ESTRELLAS Y CASCABELITOS By Tzitziki Janik ALSS GF 2017 ___________________________________________________________________________________________________________________
El clima en Inglaterra no podía ser más triste. Por centésima vez, levantó su rostro al cielo para encontrarse con nubarrones grises. Esto no es bueno, pensó, mientras encendía un Lucky Strike y aspiraba el humo con un toque de preocupación. Necesitaba aclarar su mente y enfocarse en su misión, pero tenía miedo.
Muchos le dijeron que es normal tenerlo pero no debía mostrarlo. Stear entendía, su preocupación era por los hombres que tendría a su cargo, una mala decisión y todos acabarían muertos. Encendió otro cigarrillo con lo último que quedaba del primero y arrojó la colilla al suelo arenoso, pisó firmemente y exhaló el humo en un suspiro.
Sin poder evitarlo, sonrió.
Si Patty lo encontrara fumando, seguro le daría un sermón pero no tenía otra forma de aliviar la ansiedad. Junto con los cigarrillos y las cartas que le enviaba se olvidaba, por un momento, de la guerra. Sentándose en una caja vacía de suministros, escribió una carta más. Pero ¿Cómo empezarla? ¿Contarle lo que estaba a punto de suceder? No, eso era un acto de traición no se arriesgaría, sabía que el resto del mundo se iba a enterar. No hay una manera de ocultar la magnitud de esta misión, se dijo. Así que sin proponérselo empezó a detallar el cielo grisáceo, las nubes oscuras y la ya cercana noche. Relató con infantil alegría la aparición de una estrella cuando el cielo dejó ver un pequeño pedacito de su inmensidad.
— Estrellas — susurró — ¡Estrellas! — gritó.
Recordó el libro que ella, hacía un año, le había enviado junto con una bufanda, hojas y sobres así como un pequeño cuaderno para que pudiera hacer notas y bosquejos. Solo debes conseguir lápices, le subrayó en su carta. El papel se había terminado al igual que los sobres, solo guardaba una hoja color azul con globos, nubes y un avioncito dibujados en una especie de acuarela, era su hoja favorita y por mucho tiempo se negó a escribir en ella… hasta ahora.
No sabía cómo redactar una despedida sin que lo pareciera. Así que cuando apareció la solitaria estrella, recordó un párrafo exacto de El principito.
— Patty — escribió — Recuerda que tú tendrás estrellas como nadie las ha tenido… casi estoy seguro que preguntarás ¿Qué quieres decir? Y solo contestaré… Cuando mires al cielo por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas ¡Tú tendrás estrellas que saben reír! — No pudo evitar pasar su mano por los oscuros rizos y reír a carcajadas imaginando la cara de Patty al leer estas líneas. — Amor, serás siempre mi amiga, tendrás deseos de reír conmigo y abrirás a veces tu ventana, así… por placer… — Nunca se dio cuenta que sus ojos se humedecieron, porque en el fondo de su corazón sabía que también le producirían un enorme dolor. — Será como si te hubiera dado en lugar de estrellas… un montón de cascabelitos que saben reír. (1)
Esta vez dejó que una de esas lágrimas que estaba conteniendo, rodara con libertad. Amaba a Patty como nunca creyó amar a nadie, cuando le dijo que se enlistaría, al principio no tuvo su apoyo, pero al final terminó por hacerlo. Nunca le reprochó por abandonarla y eso a él siempre terminaba por hacerlo sentir culpable. Y ahora no quería dejarle una carga de culpabilidad, que la destruiría por si algo le sucedía en alguna de sus misiones. No pudo escribir más, así que terminó con una dulce frase que le decía todo.
— Mi querida Patricia, no olvides la promesa que me hiciste, subir a numerosos árboles y curar tu vértigo… ¡El sol poniente visto desde un avión es maravilloso!... Un día te mostraré ese formidable sol que se extiende hasta el infinito. Amor, recuerda que si tú ríes, yo río y si tú estás triste, también yo lo estaré. Siempre mira el cielo porque yo haré lo mismo y no sé… tal vez en un momento nuestras miradas coincidan. — Stear, es hora — Dominic, su compañero de vuelo, le informó — Puedes tomarte unos minutos — Le dijo al ver la hoja de papel en la mano. — Me haré cargo de todo.
Él lo observo darse la vuelta, rápidamente Stear dobló la carta y la colocó en un sobre, garabateando el nombre y dirección de Patty, se dirigió al soldado encargado del correo haciéndole prometer que la enviaría lo más pronto posible junto con las otras cartas que ya formaban una buena docena. Luego se dirigió a la pista, se acomodó los espejuelos mirando a el cielo y sonrió. Estaba despejado y adornado con miles de cascabelitos. Subió a su Lancaster, encendiendo los motores, rogó porque él y su tripulación regresaran a salvo.
Era la madrugada del 6 de Junio de 1944.
Y nunca se imaginó que ese sería su último vuelo.
©Tzitziki Janik ALSS GF 2017
(1) El principito Antoine de Saint-Exupéry. (2) Mi libro favorito y del cual aún conservo el pocket book que mi papá me obsequió. ¡Mi gran tesoro! Esta historia está dedicada a él que un 8 de Abril se convirtió en mi cascabelito y que también un 13 de Abril, celebraría un cumpleaños más.
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