Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
Esta historia, nació como tantas más; una noche de insomnio, en que la inspiración llega de manera arrebatada, como amante celoso, reclamando atención posesivamente.
Creo, que algo como esto, nos ha pasado un poco a todas.
Con esto me despido de esta Guerra Florida, deseando, como siempre, haber podido hace más, pero feliz por un año más participando y compartiendo con ustedes en este, nuestro hogar.
Muchas gracias por todo, espero haber complacido a ustedes con mi humilde prosa.
Un abrazo enorme para todas.
Nos vemos el próximo año en la siguiente Guerra Florida!!
Creo, que algo como esto, nos ha pasado un poco a todas.
Con esto me despido de esta Guerra Florida, deseando, como siempre, haber podido hace más, pero feliz por un año más participando y compartiendo con ustedes en este, nuestro hogar.
Muchas gracias por todo, espero haber complacido a ustedes con mi humilde prosa.
Un abrazo enorme para todas.
Nos vemos el próximo año en la siguiente Guerra Florida!!
SWAY
(Una fantasía trasnochada)
(Una fantasía trasnochada)
I can hear the sounds of violins
Long before it begins
Make me thrill as only you know how
Sway me smooth, sway me now...
Para todas las que sueñan con su amor de fantasía... 
Siempre le pasaba lo mismo…
Cuando menos se lo esperaba, cuando ni siquiera pensaba ya en él; de la nada se le aparecía.
Hasta parecía cosa mala. Como si la persiguiera; como si la acosara.
Como si ese hombre tuviera algún poder especial, que lo hacía capaz de adivinar el momento exacto en que ella ya estaba comenzado a olvidarlo, para entonces aparecérsele, así como así, y volver a dejarla sin voluntad con una sola mirada.
Pretencioso, altanero, posesivo ¡Amo y dueño!
Se sabía todo eso y más, y aunque era del tipo que toma lo que quiere y se va; sin compromisos, sin promesas de ninguna índole; ella le recibía siempre.
No importa el dónde, el cómo o con quién; él era capaz de arrebatarla, con una sola mirada, de los brazos de cualquiera.
Él lo sabía, y por eso lo hacía.
Hoy, le ha vuelto a pasar; hace tiempo que ellos no se encontraban. Ella había pasado noches enteras en vela rogando por su presencia, pero él no acudía.
Y es que ¡claro! Las cosas no son como una las necesita, sino como a él le daban la gana. Sí, tal cual.
Así, él parecía haberse olvidado de ella y ella, con el paso del tiempo, parecía que también comenzaba a olvidarse de él; y sin embargo, bastó cruzar una sola mirada para que un corrientazo la recorriera entera y saber que ese hombre seguía siendo su dueño sin duda alguna.
Esa mirada, fija y candente, que se posaba sobre ella y la horadaba completa, como caramelo caliente, insoportable pero indudablemente dulce, sobre ella; que podía sentirla quemándola de lejos, incluso si ella no lo miraba a él.
Sentía esos ojos, como los de un ave rapaz que ya ha elegido a su presa, quemándole la nuca y bajando por el escote de la espalda de su vestido.
Si ella volteaba, ahí estaba esa mirada: intensa, fija, con el ceño algo fruncido; como si le reclamara, como si le reprochara ¿Con quién estás, eh? ¿Quién es ese mequetrefe?
Y sí ¿quién estaba con ella? ¿Con quién comparte su mesa esta noche? Eso, ahora mismo, ya era lo de menos.
Ya ella era presa de él de nuevo.
De esos ojos, como grilletes, de los que no puede escapar.
¿Qué tenía ese hombre en la mirada que la volvía esclava, totalmente de la nada?
Parecía obra de algún embrujo; ese hombre la subyugaba y ella no podía luchar, ni aunque quisiera.
¿Será que la había “trabajado”?
Sí, seguro era eso. Un embrujo… cosa mala.
Los violines de la banda comienzan a sonar, pero; violines, ella ya escuchaba hace rato.
Lentamente él se pone de pie, y ella, como si obedeciera a una orden silente, hace lo mismo.
Se encaminan hacia la pista que comienza a llenarse de gente, pero es lo que menos le importa.
Ella solo tiene ojos para él.
Camina lentamente mientras la sensual melodía va en crescendo; y lo ve acercarse, con ese traje que le va como un guante, rectificando el nudo de la corbata, sin dejar de mirarla, y con ese caminar felino.
Ella no recuerda qué vestido lleva, qué color, qué estilo, de dónde lo sacó. Nada.
A decir verdad, en ese momento con suerte recordará cómo se llama.
Pero, por la forma como él la mira, debe verse espectacular, pues esos ojos la recorren de arriba abajo, como con hambre.
No puede evitar que a sus labios aflore una leve sonrisa; siempre es así, ella siempre es hermosa para él. Siempre está impecable ¡Siempre es perfecta! Porque, simplemente, no puede ser de otra manera.
Se encuentran. La mano de él se posa en la mejilla de ella haciéndola cerrar los ojos mientras la siente, bajar lentamente, recorriendo su cuello, su costado y estacionarse un poco más debajo de su cintura, y la otra, en su espalda descubierta, la atrae hacia sí suave, pero firmemente.
Las manos de ella se posan so sus hombros, pero él la aprieta más, indicándole que la quiere más cerca, aún más; entonces sus brazos se envuelven alrededor de su cuello; como si se colgara de él.
Como si su peso quedara muerto entre sus brazos, para que él la lleve y la traiga a su completo antojo.
La danza comienza y, como si estuvieran sincronizados, sus pies comienzan a moverse, balanceándolos a ambos en un solo vaivén atrás y adelante… atrás y adelante; “1, 2,3 cha cha chá”… mientras la mano masculina delicadamente y de manera casi imperceptible para los demás, masajea su cadera; y la otra, de palma abierta, recorre la ya humedecida espalda descubierta.
Como si él fuera el indomable mar y ella, la delicada orilla de arena dorada que pacientemente lo espera, y de desvanece a su contacto; así son ambos cuando sus cuerpos de funden en aquellos encuentros dancísticos que parecen salidos de un sueño; de una imposible fantasía, y en los que ella, cual una humilde flor balanceada por el caprichoso viento, simplemente se deja llevar.
De un lado al otro, hacia atrás y adelante, con ritmo, con pasión, con total entrega.
Él coloca su rostro muy cerca, junta su mejilla con la de ella; ella siente su respiración algo agitada, agitando la de ella, su aliento susurrando en su oído.
Sus dedos juguetean con los cortos cabellos de la nuca, percibiéndolos humedecidos; el calor que él despide, la envuelve haciéndola sudar y que su interior se agite al percibir el aroma que emana él, a canela, madera y frutos secos; y es entonces que ella sabe que lo ha logrado, de nuevo la tiene bajo su poder, bajo su influjo. La ha embrujado de nuevo.
Quisiera ponerse a llorar por el triste destino de saberse una simple esclava, pero la felicidad de estar entre sus brazos es tan absoluta que se lo impide.
Ella es un caso perdido. Él hace lo que le da la gana con ella, y ella lo ama por eso.
Porque es inevitable; él va y viene a su antojo y entre sus brazos ella es masilla, es arena, es arcilla y él… él es lo que le dé la gana ser para tenerla a su merced.
Así era siempre.
Con la música aún sonando él la mira a los ojos, y ella adivina en ese brillo a lo profundo, todo lo que su boca no le dice. Ve el grillete y la cadena y sabe que es ella quien tiene la llave.
Sí, ella es suya sin ninguna pregunta, y él, simplemente no es nada sin ella.
Se pertenecen mutuamente, se necesitan; son esclavos el uno del otro porque sin tenerse no existe ninguno de los dos.
Ella toma entre sus manos aquel rostro, una ligera gota de sudor rueda por su sien y ella desearía detenerla de un beso; pero sus labios son más llamativos.
Él sonríe, con esa sonrisilla ladina de truhan que tiene, de dulce ladrón que viene cuando quiere y solo roba lo que se le entrega, esa sonrisa de chico travieso que sabe que se ha salido con la suya de nuevo y como siempre.
Se tienen a mutua merced; sus miradas son una, sus cuerpos son uno, sus alientos son uno solo ahora y sus bocas; entreabiertas, temblorosas, rozagantes, que suplican ser tomadas a placer.
Y justo cuando por fin, se besan y el mundo desaparece a su alrededor; ella abre los ojos.
Aún con la respiración agitada, sus ojos se abren pesadamente, como si se resistieran, tratando de reconocer su alrededor.
La música aún suena, lejana, en sus oídos; y el calor de esa mano en su cadera, aún quema, sintiéndose tan real…
Se incorpora exhalando un suspiro; mira el reloj de su buró: son más de las 2 am.
Una risita se escapa de su garganta mientras menea la cabeza… Él como siempre, lo ha hecho otra vez.
¡Pero qué sinvergüenza! Pero, así es él, y así ella lo ha amado toda su vida.
Echa hacia un lado la cobija y se coloca las pantuflas.
Camina hacia su escritorio y de un click, despierta el computador que se ha apagado solo al no haber actividad.
Desde el monitor la saluda la temible hoja en blanco que, hasta solo unas cuantas horas, la atormentaba hasta casi las lágrimas, pero ya no más.
Se sienta frente a ella dispuesta a enfrentarla ¡y vencerla! porque la inspiración le ha llegado de golpe; literalmente como ladrón en la noche, de ese modo arrogante y altivo que ella ama.
Y mientras sus dedos comienzan a teclear con seguridad y pericia, una sonrisa se estaciona en sus labios… ha nacido una nueva historia que contar...
Gracias por leer
¡Nos vemos el próximo año!
MIS OTROS TRABAJOS EN ESTA GF 2017:
INCONDICIONAL (Patty y Stear)
AFRIKAAN LULLABY (Una vivencia de Albert)
SOLO DE GUITARRA (oneshot para Albert)
EL RECUERDO DE ROSEMARY
LA LUZ DEL FARO
UN PERSONAJE, UN GATO #6 (Archie y Annie)
WONDERLAND PSICODELIA (Una fantasía de Neil)
UN ASUNTO FELINO (Una vivencia de Neil y Eliza)
Última edición por Wendolyn Leagan el Sáb Abr 29, 2017 5:29 pm, editado 1 vez
