PRESENTACIÓN EN SOLITARIO DE ADRIANA 2019
Una vez más nos encontramos en el mes de abril y esto significa que estamos de vuelta en la Guerra Florida.
Por esa razón, los chicos habían estado un tanto nerviosos. Adriana actuaba muy rara últimamente, hasta se podría decir que ocultaba algo por las misteriosas llamadas que a escondidas estaba recibiendo últimamente.
Es más, un día antes de que comenzara el evento había desaparecido todo el día sin haber regresado sino hasta bien entrada la noche. Por esa razón, todos asumían que esa mañana del día primero, ella estuviera en la habitación durmiendo.
"¿Crees que siga durmiendo?" Le preguntó Archie a su hermano.
"Ni idea". Respondió el mayor de los Cornwell encogiéndose de hombros. "Desde ayer que no la veo. Tal vez Candy pueda decirnos algo, recuerda que ellas comparten la habitación".
En eso, Candy llegó en compañía de Clin y Pouppe. Archie de inmediato se puso de pie y fue a preguntarle.
"No sé, Archie. Esta mañana cuando me levanté ya no estaba ahí. Pensé que estaba trabajando en nuestra presentación, pero no la encontré por ningún lado. Yo apenas regreso de caminar con los chicos". Dijo ella mirando al par de mascotas en sus brazos.
"Eso sí que es extraño. De casualidad sabes si ya ha preparado algo para hoy. Recuerda que justo en unas horas comienza el evento en el Foro".
"Que yo sepa, no". Dijo ella meneando la cabeza.
En eso, de pronto se escuchó un gran barullo y volviéndose todos hacia la puerta, con sorpresa vieron la llegada de un conocido personaje con maletas en mano y por su puesto, lo hacía con sus eternas y acostumbradas quejas.
"Insisto, ¡este rancho está muy lejos! Y para colmo, otra vez me tocó en clase 'plebeyos'. Yo, un Leagan no puede seguir pasando por semejante humillación". Y diciendo esto, dejó caer las pesadas maletas.
Fue entonces que se dio cuenta de que los demás lo veían curiosos. "¿Qué les pasa? ¿Acaso no merezco tan siquiera una bienvenida después de sufrir así en semejante viaje?"
Sin embargo, otras voces se escucharon y parecía que se acercaban a la puerta. Ante el asombro de todos, dos figuras se aparecieron ahí y una resultó una verdadera sorpresa.
"¡Tía Abuela!" Dijeron todos al unísono.
Se trataba de la mismísima Tía que llegaba en compañía de Adriana y Albert.
"¡Hola, niños! Me alegra de verlos". Dijo la anciana sonriente mientras se acercó a ellos, tomando asiento en el sofá que le cedió Stear. "Aunque uno viaje en Primera Clase, en verdad que esto es muy cansado".
"Pues no se queje, Tía. Por suerte no viajó en 'clase sardina' si no..."
La Tía solamente carraspeó sabiendo que Neal tenía razón. Luego sacó su fino abanico de plumas y comenzó a mirar curiosa el departamento.
"Lindo lugar, pero creo que necesitará unos arreglos. Por suerte estaré aquí por unos días para..."
"¿Se quedará con nosotros?" Una voz con cierto pánico la interrumpió y ella se volvió a mirarlo. "No es que no sea bienvenida, pero es que creo que ya estamos un poco llenos aquí, ¿no cree, Tía?"
"Sra. Elroy". Aclaró. "Me imagino que tú debes ser Terriuce. He escuchado mucho sobre ti".
"Ah, ¿sí?" Le respondió con una sarcástica sonrisa y cruzando los brazos como siempre acostumbraba. "Pues puede llamarme Terry, señora... y espero que todo los rumores sean buenos. Claro que si vienen del elegante o del quejumbroso, le pido que no les haga caso".
"¡Oye!" Archie reclamó.
"¿A quién le dices quejumbroso?" Neal de inmediato se puso a la defensiva.
"Si saben a quién me refiero, ¿para qué hacerse los desentendidos?" Preguntó soltando una gran carcajada.
La Tía simplemente carraspeó para que los chicos no se enfrascaran en una discusión. Se sentía cansada y lo último que deseaba era ponerse a sermonear. Entonces, mirando a Terry por unos momentos, optó por ignorarlo por completo para luego dirigirse a Albert.
"Hijo, estoy cansada. ¿Puedes decirme cuál es mi habitación?"
Todos tragaron en seco. ¿Acaso eso quería decir que la Tía se quedaría con ellos?
"Tía, ¿no cree que estará más cómoda en un hotel?" Preguntó Stear nervioso ante la idea de tener a la Tía Abuela en el departamento con ellos.
"Por supuesto, pero yo quiero estar con ustedes. Los extraño mucho a todos y además, estoy aquí para supervisarlos. Al parecer el año pasado algunos de ustedes no estuvieron de acuerdo con mis decisiones acerca de nuestras participaciones en el Foro Rosa y bueno, quién mejor que yo misma para guiarlos todo el mes y que nuestros aportes sean todo un éxito".
De inmediato, todos se volvieron a mirar a Adriana. "¡No me vean a mí! Se los expliqué bien el año pasado, el 'Alto Mando'... quiero decir la Tía, es la que está en control de todo. Pero ya ven, como ciertas personitas aquí se la pasan quejando y cuestionándolo todo, pues bien, fue precisamente eso lo que hizo que la Tía decidiera venir".
De inmediato, todos se volvieron a mirar a Terry y por cierto, más de uno no lo miró con buenos ojos. El aludido, no tardó en defenderse.
"¿Pero qué les pasa? Yo no fui el único que se quejó hace un año".
Poniendo los ojos en blanco, Adriana no hizo caso y solamente se dirigió hasta la puerta de su habitación para invitar a que la Tía fuera ahí a descansar.
"Esta será su habitación, Tía". Dijo ella ante la mirada atónita de Candy.
"Pero..." La rubia supo que tenía que hacer algo, sino ella terminaría compartiendo la habitación nada más y nada menos que con ¡la Tía!
"¿Tienes alguna objeción, Candice?" Preguntó la anciana sería.
"No, bueno... yo... pues, lo que quería decir es que no es justo que usted sacrifique un lujoso hotel por nosotros. Por esa razón, pienso que usted debería tener la habitación para usted sola".
La Tía, sonrió satisfecha. "Me alegra saber que pienses así. Muchas gracias".
Y sin decir nada más, la Tía se dirigió a la habitación cerrando la puerta tras de sí, dejando a todos atónitos.
Sin embargo, el silencio que esto produjo fue interrumpido por Neal.
"Bueno, ya que estamos en la hora de la complacencia con las visitas, ¿adónde voy a dormir yo? También estoy cansado y quisiera..."
Ni siquiera pudo terminar, ya que Albert se acercó a él y poniendo una mano sobre su hombro, le dejo saber lo que pasaría.
"Sé que estás cansado, pero antes necesitamos reorganizarnos aquí". Así que dando un suspiro, tomó cartas en el asunto. "Archie, tú vendrás con Anthony y conmigo. Terry, las chicas irán a la tuya y tú te mudarás con Neal y Stear".
Totalmente perplejo, a Neal le tomó unos minutos asimilar lo que estaba por suceder. Luego, cuando le 'cayó el veinte', de inmediato protestó.
"¿Huh? ¿A qué te refieres con que Terry compartirá habitación conmigo? Stear es una cosa, pero este 'aristócrata' como lo llama Archie, es otra cosa".
"Pues ni creas que yo estoy muy contento. Es más, me rehuso a hacerlo". Respondió Terry cruzándose de brazos y muy serio.
Albert simplemente dejó escapar el suspiro más largo de toda su vida. En verdad que lidiar con todos ellos juntos y ahora con la Tía, en verdad que sería un reto, aún para su paciencia. Entre la testarudez de Terry y los caprichos de Neal, en verdad que es todo un reto. Pero había que hacer algo y rápido, las chicas no tenían dónde dormir.
"Bueno, con todo lo que está pasando no nos queda de otra. Les recuerdo que como caballeros que somos, es nuestro deber cuidar de las chicas. ¿O acaso esperan que ellas duerman acampando aquí en la sala?"
"Pues no es mala idea". Comentó Terry con una sonrisa de lado.
"¡Terry!" Le reclamó Adriana.
"Pues por mi parte, que lo hagan. Es más, yo me voy a dormir, estoy muy cansado". Agregó Neal y sin más, tomando sus maletas se dirigió hasta la habitación que había compartido con Stear y Archie el año pasado.
Sólo que esta vez, las cosas habían cambiado y se quedó mirando al interior desde la puerta, totalmente asombrado. Y es que Misifús, el gatito que había sido su pesadilla antes, dormía plácidamente en la cama que era la suya.
"Pero, ¿qué hace esto aquí?"
Archie sonriendo, supo que la presencia del minino los ayudaría con Neal.
"Misifús nuestro Gatito está de visita. Lo traje conmigo del Café, ya que Suno estaba haciendo unas remodelaciones. Pero por nosotros, no te preocupes. Mientras me lo llevó de vuelta al Foro Rosa, podrás 'acampar' con las chicas".
Neal se pasó la mano por la cara, no creyendo su mala suerte. Y sintiendo una mano sobre su hombro, se volvió a mirar a Albert que se había acercado hasta él.
"Si quieres, puedes dormir en mi cama y ya más descansado, hablaremos en la noche. ¿Te parece?"
Así que sin decir nada más, el señorito solamente meneó la cabeza como negándolo todo y se fue a dormir.
Una vez que los recién llegados estaban descansando, Adriana se dirigió hasta la computadora y después de teclear algo, comentó emocionada.
"¡Ya está!"
"¿Se puede saber qué es lo que estás tramando?" Le preguntó Terry al tiempo se que acercaba.
"¿Yo? Nada. Simplemente he publicado nuestra presentación. ¿Crees que con tanto barullo se me iba a olvidar? Por supuesto que no. Especialmente, no con la Tía por acá". Comentó sonriendo ante el asombro de todos.
Y de esta manera comenzó la aventura de este año.
¡Hola a todos! Me alegra estar de vuelta y no saben lo mucho que ansiaba el estar en contacto con ustedes después de un largo año. Estoy ansiosa de ver todos sus aportes.
Como ven, la situación acá se va a poner interesante con la llegada del 'Alto Mando' y bueno, como queremos mucho a la Tía, por supuesto que es bienvenida.
Desafortunadamente, este año vengo con el tiempo limitado y serán pocos mis aportes. Aún así, están hechos con muchísimo cariño y espero que me acompañen en las nuevas aventuras que les compartiré con celdas nuevas.
Así que sin más, ¡bienvenidas a todas y estamos en contacto!
Abrazos
Adriana
Una vez más nos encontramos en el mes de abril y esto significa que estamos de vuelta en la Guerra Florida.
Por esa razón, los chicos habían estado un tanto nerviosos. Adriana actuaba muy rara últimamente, hasta se podría decir que ocultaba algo por las misteriosas llamadas que a escondidas estaba recibiendo últimamente.
Es más, un día antes de que comenzara el evento había desaparecido todo el día sin haber regresado sino hasta bien entrada la noche. Por esa razón, todos asumían que esa mañana del día primero, ella estuviera en la habitación durmiendo.
"¿Crees que siga durmiendo?" Le preguntó Archie a su hermano.
"Ni idea". Respondió el mayor de los Cornwell encogiéndose de hombros. "Desde ayer que no la veo. Tal vez Candy pueda decirnos algo, recuerda que ellas comparten la habitación".
En eso, Candy llegó en compañía de Clin y Pouppe. Archie de inmediato se puso de pie y fue a preguntarle.
"No sé, Archie. Esta mañana cuando me levanté ya no estaba ahí. Pensé que estaba trabajando en nuestra presentación, pero no la encontré por ningún lado. Yo apenas regreso de caminar con los chicos". Dijo ella mirando al par de mascotas en sus brazos.
"Eso sí que es extraño. De casualidad sabes si ya ha preparado algo para hoy. Recuerda que justo en unas horas comienza el evento en el Foro".
"Que yo sepa, no". Dijo ella meneando la cabeza.
En eso, de pronto se escuchó un gran barullo y volviéndose todos hacia la puerta, con sorpresa vieron la llegada de un conocido personaje con maletas en mano y por su puesto, lo hacía con sus eternas y acostumbradas quejas.
"Insisto, ¡este rancho está muy lejos! Y para colmo, otra vez me tocó en clase 'plebeyos'. Yo, un Leagan no puede seguir pasando por semejante humillación". Y diciendo esto, dejó caer las pesadas maletas.
Fue entonces que se dio cuenta de que los demás lo veían curiosos. "¿Qué les pasa? ¿Acaso no merezco tan siquiera una bienvenida después de sufrir así en semejante viaje?"
Sin embargo, otras voces se escucharon y parecía que se acercaban a la puerta. Ante el asombro de todos, dos figuras se aparecieron ahí y una resultó una verdadera sorpresa.
"¡Tía Abuela!" Dijeron todos al unísono.
Se trataba de la mismísima Tía que llegaba en compañía de Adriana y Albert.
"¡Hola, niños! Me alegra de verlos". Dijo la anciana sonriente mientras se acercó a ellos, tomando asiento en el sofá que le cedió Stear. "Aunque uno viaje en Primera Clase, en verdad que esto es muy cansado".
"Pues no se queje, Tía. Por suerte no viajó en 'clase sardina' si no..."
La Tía solamente carraspeó sabiendo que Neal tenía razón. Luego sacó su fino abanico de plumas y comenzó a mirar curiosa el departamento.
"Lindo lugar, pero creo que necesitará unos arreglos. Por suerte estaré aquí por unos días para..."
"¿Se quedará con nosotros?" Una voz con cierto pánico la interrumpió y ella se volvió a mirarlo. "No es que no sea bienvenida, pero es que creo que ya estamos un poco llenos aquí, ¿no cree, Tía?"
"Sra. Elroy". Aclaró. "Me imagino que tú debes ser Terriuce. He escuchado mucho sobre ti".
"Ah, ¿sí?" Le respondió con una sarcástica sonrisa y cruzando los brazos como siempre acostumbraba. "Pues puede llamarme Terry, señora... y espero que todo los rumores sean buenos. Claro que si vienen del elegante o del quejumbroso, le pido que no les haga caso".
"¡Oye!" Archie reclamó.
"¿A quién le dices quejumbroso?" Neal de inmediato se puso a la defensiva.
"Si saben a quién me refiero, ¿para qué hacerse los desentendidos?" Preguntó soltando una gran carcajada.
La Tía simplemente carraspeó para que los chicos no se enfrascaran en una discusión. Se sentía cansada y lo último que deseaba era ponerse a sermonear. Entonces, mirando a Terry por unos momentos, optó por ignorarlo por completo para luego dirigirse a Albert.
"Hijo, estoy cansada. ¿Puedes decirme cuál es mi habitación?"
Todos tragaron en seco. ¿Acaso eso quería decir que la Tía se quedaría con ellos?
"Tía, ¿no cree que estará más cómoda en un hotel?" Preguntó Stear nervioso ante la idea de tener a la Tía Abuela en el departamento con ellos.
"Por supuesto, pero yo quiero estar con ustedes. Los extraño mucho a todos y además, estoy aquí para supervisarlos. Al parecer el año pasado algunos de ustedes no estuvieron de acuerdo con mis decisiones acerca de nuestras participaciones en el Foro Rosa y bueno, quién mejor que yo misma para guiarlos todo el mes y que nuestros aportes sean todo un éxito".
De inmediato, todos se volvieron a mirar a Adriana. "¡No me vean a mí! Se los expliqué bien el año pasado, el 'Alto Mando'... quiero decir la Tía, es la que está en control de todo. Pero ya ven, como ciertas personitas aquí se la pasan quejando y cuestionándolo todo, pues bien, fue precisamente eso lo que hizo que la Tía decidiera venir".
De inmediato, todos se volvieron a mirar a Terry y por cierto, más de uno no lo miró con buenos ojos. El aludido, no tardó en defenderse.
"¿Pero qué les pasa? Yo no fui el único que se quejó hace un año".
Poniendo los ojos en blanco, Adriana no hizo caso y solamente se dirigió hasta la puerta de su habitación para invitar a que la Tía fuera ahí a descansar.
"Esta será su habitación, Tía". Dijo ella ante la mirada atónita de Candy.
"Pero..." La rubia supo que tenía que hacer algo, sino ella terminaría compartiendo la habitación nada más y nada menos que con ¡la Tía!
"¿Tienes alguna objeción, Candice?" Preguntó la anciana sería.
"No, bueno... yo... pues, lo que quería decir es que no es justo que usted sacrifique un lujoso hotel por nosotros. Por esa razón, pienso que usted debería tener la habitación para usted sola".
La Tía, sonrió satisfecha. "Me alegra saber que pienses así. Muchas gracias".
Y sin decir nada más, la Tía se dirigió a la habitación cerrando la puerta tras de sí, dejando a todos atónitos.
Sin embargo, el silencio que esto produjo fue interrumpido por Neal.
"Bueno, ya que estamos en la hora de la complacencia con las visitas, ¿adónde voy a dormir yo? También estoy cansado y quisiera..."
Ni siquiera pudo terminar, ya que Albert se acercó a él y poniendo una mano sobre su hombro, le dejo saber lo que pasaría.
"Sé que estás cansado, pero antes necesitamos reorganizarnos aquí". Así que dando un suspiro, tomó cartas en el asunto. "Archie, tú vendrás con Anthony y conmigo. Terry, las chicas irán a la tuya y tú te mudarás con Neal y Stear".
Totalmente perplejo, a Neal le tomó unos minutos asimilar lo que estaba por suceder. Luego, cuando le 'cayó el veinte', de inmediato protestó.
"¿Huh? ¿A qué te refieres con que Terry compartirá habitación conmigo? Stear es una cosa, pero este 'aristócrata' como lo llama Archie, es otra cosa".
"Pues ni creas que yo estoy muy contento. Es más, me rehuso a hacerlo". Respondió Terry cruzándose de brazos y muy serio.
Albert simplemente dejó escapar el suspiro más largo de toda su vida. En verdad que lidiar con todos ellos juntos y ahora con la Tía, en verdad que sería un reto, aún para su paciencia. Entre la testarudez de Terry y los caprichos de Neal, en verdad que es todo un reto. Pero había que hacer algo y rápido, las chicas no tenían dónde dormir.
"Bueno, con todo lo que está pasando no nos queda de otra. Les recuerdo que como caballeros que somos, es nuestro deber cuidar de las chicas. ¿O acaso esperan que ellas duerman acampando aquí en la sala?"
"Pues no es mala idea". Comentó Terry con una sonrisa de lado.
"¡Terry!" Le reclamó Adriana.
"Pues por mi parte, que lo hagan. Es más, yo me voy a dormir, estoy muy cansado". Agregó Neal y sin más, tomando sus maletas se dirigió hasta la habitación que había compartido con Stear y Archie el año pasado.
Sólo que esta vez, las cosas habían cambiado y se quedó mirando al interior desde la puerta, totalmente asombrado. Y es que Misifús, el gatito que había sido su pesadilla antes, dormía plácidamente en la cama que era la suya.
"Pero, ¿qué hace esto aquí?"
Archie sonriendo, supo que la presencia del minino los ayudaría con Neal.
"Misifús nuestro Gatito está de visita. Lo traje conmigo del Café, ya que Suno estaba haciendo unas remodelaciones. Pero por nosotros, no te preocupes. Mientras me lo llevó de vuelta al Foro Rosa, podrás 'acampar' con las chicas".
Neal se pasó la mano por la cara, no creyendo su mala suerte. Y sintiendo una mano sobre su hombro, se volvió a mirar a Albert que se había acercado hasta él.
"Si quieres, puedes dormir en mi cama y ya más descansado, hablaremos en la noche. ¿Te parece?"
Así que sin decir nada más, el señorito solamente meneó la cabeza como negándolo todo y se fue a dormir.
Una vez que los recién llegados estaban descansando, Adriana se dirigió hasta la computadora y después de teclear algo, comentó emocionada.
"¡Ya está!"
"¿Se puede saber qué es lo que estás tramando?" Le preguntó Terry al tiempo se que acercaba.
"¿Yo? Nada. Simplemente he publicado nuestra presentación. ¿Crees que con tanto barullo se me iba a olvidar? Por supuesto que no. Especialmente, no con la Tía por acá". Comentó sonriendo ante el asombro de todos.
Y de esta manera comenzó la aventura de este año.
¡Hola a todos! Me alegra estar de vuelta y no saben lo mucho que ansiaba el estar en contacto con ustedes después de un largo año. Estoy ansiosa de ver todos sus aportes.
Como ven, la situación acá se va a poner interesante con la llegada del 'Alto Mando' y bueno, como queremos mucho a la Tía, por supuesto que es bienvenida.
Desafortunadamente, este año vengo con el tiempo limitado y serán pocos mis aportes. Aún así, están hechos con muchísimo cariño y espero que me acompañen en las nuevas aventuras que les compartiré con celdas nuevas.
Así que sin más, ¡bienvenidas a todas y estamos en contacto!
Abrazos
Adriana