensé que usted  era la nueva.- sus palabras le parecieron sinceras.

¡Oh!,  No se disculpe. El atrevimiento  ha sido mío al venir hasta acá. Me perdí buscando la salida. - le aclaró.

Mire, ahí viene Martín. Seguro que él podrá ayudarle. Por ahora yo no puedo dejar solo a mi grupo de bailarinas, de lo contrario la hubiese acompañado a encontrar la salida.

 El  calvo asistente se detuvo a respirar antes de continuar. Llevaba varios minutos corriendo como loco buscando a la salvadora de su jefe.  Estaba a punto de dar por terminada su búsqueda pensando que la susodicha se había ido sin pena y sin gloria  pero algo le decía que aún permanecía en las instalaciones del Club y para mantener su pellejo en su sitio su deber era encontrarla. Y ahí estaba una jovencita de baja estatura cabellos rizados y unos hermosos ojos verdes hablando tranquilamente  con el libidinoso de Neal Leagan…

¡Madre mía!  Debo sacarla lo antes posible de aquí – respiró profundo y se encaminó hasta la pareja. – Éste es capaz de enredarla esta misma noche.

Miren a quien tenemos aquí... – dijo Neal, Martín le lanzó una mirada resentida. - nada más y nada menos que el perro faldero del dueño de este Club.-  terminó diciendo Leagan.

Esta noche no vengo a discutir con usted, joven Leagan – dirigió su mirada hacia la chica y con voz afable le dijo – ¿Es usted la valiente heroína?

“¡Qué ocurrencia tiene este amable caballero! Te estás poniendo roja,  Dulce”-pensó ella pero respondiendo con voz queda y entrecortada le dijo al hombre – Si usted  dice…

Venga conmigo, heroína salvadora. Por favor, el señor la quiere ver._ Dulce siguió la rechoncha figura y se perdieron por el pasillo mientras Neal se quedó pensando en las palabras de Martín, “la  valiente heroína” - ¿Qué hecho heroico podría realizar una jovencita tan débil y pequeña?..

Los pensamientos de Neal fueron interrumpidos por una voz femenina-Pobre chica, Neal. Se le ve que la está pasando mal.- fue la voz de la pelirroja que minutos antes Dulce observaba.

Yo no la veo tan mal, Elisa. – le dijo éste con voz ladina mientras veía alejarse la menuda figura de Dulce junto al regordete Martín.

Eres un degenerado, Neal. No puedes ver una escoba con faldas.- le recriminó.

Ya hermanita. Déjate de tonterías. A ti bien que te gusta que te calienten  las sábanas.- fue su respuesta  a la crítica de su hermana

Eres, despreciable – le dijo  y  acto seguido le pegó un puñetazo por la espalda.

Eso dolió, querida.- se quejó sobando  el lugar donde su hermana  asestó el golpe.

Esa era la finalidad._ le dijo volviendo  a su lugar con una gran  sonrisa en sus rojos labios.

Vuelvan a sus lugares, chicas – la música volvió a sonar y las prácticas continuaron.

Pero  Susana no muy contenta por el interés que Neal mostró en Dulce, pensaba  que nadie obstaculizaría su ascenso al estrellato; con Elisa  en el medio  era suficiente y su mayor curiosidad, en ese momento, fueron las palabras de Martín “valiente heroína” ¿A quién había salvado esta simplona?... Mientras  no fuera a su adorado trampolín al estrellato a ella no le importaría lo que hiciera esa personita gris.  Ella conocía mejor que los demás la naturaleza del dueño del Club; un hombre frío, calculador que la despacharía rápidamente.  Recapacitó en que no había razón alguna para preocuparse.

*******

Entonces, usted es la pequeña heroína.  –Martín la miraba con ojos llenos de bondad y una gran sonrisa de agradecimiento.

¿Quién le ha dicho eso? – este simpático señor cada vez me hace sonrojar más.

Mi señor_ le confirmó_ él me envió a buscarle. Quiere recompensarla por su labor. _ se paró frente a ella y con mirada expectante  dijo:

Cuénteme cómo fue…. Cómo una mujer tan pequeña pudo rescatar a un hombre como él. -Mujer tan pequeña… ¡miren quien habla…. Acaso se cree  sansón!- Pensaba Dulce.

Yo no hice gran cosa. Estaba en el momento y lugar preciso. Nada más.

Se detuvo frente a una gran puerta de madera pintada en laca oscura que le hizo recordar los hermosos ébanos de su  pequeño poblado tan lejano. La nostalgia le invadió y tuvo que luchar contra ella para no desmoronarse en ese momento.  
Los nervios se apoderaron de todo su cuerpo    volvería a ver a su ángel oscuro, el colonizador    de sus sueños. Moría por reflejarse nueva vez en sus ojos y perderse en lo profundo de su color. Al abrir la puerta la cruel realidad se estrelló contra ella. Su colonizador estaba recostado con una mujer en sus brazos, no cualquier mujer, sino una muy hermosa.

Antes de hablar Martin carraspeó para terminar con el intercambio amoroso, si es que se le puede llamar así, porque solamente la mujer era la que se restregaba contra el atractivo hombre. - Señor, aquí tengo a la señorita…._ ella vio como  el gordito gracioso no sabía su nombre. A ella no le quedó de otra más que interrumpirle.

Dulce, mi nombre es Dulce._ le susurró. La  hermosa mujer que minutos antes estaba abrazando a su ángel  se separó de él y  ella escuchó su voz suave y delicada.

Martín, no sabía que usted había entrado_ dijo la mujer con apariencia de súper modelo y mirando a Dulce como las fieras miran a su próxima victima, -  Disculpe. Su nombre acabo de escuchar es… Dulce?_ la rubia  afirmó con la cabeza._ ¿Y se puede saber quién es usted? -Preguntó la mujer mirándola de arriba abajo en forma despectiva.

Ella es quien me ayudó_ esa voz otra vez tan profunda se albergó en sus entrañas para no salir jamás._ ¿Podrías salir? necesito hablar con la señorita. – Sí, el jubilo se apoderó de todo su interior, así mismo sácala, una sonrisa de triunfo mal disimulada apareció en el rostro de la rubia.

Como quieras, querido. – respondió la morena, antes de darle un apasionado beso.
“la celebración  a Dulce le duró poco”.

Dulce se dedicó a observar uno de los cuadros que engalanaban aquella habitación suntuosa y llena de buen gusto. No sabía nada de arte y mucho menos le interesa la decoración pero no soportaba ver aquella hermosa mujer   abrazando al único hombre que había ocupado su corazón. Estaba muy entretenida observando el enmarcado de aquel cuadro cuando escuchó la puerta cerrarse. La mujer  se había ido y en el dormitorio únicamente quedaban él, Martín y ella.
Pensé que te habías marchado, pero lo mas seguro es que desees una retribución por tus servicios – trató de ponerse en pie pero estaba adormecido por los analgésicos y la anestesia usada para suturar la herida. - Martín, por favor, pásame mi chequera_  él trataba  infructuosamente de sentarse en la cama y  Dulce movida por un impulso más fuerte que ella fue hasta él y le abrazó por la cintura ayudándolo a conseguir la postura deseada.

¿Interrumpo?_ se escuchó detrás de ellos. Ahí  estaba   otra vez la mujer que momentos antes lo acompañaba_ Olvidé mi bolso.  Miraba  a Dulce como se mira a esas cucarachas que aparecen en tu plato de comida.

Dulce me ayudaba a sentar_  explicó él. Al parecer la dama elegante era su novia o algo más. De no ser así ¿para qué le daba explicaciones? El corazón de Dulce se detuvo   un latido. Luego le oyó  decir. _Dile a Smith que te lleve a tu casa.

Yo prefiero quedarme aquí cuidando de ti._ replicó. Claro que quería quedarse y más aún después de encontrarlos en tan comprometedora posición. Dulce casi encima de él con sus brazos rodeando su torso desnudo “¡Dios mío!”  Pensó -“¡Hasta ahora me percato de esto y otra vez   estoy poniéndome roja.

Estoy bien y ya Martín cuidará de mi Annie_ la  sonrisa de autosuficiencia y mirada mordaz que le lanzó el asistente  a la pelinegra no pasó desapercibida para Dulce.  ¿Acaso la pelinegra no le caía nada bien al simpático regordete?

Está bien, como tú quieras. Me iré si así lo deseas pero si me necesitas no dudes en llamarme... – la pelinegra  salió del cuarto pero  antes lo   besó en los labios. Un beso por de mas ardiente. Que dejaba bien claro quien era la dueña del hombre sobre  la cama.

Bien, señor. Aquí está la chequera.- dijo Martín extendiendo una libreta en color negro  con letras doradas, con unas iniciales que Dulce no pudo distinguir.

Señorita, dígame ¿qué le parecen 500 dólares?- sus ojos le miraban expectantes  ella se quedó sin habla por un instante. Quedarse sin habla le estaba ocurriendo muy seguido esa noche.

¿Cómo dijo?- ¡quinientos dólares!”  

Perdón. Entonces haré el cheque de 1,000. Creo que es lo justo por todo los riesgos que se tomó esta noche- lo vio garabatear sobre el papel la última cifra que había mencionado. Ella no le estaba pidiendo su dinero por más que lo necesitara. Además ¿quién le dijo a él que lo había ayudado esperando algo a cambio? Ella  lo había hecho porque sí. Dulce sabía que debía ayudar al prójimo y nada más. Aunque el dinerito no le venía nada mal. Que cosas estaba pensando desde luego que no aceptaría su dinero.

Usted me va a excusar pero esto a mí no me parece_ él se quedó mirándola con esos hermosos ojos “¿¡Por qué tenía que ser tan condenadamente guapo!?” – se cuestionaba Dulce, eso le hacia todo mas difícil.

¿Todavía le parece poco? Comprendo que usted esta noche mató a un hombre pero…_ el gordito lo interrumpió

¿¡Usted mató a un hombre?!- la pregunta iba dirigida hacia ella claro está.

Martín, por favor déjame continuar. Como le decía yo entiendo que usted esta noche se convirtió en asesina pero a ese tipo nadie lo extrañará. Además a usted se le ve que le hace mucha falta el dinero._ al escucharle decir aquella frase, Dulce sintió que explotaría se sentía humillada.  Se armó de valor y de su boca salió una retahíla de palabras que comenzaron a formar oraciones y frases, mas adelante se daría cuenta  había hecho el mayor ridículo de su vida   .

El que me va a dejar hablar es usted. En ningún momento mi intención fue la de recibir nada a cambio. Lo hice sólo porque así lo dicta Dios y no venga con su discurso de que no cree en Dios.   Usted  se piensa que por ser dueño de este …_ señalando con su mano todo el lugar_   Club rodeado de mujeres hermosas, de empleados lambiscones, sin ofender lo presente Sr. Martín –  mirando al regordete hombre dijo- Usted ha sido el único que me ha tratado con respeto, - Dulce vio una mueca parecida a una sonrisa en el redondo rostro  del empleado y continuó diciendo - puede venir y ponerle precio a lo que hice por usted. Yo soy una mujer decente y me gano la vida con el sudor de mi frente._ Además no podría cambiar ese cheque pues no tenía documentos. Esa era su triste realidad.- pensó tristemente


Mi intención no fue la de ofenderla. Simplemente quise retribuirla por sus servicios. –   ¡Qué estúpido eres… eso se oyó  a prostituta!.. – le dijo su voz interior

¿Cómo dijo? _ Le preguntó ella.

Dulce  abrió esos ojos inmensos tan verdes y se quedó boquiabierta mientras Martín reía  de aquella discusión tan absurda y durante un lapso de tiempo el misterioso caballero pensaba en lo parecidos que eran los ojos de Dulce a los de Misteriuos girl y se preguntaba dónde estaría ahora….

¡Yo no quiero su dinero! _se oyó decir a la jovencita orgullosamente.

Entonces diga qué desea y yo se lo daré_  se  sorprendió a sí mismo al oír lo que le ofrecía a Dulce -“le ofrezco lo que me pida”.- Sobresaltado pensó y si se le ocurre que debo casarme con ella o   bailar en el Club o pasearse por ahí como la gran cosa.- esta herida me esta afectando- se dijo.

Yo quiero un trabajo.- le respondió Dulce.

“¡Ahí está!”… pensó  -  “Ahora me sale con que el sueño de su vida  es bailar y ser famosa. Eso me pasa por boquisuelto.”

Dulce al verlo meditabundo continuó. Su actitud era de duda, tenía que aprovechar el momento para obtener el empleo.-¿Usted tiene algo disponible? _ expectante esperaba  respuesta.

Em, bueno… yo creo que no hay nada disponible por ahora.- le respondió inseguro.

Escuché al señor Neal, si mal no recuerdo, decir lo contrario. – insistió ella.

Él se irritó al saber que su coreógrafo siempre se metía en lo que no debía y esta vez no había sido la excepción. Lanzó a Dulce una mirada furibunda, y pudo ver cómo dio dos pasos hacia atrás. Gozaba saber y utilizar el poder que ejercía su mirada.  

¿Neal? ¿Qué tiene que ver él en todo esto? – “Aaaah!!! ya sé,”- pensó para sí – “ese libertino tiene intenciones de  llevársela a su cama. Es cierto lo que dice su hermana de que agarra cualquier escoba con falda que  se le cruce en frente. Esta jovencita si uno se detiene a observarla no es  fea  pero está tan andrajosa aunque   mientras me sostenía pude percibir  un olor a limpio,  pobre está tan delgada que parece un esqueleto envuelto en puro pellejo y su vestido es tan feo y viejo que le hace imposible ser atractiva a cualquier hombre.  Su carita llena de pecas  le da el aspecto de una pequeña niña. Ese Neal es un salvaje. Porque me están entrando estas ganas de protegerla, que me importa lo que le suceda
”! Pecas! Como las de ella, sus pensamientos lo llevaron a esa noche en aquel callejón, al tierno beso y sus sentidos se embriagaron otra vez con el olor a rosas de la piel de misterious girl….-debo estar poniéndome loco, incluso puedo sentir su olor, acaso fue que se quedó tatuado en mi piel.

Usted ¿se va a quedar mirándome o  me va a dar el empleo?- le dijo Dulce un tanto impaciente ante su silencio

¿Cuál empleo?

El empleo  que le acabo de pedir.- ese tipo le estaba exasperando.

Martín ¿sabes de alguna vacante disponible en el club?._    lo miró con el seño fruncido y le hizo varias señas guiñando un ojo  para que dijera que no había nada disponible.

¿Le pasa algo en  el ojo  Señor?- le preguntó Martín inocentemente, conociendo muy bien cuales eran las intenciones de su jefe.

Nada, Martín _ su mandíbula estaba tan apretada que pensó se rompería al instante.

Tenemos un puesto disponible. _ dijo finalmente Martín haciendo caso omiso a todas las señas de su empleador. En ese instante   pensó en la bocota de su hombre de confianza y se dijo a sí mismo “a este le quito su bonificación”

Señorita, le aconsejo tomar el cheque - le  extendió el pedazo de papel con la jugosa suma de dinero impresa en ella.

Yo no quiero su dinero. Debo ser sincera con usted. Ese cheque no puedo cambiarlo, no tengo documentos. -  le explicó Dulce.

Él casi no pudo escuchar lo que dijo ella. Su voz fue apenas un susurro, pero si entendió lo   de no tener documentos eso solo significaba una cosa.
Era una ilegal…



Continuará…

Weiss

Weiss
Niño/a del Hogar de Pony
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yelitza de Grandchester

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Niño/a del Hogar de Pony
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PECOCITAS octavo aporte capitana Cándida, Capitulo 5 Nada es lo que Parece 971718 por compartir Candida

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
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wow..... que gran capitulo

CANDIDA

CANDIDA
Niño/a del Hogar de Pony
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Muchas gracias PECOCITAS octavo aporte capitana Cándida, Capitulo 5 Nada es lo que Parece 463717

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