Un día especial.
Sound-fic basado en la canción Jueves de la oreja de van Gogh.
(Sonido del despertador)
-¡No puede ser! ¡Otra vez no!
(Una joven rubia grita desde su habitación)
-Mamá, ¿Por qué no me despertaste?
-Candy, te hable hace una hora, no es mi culpa que seas tan dormilona ¿creo que tienes un serio problema?
(Para esos instantes la muchacha salta de su cama y entra a la ducha a asearse lo más rápido posible).
-Una vez más llegare tarde a la universidad, todos los días es lo mismo con migo, los profesores ya no me dejaran entrar a sus clases ¿Qué va a ser de mi futuro? ¡Voy a llegar tarde hasta el día de mi boda!
(Una vez lista, sale corriendo de su habitación, baja las escaleras con paso firme esperando no rodar por ellas).
-Candy… ¿no vas a desayunar? (grita la madre de la chica de ojos verdes)
-¡No! Ya es muy tarde, una falta más y reprobare el semestre.
Todas las mañanas tengo que correr a la estación de tren. Hace varias semanas que conocí a un guapo joven, tiene los ojos más hermosos que haya visto, me podría perder en ese azul profundo y su sonrisa, dios mío, su sonrisa me vuelve loca. Si fuera más guapa y un poco más lista, si fuera especial, si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte ¿Quién eres?
Sé que te gusto, me lo dices con la mirada, Te sientas frente a mí todos los días y no te imaginas que con tal de que notes mi presencia, uso mi falda más bonita. Te observo minuciosamente cuando de pronto, te veo lanzar un bostezo al cristal y se inundan mis pupilas.
De pronto me miras, te miro y suspiras, yo cierro los ojos y tú apartas la vista, apenas puedo respirar, me hago pequeñita y mi cuerpo comienza a temblar sin control. Así pasan los días de lunes a viernes, de estación en estación, siempre de frente tú y yo en completo silencio.
No sé qué sucede, hoy es un día especial. A pesar de que sé que estarás aquí, a mi lado, acompañándome hasta llegar a mi destino, el corazón me comienza a latir acelerado. Falta poco para separarnos, llegare en tres estaciones más y tú sigues adelante. De pronto algo sucede, despiertan mis labios tartamudeando, dios mío, no lo puedo creer ¡me quiero morir! Seguramente pensaras:
“Que chica más tonta”
De pronto, lo impensable.Te acercas a mí, mi cuerpo comienza a temblar y el tiempo se detiene, la taquicardia ha comenzado, tengo miedo que los latidos de mi corazón se escuchen en el vagón contiguo, las manos me tiemblan pero aun así las tomas entre las tuyas y me dices en un tono alegre y dulce:
“Yo no te conozco y ya te echaba de menos, cada mañana rechazo el directo y elijo este tren”.
Ya no puedo más ¡creo que he olvidado respirar! ¡No sé donde estoy!
¿Qué me sucede? Mi mente parece una hoja en blanco, de pronto él me regala una sonrisa de medio lado ¡cuán apuesto es! Pasaría toda la vida contemplándolo.
“Ya estamos llegando”
Me dice el chico castaño que tengo frente a mí sacándome de mis ensoñaciones, de ahora en adelante, literal, mi vida ha cambiado. En el último recorrido me tomas la mano para entrar al túnel que se encuentra en completa obscuridad.
No sé qué ha pasado, algo detuvo el tren. Siento tu cuerpo caliente y el mio poco a poco frío, te encuentro la cara gracias a mis manos, me vuelvo valiente y te beso en los labios, lagrimas amargas recorren mi rostro al escucharte decir:
“Te quiero”
Y yo te regalo el último soplo de mi corazón.
(Sonido del despertador)
-¡No puede ser! ¡Otra vez no!
(Una joven rubia grita desde su habitación)
-Mamá, ¿Por qué no me despertaste?
-Candy, te hable hace una hora, no es mi culpa que seas tan dormilona ¿creo que tienes un serio problema?
(Para esos instantes la muchacha salta de su cama y entra a la ducha a asearse lo más rápido posible).
-Una vez más llegare tarde a la universidad, todos los días es lo mismo con migo, los profesores ya no me dejaran entrar a sus clases ¿Qué va a ser de mi futuro? ¡Voy a llegar tarde hasta el día de mi boda!
(Una vez lista, sale corriendo de su habitación, baja las escaleras con paso firme esperando no rodar por ellas).
-Candy… ¿no vas a desayunar? (grita la madre de la chica de ojos verdes)
-¡No! Ya es muy tarde, una falta más y reprobare el semestre.
Todas las mañanas tengo que correr a la estación de tren. Hace varias semanas que conocí a un guapo joven, tiene los ojos más hermosos que haya visto, me podría perder en ese azul profundo y su sonrisa, dios mío, su sonrisa me vuelve loca. Si fuera más guapa y un poco más lista, si fuera especial, si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte ¿Quién eres?
Sé que te gusto, me lo dices con la mirada, Te sientas frente a mí todos los días y no te imaginas que con tal de que notes mi presencia, uso mi falda más bonita. Te observo minuciosamente cuando de pronto, te veo lanzar un bostezo al cristal y se inundan mis pupilas.
De pronto me miras, te miro y suspiras, yo cierro los ojos y tú apartas la vista, apenas puedo respirar, me hago pequeñita y mi cuerpo comienza a temblar sin control. Así pasan los días de lunes a viernes, de estación en estación, siempre de frente tú y yo en completo silencio.
No sé qué sucede, hoy es un día especial. A pesar de que sé que estarás aquí, a mi lado, acompañándome hasta llegar a mi destino, el corazón me comienza a latir acelerado. Falta poco para separarnos, llegare en tres estaciones más y tú sigues adelante. De pronto algo sucede, despiertan mis labios tartamudeando, dios mío, no lo puedo creer ¡me quiero morir! Seguramente pensaras:
“Que chica más tonta”
De pronto, lo impensable.Te acercas a mí, mi cuerpo comienza a temblar y el tiempo se detiene, la taquicardia ha comenzado, tengo miedo que los latidos de mi corazón se escuchen en el vagón contiguo, las manos me tiemblan pero aun así las tomas entre las tuyas y me dices en un tono alegre y dulce:
“Yo no te conozco y ya te echaba de menos, cada mañana rechazo el directo y elijo este tren”.
Ya no puedo más ¡creo que he olvidado respirar! ¡No sé donde estoy!
¿Qué me sucede? Mi mente parece una hoja en blanco, de pronto él me regala una sonrisa de medio lado ¡cuán apuesto es! Pasaría toda la vida contemplándolo.
“Ya estamos llegando”
Me dice el chico castaño que tengo frente a mí sacándome de mis ensoñaciones, de ahora en adelante, literal, mi vida ha cambiado. En el último recorrido me tomas la mano para entrar al túnel que se encuentra en completa obscuridad.
No sé qué ha pasado, algo detuvo el tren. Siento tu cuerpo caliente y el mio poco a poco frío, te encuentro la cara gracias a mis manos, me vuelvo valiente y te beso en los labios, lagrimas amargas recorren mi rostro al escucharte decir:
“Te quiero”
Y yo te regalo el último soplo de mi corazón.