ADVERTENCIA: CONTENIDO EXCLUSIVAMENTE PARA ADULTOS MAYORES DE 18 AÑOS EN TODO MOMENTO
Los personajes son de Candy Candy de sus creadores originales, la historia es completamente de mía, pido respeto clasificación XXXXXXX
Cambie de posición trataba de que fuera perfecto, estaba agitada, la lluvia afuera no cedía y yo adentro de ella tampoco lo hacía, no podía detener todo lo que en esos momentos sentía, una mujer, una preciosa mujer en mis brazos, sus rubios cabellos su hermosa y suave piel, su exquisito deseo y su sabor, era… enloquecedor.
La ame hasta que comenzó a calmarse la lluvia, ambos estábamos agotados, pero la aferre a mí, y despertaba constantemente para ver que continuaba encima de mí, me levante con tal cuidado, ella era tan ligera, sana, hermosa, era como haber hecho el amor con una ninfa, sus labios estaban sueltos y con ardor, al verla se encendía de nuevo mi pasión por poseerla.
Afuera lucía un limpio día, abajo lodo y agua corría, ella continuaba dormida y ahí entre la paja, vi la mancha de su virtud, era un mujer divina, me di un baño frío, para calmarme, amanecía tan despierto y deseoso de volver a ella, pero no tenía el valor de despertarla, ¡podía atacarme! o tal vez… intentar imitarme. Cada que podía buscaba la entrada de la cueva, ella continuaba agotada y yo, deseoso de complacerla, busque alimento, ya tenía lugares donde ir a buscar, sin embargo con la lluvia algunas cosas ya no estaban en el mismo lugar.
Llegue de nuevo hasta ella y asustada me miraba con sus labios sueltos, con la espera de saber qué es lo que le haría, abrí algunas frutas y se las lleve hasta ella, con delicadeza tomaba las cosas, mostrando desconfianza, comenzaba a comer despacio y cuidadosa, sin esperar, de pronto jalaba mi pantalón, como si me diera instrucción de que no tenía que ponérmelo. Sonreí, tal como la noche anterior, ella también lo hizo, terminaba de comer, las cascaras las colocaba en donde estaba todo lo demás, ansiosa se sentaba en la paja, abría sus piernas y con ambas manos me hacía señas que fuera a ella, como lo hice ayer. Desabroche mi pantalón, quien soy yo para negarme, es de mañana, ella también puede desearme.
Me desnude con prisa me fui encima y ambas piernas se abrieron para abrazarme, sabía cuál era su urgencia, pues casualmente también era la mía, mostrándome tal cual Adán, me acomode para entrar y ella como si supiera me colocaba uno de sus bustos en la boca, esperando que le devolviera caricias que la volvían loca. Esta vez fui más rudo, me fui directo a servir, no estaba para ver si se arrepentía, ella era la que podía estar más dolida, pero no era así, por el contrario, después de apenas ingerir, ella deseaba volver a repetir.
Entre a su cuerpo, desesperado y goce de lo más bello que jamás había imaginado, sus piernas me acariciaban, por fin sentí lo que más deseaba, su deseo descontrolado el sonido ahí estaba, si podía hablar, era de día y ahora gemía en cada que yo volvía a entrar. Esa mujercita estaba enloqueciéndome, pero si eso le estaba haciendo a ella, que cambiaba su rutina, de esconderse por entregarse, que pensaba que estábamos en época de apareamiento, porque si se daba cuenta, nos aparearíamos todo el año. ¡Todo el año! ¡Dios! Si me he derramado dentro de ella, no me he detenido a pensar, solo pensé en mi, que macho egoísta he sido, ¡Pequeña! ¡Preciosa! Y no la he visto que brote, solo ha tomado de mi lo que con más placer le he dado, semilla a semilla de mi cuerpo, ¡Ella es mía! ¡Solo mía! Ya nada me detendría.
Terminábamos el arranque, al sonido de nuestros cuerpos chocando era un gusto extremo, pero ahora me tenía y al parecer fungía como si fuera mi dueña, iba tras de mí todo el tiempo, salía buscar piezas en la playa y ella al haberme imitado ahora se sumergía en el agua y otras piezas me traía. Camine con ella en el atardecer, le hable a señas, la hice hablar y varias palabras comenzaba a soltar, sobre todo cuando le dije “Papá y Mamá” Me tomo de la mano, me llevo caminado hasta lo alto de la zona atrás, ahí… una avioneta en un árbol, una casa improvisada, tres cadáveres había enterrados y dos más olvidados, ahora vi documentos, vi piezas viejas y como aun herida su madre, la protegió, ella me decía “sangre” indicándome al cadáver de su madre, otro hombre con vendas viejas, ambas trataron de salvarlo, y los cuerpos enterrados con nombre y todo, había sido su madre quien lo había logrado. ¿Por cuánto tiempo? ¿De donde era? ¿Con quien venía? Todo estaba ahí, su viaje, su propósito, sus documentos y ella… la preciosa salvaje de apenas ocho años, se volvía muda al no tener con quien hablar, se volvió salvaje al no tener con quien convivir, y de las prendas, también se olvido, pues eran años que ropa no había, tal como yo, qué más daba quien te viera, si de lodo te cubrieras.
--- ¡Papá! ¡Mamá! ¡Tom! ¡Pat! ¡Jim!
--- ¿Tus hermanos?
--- No. Piloto, amigo, tío.
--- Bien, ahora yo
--- Tu, mío
--- No. Tu, mía
Un gruñido y ella cedía al ver como firme me quedaba, los cuerpos de sus padres sepulte, y sus cosas en una valija trasportaba, teníamos que continuar de algún modo y ella a mi lado, era lo mejor de todo, deseosa de tenerme y de decirme suyo, era feliz. Ella se llama Candy y solo sabe que son Albert. Sus documentos dicen que viene de Inglaterra, que tiene veintidós años y que era una niña cuando llegó, ahora es una mujer muy veloz, una cazadora insuperable y muy lista, ah, y ¡es mía!
--- Tu, mío.
--- Si, soy tuyo. Con tal de volverla a amar, seré lo que me pida.
La noche llegaba cace un animal, y ella veía como lo sazonaba y lo cocinaba, tenía muy buen apetito, parece que no había comido carne cocida en mucho tiempo, al ingerir alimento con cierta tristeza en su rostro, pero sin escatimar en morder, me dijo algo que no esperaba
--- Esta rico molo
--- ¿Molo?
--- Si, me seguía, su mamá murió.
Unos minutos de silencio por molo, pero había que agradecer el animalito sabía bien.
Me metía a la cueva y ella me seguía, ayudaba recogiendo y limpiaba muy atenta, me veía enjuagarme y ahí, me alcanzaba, entraba conmigo al agua, la comencé a acariciar, y ella solicita, bajo a probar, con tal delicia, me deje seducir, que el maestro a la alumna… tenía que instruir. Es una mujer con instintos invaluables, necesidades que despertaron y reclaman ahora su atención, ella solo me desea, y hace por mi todo, con tal de agradarme, con tal de que la ame, que la posea de nuevo, no duerme mucho, pero cuando lo hace, ya he despertado y deseo que despierte, estamos en esa parte, que llamamos frenesí, nos hemos descubierto y amarnos se ha vuelto el mejor de los pasatiempos, que se puede hacer ahí, caminar atrás solo se ve desierto, peligro y tal vez haya personas, pero tenerla conmigo, me ha quitado las ganas de salir de ahí, sin embargo ella necesita volver a la vida y yo no puedo négarle mi amor, ella me tiene y yo a ella, pues poseerla, es también salir poseído, ahora es ella quien cabalga cual corcel, con gusto la amo y saciamos nuestro placer.
--- ¿Otra vez, pequeña? Pregunte lo que ella buscaba, en un gemido sexual a mi oído respondía
--- Si, otra y otra y otra vez.
CONTINUARA
Los personajes son de Candy Candy de sus creadores originales, la historia es completamente de mía, pido respeto clasificación XXXXXXX
CANDY SALVAJE
Por Mayra Exitosa
Albertfic
ALSS
GF 2017
Capitulo 2
Por Mayra Exitosa
Albertfic
ALSS
GF 2017
Capitulo 2
Cambie de posición trataba de que fuera perfecto, estaba agitada, la lluvia afuera no cedía y yo adentro de ella tampoco lo hacía, no podía detener todo lo que en esos momentos sentía, una mujer, una preciosa mujer en mis brazos, sus rubios cabellos su hermosa y suave piel, su exquisito deseo y su sabor, era… enloquecedor.
La ame hasta que comenzó a calmarse la lluvia, ambos estábamos agotados, pero la aferre a mí, y despertaba constantemente para ver que continuaba encima de mí, me levante con tal cuidado, ella era tan ligera, sana, hermosa, era como haber hecho el amor con una ninfa, sus labios estaban sueltos y con ardor, al verla se encendía de nuevo mi pasión por poseerla.
Afuera lucía un limpio día, abajo lodo y agua corría, ella continuaba dormida y ahí entre la paja, vi la mancha de su virtud, era un mujer divina, me di un baño frío, para calmarme, amanecía tan despierto y deseoso de volver a ella, pero no tenía el valor de despertarla, ¡podía atacarme! o tal vez… intentar imitarme. Cada que podía buscaba la entrada de la cueva, ella continuaba agotada y yo, deseoso de complacerla, busque alimento, ya tenía lugares donde ir a buscar, sin embargo con la lluvia algunas cosas ya no estaban en el mismo lugar.
Llegue de nuevo hasta ella y asustada me miraba con sus labios sueltos, con la espera de saber qué es lo que le haría, abrí algunas frutas y se las lleve hasta ella, con delicadeza tomaba las cosas, mostrando desconfianza, comenzaba a comer despacio y cuidadosa, sin esperar, de pronto jalaba mi pantalón, como si me diera instrucción de que no tenía que ponérmelo. Sonreí, tal como la noche anterior, ella también lo hizo, terminaba de comer, las cascaras las colocaba en donde estaba todo lo demás, ansiosa se sentaba en la paja, abría sus piernas y con ambas manos me hacía señas que fuera a ella, como lo hice ayer. Desabroche mi pantalón, quien soy yo para negarme, es de mañana, ella también puede desearme.
Me desnude con prisa me fui encima y ambas piernas se abrieron para abrazarme, sabía cuál era su urgencia, pues casualmente también era la mía, mostrándome tal cual Adán, me acomode para entrar y ella como si supiera me colocaba uno de sus bustos en la boca, esperando que le devolviera caricias que la volvían loca. Esta vez fui más rudo, me fui directo a servir, no estaba para ver si se arrepentía, ella era la que podía estar más dolida, pero no era así, por el contrario, después de apenas ingerir, ella deseaba volver a repetir.
Entre a su cuerpo, desesperado y goce de lo más bello que jamás había imaginado, sus piernas me acariciaban, por fin sentí lo que más deseaba, su deseo descontrolado el sonido ahí estaba, si podía hablar, era de día y ahora gemía en cada que yo volvía a entrar. Esa mujercita estaba enloqueciéndome, pero si eso le estaba haciendo a ella, que cambiaba su rutina, de esconderse por entregarse, que pensaba que estábamos en época de apareamiento, porque si se daba cuenta, nos aparearíamos todo el año. ¡Todo el año! ¡Dios! Si me he derramado dentro de ella, no me he detenido a pensar, solo pensé en mi, que macho egoísta he sido, ¡Pequeña! ¡Preciosa! Y no la he visto que brote, solo ha tomado de mi lo que con más placer le he dado, semilla a semilla de mi cuerpo, ¡Ella es mía! ¡Solo mía! Ya nada me detendría.
Terminábamos el arranque, al sonido de nuestros cuerpos chocando era un gusto extremo, pero ahora me tenía y al parecer fungía como si fuera mi dueña, iba tras de mí todo el tiempo, salía buscar piezas en la playa y ella al haberme imitado ahora se sumergía en el agua y otras piezas me traía. Camine con ella en el atardecer, le hable a señas, la hice hablar y varias palabras comenzaba a soltar, sobre todo cuando le dije “Papá y Mamá” Me tomo de la mano, me llevo caminado hasta lo alto de la zona atrás, ahí… una avioneta en un árbol, una casa improvisada, tres cadáveres había enterrados y dos más olvidados, ahora vi documentos, vi piezas viejas y como aun herida su madre, la protegió, ella me decía “sangre” indicándome al cadáver de su madre, otro hombre con vendas viejas, ambas trataron de salvarlo, y los cuerpos enterrados con nombre y todo, había sido su madre quien lo había logrado. ¿Por cuánto tiempo? ¿De donde era? ¿Con quien venía? Todo estaba ahí, su viaje, su propósito, sus documentos y ella… la preciosa salvaje de apenas ocho años, se volvía muda al no tener con quien hablar, se volvió salvaje al no tener con quien convivir, y de las prendas, también se olvido, pues eran años que ropa no había, tal como yo, qué más daba quien te viera, si de lodo te cubrieras.
--- ¡Papá! ¡Mamá! ¡Tom! ¡Pat! ¡Jim!
--- ¿Tus hermanos?
--- No. Piloto, amigo, tío.
--- Bien, ahora yo
--- Tu, mío
--- No. Tu, mía
Un gruñido y ella cedía al ver como firme me quedaba, los cuerpos de sus padres sepulte, y sus cosas en una valija trasportaba, teníamos que continuar de algún modo y ella a mi lado, era lo mejor de todo, deseosa de tenerme y de decirme suyo, era feliz. Ella se llama Candy y solo sabe que son Albert. Sus documentos dicen que viene de Inglaterra, que tiene veintidós años y que era una niña cuando llegó, ahora es una mujer muy veloz, una cazadora insuperable y muy lista, ah, y ¡es mía!
--- Tu, mío.
--- Si, soy tuyo. Con tal de volverla a amar, seré lo que me pida.
La noche llegaba cace un animal, y ella veía como lo sazonaba y lo cocinaba, tenía muy buen apetito, parece que no había comido carne cocida en mucho tiempo, al ingerir alimento con cierta tristeza en su rostro, pero sin escatimar en morder, me dijo algo que no esperaba
--- Esta rico molo
--- ¿Molo?
--- Si, me seguía, su mamá murió.
Unos minutos de silencio por molo, pero había que agradecer el animalito sabía bien.
Me metía a la cueva y ella me seguía, ayudaba recogiendo y limpiaba muy atenta, me veía enjuagarme y ahí, me alcanzaba, entraba conmigo al agua, la comencé a acariciar, y ella solicita, bajo a probar, con tal delicia, me deje seducir, que el maestro a la alumna… tenía que instruir. Es una mujer con instintos invaluables, necesidades que despertaron y reclaman ahora su atención, ella solo me desea, y hace por mi todo, con tal de agradarme, con tal de que la ame, que la posea de nuevo, no duerme mucho, pero cuando lo hace, ya he despertado y deseo que despierte, estamos en esa parte, que llamamos frenesí, nos hemos descubierto y amarnos se ha vuelto el mejor de los pasatiempos, que se puede hacer ahí, caminar atrás solo se ve desierto, peligro y tal vez haya personas, pero tenerla conmigo, me ha quitado las ganas de salir de ahí, sin embargo ella necesita volver a la vida y yo no puedo négarle mi amor, ella me tiene y yo a ella, pues poseerla, es también salir poseído, ahora es ella quien cabalga cual corcel, con gusto la amo y saciamos nuestro placer.
--- ¿Otra vez, pequeña? Pregunte lo que ella buscaba, en un gemido sexual a mi oído respondía
--- Si, otra y otra y otra vez.
CONTINUARA