Los personajes pertenecen a sus creadores originales. La historia no es una adaptación, es corta y será anunciada en Fanfiction desfasada, después de aquí en la GF2017
Lazos de Amor
Capítulo 3
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
Lazos de Amor
Capítulo 3
Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
Candy veía como la supuesta madre de Albert y su hermano se iban, los observaba desde un ventanal del hospital. William Anthony sentía la intensidad de su mirada y daba un giro a su cabeza, para verla a ella, coincidiendo, ella se tensaba, y de forma intencional él le guiñaba un ojo, haciendo que se sorprendiera y se ruborizada apenada, para salir de su vista,
--- Hijo, ¿crees que mañana traiga a tu hermano?
--- Si, lo hará. Aunque, al parecer son muy unidos,
--- ¿Por qué lo dices, Anthony?
--- Se ve que ella está enamorada de… mi hermano.
--- Pues lo defiende como si fuera suyo. Cuando es mi hijo. Pero son tantos años ya, sin él. ¿Crees que no me reconozca?
--- Imposible. Ella lo sabe, solo teme por su seguridad o por… que nosotros le quitemos a mi hermano.
--- ¿Qué estas insinuando?
--- Si mi hermano fuera algo de ella, no lo defendería así, estaría segura y nos llevaría con él. Ella teme… perderlo, se pone nerviosa cuando la miraba, hay que ver que es muy bonita, la amiga de mi… hermano.
--- Es hermosa, su mirada su rostro, pero… no me gustó la idea de venir hasta mañana.
--- Ella quiere sentirse segura.
--- Tu hermano y tu padre, se molestarán.
--- Ni saben, que nos adelantamos a buscarla Si es enfermera este era el único hospital cercano a donde la vieron.
--- Vamos, hijo.
Ya por la tarde, Candy salía por la parte trasera del hospital revisando no ser perseguida, caminaba hacia el trabajo de Albert, un auto la observo y se detenía,
--- Es ella, Papá.
--- ¿La enfermera?
--- Si, pero mira, parece que teme que la sigan.
--- Has un poco de distancia, pero no la pierdas.
Entraba al restaurant y saludaba al encargado, para luego pasar hasta la parte de la cocina
--- ¡Albert!
--- ¡Candy!
Un giro, dos y un par de hombres entraban sin permiso hasta ellos. William Alistar y su padre, lo observaban con un delantal blanco y sus manos humedecidas.
--- ¡Hijo!
--- ¡Papá!
--- ¡Hermano!
Candy notaba que el hombre que había ido por la mañana no era este, pues no le coqueteaba, por el contrario, estaba serio y se notaba más triste la mirada, aun habiendo encontrado a su hermano.
Los tres hombres se abrazaban y el encargado, los amonestaba por la intromisión.
--- ¡Salgan de inmediato!
--- Lo siento, es mi familia. Se justificaba Albert, a lo que su padre le desataba el mandil y se lo lanzaba al encargado comentando,
--- Mi hijo es un Andrew, no trabaja para nadie.
Candy temblaba de sus labios y sus manos, Alistar giro a verla y se acercaba tomándole ambas manos comentaba,
--- Me vio usted y me gritó, el nombre de mi hermano. Gracias
--- ¿No es usted el hombre de esta mañana?
--- ¿Esta mañana?
Los tres la vieron inquisitivamente y ella apenada miraba a Albert y le comentaba,
--- Un hombre igual a ti, me fue a buscar al hospital, con una señora que dice ser tu madre.
--- ¿Mi madre? Preguntaba Albert girando a ver a los ostros, a lo que Alistar respondía,
--- Está con vida, Albert. Mamá se salvó, la sacó Johnson por la parte trasera de la casa.
--- ¡Mi mamá. Esta viva!
Candy avergonzaba lloraba y agregaba,
--- Pensé que era una mentira y… no le creí, tú me habías dicho que había muerto y… el otro igual a ti, estaba muy… coqueto, así que…
--- ¿Coqueto? ¿Coqueto? ¿Coqueto?
--- Si, me guiñaba un ojo al irse. Albert sin saber reconocer a sus hermanos preguntaba a su padre,
--- ¿Anthony?
--- Si hijo, esta con tu madre, y ya lo oíste, al parecer le gustó tu amiga.
Candy bajaba la cabeza, Albert se iba hasta ella y la abrazaba, para levantar le el rostro, tomándola de la barbilla,
--- ¿Con que coqueto?
--- Tú no me guiñas el ojo, Albert. Me dio mucha pena.
--- ¡Pequeña! ¿Qué le dijiste a mi madre?
--- Que me habías dicho que había muerto y que ella no era tu madre, pero tu hermano, tampoco hizo mucho porque le creyera, parecía estar distraído y… no decía nada. El padre incomodo por estar en medio del pasillo, agregaba,
--- Salgamos de aquí, Albert, no creo que tengas muchas cosas como cocinero, en casa te pondré todo lo que te hace falta, vamos hijo, este no es lugar para ti. El giraba a ver a Candy y ella sonriendo agregaba,
--- Ve Albert, yo me iré a casa. Tu familia te necesita. El asentía, y se iba abrazado por su padre, William Alistar se quedaba y sacaba de su cartera un manojo de billetes,
--- Toma, gracias por cuidar a mi hermano. Candy se quedaba asustada, no quería tomar el dinero, él le tomaba ambas manos y se lo colocaba en ellas, --- Nosotros lo cuidaremos ahora. Eres muy linda. Él le guiñaba el ojo y agregaba, --- No sabe mi hermano que a las chicas lindas se les guiña un ojo de vez en cuando. Se acercaba y le daba un beso en la frente para salir del lugar dejándola sin palabras.
Albert iba en la parte trasera del auto junto a su padre, quien no lo soltaba y su hermano manejaba el auto, rumbo a su hogar. Candy no salía del restaurant y Albert trataba de buscarla, se sentía extraño, dejarla ahí. El auto arrancaba y Candy salía sin poder decir un adiós, se iba caminando rumbo a su departamento, cabizbaja.
Al llegar al departamento recordaba lo que el padre de Albert había dicho, no creo que tengas muchas cosas como cocinero, en casa te pondré todo lo que te hace falta
Ella comenzó a tomar las pocas prendas de Albert y las abrazaba, sin ganas de cenar, se iba a su habitación, llevándose una de las camisas de Albert y sin cambiarse se quedaba recostada abrazando la camisa de quien ya no volvería.
En la mansión Andrew, apenas entraban y se encontraba Anthony frente a ellos,
--- ¡Hermano!
--- ¡Anthony! La madre al escuchar salía de un salón corriendo para ver a quien ya estaba escuchando,
--- ¡Mi hijo!
--- ¡Mamá!
El abrazo familiar fue de mimos y de caricias, Albert era el centro de atención en la casa, veía a sus hermanos quienes le comentaban detalles que recordaban y como es que lo habían buscado y por donde habían comenzado. El sonreía pero no quería contarles todas sus penas, así que los escuchaba y sonreía emocionado por saber de ellos. La madre le decía que tenía ropas nuevas para él, que presentía que pronto lo encontraría a lo que Alistar, le aseguraba que llevaba años haciendo lo mismo.
Las manos de Albert eran más maltratadas y gruesas, su espalda más ancha, el rostro era igual, pero había marcas que el poseía y apostaba a que sus hermanos no tendrían ninguna reciente.
--- Tira esa ropa, hijo, ven aquí hay prendas nuevas para ti.
--- No estoy limpio, no me he bañado.
--- Tienes razón, ven tengo una habitación para ti, vamos hijo, te das una buena ducha y tendrás ropa lista. Zapatos nuevos, detalles más acorde a ti.
--- Gracias. Tengo que ir…
--- No hijo, deja todo eso, debe ser viejo, aquí te daremos todo nuevo
--- Pero…
--- Anda, ven, no tardes, te pediré algo muy rico para la cena. Pato a la naranja, como cuando niño, te gustaba mucho.
--- Es que…
--- Lo que desees haremos, hijo. Te esperamos afuera.
Albert se sentaba en la cama, pensando en ella, que estaría haciendo ahora, sola, en el departamento. Le cobrarían la renta, no había alimentos para esa noche, el iba a llevar la cena, como se las arreglaría…
En eso sus hermanos entraban y lo veían quitarse la camisa, las marcas en la espalda, sus brazos y algunos golpes, hicieron que ambos se molestaran.
--- ¿Quién te hizo eso?
--- ¿Cómo paso?
Las voces de ambos, intrigaron al padre quien entraba y los observaba preguntando
--- ¿Que sucede? ¿Dejen que se dé una ducha?
Al girar vio algunos golpes en los costados de su hijo, marcas de cicatrices viejas. Así sin ganas solo agregaba,
--- Será mejor que tu madre no te vea sin la camisa, hijo.
--- Si. Con permiso. Apenado se metía a la habitación para bañarse. Pero los tres hombres se quedaban sin palabras, preguntándose ¿cómo había vivido Albert?
CONTINUARA....
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