Salió corriendo de la ducha, sin pensar en nada, encontró a Candy aterrorizada aferrada a la sabana, estaba con la mirada perdida, aquella visión lo espanto, se acercó lentamente a ella y la llamó, parecía ausente.
-Candy ¿estás bien? ¿Candy? Gruesas lágrima corría por sus mejillas, él se sentó a su lado y lentamente la acerco a su pecho en un abrazo.
-Seguro fué una pesadilla, ¿no es cierto?, pero ahora estás segura aquí, llora si es lo que necesitas, lo siento, lamento todo lo que te sucedió, pero tienes que dejarlo ir, poco a poco ella se fue tranquilizando, y sus sollozos iban disminuyendo.
-Neil, no me dejes sola por favor, ya no quiero estar sola, abrazó a Neil débilmente.
-Ahora estás a salvo y no me iré, él la apartó lentamente para verla a los ojos, con lentitud se acercó a su rostro y rozó sus labios, ella estaba temblando, solo Dios sabía por cuantas cosas había tenido que pasar desde que se separó de la familia, aquel beso inocente se transformó poco a poco en uno más intenso, ella cerró los ojos al sentir el sabor de esa boca que tomaba la suya con ternura, dándole consuelo y aliviando su soledad.
Ella respondió al calor de sus besos, era reconfortante sentir las caricias Neil, se entregó sin pensar, sin prejuicios, solo quería sentir, sentirlo a él, nunca se había permitido está así con ningún hombre, e
él recorría su cuerpo lentamente, las escasas prendas que ella llevaba, fueron eliminadas poco a poco, hasta que ella quedó totalmente desnuda al igual que él.
Mientras él seguía recorriendo el cuerpo de la mujer que por tanto tiempo había amado. Ellos ya son adultos y la atracción era mutua.
Ella estaba muy excitada, todo su ser reclamaba aquellas caricias, sus pezones estaban duros y su cuerpo ansioso, Neil recobró la cordura y se detuvo cuando la escucho gemir.
-Neil, por favor no te detengas, acaríciame, bésame, al escuchar lo que ella le pedía, él comenzó a besarla de nuevo, sus besos estaban cargados de ansiedad, Neil se sentía sediento de ella, de su esencia, necesitaba amarla y sentirla suya.
Neil desvío su boca hasta su cuello, después a sus senos, lentamente fue bajando, mientras lo hacía, acariciaba con la lengua su piel, dejando un rastro húmedo y caliente, recorrió su abdomen hasta llegar a su vientre, bajó un poco más y ella gemía enloquecida, al llagar a su entre pierna, su aroma lo embriagó, verla así, dispuesta para él, le dio el valor para continuar, Candy que gemía de placer con cada beso, cada caricia, cada roce.
-Haz...me tuya... Por favor hazme tuya, por un minuto él dudo, ella lo veía con nuevo brillo en los ojos y le preguntó.
-¿Estas segura que quieres que lo haga? Ella lo vio por unos segundos y con un movimiento de cabeza asintió mientras mordía sus labios.
Neil no podía ser más feliz, ella quería estar con él, hacer el amor con él, en un solo movimiento se posicionó sobre ella para penetrarla, pero al sentir que le costaba, se detuvo de inmediato.
-¿Por qué no me dijiste que es tu primera vez Candy? Ella acariciaba el rostro de Neil con ambas manos, mientras lo llenaba de besos si decir nada.
Neil nunca antes había estado con una chica virgen, aquella situación no le gustaba, pero al sentir sus manos, el escuchar su respiración agitada, lo exaltó, no quería lastimarla, le daba miedo que ella se arrepintiera después, que lo hiciera por despecho al sentirse traicionada por aquel inglés, que una vez más la cambió por otra, estaba seguro de enloquecer si eso ocurría.
-¿Estás segura de querer que estar conmigo Candy? le preguntó de nuevo.
-SI, Neil estoy segura, ella mostraba determinación.
-Luego de esto no habrá vuelta atrás Candy, serás mía, no permitiré que nadie te aleje de mí, no podrás alejarme nunca más de ti, Candy lo vio por un momento con la mirada brillante por las lagrimas que se le querían escapar, era la primera vez que alguien le decía eso, era la primera vez que alguien le decía que no le permitiría alejarse.
-No me importa Neil... Yo quiero olvidar el pasado, yo quiero empezar de nuevo contigo, si tú también deseas lo mismo.
Neil se sintió aliviado por las palabras de Candy, y la besó en los labios que estaban entreabiertos para él, luego regresó a donde estaba antes...besó con ternura cada parte de aquel cuerpo que tanto había anhelado acariciar desde que la vio desnuda, al llegar a su entrepierna con delicadeza, hizo que se abriera, ahora con caricias cargadas de deseo, le haría entender que ella era lo más importante, que era lo que más amaba en la vida, y se lo quería demostrar.
Comenzó besando suavemente su vagina, después empezó a lamerla lentamente, sin dejar ningún rincón sin saborear y probando los jugos vaginales de su amor, de la mujer que por años le había robado el sueño, ella comenzó a retorcerse de placer, sus gemidos se intensificaron, poco a poco su clítoris comenzó a reaccionar, a endurecerse, con cada roce se sensibilizaba más y más.
Neil al notar la reacción positiva de ella, comenzó a masajear su clítoris lentamente con un dedo, mientras la recorría con su lengua toda su intimidad, Candy estaba extasiada de placer y fue cuando le dijo que quería devolverle a él el placer que le estaba proporcionando a ella.
-Déjame acariciarte Neil, a él aquella voz le pareció la más sensual que había escuchado en la vida.
Neil se detuvo y se levantó, se acercó a ella y se posicionó de tal manera que ella pudiera acariciar su pene, Candy puso una de sus manos y comenzó a masturbarlo lentamente, sin prisa, lo acariciaba a todo lo largo, estaba comenzando a segregar presemen, Neil comenzó a enloquecer ante aquellas caricias, la rubia escuchaba al chico gemir de placer, así que decidió continuar con aquello.
A él encantaba lo que ella le hacía, para no tener experiencia hacía un buen trabajo... Ambos estaban muy, muy excitados... se quitó de la posición en la que estaba, se acostó en la cama y se posicionó como haciendo el 69, la rubia estaba enloqueciendo de tanto placer, y se lo hizo saber a Neil con la reacción y la tensión de su cuerpo.
-Candy solo aguanta un poco más, a lo que Candy, respondió entrecortadamente entre gemidos.
-No te detengas, por favor no te detengas.
Neil aumentó la velocidad de su lengua en el clítoris, estaba en un trance, cuantas veces había soñado con probar el dulce sabor de la mujer que lo tenía enamorado, mientras ella movía su mano sobre el miembro duro y caliente de ese hombre que la tenía extasiada.
Ya ninguno de los dos podía más....
-Candy me corro... Ya no puedo más.
-Neil.... Neil
-Candy....
-Neil....
ahhhh.. ahhhh... ahhhhhh...
Ambos culminaron juntos, para ambos era la primera vez de cierta manera ella por ser virgen y él ...porque era la primera vez que hacía el amor con una mujer, sexo desde joven había tenido, mujeres.... muchas, pero nunca había sentido amor por ninguna.
Después de tocar el cielo con aquel orgasmo, ambos quedaron cansados, él la llevó a su lado lentamente y le pidió con la mirada que lo abrazara, cosa que ella hizo, necesitaba tenerlo cerca, sentir su compañía y su calor.
Después de lo ocurrido, ella lo miraba y se abrazaba fuertemente a él, Neil solo la contemplaba, tenerla a su lado desnuda era tan irreal, no podía dejar de verla, tenía miedo de que todo hubiera sido un sueño y si dejaba de verla se desvanecería como tantas veces le había sucedido en el pasado, le dio un beso en la frente y le dijo.
-¡Te Amo!,- aquellas palabras brotaron de los labios del moreno como un suspiro, después de hacer una pausa continuo hablando.
-No permitiré que nadie te aleje de mí, MI Candy,eres mía le repetía mirándola fijamente y abrazándola con fervor..
-¿Neil que pasará con tus padres? Él un poco abrumado le puso su dedo índice en los labios para hacerla callar.
-Shhhhh... Todavía no, no es el momento de hablar de esas cosas, debes tener paciencia, ¿sabes? creo que desde siempre te he amado Candy, ellos, desde hace mucho no forman parte de mi vida, no te preocupes, nunca más estarás sola, estoy seguro que llegarás a amarme tanto como yo a ti, me ganaré tu amor a pulso.
Esa noche la pasaron juntos, ella se sentía segura en sus brazos, él estaba feliz por hacerla suya.
Continuará…