estoy de vuelta, ayer no pude publicar por que estaba super resfriada y no tenia ganas ni fuerzas de sentarme frente al computador. pero hoy ya estamos mejor y les traigo la segunda parte. disfrutenlo
Capitulo 2.
New york, 1925
Toda la familia Andrew se ha hospedado en el hotel Astoria. Apenas salió el sol el ajetreo empezó. La novia apenas durmió de los nervios y la emoción que la embargaba por que finalmente le daría el si a Terry.
Candy estaba tomando su desayuno en el balcón de su habitación de repente la puerta se abre e ingresa Annie de prisa.
- - - - Como puedes estar tan tranquila desayunando. – le recrimina la morena. – debes darte prisa o llegaremos tarde a tu boda
Candy observa a su amiga moviéndose por toda la habitación murmurando cosas que no le dio importancia.
Termina su taza de te, cierra los ojos y respira profundamente preparándose mentalmente para su agitada mañana.
Desde que le pidió a Annie que la ayudara con la preparación de la boda, esta se transformó en la tormenta Annie. Arrastrándola a todos los lugares, a elegir el vestido, las servilletas, las invitaciónes. Casi se vuelve loca, ya falta poco y la tormenta Annie se calmará cuando lleguen a la iglesia.
Se levanta de la silla en ingresa a su habitación, Annie ya estaba colocando los utensilios de belleza, el vestido de novia ya estaba colgado cerca del vestidor. Annie la recibió con una gran sonrisa cuando se sentó frente al espejo.
- No dudes que hoy serás la novia mas bella de todas. – le comentó Annie.
- Lo se amiga, lo se. Gracias por todo lo que hecho. Estoy segura que si lo hubiera hecho sola, le hubiera pedido a Terry que nos casemos en el ayuntamiento –
Ambas rien por el comentario.
- Bueno Candy, es hora de empezar la magia. – dijo Annie
Mientras la peinaba se abrió la puerta y entro Patty, mientras conversaban y reían preparaban a Candy.
En un momento sin previo aviso se instaló una amarga sensación, su corazón empezó a acelerarse, le embargó una sensación de miedo y se levantó y fue a la ventana dio un par de respiraciones para calmarse.
- Candy - la saca de sus pensamientos Annie. – vamos falta el peinado.
Se da la vuelta para seguir alistándose, pero esa sensación no se quita.
- Dios mio cuida de Terry. – dio una oración al cielo
Nuevamente, el entusiasmo de Annie y Patty se fue olvidando de la amarga sensación
Una vez terminada el maquillaje , ambas se alejaron para que Candy viera maravillada su peinado y maquillaje.
- Estas divina Candy. – exclamó Patty.
Lo único que pudo hacer Candy fue sonreir.
- Bien, ahora toca colocarte este maravilloso vestido. – dijo Annie.
Candy se levantó de su asiento y tomó solemnemente de la mano de Annie y se fue al vestidor. Luego de ponerse las medias, la ropa interior finalmente se acomodó su vestido. La suave seda le acarició el cuerpo y la hizo sentirse femenina.
Un sonrojo le vino de pronto al pensar en Terry y lo que pasará en unas horas en su noche de bodas.
Salió lentamente del vestidor y sonrió tímidamente ante su apariencia.
- Candy. – estas preciosa – exclamaron ambas con miradas risueñas, contagiando su alegría a la sonrojada novia.
Fue directo al espejo de cuerpo completo que se encontraba en una esquina, se sentía como una princesa. Su pelo recogido, su maquillaje natural y el vestido blanco.
- - - - Ya imaginó la expresión de Terry al verte, va a quedar embobado al verte, Candy. – dijo Patty.
Annie se acercó a Candy y tomó sus manos.
- - - - Es hora de que seas feliz amiga. Me alegra mucho que este día llegue, después de muchos obstáculos. Ambos serán muy felices, se lo merecen. – y se abrazaron con lagrimas en los ojos.
Patty se acercó a ambas y se unió al abrazo.
- - - - Estoy segura que Stear debe estar inventando algo en el cielo para festejar tu día.
Y las 3 con un último abrazo dejaron atrás los pensamientos tristes. Hoy es un día para festejar y dar gracias.
Tocaron la puerta de la habitación y todas se secan las pequeñas lagrimas.
- - - - Candy no llores no queremos que se arruine el maquillaje. – dijo Patty.
Mientras Annie abria la puerta y se dejaba ver un apuesto rubio con su traje inmaculado. Dejando en claro que era quien la iba a llevar al altar.
- - - - Bienvenido Albert. Candy ya esta lista para encontrarse con su futuro esposo.
Albert observó la hermosa imagen que se deleitaban sus pupilas y a su memoria le llegaron imágenes de la primera vez que la vió, una pequeña como una flor silvestre, salvaje y hermosa; ahora toda una dama a punto de casarse con el hombre que ama.
- - - - Pequeña que hermosa estas, la pequeña niña llorosa que encontré en la colina de pony ahora es toda una mujer. – dijo Albert de manera paternal. – quien hubiera pensado que te llevaría al altar.
Nuevas lagrimas empezaron a asomarse en sus ojos. Albert lentamente se las limpia.
-
- - - No llores pequeña, hoy es tu día. Ya debes saberlo. Sonríe. Eres mucho más linda con una sonrisa en tu rostro.
- Gracias Albert.
Se dieron un abrazo, Annie se acercó.
- Es hora de irnos, el novio se va a poner nervioso si no llegamos.
- Y conociendo a Terry ya debe estar impaciente. – exclamo Albert.
Estaban a punto de salir de la habitación.
- Espera Candy. Falta esto.
Lentamente le coloca el velo.
- Listo, ahora si vamos a la iglesia. – dijo Annie.
al entrar esa sensación aumentó, la gente dentro estaba agitada. Eleanor se paseaba por el altar, el duque no estaba a la vista. La rubia mayor se dio cuenta de su presencia y se acercó a ellos.
- Terry no ha llegado. – dijo la angustiada rubia. – ya debería haber llegado hace mucho.
- Albert. – expresó Candy con una mirada de pánico.
- No te…. – empezó a decir Albert.
En eso ingresa una persona a la iglesia. No un invitado, no Terry. Un oficial de policía con una mirada que presagiaba nada bueno.
Continuará....
Capitulo 2.
New york, 1925
Toda la familia Andrew se ha hospedado en el hotel Astoria. Apenas salió el sol el ajetreo empezó. La novia apenas durmió de los nervios y la emoción que la embargaba por que finalmente le daría el si a Terry.
Candy estaba tomando su desayuno en el balcón de su habitación de repente la puerta se abre e ingresa Annie de prisa.
- - - - Como puedes estar tan tranquila desayunando. – le recrimina la morena. – debes darte prisa o llegaremos tarde a tu boda
Candy observa a su amiga moviéndose por toda la habitación murmurando cosas que no le dio importancia.
Termina su taza de te, cierra los ojos y respira profundamente preparándose mentalmente para su agitada mañana.
Desde que le pidió a Annie que la ayudara con la preparación de la boda, esta se transformó en la tormenta Annie. Arrastrándola a todos los lugares, a elegir el vestido, las servilletas, las invitaciónes. Casi se vuelve loca, ya falta poco y la tormenta Annie se calmará cuando lleguen a la iglesia.
Se levanta de la silla en ingresa a su habitación, Annie ya estaba colocando los utensilios de belleza, el vestido de novia ya estaba colgado cerca del vestidor. Annie la recibió con una gran sonrisa cuando se sentó frente al espejo.
- No dudes que hoy serás la novia mas bella de todas. – le comentó Annie.
- Lo se amiga, lo se. Gracias por todo lo que hecho. Estoy segura que si lo hubiera hecho sola, le hubiera pedido a Terry que nos casemos en el ayuntamiento –
Ambas rien por el comentario.
- Bueno Candy, es hora de empezar la magia. – dijo Annie
Mientras la peinaba se abrió la puerta y entro Patty, mientras conversaban y reían preparaban a Candy.
En un momento sin previo aviso se instaló una amarga sensación, su corazón empezó a acelerarse, le embargó una sensación de miedo y se levantó y fue a la ventana dio un par de respiraciones para calmarse.
- Candy - la saca de sus pensamientos Annie. – vamos falta el peinado.
Se da la vuelta para seguir alistándose, pero esa sensación no se quita.
- Dios mio cuida de Terry. – dio una oración al cielo
Nuevamente, el entusiasmo de Annie y Patty se fue olvidando de la amarga sensación
Una vez terminada el maquillaje , ambas se alejaron para que Candy viera maravillada su peinado y maquillaje.
- Estas divina Candy. – exclamó Patty.
Lo único que pudo hacer Candy fue sonreir.
- Bien, ahora toca colocarte este maravilloso vestido. – dijo Annie.
Candy se levantó de su asiento y tomó solemnemente de la mano de Annie y se fue al vestidor. Luego de ponerse las medias, la ropa interior finalmente se acomodó su vestido. La suave seda le acarició el cuerpo y la hizo sentirse femenina.
Un sonrojo le vino de pronto al pensar en Terry y lo que pasará en unas horas en su noche de bodas.
Salió lentamente del vestidor y sonrió tímidamente ante su apariencia.
- Candy. – estas preciosa – exclamaron ambas con miradas risueñas, contagiando su alegría a la sonrojada novia.
Fue directo al espejo de cuerpo completo que se encontraba en una esquina, se sentía como una princesa. Su pelo recogido, su maquillaje natural y el vestido blanco.
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- - - - Ya imaginó la expresión de Terry al verte, va a quedar embobado al verte, Candy. – dijo Patty.
Annie se acercó a Candy y tomó sus manos.
- - - - Es hora de que seas feliz amiga. Me alegra mucho que este día llegue, después de muchos obstáculos. Ambos serán muy felices, se lo merecen. – y se abrazaron con lagrimas en los ojos.
Patty se acercó a ambas y se unió al abrazo.
- - - - Estoy segura que Stear debe estar inventando algo en el cielo para festejar tu día.
Y las 3 con un último abrazo dejaron atrás los pensamientos tristes. Hoy es un día para festejar y dar gracias.
Tocaron la puerta de la habitación y todas se secan las pequeñas lagrimas.
- - - - Candy no llores no queremos que se arruine el maquillaje. – dijo Patty.
Mientras Annie abria la puerta y se dejaba ver un apuesto rubio con su traje inmaculado. Dejando en claro que era quien la iba a llevar al altar.
- - - - Bienvenido Albert. Candy ya esta lista para encontrarse con su futuro esposo.
Albert observó la hermosa imagen que se deleitaban sus pupilas y a su memoria le llegaron imágenes de la primera vez que la vió, una pequeña como una flor silvestre, salvaje y hermosa; ahora toda una dama a punto de casarse con el hombre que ama.
- - - - Pequeña que hermosa estas, la pequeña niña llorosa que encontré en la colina de pony ahora es toda una mujer. – dijo Albert de manera paternal. – quien hubiera pensado que te llevaría al altar.
Nuevas lagrimas empezaron a asomarse en sus ojos. Albert lentamente se las limpia.
-
- - - No llores pequeña, hoy es tu día. Ya debes saberlo. Sonríe. Eres mucho más linda con una sonrisa en tu rostro.
- Gracias Albert.
Se dieron un abrazo, Annie se acercó.
- Es hora de irnos, el novio se va a poner nervioso si no llegamos.
- Y conociendo a Terry ya debe estar impaciente. – exclamo Albert.
Estaban a punto de salir de la habitación.
- Espera Candy. Falta esto.
Lentamente le coloca el velo.
- Listo, ahora si vamos a la iglesia. – dijo Annie.
El viaje a la iglesia le pareció una eternidad para Candy.
- Candy, deja de moverte que arrugarás tu vestido. – dijo Albert divertido por el nerviosismo de la rubia.
- Lo lamento Albert. Pero no aguanto la emoción de ver a Terry. Además cuando me estaban maquillando sentí como si algo malo iba a pasar. – empezó a lagrimear.
Albert la acercó y la abrazó.
- Deben ser los nervios pequeña. Todo saldrá bien
- Gracias Albert. Estoy muy llorosa el día de hoy. – dijo Candy con una sonrisa
El auto se detiene.
-
Hemos llegado. Estas lista. – preguntó Albert.
- Siempre. – respondió con una sonrisa Candy.
- Candy, deja de moverte que arrugarás tu vestido. – dijo Albert divertido por el nerviosismo de la rubia.
- Lo lamento Albert. Pero no aguanto la emoción de ver a Terry. Además cuando me estaban maquillando sentí como si algo malo iba a pasar. – empezó a lagrimear.
Albert la acercó y la abrazó.
- Deben ser los nervios pequeña. Todo saldrá bien
- Gracias Albert. Estoy muy llorosa el día de hoy. – dijo Candy con una sonrisa
El auto se detiene.
-
Hemos llegado. Estas lista. – preguntó Albert.
- Siempre. – respondió con una sonrisa Candy.
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al entrar esa sensación aumentó, la gente dentro estaba agitada. Eleanor se paseaba por el altar, el duque no estaba a la vista. La rubia mayor se dio cuenta de su presencia y se acercó a ellos.
- Terry no ha llegado. – dijo la angustiada rubia. – ya debería haber llegado hace mucho.
- Albert. – expresó Candy con una mirada de pánico.
- No te…. – empezó a decir Albert.
En eso ingresa una persona a la iglesia. No un invitado, no Terry. Un oficial de policía con una mirada que presagiaba nada bueno.
Continuará....