Y aprovechando que inicia la GF 2017, subimos este Albertfic para que puedan disfrutarlo y leerlo, deseando se convierta en uno de sus favoritos... Los personajes de Candy Candy son de sus creadores originales, la historia no es una adaptación, solo imaginación a la temática de TV Novelas e inspiración de ellas.
--- ¡Te amo!
--- También te amo. No sabes cuánto anhele este día. Eres lo mejor que tengo en mi vida.
--- Eso no es verdad, ayer te escuche decírselo a tu hija.
--- Tienes razón, mi amor. Tu y Candy son lo mejor que tengo, no sabes cuánto te había buscado, cuanto deseaba encontrarte y saberte en espera de mi hijo.
--- ¡Oh, mi amor! Pensé que te había perdido también.
El abuelo observaba desde la silla en su mesa con su pequeña nieta en sus brazos, al fin veía a su hija feliz, con el hombre que la amaba y que jamás la dejo, la boda fue el derroche de elegancia y George pagaba por todo, a pesar de que los invitados eran de parte de su hija, él deseaba pagarlo todo, porque amaba tanto a su preciosa Denise, la única hija y ahora, la única nieta, por el momento. Con ternura el abuelo cambiaba de posición a su nieta viendo como en el movimiento la pequeña hacía varias formas de su boquita, haciéndolo enternecer.
El hijo de los Andrew, estaba sentado a su lado, Albert miraba como hacía gestos y muecas a una bebita que solo estaba dormida, casi no había niños con quien jugar, esas bodas elegantes siempre resultaban aburridas. De pronto, varios hombres daban golpes, mujeres gritaban.
El novio asustado al ver a la mujer con pistola, cubría a su esposa Denise. Ella abrazaba y se salía de su espalda para que a George no lo lastimaran, al final la mujer desquiciada, soltaba la descarga en ambos dejándolos en el piso.
Los hombres de seguridad descargaban también en la atacante las balas. Trataban de detenerla. La bebita gritaba con pulmones amplios demostrando que la habían despertado. El abuelo al ver a su hija aterrorizado, daba a la pequeña al niño a un lado tratando de correr y salvar la vida de su única hija.
El niño viendo a la bebita con la boca abierta, le metía el chupón y se escondía bajo la mesa, asustado observaba como el vestido blanco de la novia estaba ensangrentado y el hombre a su lado la miraba con amor, dándole besos, protegiéndola, cubriéndola aun con sangre en sus hombros y en su oído el continuaba mirándola enamorado.
El abuelo se apretaba el pecho arrodillado ante la pareja de novios, los hombres gritaban “ambulancia” los sonidos estruendosos de las balas se habían detenido ahora eran gritos enormes y ya no de la pequeña que lo observaba asustada desde sus brazos. El estaba sin palabras viendo como la bebita ajustaba en varios movimientos el chupón, esperando su reacción.
Para el jovencito, ver a la pequeña con tristeza acababan de asesinar a sus padres y siendo tan pequeña, ya no tenía a nadie, su abuelo se lo llevaban en una ambulancia, mientras él veía como cubrían los cuerpos de su tutor George Johnson y su esposa Denise Johnson. Agradecía que la bebita no entendiera nada, ambos estaban en el salón esperando para saber que iba a continuar, los adultos se movían de un lado a otro. Con tranquilidad, tomaba la pañalera y caminaba lejos del olor a sangre. La mujer que había comenzado los disparos estaba en el suelo, nadie la tocaba.
Veinte años después…
--- Candy, por fin regresamos a casa.
--- Si Annie, mi abuelo y Albert me esperan.
--- El chico ese que es mudo.
--- Ya te dije que no digas eso, Albert es mi mejor amigo, cada verano que he pasado a su lado, no hacen falta palabras, somos los mejores amigos del mundo.
--- Pero él es mucho mayor que tu.
--- Gracias a él, las finanzas de mi abuelo son las mejores y… el también es un buen empresario,
--- ¡Ah de ser feo!
--- No lo es. Si es mayor, pero siempre está con mi abuelo desde que se convirtió en su tutor.
--- O sea que es tu familia.
--- Si. Es mi familia, mi amigo y quien administra todo desde su seriedad.
--- ¡Seriedad! Por favor Candy, esta mudo, no puede hablar.
--- Pues mi abuelo dice que es un problema que sucedió de niño, qué más da, el me escucha y créeme, con su mirada parece decir mucho más que todos lo que hablan y hablan y no dejan de hacerlo.
--- ¿Y no se ha casado? No será que… se ha enamorado de ti.
--- ¡Estás loca! Albert y yo somos amigos casi hermanos. Estuvimos juntos todos mis primeros años, el me cuidaba junto con mi niñera, luego lo mandaron a estudiar y nos separamos, regreso y se ha hecho cargo de la herencia de sus padres y ayuda a administrar la fortuna de mi abuelo.
--- Pues debe tener como treinta años. Ya debe estar con algunas mujeres y… posiblemente ahora que regreses te de la sorpresa.
--- ¿Sorpresa? No. El me hubiera escrito y comentado algo, no sé si tenga novia, pero no se casaría sin…
Candy se quedaba pensativa, nunca se había imaginado a Albert con otra mujer, ahora estaba inquieta, cuando le presentara a una novia, el tenía veintinueve años, era lógico pensarlo en formar una familia, pero con quien, no conocía a ninguna mujer o al menos no le había presentado a ninguna.
--- ¡Ahí Candy! eres ingenua, los hombres necesitan estar con una mujer, no has visto a todos nuestros compañeros, salen y andan de bar en bar, y en ocasiones… son casados con anticipación por… no prevenir.
--- Lo sé, es solo que… Albert es distinto.
El avión por fin llegaba, el abuelo en silla de ruedas, ahora con toda su cabellera blanca esperaba en el andén. Albert lo empujaba y se notaba ansioso miraba de un lado a otro buscándola, sus rizos, su mirada, su sonrisa, cuanto la había esperado, solo se escribían por mail, no había equipos con video llamada en su colegio aun. Pero aun así que le podía decir, si solo podía escribirle.
El abuelo Carlos miraba desde su silla el rostro de Albert, sonreía de lado al descubrir como tenía su nieta a ese hombre, hecho un tonto, pero si el también así estaba por ella, pudieron enviar a varios choferes y guardias, ambos podían delegar esa tarea, pero no, ellos deseaban verla antes que nadie. Y aun así, llegaron desde una hora antes por si se adelantaba el vuelo, estaban los dos en espera. Hasta cuando se daría cuenta Candy que Albert estaba enamorado de ella, se preguntaba pensativo el abuelo, al verlo tan ilusionado vigilar el andén por el que ella llegaría,
--- ¡Hijo! ¿Se lo dirás, hoy?
Albert lo observaba con los ojos muy abiertos, pensaba rápidamente en las palabras, sabía a lo que se refería, pero si… Candy había tenido novio, luego lo dejo porque no eran compatibles, conoció allá a otro tipo despreciable, que solo la hacía sentir relegada y otro estúpido que solo le quitaba el tiempo. Además era muy joven, ella posiblemente deseaba a alguien que conversará con ella, que le contara detalles, que le cantara al oído como ese novio que le recitaba versos, o el otro vanidoso que presumía de galán y termino por desilusionarla cuando tenía otra novia al mismo tiempo que a Candy. Con tranquilidad movía la cabeza negando, el abuelo ajustaba la boca desilusionado.
--- Deberías decirle, ella te quiere mucho, lo comprenderá. Albert hacía una sonrisa tierna, movía la silla de ruedas jugando con el abuelo y este agregaba, --- Te la van a volver a ganar y luego sufrirás con ella todo lo que otro infeliz le haga. Ambos reían mientras Albert emborrachaba con la silla al abuelo, de pronto escuchaba el grito que ambos hacía girar,
--- ¡Albert! ¡Abuelito!
Los dos hombres la vieron correr con un maletín en la mano, se veía más hermosa, más alta, venía con vuelo y para no que no se topara con el fierro de la silla, al ver el piso resbaloso, Albert metía su mano en la cintura tomándola y abrazándola en el aire.
Las compañeras del colegio que vieron como Candy se iba a resbalar, se quedaron con la boca suelta, al ver al hombre tan alto y atractivo elevarla en sus brazos para que no se pegara con la silla de ruedas que estaba a su lado.
Annie, Patricia, Elisa y otras tres señoritas vestidas en trajes sastres recién llegadas de Europa, observaban como Albert aprovechando que rescataba a Candy la abrazaba y ella hacía lo mismo de su cuello llorando por cuanto los había echado de menos.
--- ¡Te extrañe tanto, Albert!
El doblaba sus brazos como si casi no trajera nada al tenerla con sus piernas colgando en el aire, absorbiendo el perfume de su cuello, rosando su nariz en su oído, escondido en sus rizos. Mientras el abuelo con una sonrisa notaba que Albert pronto se delataría ante su nieta.
"Amor en Silencio"
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
--- ¡Te amo!
--- También te amo. No sabes cuánto anhele este día. Eres lo mejor que tengo en mi vida.
--- Eso no es verdad, ayer te escuche decírselo a tu hija.
--- Tienes razón, mi amor. Tu y Candy son lo mejor que tengo, no sabes cuánto te había buscado, cuanto deseaba encontrarte y saberte en espera de mi hijo.
--- ¡Oh, mi amor! Pensé que te había perdido también.
El abuelo observaba desde la silla en su mesa con su pequeña nieta en sus brazos, al fin veía a su hija feliz, con el hombre que la amaba y que jamás la dejo, la boda fue el derroche de elegancia y George pagaba por todo, a pesar de que los invitados eran de parte de su hija, él deseaba pagarlo todo, porque amaba tanto a su preciosa Denise, la única hija y ahora, la única nieta, por el momento. Con ternura el abuelo cambiaba de posición a su nieta viendo como en el movimiento la pequeña hacía varias formas de su boquita, haciéndolo enternecer.
El hijo de los Andrew, estaba sentado a su lado, Albert miraba como hacía gestos y muecas a una bebita que solo estaba dormida, casi no había niños con quien jugar, esas bodas elegantes siempre resultaban aburridas. De pronto, varios hombres daban golpes, mujeres gritaban.
El novio asustado al ver a la mujer con pistola, cubría a su esposa Denise. Ella abrazaba y se salía de su espalda para que a George no lo lastimaran, al final la mujer desquiciada, soltaba la descarga en ambos dejándolos en el piso.
Los hombres de seguridad descargaban también en la atacante las balas. Trataban de detenerla. La bebita gritaba con pulmones amplios demostrando que la habían despertado. El abuelo al ver a su hija aterrorizado, daba a la pequeña al niño a un lado tratando de correr y salvar la vida de su única hija.
El niño viendo a la bebita con la boca abierta, le metía el chupón y se escondía bajo la mesa, asustado observaba como el vestido blanco de la novia estaba ensangrentado y el hombre a su lado la miraba con amor, dándole besos, protegiéndola, cubriéndola aun con sangre en sus hombros y en su oído el continuaba mirándola enamorado.
El abuelo se apretaba el pecho arrodillado ante la pareja de novios, los hombres gritaban “ambulancia” los sonidos estruendosos de las balas se habían detenido ahora eran gritos enormes y ya no de la pequeña que lo observaba asustada desde sus brazos. El estaba sin palabras viendo como la bebita ajustaba en varios movimientos el chupón, esperando su reacción.
Para el jovencito, ver a la pequeña con tristeza acababan de asesinar a sus padres y siendo tan pequeña, ya no tenía a nadie, su abuelo se lo llevaban en una ambulancia, mientras él veía como cubrían los cuerpos de su tutor George Johnson y su esposa Denise Johnson. Agradecía que la bebita no entendiera nada, ambos estaban en el salón esperando para saber que iba a continuar, los adultos se movían de un lado a otro. Con tranquilidad, tomaba la pañalera y caminaba lejos del olor a sangre. La mujer que había comenzado los disparos estaba en el suelo, nadie la tocaba.
Veinte años después…
--- Candy, por fin regresamos a casa.
--- Si Annie, mi abuelo y Albert me esperan.
--- El chico ese que es mudo.
--- Ya te dije que no digas eso, Albert es mi mejor amigo, cada verano que he pasado a su lado, no hacen falta palabras, somos los mejores amigos del mundo.
--- Pero él es mucho mayor que tu.
--- Gracias a él, las finanzas de mi abuelo son las mejores y… el también es un buen empresario,
--- ¡Ah de ser feo!
--- No lo es. Si es mayor, pero siempre está con mi abuelo desde que se convirtió en su tutor.
--- O sea que es tu familia.
--- Si. Es mi familia, mi amigo y quien administra todo desde su seriedad.
--- ¡Seriedad! Por favor Candy, esta mudo, no puede hablar.
--- Pues mi abuelo dice que es un problema que sucedió de niño, qué más da, el me escucha y créeme, con su mirada parece decir mucho más que todos lo que hablan y hablan y no dejan de hacerlo.
--- ¿Y no se ha casado? No será que… se ha enamorado de ti.
--- ¡Estás loca! Albert y yo somos amigos casi hermanos. Estuvimos juntos todos mis primeros años, el me cuidaba junto con mi niñera, luego lo mandaron a estudiar y nos separamos, regreso y se ha hecho cargo de la herencia de sus padres y ayuda a administrar la fortuna de mi abuelo.
--- Pues debe tener como treinta años. Ya debe estar con algunas mujeres y… posiblemente ahora que regreses te de la sorpresa.
--- ¿Sorpresa? No. El me hubiera escrito y comentado algo, no sé si tenga novia, pero no se casaría sin…
Candy se quedaba pensativa, nunca se había imaginado a Albert con otra mujer, ahora estaba inquieta, cuando le presentara a una novia, el tenía veintinueve años, era lógico pensarlo en formar una familia, pero con quien, no conocía a ninguna mujer o al menos no le había presentado a ninguna.
--- ¡Ahí Candy! eres ingenua, los hombres necesitan estar con una mujer, no has visto a todos nuestros compañeros, salen y andan de bar en bar, y en ocasiones… son casados con anticipación por… no prevenir.
--- Lo sé, es solo que… Albert es distinto.
El avión por fin llegaba, el abuelo en silla de ruedas, ahora con toda su cabellera blanca esperaba en el andén. Albert lo empujaba y se notaba ansioso miraba de un lado a otro buscándola, sus rizos, su mirada, su sonrisa, cuanto la había esperado, solo se escribían por mail, no había equipos con video llamada en su colegio aun. Pero aun así que le podía decir, si solo podía escribirle.
El abuelo Carlos miraba desde su silla el rostro de Albert, sonreía de lado al descubrir como tenía su nieta a ese hombre, hecho un tonto, pero si el también así estaba por ella, pudieron enviar a varios choferes y guardias, ambos podían delegar esa tarea, pero no, ellos deseaban verla antes que nadie. Y aun así, llegaron desde una hora antes por si se adelantaba el vuelo, estaban los dos en espera. Hasta cuando se daría cuenta Candy que Albert estaba enamorado de ella, se preguntaba pensativo el abuelo, al verlo tan ilusionado vigilar el andén por el que ella llegaría,
--- ¡Hijo! ¿Se lo dirás, hoy?
Albert lo observaba con los ojos muy abiertos, pensaba rápidamente en las palabras, sabía a lo que se refería, pero si… Candy había tenido novio, luego lo dejo porque no eran compatibles, conoció allá a otro tipo despreciable, que solo la hacía sentir relegada y otro estúpido que solo le quitaba el tiempo. Además era muy joven, ella posiblemente deseaba a alguien que conversará con ella, que le contara detalles, que le cantara al oído como ese novio que le recitaba versos, o el otro vanidoso que presumía de galán y termino por desilusionarla cuando tenía otra novia al mismo tiempo que a Candy. Con tranquilidad movía la cabeza negando, el abuelo ajustaba la boca desilusionado.
--- Deberías decirle, ella te quiere mucho, lo comprenderá. Albert hacía una sonrisa tierna, movía la silla de ruedas jugando con el abuelo y este agregaba, --- Te la van a volver a ganar y luego sufrirás con ella todo lo que otro infeliz le haga. Ambos reían mientras Albert emborrachaba con la silla al abuelo, de pronto escuchaba el grito que ambos hacía girar,
--- ¡Albert! ¡Abuelito!
Los dos hombres la vieron correr con un maletín en la mano, se veía más hermosa, más alta, venía con vuelo y para no que no se topara con el fierro de la silla, al ver el piso resbaloso, Albert metía su mano en la cintura tomándola y abrazándola en el aire.
Las compañeras del colegio que vieron como Candy se iba a resbalar, se quedaron con la boca suelta, al ver al hombre tan alto y atractivo elevarla en sus brazos para que no se pegara con la silla de ruedas que estaba a su lado.
Annie, Patricia, Elisa y otras tres señoritas vestidas en trajes sastres recién llegadas de Europa, observaban como Albert aprovechando que rescataba a Candy la abrazaba y ella hacía lo mismo de su cuello llorando por cuanto los había echado de menos.
--- ¡Te extrañe tanto, Albert!
El doblaba sus brazos como si casi no trajera nada al tenerla con sus piernas colgando en el aire, absorbiendo el perfume de su cuello, rosando su nariz en su oído, escondido en sus rizos. Mientras el abuelo con una sonrisa notaba que Albert pronto se delataría ante su nieta.
Última edición por Mayra Y Exitosa el Dom Abr 02, 2017 6:53 pm, editado 1 vez (Razón : error letra)