Y va de nuez... otro fic, deseando subir todos los que traje para continuar con los capítulos 2 de cada uno de ellos...La historia es mía inspirada en TVNovelas es el tema... Los personajes son de Candy Candy originales de su creadores...
--- Había que ver que ese hombre es un sinvergüenza, desagradecido y mal parido… Mira que engañar a su mujer, irse con otra y el muy… cínico, regresa como si nada.
--- Mejor no hables y trabaja, quiero terminar de piscar el grano antes de que obscurezca.
--- Candy, la niña Annie, no se merece tener un marido como ese.
--- Mira mami, lo mejor es no hablar, no sabes lo que hay en el trasfondo de esa situación, quien te dice que ese matrimonio no ha prosperado, se va, y vuelve y ella como enamorada de nuevo, no está manca, no es ciega, menos muda, deja que se defienda. Por eso no hay que andar con ningún hombre en estos lugares, aquí se cuecen granos y se pudren hombres por su comportamiento.
--- Candy, así te quedarás sola, mejor no hables de los hombres, si de por si no has tenido novio, con esa manera de pensar jamás lo tendrás.
--- Una mujer no necesita de un hombre para vivir.
--- Pero un hombre siempre tendrá la posibilidad de ser feliz, si se encuentra a una mujer que lo acepte.
--- Mamá, eres la única enamorada de nosotras y mi padre hace mucho que murió.
--- Cierto, Candy. Pero sabes, un día dijo tu padre frente a tu cuna, quien se enamore de tu mirada, se perderá para siempre en ti.
--- Usare lentes de sol de hoy en adelante, vamos, que se hace tarde.
Candy y su madre trabajaban en la pizca de granos de café, lo hacían desde que tenía uso de razón, cada temporada iban y venían de un lado a otro, eran las mejores obreras, ambas madre e hija siempre juntas, se apoyaban en todo.
Cuando niña, fue difícil para Margaret cargar con su hija en su espalda y pizcar, el padre había fallecido en una pelea y desde entonces todo lo había perdido. Muchas ocasiones cuando Candy se molestaba, Margaret lloraba al pensar que su hija había heredado esa forma de defender a los pobres, a los desamparados y sobre todo a los que se les hacia una injusticia frente a ella.
Pero Candy era feliz, no tenía hogar, lo habían perdido todo, pero se tenían la una a la otra, por las noches estudiaba administración, los fines de semana cantaba en los restaurantes y desde el amanecer y hasta el atardecer, pizcaba, cosechaba y juntaba dinero para salir adelante.
Los días ya se terminaban de la temporada de cosecha de la tierra más productiva en el café internacional Andrew. La familia estaba unida en la cosecha desde la Abuela Elroy, y sus nietos ya que sus hijos habían fallecido hacía muchos años por un accidente. William Albert manejaba siempre las oficinas centrales, era el mayor y el directivo más grande de la cafetalera. Sus primos Anthony y Archivald manejaban el café de manera industrial y comercial, el catador oficial así como el creador de las mezclas de mejor café era Alistar otro de los nietos de la abuela Elroy.
Con ellos vivía una sobrina lejana casada con un sinvergüenza que se la pasaba de un lado a otro gastando lo poco que ganaba, Annie a quien sus padres obligaron a casarse con John debido a un trato comercial, al final fue pérdida total y Annie había perdido a sus padres quedando a vigilancia de la abuela Elroy.
Las cosas no marchaban bien, la competencia estaba subiendo sus ingresos y había problemas en las cosechas de manera eventual, por lo tanto, la empresa cafetalera de los Legan era una de las beneficiadas, su café económico era vendido por toneladas a mayoreo, no tenía el prestigio ni la calidad de la cafetalera Andrew, sin embargo los administradores hermanos siempre gozaban de ver que la inversión enorme de los Andrew se veía afectada con mayor facilidad que la de ellos, al ser de fácil extracción y entrega.
Elisa y Niel, eran empresarios exitosos y muy atinados a las inversiones, no había bajas en su haber y siempre buscaban las mejores oportunidades. Para idea de los hermanos era vencer al prestigio con la economía y lo estaban logrando, ante sus ojos.
Después de varios años haciéndose cargo directamente William Albert descansaba ese año en la cafetalera, desde un ventanal veía a la pobre de su prima Annie soportando al mantenido de su marido sin poder divorciarse, debido a la pérdida total de lo único que poseía, si eso pasaba.
Annie, aconsejada por su abuela Elroy, que una mujer no debe divorciarse y debe quedarse con su marido en las buenas y en las malas, soportaba la carga que le habían heredado sus padres. Sin embargo, William pensaba terminar con eso de tajo, pues ver como ese hombre solo gastaba lo que era de Annie, venía siendo lo mismo que se quedará con la herencia de una buena vez y que ella pudiera tener otras oportunidades.
Pensativo para proponerle eso a su prima, salía el fin de semana al pueblo cercano de paseo, y fue ahí que conocía a una joven cantante, una mirada divina, una voz inigualable, y un encanto en toda su expresión, sonriendo al escucharla cantar, canciones tradicionales del lugar, se quedaba viéndola embobado, hasta que uno de los hombres que había bebido de más se lanzaba a ella.
Albert al ver que era uno de los trabajadores no esperaba que la joven supiera defenderse y doblándole los brazos lo sacaba del restaurant empujándolo hasta verlo salir.
--- No molestes a los comensales, Luis.
--- Candy, ¡sé mi novia!
--- Ni en tus sueños.
Ella giraba para volver a su lugar, y se topaba de frente con el dueño de la cafetalera, quien con una sonrisa suave, la observaba por conocer a su empleado y haber escuchado la declaración del tonto que ni en sus sueños podría ser novio de la mujer más bella de ese lugar.
--- Disculpa, veo que conoces a Luis. Hablaré con él mañana para que no vuelva a venir aquí.
--- No es necesario, Señor Andrew, Luis siempre dice eso a todas las mujeres, en una de esas, alguna le dice que sí.
--- Que buena técnica, no la había pensado, tendré que ponerla en práctica,
--- No se lo recomiendo, a usted todas podrían decirle que sí.
--- ¿Usted me diría que sí?
--- A mi no me lo ha preguntado. Albert se reía efusivo al ver como ella se iba sin esperar a que se lo dijera y se ponía a tocar la guitarra para volver a su pieza musical, así esperaba hasta el final, cuando ya salía desde su auto, esperaba verla y al hacerlo, este bajaba invitándola a llevarla a su casa.
--- No es necesario, señor Andrew.
--- Albert, puedes llamarme, solo por mi nombre.
--- Su abuelita me mata si lo hago.
--- ¿Conoces a mi abuelita?
--- Por supuesto, quien en todo este lugar no conoce a la Sra. Andrew, la única dama de verdad en estos lugares.
--- No lo creo, eres una dama preciosa también, así que no es la única.
--- Sabe porque lo digo, de la madera de esa mujer ya no hay en ningún lado, es un verdadero roble.
--- Veo que aprecias a mi familia.
--- Porque no he de hacerlo, todos lo hacen, ella es una mujer admirable.
--- Gracias. Vamos, déjame acompañarte esta noche, ya es muy tarde.
--- Esta bien. Además estoy cansada y es largo el camino.
--- Pues entonces me alegro muchísimo, porque así podre decirte que seas mi novia, y me dirás que si.
--- ¡Que vanidoso!
--- Usted dijo que todas me dirían que sí.
--- Si, tiene razón, ya lo había olvidado, pero yo no soy como todas.
--- Ya veo, me mintió.
--- No es eso. Albert abrió la puerta de su camioneta y ella subió en el asiento trasero la guitarra y dejo que la ayudara a subir. Apenada por como se había acercado demasiado, su aliento se había cruzado con el de ella, ambos sintieron una atracción como imán, pero ella asustada bajaba el rostro y el de inmediato cerraba la puerta para llevarla a su hogar.
--- Entonces porque me mintió
--- No le mentí, quería hacerle un cumplido, solamente.
--- Ah, yo que estuve esperándola todo este tiempo para que mal interpretara… las señales.
--- ¿Señales?
--- Si, no sé cómo pero de su mirada a sus labios, perdí el corazón y me enamore sin pensarlo un instante siquiera.
Ella se quedo pensando en la pizca de esa mañana, cuando le dijo a su madre que usaría lentes de sol. Si su padre viviera sería un brujo.
--- No me has dicho donde vives, preciosa. Ella soltó a reír apenada. Ahora lo comprendía, el no sabía que era su empleada. Así que le siguió el juego y continuo,
--- Cerca de tu casa, anda enciende el auto, que no se ve muy bien para tu reputación que subas a mujeres en el camino.
--- ¿Hablas en serio? Mi reputación estaría más que elevada por tener a una mujer tan bella a mi lado.
El camino fue muy largo, de pronto en un salto al puente, la camioneta se apago, Albert no hizo el intento de prenderla, sino que se detuvo, no quería llegar sin estar más tiempo con la mujer que le había robado la atención. Candy desconociendo porque se apago la camioneta, se bajaba para revisar con él, si había algún problema, pero apenas lego al frente donde iba a abrir el cofre del vehículo, el tomo su cintura y sin esperar, unió sus labios a los de ella, dejándose llevar por ese imán que había sentido desde que ambos se vieron.
CONTINUARA
Café con Aroma Candy
Por Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
Por Agente Especial
Mayra Exitosa
ALSS
GF 2017
--- Había que ver que ese hombre es un sinvergüenza, desagradecido y mal parido… Mira que engañar a su mujer, irse con otra y el muy… cínico, regresa como si nada.
--- Mejor no hables y trabaja, quiero terminar de piscar el grano antes de que obscurezca.
--- Candy, la niña Annie, no se merece tener un marido como ese.
--- Mira mami, lo mejor es no hablar, no sabes lo que hay en el trasfondo de esa situación, quien te dice que ese matrimonio no ha prosperado, se va, y vuelve y ella como enamorada de nuevo, no está manca, no es ciega, menos muda, deja que se defienda. Por eso no hay que andar con ningún hombre en estos lugares, aquí se cuecen granos y se pudren hombres por su comportamiento.
--- Candy, así te quedarás sola, mejor no hables de los hombres, si de por si no has tenido novio, con esa manera de pensar jamás lo tendrás.
--- Una mujer no necesita de un hombre para vivir.
--- Pero un hombre siempre tendrá la posibilidad de ser feliz, si se encuentra a una mujer que lo acepte.
--- Mamá, eres la única enamorada de nosotras y mi padre hace mucho que murió.
--- Cierto, Candy. Pero sabes, un día dijo tu padre frente a tu cuna, quien se enamore de tu mirada, se perderá para siempre en ti.
--- Usare lentes de sol de hoy en adelante, vamos, que se hace tarde.
Candy y su madre trabajaban en la pizca de granos de café, lo hacían desde que tenía uso de razón, cada temporada iban y venían de un lado a otro, eran las mejores obreras, ambas madre e hija siempre juntas, se apoyaban en todo.
Cuando niña, fue difícil para Margaret cargar con su hija en su espalda y pizcar, el padre había fallecido en una pelea y desde entonces todo lo había perdido. Muchas ocasiones cuando Candy se molestaba, Margaret lloraba al pensar que su hija había heredado esa forma de defender a los pobres, a los desamparados y sobre todo a los que se les hacia una injusticia frente a ella.
Pero Candy era feliz, no tenía hogar, lo habían perdido todo, pero se tenían la una a la otra, por las noches estudiaba administración, los fines de semana cantaba en los restaurantes y desde el amanecer y hasta el atardecer, pizcaba, cosechaba y juntaba dinero para salir adelante.
Los días ya se terminaban de la temporada de cosecha de la tierra más productiva en el café internacional Andrew. La familia estaba unida en la cosecha desde la Abuela Elroy, y sus nietos ya que sus hijos habían fallecido hacía muchos años por un accidente. William Albert manejaba siempre las oficinas centrales, era el mayor y el directivo más grande de la cafetalera. Sus primos Anthony y Archivald manejaban el café de manera industrial y comercial, el catador oficial así como el creador de las mezclas de mejor café era Alistar otro de los nietos de la abuela Elroy.
Con ellos vivía una sobrina lejana casada con un sinvergüenza que se la pasaba de un lado a otro gastando lo poco que ganaba, Annie a quien sus padres obligaron a casarse con John debido a un trato comercial, al final fue pérdida total y Annie había perdido a sus padres quedando a vigilancia de la abuela Elroy.
Las cosas no marchaban bien, la competencia estaba subiendo sus ingresos y había problemas en las cosechas de manera eventual, por lo tanto, la empresa cafetalera de los Legan era una de las beneficiadas, su café económico era vendido por toneladas a mayoreo, no tenía el prestigio ni la calidad de la cafetalera Andrew, sin embargo los administradores hermanos siempre gozaban de ver que la inversión enorme de los Andrew se veía afectada con mayor facilidad que la de ellos, al ser de fácil extracción y entrega.
Elisa y Niel, eran empresarios exitosos y muy atinados a las inversiones, no había bajas en su haber y siempre buscaban las mejores oportunidades. Para idea de los hermanos era vencer al prestigio con la economía y lo estaban logrando, ante sus ojos.
Después de varios años haciéndose cargo directamente William Albert descansaba ese año en la cafetalera, desde un ventanal veía a la pobre de su prima Annie soportando al mantenido de su marido sin poder divorciarse, debido a la pérdida total de lo único que poseía, si eso pasaba.
Annie, aconsejada por su abuela Elroy, que una mujer no debe divorciarse y debe quedarse con su marido en las buenas y en las malas, soportaba la carga que le habían heredado sus padres. Sin embargo, William pensaba terminar con eso de tajo, pues ver como ese hombre solo gastaba lo que era de Annie, venía siendo lo mismo que se quedará con la herencia de una buena vez y que ella pudiera tener otras oportunidades.
Pensativo para proponerle eso a su prima, salía el fin de semana al pueblo cercano de paseo, y fue ahí que conocía a una joven cantante, una mirada divina, una voz inigualable, y un encanto en toda su expresión, sonriendo al escucharla cantar, canciones tradicionales del lugar, se quedaba viéndola embobado, hasta que uno de los hombres que había bebido de más se lanzaba a ella.
Albert al ver que era uno de los trabajadores no esperaba que la joven supiera defenderse y doblándole los brazos lo sacaba del restaurant empujándolo hasta verlo salir.
--- No molestes a los comensales, Luis.
--- Candy, ¡sé mi novia!
--- Ni en tus sueños.
Ella giraba para volver a su lugar, y se topaba de frente con el dueño de la cafetalera, quien con una sonrisa suave, la observaba por conocer a su empleado y haber escuchado la declaración del tonto que ni en sus sueños podría ser novio de la mujer más bella de ese lugar.
--- Disculpa, veo que conoces a Luis. Hablaré con él mañana para que no vuelva a venir aquí.
--- No es necesario, Señor Andrew, Luis siempre dice eso a todas las mujeres, en una de esas, alguna le dice que sí.
--- Que buena técnica, no la había pensado, tendré que ponerla en práctica,
--- No se lo recomiendo, a usted todas podrían decirle que sí.
--- ¿Usted me diría que sí?
--- A mi no me lo ha preguntado. Albert se reía efusivo al ver como ella se iba sin esperar a que se lo dijera y se ponía a tocar la guitarra para volver a su pieza musical, así esperaba hasta el final, cuando ya salía desde su auto, esperaba verla y al hacerlo, este bajaba invitándola a llevarla a su casa.
--- No es necesario, señor Andrew.
--- Albert, puedes llamarme, solo por mi nombre.
--- Su abuelita me mata si lo hago.
--- ¿Conoces a mi abuelita?
--- Por supuesto, quien en todo este lugar no conoce a la Sra. Andrew, la única dama de verdad en estos lugares.
--- No lo creo, eres una dama preciosa también, así que no es la única.
--- Sabe porque lo digo, de la madera de esa mujer ya no hay en ningún lado, es un verdadero roble.
--- Veo que aprecias a mi familia.
--- Porque no he de hacerlo, todos lo hacen, ella es una mujer admirable.
--- Gracias. Vamos, déjame acompañarte esta noche, ya es muy tarde.
--- Esta bien. Además estoy cansada y es largo el camino.
--- Pues entonces me alegro muchísimo, porque así podre decirte que seas mi novia, y me dirás que si.
--- ¡Que vanidoso!
--- Usted dijo que todas me dirían que sí.
--- Si, tiene razón, ya lo había olvidado, pero yo no soy como todas.
--- Ya veo, me mintió.
--- No es eso. Albert abrió la puerta de su camioneta y ella subió en el asiento trasero la guitarra y dejo que la ayudara a subir. Apenada por como se había acercado demasiado, su aliento se había cruzado con el de ella, ambos sintieron una atracción como imán, pero ella asustada bajaba el rostro y el de inmediato cerraba la puerta para llevarla a su hogar.
--- Entonces porque me mintió
--- No le mentí, quería hacerle un cumplido, solamente.
--- Ah, yo que estuve esperándola todo este tiempo para que mal interpretara… las señales.
--- ¿Señales?
--- Si, no sé cómo pero de su mirada a sus labios, perdí el corazón y me enamore sin pensarlo un instante siquiera.
Ella se quedo pensando en la pizca de esa mañana, cuando le dijo a su madre que usaría lentes de sol. Si su padre viviera sería un brujo.
--- No me has dicho donde vives, preciosa. Ella soltó a reír apenada. Ahora lo comprendía, el no sabía que era su empleada. Así que le siguió el juego y continuo,
--- Cerca de tu casa, anda enciende el auto, que no se ve muy bien para tu reputación que subas a mujeres en el camino.
--- ¿Hablas en serio? Mi reputación estaría más que elevada por tener a una mujer tan bella a mi lado.
El camino fue muy largo, de pronto en un salto al puente, la camioneta se apago, Albert no hizo el intento de prenderla, sino que se detuvo, no quería llegar sin estar más tiempo con la mujer que le había robado la atención. Candy desconociendo porque se apago la camioneta, se bajaba para revisar con él, si había algún problema, pero apenas lego al frente donde iba a abrir el cofre del vehículo, el tomo su cintura y sin esperar, unió sus labios a los de ella, dejándose llevar por ese imán que había sentido desde que ambos se vieron.
CONTINUARA