Promesa
By: Lita Kino Wellington Borman Black
Capítulo Uno
By: Lita Kino Wellington Borman Black
Capítulo Uno
Candy decidió tomar unas vacaciones en el Hogar de Pony, para salir de su rutina diaria del Hospital Central de Cleveland.
Tenía dos años en aquel hospital por recomendaciones de la Dra. Kelly, aunque sintió nostalgia dejar la clínica feliz del Dr. Martín, debía continuar con su vocación.
Por cuenta propia se fue alejando de las fiestas fastuosas de su familia adoptiva, la amistad de Albert, Archie, Annie y Patty no cambió en lo absoluto seguían frecuentándose muy a menudo.
Aunque todo cambio una mañana de sus vacaciones al ayudar a la Señorita Pony con unos objetos que tenía en su armario.
Candy, me pasas una caja que se encuentra a tu izquierda.
Sí, enseguida.
La joven vislumbró una caja de madera, al momento de tomarla, detrás de esta se encontraba una pelota. La pelota rodó golpeando la cara de Candy, provocando que perdiera el equilibrio y cayera bruscamente con la caja que la Srita. Pony le pidió.
Te encuentra bien hija.
Si aunque el golpe me durara cuando mucho tres días.
¡Válgame el cielo! Que tenemos aquí – expresó la Srita. Pony la cual no era muy común en ella.
¿A qué se refiere? – con síntoma de duda pregunto la joven.
Me refiero a esta pelota, pensé que la había perdido.
Y de ¿Quién es?.
Es tuya hija.
Mía.
Sí, lo que sucede, cuando tenías alrededor de dos años fuimos al pueblo a comprar algunos víveres por un descuido mío, te desapareciste pregunte si alguien te había visto, hasta que te encontré en un parque con un pequeño niño mayor que tú y su mamá.
Mientras jugaba con aquel niño, platique un rato con su mamá, ella se sentía muy triste porque pronto vendría a visitarla el padre del pequeño y tenía un mal presentimiento. Le pedí que no se deprimiera y que fuera fuerte a lo que viniera. Al poco tiempo decidimos que era conveniente retirarnos, pero tu te encontrabas aferrada a no dejar al niño. Esta pelota te la dio él y tu por agradecimiento le diste un beso en la mejilla.
El también se veía triste, su mamá al verlo le dijo: “prometo traerte a este parque y puedan jugar”, el pequeño brincó de alegría, tomo tus manos y así sellaron su promesa.
Y lo volví a ver.
No, hija pasaron los días y al regresar al pueblo, nadie podía darnos razón de ellos, aunque tengo la corazonada, que no tardarás en volver a encontrarlo aquel niño debe ser un joven de unos veinte años aproximadamente.
Usted lo cree Señorita Pony.
Estoy segura, de que lo volverás a ver– mientras recoge la pelota – toma creo que debes quedarte con ella es tuya.
Gracias.
En ese momento entro la Hermana María.
Candy, me harías un favor, puedes ir al pueblo y comprar la despensa del mes por favor.
Claro hermana – recibió una lista con las cosas que debía comprar.
Candy se fue por el patio trasero del hogar para llevarse la carreta y poder ir al pueblo.
Veo que nuestra Candy ha cambiado mucho en todo este tiempo Srita. Pony.
Tiene razón hermana, aunque trate de mostrar alegría su corazón aún esta triste, solo ella puede darle solución.
Señorita Pony, Hermana María la busca una señora muy bonita y elegante.
De quien se tratara, gracias Jenny.
Ambas mujeres se encontraban intrigadas por la visita, caminaron hacia el área donde hay un pequeño recibidor.
Buenas Tardes, en que puedo ayudarle señora.
Creo que ha pasado el tiempo – la dama misteriosa se quitó el sombrero y el velo que llevaba puesto dejando su rostro al descubierto.
¡Qué agradable sorpresa! Después de todo este tiempo.
No me fue difícil encontrarla, todos en el pueblo la conocen, me gustaría pedirle un favor una vez más si esto no le incomoda y aunque sea un poco tarde le doy las gracias por haberme ayudado al no decaer a un abismo de depresión.
La escucho.
En el pueblo Candy se encontraba comprando los víveres de la lista, al salir de una de las tiendas llevaba demasiados paquetes y no podía ver la acera tarde fue que tropezó con un transeúnte, las compras quedaron esparcidas por el lugar.
Disculpe mi atolondramiento, fue un descuido de mi parte.
No fue culpa mía señorita permítame ayudarla.
Ambos levantaron el rostro y cual fue su sorpresa.
Terry, tu aquí.
Candy no puedes ser tú.
El tiempo se detuvo en aquel instante sus miradas aún se encontraban aturdidas por aquel encuentro inesperado “El mundo es tan pequeño y el encuentro tan grande como el universo”, aunque todo tiene una razón de ser.
Permíteme ayudarte, con esto son demasiadas cosas para ti.
Gracias, pero insisto fue un descuido de mi parte.
No objetes nada pecosas y déjame ayudarte.
Creo que nunca cambiaras.
¿A qué te refieres?
Siempre me llamaras Pecosa.
Si no te parece te llamaré Tarzán Pecosa si así lo deseas.
No mejor lo dejamos como Pecosa.
Terry ayudó lo más pronto posible a Candy a recoger los paquetes, la acompaño hacia la carreta.
Bueno, creo que es momento de despedirnos – Candy subió a la carreta.
Te puedo acompañar, me gustaría platicar contigo por un rato, si te parece.
El joven esperaba la negativa de ella, pero fue todo lo contrario.
Si sube.
Debo estar soñando, no me gustaría despertar y estar así con ella – se dijo Terry mientras tomaba las riendas de los caballos.
Y en el Hogar de Pony.
Espero su asistencia a la función de mañana, desde ahora yo seré uno de sus benefactores, gracias por haberme escuchado.
El gusto fue mío Sra. Baker.
Desde que Terry y Candy subieron a la carreta, no platicaron nada, ambos se encontraban sumamente nerviosos para hablar. Llegaron a una desviación con dirección al hogar.
Candy – Terry fue el primero en hablar.
Dime – respondió ella, sin mirarlos a los ojos.
Es verdad que te casaste con Neal.
¿Quién te dijo semejante mentira?
Lo leí en los periódicos y bueno solo quería averiguarlo preguntándote a ti.
No, solo fue una trampa que formularon los Leegan y la Tía Abuela Elroy.
Vaya – Terry suspiro de alivio.
Y como esta Susana.
Ella esta bien – las palabras le salieron como un susurro, no quería que la magia del momento se rompiera, aunque esta se vino a bajo al nombrar el nombre indeseado.
Yo creo que hasta aquí, me acompañas, estamos algo retirado del pueblo y no te recomiendo los caminos en la noche – Candy trato de tomar las riendas de la carreta pero Terry tomo sus manos, robándole un beso como lo hizo hace tiempo.
No lo vuelvas hacer – respondió ella con un bofetón tal como lo hizo en Escocia.
Y reprimir más el amor que siento por ti, negar que te amo y que mi existencia no tenga ningún sentido.
Debes pensar en ella.
Deber, deber, es la única palabra que tu conoces – gritándole de frente.
. . . . . . . . – Candy no contestaba, ella deseaba sincerarse con él, pero pensaba en Susana.
No vas a responder Candy.
De nueva cuenta Terry beso a Candy, tomando ambas manos para evitar otra bofetada, pero para su gran sorpresa, ella no hizo ninguna conjetura al contrario se dejo llevar por el momento y sus manos se colocaron en el cuello del joven y él por su parte la atrajo hacia él tomándola por la cintura. Al cabo de unos minutos, los besos fueron interrumpidos por ambos enamorados.
Creo que no debo negar lo que siento por ti, Te amo, Te amo y no me importa quien lo escuche.
Candy – Terry la abrazo contra su pecho.
Es mejor que te vayas, ya es algo tarde.
Solo algo más.
Dime.
Te espero mañana en el parque del pueblo, me gustaría platicar contigo sobre nuestro futuro.
Yo . . . . . – dudando si ir o no ir a la cita – claro que te parece a las 10:00 a.m.
Me parece bien.
Terry bajo de la carreta y espero que Candy se alejará un poco para hacer él lo mismo, para su bueno suerte un granjero iba al pueblo y le ahorro la larga caminata.
Una felicidad exorbitante inundaba cada membrana de nuestra amiga, podía negarse una vez más la felicidad lo que por derecho le corresponde “ el amor de Terry “, no, en esta ocasión debía conservarlo si es necesario hablar con Susana y hacerla comprender que el amor nace por cuenta propia, no por lástima.
Candy, me tenías muy preocupada donde te habías metido.
Bueno hermana María, me encontré a un viejo conocido y . . .
No te preocupes, mejor deja los paquetes en la cocina y vas con la señorita Pony quiere hablar contigo.
Al cabo de un rato.
Si adelante.
Permiso, me dijo la hermana María que me buscaba.
Si Candy, siéntate – tomando asiento enfrente de ella.
Candy me puedes acompañar al pueblo el día de mañana esto sería en la noche es una función de teatro.
Una función de teatro – Candy se extraño por tal petición.
Lo que sucede que esta función será de beneficencia y quiero que conozca a una vieja amiga mía.
Si no hay problema iré con usted, además yo iré un poco más temprano tengo una cita.
Se puede saber con quien – riendo con complicidad.
Bueno, yo este, no, bueno
Esta bien guarda tu secreto.
Gracias.
Terry se encontraba en el parque desesperando, esperando la llegada de Candy, pasaban de las 11:15 a.m. y de ella nada un sin fin de ideas vinieron a su mente, aunque se desvanecieron al sentir unas manos que cubrían sus ojos.
Disculpa la tardanza.
Creía que ya no vendrías.
No tuve que ayudar a la hermana María con uno de los niños del hogar, se cayó de un árbol, no fue nada grave.
Creo que no ha sido buena maestra Tarzán Pecosa.
Terry sabes que no me gusta que me digas así.
Solo hay una forma para no llamarte así.
Dime ¿Cuál?.
Que me des un beso
Ahora.
Sí.
Sin pensarlo lo más Candy se acercó y toco sus labios.
Sólo eso – desilusionado.
Si, solo ese beso – divirtiéndose con la cara de frustración de Terry – ahora dime que haces aquí.
La compañía donde esta asociada mi madre van a presentar por una temporada la obra teatral “Oliver Twist” de Charles Dickens, las primeras funciones serán de beneficencias a las casas hogar de New York, Chicago, Cleveland y Boston. Además me gustaría que asistieras como mi invitada.
Creo que no podré aceptar – observó el rostro de Terry de reojo – iré con la señorita Pony, la invitó una amiga no la conozco por cierto y me pidió que la acompañara.
Entonces nos veremos en la noche, ahora voy como espectador deseo conocer otro tipo de aspectos teatrales y de estilos además del de Shakesperare.
Es una promesa.
Una promesa.
Son alrededor de las 7:00 p.m. el salón de la alcaldía se acondiciono como teatro, como era algo relativamente pequeño el lugar, solo asistirá un pequeño grupo de funcionarios al evento al mismo tiempo que gente del pueblo.
Ya habían anunciado la segunda llamada y la sala se encuentra llena, Candy estaba con la Señorita Pony en espera de la ansiada función.
Candy me pidió mi amiga que fuéramos después a su camerino para que la conozca, ella a partir de este momento es nuestra benefactora.
Me agradaría conocerla y darle las gracias por sus atenciones.
Hola Candy.
Terry, buenas noches, Señorita Pony usted ya lo conoce.
Sí, una noche de invierno.
Es un placer, volverla a ver después de mucho tiempo. Me quedaré con ustedes si no les molesta para ver la función.
Claro que no – contesto la señorita Pony.
Se escuchó la tercera llamada y la función dio comienzo, Hans Rogers, quien interpreta a Oliver lo realiza con gran sentimiento, Candy recordó las ocasiones que observo a Terry interpretando las obras de Shakespeare y aquel niño tenía un futuro prometedor como él lo tiene en Broadway en al compañía de teatro Strafford.
Después de una hora y media, los aplausos se escucharon en toda el área. Fue un trabajo excepcional, esa misma noche la compañía Andersen viajará a Cleveland para las próximas funciones.
Candy, creo que es hora de ir.
Si vamos.
Señorita Pony, me permite acompañarlas al hogar.
No hay problema, solo veo a una persona y nos vamos.
Candy y la Señorita Pony, caminaron hacia el lugar indicado tocaron a la puerta, al entrar no vieron a nadie.
Enseguida salgo.
No se preocupe.
Esa voz, la he escuchado.
Buenas noches Señorita Pony.
Buenas noches Señora Eleanor.
Le presentó a una de las jóvenes que se criaron en el hogar.
Sra. Baker, usted es la amiga de la señorita Pony.
Sí Candy.
Veo que se conocen.
Digamos que ella me ayudó para recuperar a un ser querido para mí, aunque yo no pude hacer lo mismo por ella.
No lo crea imposible, Sra. Baker, la situación puede cambiar.
Mamá préstame el coche por unas horas – Terry paro en seco al ver a Candy y la Señorita Pony con su madre.
Si hijo, me imaginó que las llevarás a su casa o me equivoco.
No hay que dudarlo, tu sexto sentido es demasiado astuto de un tiempo para acá – bromeando con ella.
Tengo un buen maestro.
No me halagues demasiado.
Buenas noches y gracias por traernos.
Fue un placer – respondió Terry observó a la mujer mayor parada en el marco de la puerta – una pregunta si no le molesta, como conoce usted a mi madre.
Digamos que una pelota, fue la culpable, me agradaría que ella te dijera la historia.
Ya veo.
Candy, no tardes mucho que la noche es algo fría.
No tardaré.
Estando solos caminaron hacia un área del campo iluminada por la luna y tomaron asiento.
El mundo es tan pequeño que es imposible predecirlo.
Estas en lo cierto Candy, aunque me gustaría saber como fue el encuentro de ellas.
Yo lo sé.
Y no me lo dirás.
No investígalo por ti mismo.
Veo que no podré conseguir ningún indicio por parte tuya.
No – Candy se acercó a Terry para besar su mejilla.
Es mejor irme, mañana debemos ir a Cleveland, solo que antes.
Los besos que siguieron a continuación fueron bien correspondidos por ambos, aunque en sus mentes se dibujaba un ambiente más íntimo y anhelante.
Terry es mejor que te vayas ya es tarde, pero te prometo que nos veremos pronto.
Es una promesa pecosa – levantándola de la hierba.
Era ya tarde, cuando Terry llegó al hotel donde se encontraban hospedado con la compañía de teatro donde era socia su madre. Además era muy tarde para hablar con ella e investigar la relación de ella y la Señorita Pony.
Ahora debía pensar en dos cosas muy importantes.
En primer lugar romper el compromiso con Susana, para suerte de él, no fue con ellos aquel pequeño pueblo no era conveniente según ella para su salud y debía ir a Cleveland aún chequeo médico.
En segundo lugar y lo más importante pedir a Candy que fuera su esposa.
Antes de irse a dormir una palabra resonaba en su mente y era prometo, prometo, que relación había entre Candy y él, prefirió irse a dormir y salir de las dudas por la mañana al hablar con su madre.
Continuara
Tenía dos años en aquel hospital por recomendaciones de la Dra. Kelly, aunque sintió nostalgia dejar la clínica feliz del Dr. Martín, debía continuar con su vocación.
Por cuenta propia se fue alejando de las fiestas fastuosas de su familia adoptiva, la amistad de Albert, Archie, Annie y Patty no cambió en lo absoluto seguían frecuentándose muy a menudo.
Aunque todo cambio una mañana de sus vacaciones al ayudar a la Señorita Pony con unos objetos que tenía en su armario.
Candy, me pasas una caja que se encuentra a tu izquierda.
Sí, enseguida.
La joven vislumbró una caja de madera, al momento de tomarla, detrás de esta se encontraba una pelota. La pelota rodó golpeando la cara de Candy, provocando que perdiera el equilibrio y cayera bruscamente con la caja que la Srita. Pony le pidió.
Te encuentra bien hija.
Si aunque el golpe me durara cuando mucho tres días.
¡Válgame el cielo! Que tenemos aquí – expresó la Srita. Pony la cual no era muy común en ella.
¿A qué se refiere? – con síntoma de duda pregunto la joven.
Me refiero a esta pelota, pensé que la había perdido.
Y de ¿Quién es?.
Es tuya hija.
Mía.
Sí, lo que sucede, cuando tenías alrededor de dos años fuimos al pueblo a comprar algunos víveres por un descuido mío, te desapareciste pregunte si alguien te había visto, hasta que te encontré en un parque con un pequeño niño mayor que tú y su mamá.
Mientras jugaba con aquel niño, platique un rato con su mamá, ella se sentía muy triste porque pronto vendría a visitarla el padre del pequeño y tenía un mal presentimiento. Le pedí que no se deprimiera y que fuera fuerte a lo que viniera. Al poco tiempo decidimos que era conveniente retirarnos, pero tu te encontrabas aferrada a no dejar al niño. Esta pelota te la dio él y tu por agradecimiento le diste un beso en la mejilla.
El también se veía triste, su mamá al verlo le dijo: “prometo traerte a este parque y puedan jugar”, el pequeño brincó de alegría, tomo tus manos y así sellaron su promesa.
Y lo volví a ver.
No, hija pasaron los días y al regresar al pueblo, nadie podía darnos razón de ellos, aunque tengo la corazonada, que no tardarás en volver a encontrarlo aquel niño debe ser un joven de unos veinte años aproximadamente.
Usted lo cree Señorita Pony.
Estoy segura, de que lo volverás a ver– mientras recoge la pelota – toma creo que debes quedarte con ella es tuya.
Gracias.
En ese momento entro la Hermana María.
Candy, me harías un favor, puedes ir al pueblo y comprar la despensa del mes por favor.
Claro hermana – recibió una lista con las cosas que debía comprar.
Candy se fue por el patio trasero del hogar para llevarse la carreta y poder ir al pueblo.
Veo que nuestra Candy ha cambiado mucho en todo este tiempo Srita. Pony.
Tiene razón hermana, aunque trate de mostrar alegría su corazón aún esta triste, solo ella puede darle solución.
Señorita Pony, Hermana María la busca una señora muy bonita y elegante.
De quien se tratara, gracias Jenny.
Ambas mujeres se encontraban intrigadas por la visita, caminaron hacia el área donde hay un pequeño recibidor.
Buenas Tardes, en que puedo ayudarle señora.
Creo que ha pasado el tiempo – la dama misteriosa se quitó el sombrero y el velo que llevaba puesto dejando su rostro al descubierto.
¡Qué agradable sorpresa! Después de todo este tiempo.
No me fue difícil encontrarla, todos en el pueblo la conocen, me gustaría pedirle un favor una vez más si esto no le incomoda y aunque sea un poco tarde le doy las gracias por haberme ayudado al no decaer a un abismo de depresión.
La escucho.
En el pueblo Candy se encontraba comprando los víveres de la lista, al salir de una de las tiendas llevaba demasiados paquetes y no podía ver la acera tarde fue que tropezó con un transeúnte, las compras quedaron esparcidas por el lugar.
Disculpe mi atolondramiento, fue un descuido de mi parte.
No fue culpa mía señorita permítame ayudarla.
Ambos levantaron el rostro y cual fue su sorpresa.
Terry, tu aquí.
Candy no puedes ser tú.
El tiempo se detuvo en aquel instante sus miradas aún se encontraban aturdidas por aquel encuentro inesperado “El mundo es tan pequeño y el encuentro tan grande como el universo”, aunque todo tiene una razón de ser.
Permíteme ayudarte, con esto son demasiadas cosas para ti.
Gracias, pero insisto fue un descuido de mi parte.
No objetes nada pecosas y déjame ayudarte.
Creo que nunca cambiaras.
¿A qué te refieres?
Siempre me llamaras Pecosa.
Si no te parece te llamaré Tarzán Pecosa si así lo deseas.
No mejor lo dejamos como Pecosa.
Terry ayudó lo más pronto posible a Candy a recoger los paquetes, la acompaño hacia la carreta.
Bueno, creo que es momento de despedirnos – Candy subió a la carreta.
Te puedo acompañar, me gustaría platicar contigo por un rato, si te parece.
El joven esperaba la negativa de ella, pero fue todo lo contrario.
Si sube.
Debo estar soñando, no me gustaría despertar y estar así con ella – se dijo Terry mientras tomaba las riendas de los caballos.
Y en el Hogar de Pony.
Espero su asistencia a la función de mañana, desde ahora yo seré uno de sus benefactores, gracias por haberme escuchado.
El gusto fue mío Sra. Baker.
Desde que Terry y Candy subieron a la carreta, no platicaron nada, ambos se encontraban sumamente nerviosos para hablar. Llegaron a una desviación con dirección al hogar.
Candy – Terry fue el primero en hablar.
Dime – respondió ella, sin mirarlos a los ojos.
Es verdad que te casaste con Neal.
¿Quién te dijo semejante mentira?
Lo leí en los periódicos y bueno solo quería averiguarlo preguntándote a ti.
No, solo fue una trampa que formularon los Leegan y la Tía Abuela Elroy.
Vaya – Terry suspiro de alivio.
Y como esta Susana.
Ella esta bien – las palabras le salieron como un susurro, no quería que la magia del momento se rompiera, aunque esta se vino a bajo al nombrar el nombre indeseado.
Yo creo que hasta aquí, me acompañas, estamos algo retirado del pueblo y no te recomiendo los caminos en la noche – Candy trato de tomar las riendas de la carreta pero Terry tomo sus manos, robándole un beso como lo hizo hace tiempo.
No lo vuelvas hacer – respondió ella con un bofetón tal como lo hizo en Escocia.
Y reprimir más el amor que siento por ti, negar que te amo y que mi existencia no tenga ningún sentido.
Debes pensar en ella.
Deber, deber, es la única palabra que tu conoces – gritándole de frente.
. . . . . . . . – Candy no contestaba, ella deseaba sincerarse con él, pero pensaba en Susana.
No vas a responder Candy.
De nueva cuenta Terry beso a Candy, tomando ambas manos para evitar otra bofetada, pero para su gran sorpresa, ella no hizo ninguna conjetura al contrario se dejo llevar por el momento y sus manos se colocaron en el cuello del joven y él por su parte la atrajo hacia él tomándola por la cintura. Al cabo de unos minutos, los besos fueron interrumpidos por ambos enamorados.
Creo que no debo negar lo que siento por ti, Te amo, Te amo y no me importa quien lo escuche.
Candy – Terry la abrazo contra su pecho.
Es mejor que te vayas, ya es algo tarde.
Solo algo más.
Dime.
Te espero mañana en el parque del pueblo, me gustaría platicar contigo sobre nuestro futuro.
Yo . . . . . – dudando si ir o no ir a la cita – claro que te parece a las 10:00 a.m.
Me parece bien.
Terry bajo de la carreta y espero que Candy se alejará un poco para hacer él lo mismo, para su bueno suerte un granjero iba al pueblo y le ahorro la larga caminata.
Una felicidad exorbitante inundaba cada membrana de nuestra amiga, podía negarse una vez más la felicidad lo que por derecho le corresponde “ el amor de Terry “, no, en esta ocasión debía conservarlo si es necesario hablar con Susana y hacerla comprender que el amor nace por cuenta propia, no por lástima.
Candy, me tenías muy preocupada donde te habías metido.
Bueno hermana María, me encontré a un viejo conocido y . . .
No te preocupes, mejor deja los paquetes en la cocina y vas con la señorita Pony quiere hablar contigo.
Al cabo de un rato.
Si adelante.
Permiso, me dijo la hermana María que me buscaba.
Si Candy, siéntate – tomando asiento enfrente de ella.
Candy me puedes acompañar al pueblo el día de mañana esto sería en la noche es una función de teatro.
Una función de teatro – Candy se extraño por tal petición.
Lo que sucede que esta función será de beneficencia y quiero que conozca a una vieja amiga mía.
Si no hay problema iré con usted, además yo iré un poco más temprano tengo una cita.
Se puede saber con quien – riendo con complicidad.
Bueno, yo este, no, bueno
Esta bien guarda tu secreto.
Gracias.
Terry se encontraba en el parque desesperando, esperando la llegada de Candy, pasaban de las 11:15 a.m. y de ella nada un sin fin de ideas vinieron a su mente, aunque se desvanecieron al sentir unas manos que cubrían sus ojos.
Disculpa la tardanza.
Creía que ya no vendrías.
No tuve que ayudar a la hermana María con uno de los niños del hogar, se cayó de un árbol, no fue nada grave.
Creo que no ha sido buena maestra Tarzán Pecosa.
Terry sabes que no me gusta que me digas así.
Solo hay una forma para no llamarte así.
Dime ¿Cuál?.
Que me des un beso
Ahora.
Sí.
Sin pensarlo lo más Candy se acercó y toco sus labios.
Sólo eso – desilusionado.
Si, solo ese beso – divirtiéndose con la cara de frustración de Terry – ahora dime que haces aquí.
La compañía donde esta asociada mi madre van a presentar por una temporada la obra teatral “Oliver Twist” de Charles Dickens, las primeras funciones serán de beneficencias a las casas hogar de New York, Chicago, Cleveland y Boston. Además me gustaría que asistieras como mi invitada.
Creo que no podré aceptar – observó el rostro de Terry de reojo – iré con la señorita Pony, la invitó una amiga no la conozco por cierto y me pidió que la acompañara.
Entonces nos veremos en la noche, ahora voy como espectador deseo conocer otro tipo de aspectos teatrales y de estilos además del de Shakesperare.
Es una promesa.
Una promesa.
Son alrededor de las 7:00 p.m. el salón de la alcaldía se acondiciono como teatro, como era algo relativamente pequeño el lugar, solo asistirá un pequeño grupo de funcionarios al evento al mismo tiempo que gente del pueblo.
Ya habían anunciado la segunda llamada y la sala se encuentra llena, Candy estaba con la Señorita Pony en espera de la ansiada función.
Candy me pidió mi amiga que fuéramos después a su camerino para que la conozca, ella a partir de este momento es nuestra benefactora.
Me agradaría conocerla y darle las gracias por sus atenciones.
Hola Candy.
Terry, buenas noches, Señorita Pony usted ya lo conoce.
Sí, una noche de invierno.
Es un placer, volverla a ver después de mucho tiempo. Me quedaré con ustedes si no les molesta para ver la función.
Claro que no – contesto la señorita Pony.
Se escuchó la tercera llamada y la función dio comienzo, Hans Rogers, quien interpreta a Oliver lo realiza con gran sentimiento, Candy recordó las ocasiones que observo a Terry interpretando las obras de Shakespeare y aquel niño tenía un futuro prometedor como él lo tiene en Broadway en al compañía de teatro Strafford.
Después de una hora y media, los aplausos se escucharon en toda el área. Fue un trabajo excepcional, esa misma noche la compañía Andersen viajará a Cleveland para las próximas funciones.
Candy, creo que es hora de ir.
Si vamos.
Señorita Pony, me permite acompañarlas al hogar.
No hay problema, solo veo a una persona y nos vamos.
Candy y la Señorita Pony, caminaron hacia el lugar indicado tocaron a la puerta, al entrar no vieron a nadie.
Enseguida salgo.
No se preocupe.
Esa voz, la he escuchado.
Buenas noches Señorita Pony.
Buenas noches Señora Eleanor.
Le presentó a una de las jóvenes que se criaron en el hogar.
Sra. Baker, usted es la amiga de la señorita Pony.
Sí Candy.
Veo que se conocen.
Digamos que ella me ayudó para recuperar a un ser querido para mí, aunque yo no pude hacer lo mismo por ella.
No lo crea imposible, Sra. Baker, la situación puede cambiar.
Mamá préstame el coche por unas horas – Terry paro en seco al ver a Candy y la Señorita Pony con su madre.
Si hijo, me imaginó que las llevarás a su casa o me equivoco.
No hay que dudarlo, tu sexto sentido es demasiado astuto de un tiempo para acá – bromeando con ella.
Tengo un buen maestro.
No me halagues demasiado.
Buenas noches y gracias por traernos.
Fue un placer – respondió Terry observó a la mujer mayor parada en el marco de la puerta – una pregunta si no le molesta, como conoce usted a mi madre.
Digamos que una pelota, fue la culpable, me agradaría que ella te dijera la historia.
Ya veo.
Candy, no tardes mucho que la noche es algo fría.
No tardaré.
Estando solos caminaron hacia un área del campo iluminada por la luna y tomaron asiento.
El mundo es tan pequeño que es imposible predecirlo.
Estas en lo cierto Candy, aunque me gustaría saber como fue el encuentro de ellas.
Yo lo sé.
Y no me lo dirás.
No investígalo por ti mismo.
Veo que no podré conseguir ningún indicio por parte tuya.
No – Candy se acercó a Terry para besar su mejilla.
Es mejor irme, mañana debemos ir a Cleveland, solo que antes.
Los besos que siguieron a continuación fueron bien correspondidos por ambos, aunque en sus mentes se dibujaba un ambiente más íntimo y anhelante.
Terry es mejor que te vayas ya es tarde, pero te prometo que nos veremos pronto.
Es una promesa pecosa – levantándola de la hierba.
Era ya tarde, cuando Terry llegó al hotel donde se encontraban hospedado con la compañía de teatro donde era socia su madre. Además era muy tarde para hablar con ella e investigar la relación de ella y la Señorita Pony.
Ahora debía pensar en dos cosas muy importantes.
En primer lugar romper el compromiso con Susana, para suerte de él, no fue con ellos aquel pequeño pueblo no era conveniente según ella para su salud y debía ir a Cleveland aún chequeo médico.
En segundo lugar y lo más importante pedir a Candy que fuera su esposa.
Antes de irse a dormir una palabra resonaba en su mente y era prometo, prometo, que relación había entre Candy y él, prefirió irse a dormir y salir de las dudas por la mañana al hablar con su madre.
Continuara