TERRY GIRLS. ¡Bombardeo!. Fanfic "Amor es..." Capítulo 3

-Candy…- dijo él casi en un susurro sin apartar la vista de ella.-Candy eres tú- volvió a repetir su nombre con la calidez de un viejo amigo.

La miró, rubia, pequeña, de figura frágil. Ahora llevaba el cabello en una coleta, los hermosos ojos verdes adornados con rizadas pestañas, una naricita respingada, cubierta por… “no, no veo sus pecas…” –pensó mirando fijamente su rostro-

Candy sonrió mirando con alegría a Terry para responder con la voz quebrada por la emoción: -Terry, soy yo... ¡¿Cuánto tiempo ha pasado, eh?!-… dijo la rubia tratando de disimular la avalancha de emociones que sentía en ese momento.

“Era él”-pensó ella, una figura masculina altísima, esbelta, de porte gallardo. Ahora llevaba el cabello corto, sus profundos ojos azules, ese tono de voz que siempre le había hecho estremecer al escucharlo… Definitivamente se veía más varonil que la última vez, su semblante ahora denotaba tranquilidad y… ¿felicidad?… definitivamente se veía muy diferente a las fotos que había apreciado en los periódicos y después de la muerte de Susana, se imaginó que él estaría deprimido, con el corazón totalmente apagado, pero…

El joven le devolvió una deslumbrante sonrisa para expresarle: “¡Ha pasado mucho tiempo Candy, no sabes cuánto me alegra volver a verte¡, dime ¿estás bien?”

-Sí Terry, ha pasado tanto tiempo. Pero he estado bien y… - respondió una Candy visiblemente nerviosa-
Terry la interrumpió para responder: “No sabes cuánto me alegra, pero yo hablo de la caída que sufrimos hace unos momentos. Dime ¿te encuentras bien?, ¿te hiciste daño?. Noté que buscabas algo en el suelo antes de levantarte”.

Candy sonrojada, recordó el reciente evento y se apresuró a contestar con una sonrisa: “Sí muchas gracias, no me pasó nada, todo está bien, buscaba mi boina pero mira la encontré pronto, ¿tú estás bien Terry?, disculpa mi torpeza por favor.”

Y al contemplarla nuevamente junto a él una dulce paz llenó su corazón, una sensación ya conocida le impulsó a buscar practicar su juego de antaño: ”Vaya, yo caminaba tranquilamente y de pronto alguien chocó contra mí y me lanzó por los aires. Quien diría que tropezaría con una chica tarzán en medio de la ciudad. Señorita tarzán, conservas tu energía y tu fuerza”. Dijo el castaño con una sonrisa retorcida mientras le hacía un guiño.
El rostro de la pequeña rubia se puso de todos colores, no esperaba esa reacción en él y se dejó llevar por ese juego bien conocido por ella…

-¡Ah sí! pues para tu información, yo caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad cuando de pronto un actor engreído que seguramente mide más de un metro ochenta se impactó contra mí haciéndome caer, y entonces dime ¿quién lanzó a quién por los aires?. Y por si fuera poco ese actor no ha sido capaz de disculparse con esta refinada dama. Dijo Candy alzando su respingada naricita al tiempo que una sensación de añoranza se apoderaba de ambos al reconocer su viejo juego y percatándose con ello como toda tensión se disolvía en el aire.

-Pero Candy, si yo caminaba distraído y fuiste tú quien de pronto giró y me lanzó al suelo. Debieras reconocerlo y disculparte por ello haciendo gala de los modales de la refinada dama que te jactas de ser ¿no crees?, al discutir conmigo solo haces valer mi observación respecto a que tú continúas siendo toda una chica tarzán. Dijo Terry en tono juguetón.

-¡Uy!, pero como te atreves mocoso insolente. Voy a enseñarte ahora quien es una chica tarzán. Pero para ello necesito que me devuelvas mi mano, así que si me permites-. Dijo Candy mostrando su conocida cara de enojo y haciendo alusión a que Terry aún la mantenía sujeta de la mano. Fue entonces el turno de Terry para ponerse de todos colores, soltando inmediatamente la mano de la chica e inclinándose para pedir disculpas.

-Eso está mucho mejor, ¿ves ahora como no era tan difícil comportarse como todo un caballero inglés desde el principio? Replicó una Candy con aire juguetón que provocó en el chico una franca carcajada al reconocer a la Candy traviesa que él siempre hubo conocido.

Candy al notar la reacción de Terry, no pudo más que unir su risa a la de él.
Sus risas reflejaban complicidad, alegría de volver a estar juntos y nostalgia, al mismo tiempo que era una excelente manera de recobrar confianza y acercarse nuevamente. Por eso ambos reían como si esa broma hubiera sido la más divertida que hubieran escuchado jamás.

-Terry, en verdad discúlpame, iba muy distraída y creo que de pronto di un paso con gran convicción para resguardarme en un lugar que me permita hacer tiempo mientras pasa un poco esta nieve y me llega el tiempo de abordar mi tren. De verdad espero que con esta caída no te hayas hecho daño tú tampoco-. Dijo Candy una vez que hubieron cesado las carcajadas

“¿Escuché bien?, pensó Terry, Candy está aquí para tomar un tren…. Ella se va, pero ¿a dónde?, ¿por qué?. Necesito compartir más tiempo con ella, saber de su vida, no perderé esta oportunidad, sé lo que haré”... entonces respondió:

-Estoy bien Candy, no te preocupes por mí. En verdad me alegra que tú tampoco te hayas hecho daño. Y, dime ¿a qué hora sale tu tren?, ¿te gustaría que esperáramos juntos?. Creo que podemos pasar un rato agradable conversando. ¿Aceptarías la invitación de un mocoso insolente, un poco menos malcriado que hace unos años?-. Agregó Terry para despejar la duda que de pronto observó en el rostro de Candy.

Al reconocer el tono informal de Terry, Candy asintió con una sonrisa y agregó: -Me encantaría compartir contigo, no conozco mucho esta ciudad y en verdad no sé cómo puedo matar el tiempo con esta nieve mientras parte mi tren.-

-Por eso no te preocupes, podemos almorzar o tomar una bebida caliente mientras esperamos, conozco un lugar agradable. Además te sorprenderás al darte cuenta que puedo ser una excelente compañía. Pero no has respondido mi pregunta ¿a qué hora sale tu tren?-

-¡Terry que cosas dices!, gracias por ofrecerme tu compañía. Mi tren sale a las 15:45.

-Bien, dijo Terry con la mano en la barbilla haciendo un gesto meditabundo al tiempo que veía su reloj, entonces tenemos tres horas. Vamos a ver, ¿me acompañarías a almorzar?. Conozco un lugar cerca de la estación que ofrece comida deliciosa y postres exquisitos, además es un lugar poco concurrido-.

-Cierto aún cuidas tu identidad, es necesario que pases de incógnito para que no te reconozcan ¿verdad?... quizás no estés muy cómodo en un lugar así-.

-No hace falta Candy, con esta nieve no hay muchas personas que se animen a salir fuera de casa, y aunque generalmente prefiero pasar desapercibido, no me molesta que me vean en público. Así que ven, caminemos hasta este lugar, es muy cerca, no te preocupes y…

-¡Achis¡, estornudó Candy

-Candy, ¿te sientes bien? No quisiera que te resfriaras. Dime, ¿ese abrigo tan liviano es todo lo que traes contigo?

-Así es, verás. Al lugar donde me dirijo no necesitaré abrigos y preferí viajar con equipaje liviano.

-Pero Candy, debiste preveer que es invierno y al pasar por Nueva York probablemente te encontrarías con una nevada. Bueno, no importa, a ver vamos a arreglar esta situación. Dijo Terry mientras se quitaba el abrigo para colocarlo sobre los hombros de Candy.

-No Terry, no hagas eso por favor, lo detuvo Candy, tú enfermarás, además debes cuidar tu garganta. Es tu instrumento de trabajo.

-Candy, permíteme hacerlo por favor. Quiero cuidar de ti.

-Pero Terry yo… no me siento cómoda, me preocupa tu salud. Dijo una Candy visiblemente nerviosa al escuchar las razones del chico inglés.

-De acuerdo, ese es un buen punto señorita, respondió Terry con un tono relajado que buscaba aminorar el nerviosismo de la chica. Bien, hagamos esto: por favor usa mi abrigo solo por dos calles, llegaremos a mi casa, cogeré un nuevo abrigo y te llevaré en mi auto, luego te dejaré en la estación y me quedaré con mi abrigo si no lo utilizas más y si aún deseas viajar con equipaje ligero ¿estás de acuerdo?

-Tu, tu casa, ¿… iremos?, ¿n- no- nosotros?. Preguntó Candy nerviosa al recordar el episodio que vivieron hace 6 años.

-Yo, bueno, no tienes que pasar si no lo deseas, puedes esperarme en el auto mientras yo bajo con el abrigo… Solo, solo, quiero evitar que te resfríes, por favor, no quiero incomodarte. Dijo Terry tratando de mostrar su interés por que ella se sintiera nuevamente en confianza.

-Candy al notar la consideración con la que la trataba solo pudo asentir y agradecer por su iniciativa. Mostró una franca sonrisa y dijo: Bien, iremos Terry, muchas gracias por ser un caballero conmigo.

Terry devolvió la sonrisa, asintió y se quitó el abrigo para colocarlo sobre los hombros de ella. Candy cerró los ojos al contacto, el olor y el calor de Terry envolvieron su cuerpo y su alma. Luego al coger la maleta de las manos de Candy para dirigirse a su casa sintió como ella lo tomaba por el brazo para obligarlo a detenerse. Al voltear a verla la escuchó decir: “También quiero cuidar de ti, por favor, permíteme prestarte mi bufanda a cambio de tu abrigo, así ambos estaremos un poco cubiertos ante el frío hasta tu apartamento.

Terry se sintió conmovido por el gesto, solo atinó a asentir y a inclinarse un poco para dejar que fuera ella quien colocara la bufanda sobre su cuello. Un exquisito olor a rosas invadió sus sentidos erizándole la piel, podía percibir el olor y el calor de Candy, prueba innegable de que no estaba soñando. No pudo más que sentirse enormemente dichoso y agradecido por volver disfrutar de la compañía de ella una vez más.
Y juntos emprendieron el camino.

Continuará…

P.D. Muchas gracias de nuevo por tomarse tiempo para leer y comentar, gracias por seguir mis locuras.