Los personajes de Candy Candy son de sus creadores originales, la historia no es una adaptación, solo imaginación a la temática de TV Novelas e inspiración de ellas.
"Amor en Silencio"
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
"Amor en Silencio"
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
--- ¡¡¡Hijita mía!!! Pero que te han hecho, mírate estás más hermosa que nunca, dejar te digo todo lo que él no quiere decirte…
Candy giraba a ver a Albert quien, se quedaba con la boca entre abierta por la última frase del viejito soplón que estaba delatándolo en esos momentos,
--- Si mi pequeña, que bella te has puesto, fácil veinte sentimientos más de altura, mmm y esos tacones no cuentan, mira que ojos tan más bellos, y…
--- ¡Abuelito! Dicen que para una madre cuervo, sus hijos son las más bellas aves del mundo, y definitivamente eres un cuervito muy enamorado, Abuelito. Deja de hablar por Albert, el sabe hablar conmigo, sin palabras. --- ¿Cierto, Albert?
Él le sonreía, el viejito soplón no se equivocaba, con esos tacones son veinte sentimientos más de altura, y ya estaba más cerca de sus labios y de poder escuchar su corazón latir por ella.
Las demás familias alrededor aparecían por las compañeras de Candy, ella no tenía ojos para nadie, solo para sus hombres, se despedía de lejos, al ir conversando con Albert de lo último que no le había escrito y su abuelo, escuchaba atento todo, al ver que sería un tema bueno para Albert al llegar a casa y dejar descansar a Candy, ya se lo recordaría, eso de que la llevaría… a acampar al gran cañón, todas las bellezas que desde Europa hablaban de América y ella no conocía por estar encerrada, eso se había terminado, ahora Albert se encargaría de ponerla al tanto de todo lo perdido por cinco años.
--- ¿Si aceptas, Albert?
El abuelo giraba para ver la respuesta y Albert con una sonrisa efusiva solo asentía feliz, diciéndole que si a todo lo que ella le pedía, al abuelo se sobaba las manos sonriendo, vaya que lo tenía comiendo de su mano, ya lo había visto, dijo que sí, a todo lo que ella quería, ¡ya cayo!
--- Abuelo, disculpa, también tengo planes contigo. No te escudaras en el dolor de rodillas, con esta sillita iremos a todos lados, te llevare a actualizar ese guarda ropa, mira con saco de cuadritos, ya no está de moda, dirán que faltaba una mujer en casa, y ya estoy aquí para reclamar mi lugar. Albert soltaba risas mudas, haciendo que Candy girara y lo viera apreciando lo hermoso que se veía ante ella, tan atractivo, su sonrisa lo hacía ver perfecto y el no lo sabía, pero era bueno conocer, si había alguien antes de comprometerlo a que la llevara de paseo.
El chofer subía las maletas en otra camioneta, tres vehículos escoltaban a Candy, subían al abuelo y ella junto a Albert se acomodaban tras él.
--- Abuelo, tienes que contarme si Albert, ya tiene novia, para… invitarla con nosotros, a pasear.
--- No hija, ya termino con ella, quería que le cantará al oído y Albert, no es un gran tenor, que digamos.
--- ¡Abuelo! Ella lo regañaba y luego tomaba a Albert de la cintura y recargada en él, agregando, --- Que bueno que terminaste con la mujer esa, la pondremos celosa y seré yo, quien te cante a ti frente a ella. Ya verá de lo que se perdió esa, tipa. Albert reía al ver que el soplón, había logrado un punto a favor. Lo observaba, haciendo un agradecimiento en esa mirada, mientras que el abuelo levantaba ambas cejas con una sonrisa en los labios ajustada, respondiendo un “Te lo dije” en silencio.
En sí, había ese efecto, sus miradas, sus señas, sus palabras silenciosas, eran claves entre ellos. Albert no tenía una tipa que lo quisiera escuchar cantar, había una que lo que deseaba era tener su fortuna y dominar el imperio que él estaba acrecentando. Unida a la fortuna de Candy, era aun mayor la posibilidad de continuar incrementándola, pues ella, era su motivo para cada acción que realizaba, sus transacciones y cada detalle que tenía con éxito, se lo dedicaba de manera silenciosa a su musa, la pequeña que le dejo George, al irse y dejarlo… solo.
Candy sonreía pensativa, Albert la miraba de reojo en el camino, pensando porque se había quedado de pronto en silencio. Ella pensaba en las palabras del avión, donde le darían la sorpresa de una pareja de Albert y con lo respondido, estaba contenta de continuar con su amigo incondicional, al menos era suyo… y se lo llevaría lejos de cualquiera que le quisiera hacer algún daño o peor aun, humillarlo por no hablar desde que era niño.
--- Candy, hijita, organizamos una cenita con algunas amistades, tu carrera administrativa la has llevado lejos estos años y nosotros complacidos por tus logros, al esperar tu título queríamos darte un festejo…
--- ¿Festejo? No me gustan los festejos, lo sabes abuelito, a mi me gustan las cosas sencillas, ustedes dos son mi familia, no quiero festejos, te avise con tiempo. Albert le confirmaba a señas lo que él había dicho con anticipación y Candy le confirmaba que Albert la conocía bien, --- Abuelo, debiste hacerle caso a Albert.
--- Mi pequeña, cinco años sin tenerte, sin considerar a los viejos amigos, ni para presentarte a… sus nietos, son buenos prospectos. Albert apretaba las quijadas y Candy igual molesta respondía,
--- No necesito presentaciones, me sé conseguir mis propios prospectos Abuelo, además… --- Albert, que no hablamos de eso la ultima vez, que no te dije que no quería volverme a encontrar con un granuja, bueno para nada, mantenido y sin vergüenza que me quitara el tiempo. Albert asentía, y molesto regañaba su soplón de manera individual, a lo que Candy agregaba --- Ni te esfuerces Albert, vamos a darle gusto a mi abuelito, siempre se sale con la suya, pero te pido de favor que no permitirás que nadie se de atribuciones como prospecto. En esos momentos el rubio levantaba las cejas y apretaba una sonrisa, mirando al abuelo, otro punto a favor y él lo había provocado con su fiestecita. Candy venía muy decidida de sus estudios, pero al verla de nuevo notaba que sacaba su celular e invitaba a sus compañeras al recibimiento, que su abuelo lo había organizado y preguntaba --- Bueno, cuando es, a qué horas y en qué lugar. Con eso el abuelo sonreía y le daba un punta pie a Albert, quien aguantaba el golpecito entre cerrando los ojos y apretaba después una sonrisa, porque el bailaría en esa fiesta con Candy.
La llegada y el bajar sus maletas, se llevaba mucho tiempo, correr y recordar su casa, le daba cierta nostalgia, Albert que pasaba por el pasillo, descubriéndola soñadora, sonaba el zapato para traerla de sus pensamientos,
--- Albert, qué bello es regresar a casa. Nunca debí irme, aquí es donde me siento segura y feliz, no tenía que andar perdiendo el tiempo, mi abuelo y tu han estado aquí solos y yo…
El tomaba sus manos, jugaba con ella sacándole la nostalgia y corría a su lado por los pasillos hasta llegar al jardín, le mostraba un huerto organizo y las flores que se cultivaban, ahí desde que ella se había ido ella sonería emocionada, jalaba su brazo y lo bajaba para darle un beso en lo que sería su mejilla, pero al no hacerlo bien, alcanzaba a dárselo cerca de sus labios.
--- Gracias, Albert. Me conoces mejor que nadie. Realmente te extrañe mucho. No quiero volverme a alejar de ti y de mi abuelo, si puedes… tómame en cuenta en el trabajo, así aprenderé a estar ocupada y… cuando salgamos de viaje… lo programaremos muy bien.
Con señas mencionaba el bosque y el río, la cabaña, los caballos, a lo que ella asintiendo agregaba,
--- Si, con la fiesta del fin de semana estaremos allá, me encantaría salir a montar al amanecer y ver los atardeceres. ¿Podremos?
El asentía, se iban a tomar una semana y tanto el abuelo como él, habían organizado estar con ella para darle la bienvenida después de cinco largos años.
--- Sabes Albert, quería… preguntarte… La tipa esa, ¿está invitada a la fiesta? Albert se quedaba incrédulo, hasta que notaba que estaba celosa, o que simulaba estarlo. Aprovechaba para ver si le importaba y con los ojos cerrados sin verla asentía suavemente, al saber que estaba mintiéndole, pero Candy despotricaba de inmediato y agregaba --- Te prometo que se arrepentirá si se te acerca, Albert.
Salieron del huerto, ella jalo su mano para regresar a la casa, el iba con una sonrisa efusiva, por supuesto, la harían que se arrepintiera, Candy estaba ahí para cuidarlo, ninguna más. ¡Cuales! Se reía el bromista al saber que solo el soplón se lo había inventado.
CONTINUARA