-Candy por fin apareció, arreglada, peinada y con una leve sonrisa en su cara, se notaba que estaba de mejor ánimo.
- Siéntate por favor, no pruebo bocado desde ayer, realmente estoy hambriento Candy, con una mano le indicaba que se sentara y como todo un caballero la ayudó con la silla.
-Gracias Neal, siento darte tantas molestias, dijo ella bajando la mirada apenada, él contuvo la respiración unos segundos, luego simplemente le regaló una sonrisa.
-Candy, Candy…no te apenes, tú no eres así, no conmigo, no con tu archi enemigo el mismísimo Neil Leagan.
-iNeil¡, Ella lo veía asombrada.
-Entre nosotros no hay necesidad de tanto formalismo y poses Candy, ella lo miraba sin entender a donde se estaba encaminando aquello.
-Vamos quita esa cara Candy ya no soy aquel muchacho del pasado, Neil la veía intensamente y ella a él, claro que él se veía diferente, físicamente y su actitud también parecía ser distinta.
-Creo que ya ninguno es lo que solía ser Neil, todos cambiamos estos años, Archie, Annie, Patty...a todos la vida nos hizo cambiar, una expresión triste se dibujó en su rostro.
-¿Cómo están ellos? Preguntó Neil tratando de distraerla.
-No lo sé, hace tiempo que no los veo, más de tres años para ser precisos.
-¿Eso por que? Preguntó ahora más interesado.
-Por una estúpida promesa que hice, Candy apretaba con fuerza la delicada servilleta de tela que tenía en la mano, sus gestos y sus movimientos no pasaron desapercibidos para Neil.
-Ummmmm ¿se puede saber qué prometiste y a quién?
-A la tía abuela, fue lo único que dijo.
-Supongo que no me quieres contar, ella asintió con la cabeza, comenzó a comer y él la imitó, durante la comida estuvieron en silencio, finalmente Neil rompió el silencio.
-Vamos por tus cosas, quiero saber qué haces en New York y ¿qué es eso de buscar trabajo? Candy tragó en seco, no sabía cómo decirle porque estaba en aquella ciudad.
-Si, necesito mis cosas, pero... mejor deja que me quede en el hotel Neil.- dijo con gesto compungido.
-Que necia eres, eso no está en discusión, la voz de Neil era suave pero enérgica, mientras la sujetaba del brazo y la llevaba hasta afuera del edificio.
-Pero......
-Suficiente, te dije que vamos por tus cosas y ya, en ese momento Neil abría la puerta del coche para que ella entrara, después de unos minutos de estar en camino fue ella quien tomó la iniciativa.
-¿Neil tu que estás haciendo en New York? ¿Qué hacías en ese parque?
-Estoy aquí por mi trabajo y fui al parque porque necesitaba despejarme, acababa de salir de una reunión que no fue lo que esperaba.
-¿En qué trabajas Neil? Preguntó ella curiosa.
-Soy oficial del ejército Candy, ella abría los ojos y parpadeaba incrédula.
-¿Neil? Al escuchar su nombre volteó a verla.
-¿Neil qué cosa? ¿No me crees? le preguntó con molestia.
-Bueno pues....
- ja ja ja ja ja la risa de Neil era relajada.
-No te burles de mí, decía la rubia frunciendo la boca.
-Capital Leagan a su servicio señorita Candy, fue lo que él le dijo en tono serio, en ese momento Neil aparcaba el auto frente al hotel dónde ella se hospedaba, al llegar a la recepción la mujer que estaba detrás del mostrador, veía a el moreno embelesada.
-Buenas tardes, las llaves de la habitación 312 por favor, dijo la rubia, pero pareció que hablaba sola porque no recibió ninguna respuesta, en vista de ello Neil decido toma el control de la situación.
-Las llaves de nuestra habitación por favor, la voz enérgica de Neil hizo brincar a la joven.
-¡Neil por favor! dijo la rubia tocando su brazo.
-¡Perdón!, un momento por favor, la chica casi temblaba de ver la expresión de la cara de aquel hombre.
-Disculpe la habitación está a nombre de..
.
-Candy....... Candy White ¿podría apresurarse? La paciencia de Neil estaba a punto de agotarse, estaba a nada de estallar cuando se escuchó la voz de un hombre.
-¡El capitán Neil Leagan! Esto hizo que la pareja voltear al mismo tiempo.
-¡El inútil ! Pensé que habías muerto, Neil se acercaba aquel hombre y lo saludaba con un abrazo.
-Sabandija desgraciada, mira que eres difícil de ubicar, ella estaba asombrada por como él trataba aquel sujeto, nunca lo vio así con sus amigos o con sus primos.
-Las llaves que le están solicitando por favor, le dijo el recién llegado a la recepcionista, esta sin chistar se las entregó.
-Te invito a comer, los invito a comer, decía el hombre sonriendo con picadía a la rubia, ella muy nerviosa se acercó a Neil y lo tomo del brazo, él al sentirla nerviosa, levantó su mano contraria y la posó sobre la de ella.
-Arthur, déjame presentarte a mi......
-Soy su esposa, dijo la rubia antes de que él pudiera continuar.
-¡No es cierto! ¿En dónde está el anillo?- El hombre era muy perspicaz y detallista.
-No tenemos anillos, en realidad, nos escapamos, la familia no iba a permitir que nos casáramos así que decidí ir por ella y traerla a vivir conmigo.
-¿La tuya o la de ella?- Preguntaba incrédulo.
-Realmente decir la de ella o la mía es indiferente, Candy y yo somos primos lejanos, cuando éramos jóvenes nos íbamos a casar y ahora después de tanto tiempo…- Neil se alzaba de hombros.
-Candy le dio con el codo, y él soltó la risa.
-ja ja ja ja ja amor no te enojes, Arthur es un buen amigo, no te preocupes, Candy se sonrojaba y el hombre abría los ojos por el asombro.
-Ahora lo recuerdo, recuerdo que vi un anuncio en la prensa, Neil suertudo que eres, nada mira la belleza de mujer, pensamos que era un matrimonio arreglado.
-Pues ya ves que no, después de tanto tiempo, míranos, al decir esto colocaba su mano en la cintura de Candy y la pegaba a él para luego inclinarse y rosar sus labios con un beso fugaz.
-No sean descarados, haciendo alarde delante del pobre, el sonrojo de Candy cada vez era mayor, Neil entendió que se había propasado, pero la abrazó, ella se dejó llevar y apoyó su mejilla en su pecho.
-Ya ves, es difícil ocultar algo así, Arthur me habría encantado acompañarte a comer pero nos estamos cambiando a nuestro departamento y tenemos muchas cosas por hacer, Candy está llegando prácticamente y le di la sorpresa del departamento, estoy de vacaciones y más adelante con gusto te acompañamos.
-¿Qué te parece en tres días? Vamos a dar una recepción y sería un honor que vinieras, papá estaría contento de verte y seguro Samuel vendrá,- Neil respiró profundamente antes de contestar.
-Haré lo posible ¿sabes? ya no me mando solo.
-Ja ja ja No puedo dar crédito a lo que escuchan mis oídos, Arthur reía a carcajadas y Candy veía a Neil sin entender nada, este le guiñaba el ojo para que le siguiera el juego.
-Un placer conocerle Arthur, Neil voy por mis cosas aprovecha de hablar con tu amigo, mientras yo subo,- la rubia casi sale corriendo pero el moreno fue más rápido y la tomó de la mano.
-Voy contigo, Arthur extenderá que estamos de luna de miel.
-Perdonen mi imprudencia, es cierto, de todas maneras están invitados, te felicito amigo, te deseo lo mejor, con un apretón de mano se despedían los dos hombres.
-¿Porqué querías salir huyendo Candy?... Neil caminaba sin soltarle la mano.
-Pues, me puse nerviosa ¿imagina lo que diría la gente? debería quedarme acá Neil.
-¿Vas a seguir con esa necedad? Ese es un tema agotado, cerrado y la decisión está tomada, al llegar al ascensor interrumpieron la conversación pues un grupo de personas entraban después que ellos, al salir del ascensor se mantuvieron en silencio, aún la sostenía de la mano, la sorpresa de Neil fue mayúscula cuando vió todas las maletas que traía la chica.
-Ohh en serio tu y yo debemos hablar al llegar al departamento, ella se sentía apenada.
-Te dije que mejor me quedo acá, la situación ya la tenía realmente incómoda, Neil solo camino viendo a un lado y otro.
-Empaca tus cosas personales, por favor, lo demás lo mandamos a bajar con un botones, ella busco con la mirada hasta encontrar la maleta que buscaba y la tomó.
-¿Estas seguro que quieres que me instale en tu departamento?
-Si, ya vámonos, tomó la maleta de la mano de ella y salió de la habitación sin más.
-¿Neil? Por favor, ella lo veía suplicante.
-Candy, Arthur es el tipo más comunicativo que conozco, si te dejo sola acá el chisme llegará más rápido de lo que imaginas a Chicago, no creo que quieras que eso pase ¿O eso quieres?
-No, no quiero que nadie sepa dónde estoy, decía Candy bajando la mirada.
-De eso también debemos hablar, quiero saber a qué debo atenerme y de que estas huyendo, mandaron desde la recepción por todo el equipaje y regresaron, el camino lo hicieron en silencio, ella tenía miedo de que él la dejará sola después de lo que le había pasado, y él tenía que saber si la presencia de Candy en esa ciudad estaba relacionada con cierto personaje inglés .
Al llegar entre los dos subieron todas las maletas y luego se sentaron frente a frente, las dudas lo estaban consumiendo.
Continuará.............
Última edición por elsa de larios el Sáb Abr 15, 2017 10:34 pm, editado 2 veces