ADVERTENCIA: En este fic puede presentar situaciones donde las descripciones y los lenguajes utilizados puedan molestar al lector. Esta en ti,solo en ti, seguir leyendo.
ACLARACION: Por motivo festivo de la mafia Terrytana estarè compartiendo solo dos capitulos de este fic, ya que no tuve el tiempo para terminarlo y no queria quedarme afuera de la celebracion
(CAPITULO 3 EN PROCESO)
-¡Franklin, por favor, en el nombre de lo que mas quiera, buscale el maldito dinero ese!-gritaba la mujer con el miedo y la desesperación haciéndole estrago en cada parte del cuerpo, mientras el filo del cuchillo del hombre que la tenia prácticamente atada de manos con las propias recostada sobre su pecho cada vez mas se incrustaba en su cuello.
Muchas veces había experimentado el dolor de algunos castigos mas severo que el anterior; también había experimentado decenas de veces el maltrato de un hombre, pero es que una nunca se acostumbra a esos tipos de cosas por mas que estas sean cotidiana en su vida. La vida que Kristin había llevado, prácticamente,desde siempre y los vicios y mañas de la misma,la habían llevado a recibirlos.
La mujer, de piel canela y riso zambos, era alguien que había podido poseer una gran belleza sino fuera por la mala vida que esta se daba.
-Hagale caso a su señora, Fraklin.-decia el hombre sentado a horcajadas en una vieja silla de madera, mientras parecía abrazarla y tener su barbilla sobre el respaldo y lo miraba con un deje de burla, pero manteniendo un gesto duro de esos que posee un mantón.
Fraklin, quien estaba en el suelo boca bajo, soportando el peso de un pie de un hombre mas robusto que los que se encontraba en aquella gris y mugrienta habitación y que lo estaba aputando con una gran arma- perfecta para un hombre como aquel- y sufriendo las consecuencias de haberle robado a la persona equivocada una pequeña cantidad de dinero. Estaba arrepentido de ello, pero ya era demasiado tarde para mostrar arrepentimiento, ya que sabia que esos hombres no tendrían misericordia con èl, como no la tenia el Dios que todos alababan con sus seguidores.
-Pues…-dijo Dominic levantándose de su silla, arreglando innecesariamente su traje caro y mirando hacia abajo y moviendo instintivamente sus pies,cual bailarin de tac-le cortaremos los pezones-señalando a Kristin mientras daba la impresión de hablar consigo mismo.-Luego las piernas-el grito de desesperación de la mujer retumbò en aquel pequeño espacio, sabiéndose safar de alguna forma de las garras de su captor y diriegiendose hacia una parte donde estaba una mesita con un radio y varios artículos sospechosos los cuales dieron a parar al suelo gracias Kristin.
-Ahí-señalaba la pared mientras todos su cuerpo, inclusive su voz, temblaban -ahí esta lo que buscan-pero en ese mismo momento Franklin vio la oportunidad para golpear al enorme hombre que lo pisoteaba cuando todos,inclusibe el mismo, se vieron distraído por el movimiento que hizo Kristin,haciéndose con el arma del mismo.
-A ver malditos-una sonrisa mordas. Lambiéndose los resecos y agrietados labios, dejando ver sus espantoso dientes-¿Quién de ustedes será el primero?-Pero Kristin hizo otro movimiento estúpido y tirando otro grito se echò a la huida a las aposentos, ya que no tenia otro lugar hacia donde ir, llevándose una vez mas las miradas de los presentes.
La verdad es que Kristin estaba ciega por el miedo a morir, sin contar que estaba un poco desequilibrada por la cantidad de opio y alcohol ingerido. Emprendiò la huida tomándose de los cabellos,con las lagrimas y la sangre quemándole todo el cuerpo.
-Tiren las armas,malditos-decia Franklin con la voz temblándole. No estaba seguro del acto que había hecho para sobrevivir; tan solo sabia que esa tarde iba a morir, pero queria hacerlo para no morir como había vivido: como un cobarde resignado.
No había sido nunca un hombre agraciado por la belleza ni mucho menos por la constitución física de un atleta; era un hombre esquelético, siempre añoñado por la mala vida y los malos actos de la misma. Y como buen hijo que era, siempre había sido fiel a esta y le había hecho honor: drogandose, robando vida y dinero, siempre eran por pocas cosas, tratando de mantenerse vivo: era una escoria mas de la sociedad, de esas que debian de erradicarse antes de que dejaran crias y,los matones que estaban allí, lo sabían.
Las manos de Franklin temblaban,la verdad era que sus captores no lo atacaban porque no querían, se estaban divirtiéndo con aquel hombre al cual habian bautizado mentalmente como el loco Flanl¡klin un rato.
-Vamos, Frank.-dijo el moreno quien aun permanecia en el suelo, utilizando una muy fibgida voz conciliadora.-baja esa arma, podemos llegar algun acuerdo.-pero Frank no entendia de razón,estaba demasiado asustado e ido para entenderla.
Comenzó a negar repetidas veces con su cabeza,poniendo ambas manos en la misma, tratando de deshacerse de esas voces y risas que se confudia en su cabeza.El maton seguía repitiendo ese “vamos,Frank,franklin”una y otra vez, y en una oportunidad tratò de levantarse,gesto que le hizo llevarse un disparo por el alocado hombre.
-¡Diablos,Dominc, atrapen a ese maldito!- maldecia el moreno, agarrándo su mano herida, presionando la misma mientras.
Los demás se armaron y comenzaron a apuntarle a Franklin, mientras este le apuntaba en la cabeza al gigante.
Pero unos brazos agiles salieron de entre las sombras, tomando a Franklin desprevenido, quitándole y tirando el arma del demente Franklin y tomándole y retorciéndole un brazo al mismo el cual hizo que este se fuera al suelo de costado y tirara un grito que se asemejaba a los chillidos de un puerco; eso provocò que en la boca del atacante se aflorara una media sonrisa, como si la victima le hubiera dado eso que èl había pedido y que no había puesto en palabras.
Desenvainando un cuchillo el cual era tan flaco y fino como un palo el cual incrustò rápidamente en el costado del demente Franklin tomándolo desprevenido, sin tiempo a reaccionar siquiera.
-Ya era hora de que entraras a la acción,Duque.-decia Dominic, el hombre que aparentaba ser el jefe de esa cuadrilla- impecable y desprevenido como siempre- admirando el cuerpo sin vida del demente Franklin.-Eres todo un artista-poniendose al lado y palmeando el hombro del Duque,aquel hombre que se había unido hace algunos años a la organizacion y quien se había destacado por aquella forma tan particular e impecable de matar.
-Sino entraba, iban a matarlos a todos-dijo El Duque con esa voz que denotaba una frialdad nata.
-Tampoco exageres,hombre- abriendo sus brazos,como quien hace la invitacion de un abrazo pero ambos sabia que esa no erala intencion.-Tan solo queríamos divertirnos un rato.
-Dicha diversión les iba a costar la vida…
-Tumba eso,hermano.-encaminandose hacia las aposentos, donde se escuchaban los gritos de Kristin a quien vieron dándole a la ventana, gritando y rogando por ayuda y tratando de abrirla.-Mujer estúpida-una media sonrisa. Tomò su pistola en mano.Kristin mirò hacia atrás y los vio, cosa que la puso a un mas nerviosa y la hicieron esconderse bajo las sabanas del conchon que habían ocupado tantas veces Franklin y ella y que queria que fungiera como una especie de barrera que la salvaría de la maldad de aquellos hombres.
Pero no lo hizo.
Dominic era un hombre que acertaba en todo lo que se proponía o hacia; jamas había fallado en sus tiros,y aquello no fue la excepción. La diferencia que había entre el Duque y èl era abismal: a èl le encantaba disparar y reírse de sus victimas, dejar rasgos de sangre y violarlos; encambio el Duque era alguien que no le gustaba usar un arma defuego y, menos, dejar suciedad ni sufrimiento cuando mataba:Lo de èl era rápido y certero.
-Pobre puta -logrò sacarle al menos un gesto que llegaba a la burla al Duque.-¡Vamonos!-dio la orden a todos.
El duque, samurái, artista, como diablos quisieran llamarle- la verdad era que le habían puesto tantos sobrenombres que a todos respondia por igual- se había quedado unos segundos mirando las sabanas que cubrían al cuerpo sin vida de la mujer,de donde brotaba sangre como si fuera un volcán deshaciéndose de un poco de lava, haciendo un gesto de repulsión a la manera tan repulsiva de morir de esa mujer.
-Oye Artista ¿No me digas que ahora te trae la necrofilia?-decia Dominic con toda la intención de molestar al Duque.
-Pues no te lo digo-Pasando por el lado de Dominic, tomando su capa,cubriendo sus hombros. Se retirò sin esperar respuesta alguna.
-Que hombre ni mas exasperante, aish-saliendo del cuartucho, sin molestarse en cerrar la puerta.
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Gracias por leer
CAPITULO 2
ACLARACION: Por motivo festivo de la mafia Terrytana estarè compartiendo solo dos capitulos de este fic, ya que no tuve el tiempo para terminarlo y no queria quedarme afuera de la celebracion
(CAPITULO 3 EN PROCESO)
DULCE CRIMEN
CAPITULO 1
CAPITULO 1
-¡Franklin, por favor, en el nombre de lo que mas quiera, buscale el maldito dinero ese!-gritaba la mujer con el miedo y la desesperación haciéndole estrago en cada parte del cuerpo, mientras el filo del cuchillo del hombre que la tenia prácticamente atada de manos con las propias recostada sobre su pecho cada vez mas se incrustaba en su cuello.
Muchas veces había experimentado el dolor de algunos castigos mas severo que el anterior; también había experimentado decenas de veces el maltrato de un hombre, pero es que una nunca se acostumbra a esos tipos de cosas por mas que estas sean cotidiana en su vida. La vida que Kristin había llevado, prácticamente,desde siempre y los vicios y mañas de la misma,la habían llevado a recibirlos.
La mujer, de piel canela y riso zambos, era alguien que había podido poseer una gran belleza sino fuera por la mala vida que esta se daba.
-Hagale caso a su señora, Fraklin.-decia el hombre sentado a horcajadas en una vieja silla de madera, mientras parecía abrazarla y tener su barbilla sobre el respaldo y lo miraba con un deje de burla, pero manteniendo un gesto duro de esos que posee un mantón.
Fraklin, quien estaba en el suelo boca bajo, soportando el peso de un pie de un hombre mas robusto que los que se encontraba en aquella gris y mugrienta habitación y que lo estaba aputando con una gran arma- perfecta para un hombre como aquel- y sufriendo las consecuencias de haberle robado a la persona equivocada una pequeña cantidad de dinero. Estaba arrepentido de ello, pero ya era demasiado tarde para mostrar arrepentimiento, ya que sabia que esos hombres no tendrían misericordia con èl, como no la tenia el Dios que todos alababan con sus seguidores.
-Pues…-dijo Dominic levantándose de su silla, arreglando innecesariamente su traje caro y mirando hacia abajo y moviendo instintivamente sus pies,cual bailarin de tac-le cortaremos los pezones-señalando a Kristin mientras daba la impresión de hablar consigo mismo.-Luego las piernas-el grito de desesperación de la mujer retumbò en aquel pequeño espacio, sabiéndose safar de alguna forma de las garras de su captor y diriegiendose hacia una parte donde estaba una mesita con un radio y varios artículos sospechosos los cuales dieron a parar al suelo gracias Kristin.
-Ahí-señalaba la pared mientras todos su cuerpo, inclusive su voz, temblaban -ahí esta lo que buscan-pero en ese mismo momento Franklin vio la oportunidad para golpear al enorme hombre que lo pisoteaba cuando todos,inclusibe el mismo, se vieron distraído por el movimiento que hizo Kristin,haciéndose con el arma del mismo.
-A ver malditos-una sonrisa mordas. Lambiéndose los resecos y agrietados labios, dejando ver sus espantoso dientes-¿Quién de ustedes será el primero?-Pero Kristin hizo otro movimiento estúpido y tirando otro grito se echò a la huida a las aposentos, ya que no tenia otro lugar hacia donde ir, llevándose una vez mas las miradas de los presentes.
La verdad es que Kristin estaba ciega por el miedo a morir, sin contar que estaba un poco desequilibrada por la cantidad de opio y alcohol ingerido. Emprendiò la huida tomándose de los cabellos,con las lagrimas y la sangre quemándole todo el cuerpo.
-Tiren las armas,malditos-decia Franklin con la voz temblándole. No estaba seguro del acto que había hecho para sobrevivir; tan solo sabia que esa tarde iba a morir, pero queria hacerlo para no morir como había vivido: como un cobarde resignado.
No había sido nunca un hombre agraciado por la belleza ni mucho menos por la constitución física de un atleta; era un hombre esquelético, siempre añoñado por la mala vida y los malos actos de la misma. Y como buen hijo que era, siempre había sido fiel a esta y le había hecho honor: drogandose, robando vida y dinero, siempre eran por pocas cosas, tratando de mantenerse vivo: era una escoria mas de la sociedad, de esas que debian de erradicarse antes de que dejaran crias y,los matones que estaban allí, lo sabían.
Las manos de Franklin temblaban,la verdad era que sus captores no lo atacaban porque no querían, se estaban divirtiéndo con aquel hombre al cual habian bautizado mentalmente como el loco Flanl¡klin un rato.
-Vamos, Frank.-dijo el moreno quien aun permanecia en el suelo, utilizando una muy fibgida voz conciliadora.-baja esa arma, podemos llegar algun acuerdo.-pero Frank no entendia de razón,estaba demasiado asustado e ido para entenderla.
Comenzó a negar repetidas veces con su cabeza,poniendo ambas manos en la misma, tratando de deshacerse de esas voces y risas que se confudia en su cabeza.El maton seguía repitiendo ese “vamos,Frank,franklin”una y otra vez, y en una oportunidad tratò de levantarse,gesto que le hizo llevarse un disparo por el alocado hombre.
-¡Diablos,Dominc, atrapen a ese maldito!- maldecia el moreno, agarrándo su mano herida, presionando la misma mientras.
Los demás se armaron y comenzaron a apuntarle a Franklin, mientras este le apuntaba en la cabeza al gigante.
Pero unos brazos agiles salieron de entre las sombras, tomando a Franklin desprevenido, quitándole y tirando el arma del demente Franklin y tomándole y retorciéndole un brazo al mismo el cual hizo que este se fuera al suelo de costado y tirara un grito que se asemejaba a los chillidos de un puerco; eso provocò que en la boca del atacante se aflorara una media sonrisa, como si la victima le hubiera dado eso que èl había pedido y que no había puesto en palabras.
Desenvainando un cuchillo el cual era tan flaco y fino como un palo el cual incrustò rápidamente en el costado del demente Franklin tomándolo desprevenido, sin tiempo a reaccionar siquiera.
-Ya era hora de que entraras a la acción,Duque.-decia Dominic, el hombre que aparentaba ser el jefe de esa cuadrilla- impecable y desprevenido como siempre- admirando el cuerpo sin vida del demente Franklin.-Eres todo un artista-poniendose al lado y palmeando el hombro del Duque,aquel hombre que se había unido hace algunos años a la organizacion y quien se había destacado por aquella forma tan particular e impecable de matar.
-Sino entraba, iban a matarlos a todos-dijo El Duque con esa voz que denotaba una frialdad nata.
-Tampoco exageres,hombre- abriendo sus brazos,como quien hace la invitacion de un abrazo pero ambos sabia que esa no erala intencion.-Tan solo queríamos divertirnos un rato.
-Dicha diversión les iba a costar la vida…
-Tumba eso,hermano.-encaminandose hacia las aposentos, donde se escuchaban los gritos de Kristin a quien vieron dándole a la ventana, gritando y rogando por ayuda y tratando de abrirla.-Mujer estúpida-una media sonrisa. Tomò su pistola en mano.Kristin mirò hacia atrás y los vio, cosa que la puso a un mas nerviosa y la hicieron esconderse bajo las sabanas del conchon que habían ocupado tantas veces Franklin y ella y que queria que fungiera como una especie de barrera que la salvaría de la maldad de aquellos hombres.
Pero no lo hizo.
Dominic era un hombre que acertaba en todo lo que se proponía o hacia; jamas había fallado en sus tiros,y aquello no fue la excepción. La diferencia que había entre el Duque y èl era abismal: a èl le encantaba disparar y reírse de sus victimas, dejar rasgos de sangre y violarlos; encambio el Duque era alguien que no le gustaba usar un arma defuego y, menos, dejar suciedad ni sufrimiento cuando mataba:Lo de èl era rápido y certero.
-Pobre puta -logrò sacarle al menos un gesto que llegaba a la burla al Duque.-¡Vamonos!-dio la orden a todos.
El duque, samurái, artista, como diablos quisieran llamarle- la verdad era que le habían puesto tantos sobrenombres que a todos respondia por igual- se había quedado unos segundos mirando las sabanas que cubrían al cuerpo sin vida de la mujer,de donde brotaba sangre como si fuera un volcán deshaciéndose de un poco de lava, haciendo un gesto de repulsión a la manera tan repulsiva de morir de esa mujer.
-Oye Artista ¿No me digas que ahora te trae la necrofilia?-decia Dominic con toda la intención de molestar al Duque.
-Pues no te lo digo-Pasando por el lado de Dominic, tomando su capa,cubriendo sus hombros. Se retirò sin esperar respuesta alguna.
-Que hombre ni mas exasperante, aish-saliendo del cuartucho, sin molestarse en cerrar la puerta.
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Gracias por leer
CAPITULO 2
Última edición por igzell el Miér Feb 21, 2018 6:24 pm, editado 1 vez