Terry girls, ataque sorpresivo. El hilo del destino. Por Fabiola Ruiz A.

El hilo del destino.

Candy se encontraba sentada en la cama, acababa de terminar una novela de amor,  de el tipo de cosas que no suceden en la vida real, o eso es lo que siempre ha pensado, simplemente porque ella nunca ha llegado a sentir nada por nadie, tal vez sea porque nunca ha tenido tiempo de intentar ese tipo de cosas, desde pequeña siempre ha tenido que esforzarse al máximo, y ahora que está en la universidad debe dedicarse de lleno a sus estudios, para poder cumplir sus sueños, además de que nunca le ha interesado el tema
-Tal vez, no nací para AMAR- piensa Candy, con ese pensamiento se queda dormida, y en sus sueños ve unos hermosos ojos azul zafiro, ¿destino o casualidad?
Al otro día, Anni y Paty suben corriendo las escaleras de la universidad, llegan muy agitadas hasta el aula donde se encuentra Candy, casi sin aliento tratan de decirle lo que pasa, pero hablan al mismo tiempo y no se les entiende nada, Candy las observa divertida.
-Valla chicas, ¡tranquilas! ¿Qué les pasa? -
- ¡Lo logramos! – gritan al mismo tiempo
-SI…. ¡Qué bien! - celebran las tres- ¿Pero… qué logramos? -
Las dos chicas ponen los ojos en blanco ante las burlas de Candy
-Calla y escucha – dice Anni
-Ganamos la cena con el ¡guapísimo, Terrece Graham! - Grita Paty, muy emocionada
-Que bien chicas, sirvió de algo que compraran tantas revistas de chismes, ¿Quién va a ir de las dos? - Las observa con interés
- Pues habíamos pensado que como es un trabajo en equipo y nosotras conseguimos la cita que tú deberías ir, Candy- Ella abre los ojos como plato, su expresión de asombro hace que se le noten más las pecas.
- ¡NO! Pero por supuesto que no-  ambas chicas se le quedan viendo con ojos de súplica.
-Candy de las tres tú eres la más atrevida y además a ti ni siquiera te gusta Terry- dice Paty con un leve sonrojo.
-Si Candy, nosotras nos pondríamos tan nerviosas que no podríamos hacerle ninguna pegunta, ni la valoración de su personalidad, anda Candy esto es por el bien de nuestra carrera- apoya Anni la petición de Paty.
- ¿Por qué con él? Si para definir a ese hombre solo hay que ver las revistas de chismes o la tele- las chicas la ven haciendo pucheros y juntando las manos en señal de ruego.
- ¿Quieren definir su personalidad? Yo se las voy a decir y sin necesidad de ir a esa cena él, es un arrogante, ególatra, narcisista y odiosamente endiosado, ven ahí lo tienen.
Las dos amigas ponen los ojos en blanco y con decepción ven a Candy.
-Está bien Candy, tendremos que regalar el premio, talvez Eliza lo quiera, ya que ninguna de nosotras podrá con esto- dice Anni con tristeza
-Tienes razón Anni a mí me encanta, pero solo de pensar estar ante él me tiemblan las piernas- dice Paty con pena
-Sí, te entiendo, a mí me sudarían las manos y tartamudearía todo el tiempo, no, definitivamente no podemos- apoya Anni.
-Está bien yo iré, pero con esto me deberán muchas, ustedes par de terroristas-  les dice Candy, enojada.
Las chicas al verse victoriosas cambian automáticamente de actitud, ahora que han logrado su objetivo tienen que prepararla para la cita, tiene que salir perfecta.
-Lo primero es ir a comprarte un vestido, zapatos y una bolsa -dice Anni muy entusiasmada
-Sí, encárgate Anni, yo preparare las preguntas y también haré el reporte, tú solo tráeme la información- dice Paty con alegría. Al ver el cambio en sus amigas Candy, se siente estafada, cayó en su trampa, pero ya aceptó y ni modo, se tiene que poner en sus manos.
-Hola Terry, me acaban de avisar que ya hay una ganadora de la cita contigo, es mañana así que tienes que estar listo a las 7 pm- Le informa Robert
-Ok Robert ¿Cuánto tiempo durara este teatrito? - Dice Terry con tono de fastidio
-Vamos Terry, es trabajo, además es una de tus admiradoras
-Sí, claro, como no eres tú el que está en mi lugar, tener que aguantar a una adolescente con las hormonas alteradas
-Con gusto cambiaría contigo, pero no creo que le guste a la chica, así que suerte amigo
-Vaya valiente representante y amigo tengo, que me obliga a hacer este tipo de cosas- dice Terry
-Todo es por tu carrera, hermano
-Si claro, mi carrera…  
-No deberías quejarte, tus admiradoras suelen ser muy guapas, cómo la de la última vez que logro meterse en tu habitación del hotel, estaba desnuda en tu cama, ¡eso fue de película!
-Ni me lo recuerdes, por eso prefiero que digan que soy antipático, ególatra o gay, así las mantengo un poco raya
-Bueno, creo que eso a ninguna le importa, descansa, sé puntual y trata bien a la mujer, nunca se sabe, podría ser el amor de tu vida
-Está bien, no te preocupes- dice poniendo los ojos en blanco
Al otro día en la recepción de la revista The Angels se encontraba Terry vestido elegantemente con un traje negro, camisa blanca y corbata negra, peinado con su cabello atado en una coleta, esperaba que llegara la ganadora junto a su representante Robert Hataway y algunos reporteros y fotógrafos que querían cubrir la nota.
Mientras tanto un auto negro aparcaba enfrente del edificio de la revista, de esté, descendieron Anni, Paty y por ultimo Candy, que llevaba un vestido negro de gasa con escote en V muy sexy, ajustado en la parte superior, en corte A hasta la rodilla, con su cabello recogido en un moño alto, solo con algunos mechones sueltos para enmarcar su rostro y solo un poco de maquillaje ya que no lo necesitaba, se veía realmente hermosa.
-Que emoción Candy, mira hay muchos reporteros esperándote parece que eres una celebridad – dijo Paty cerca de su oído, a lo que Candy puso los ojos en blanco como respuesta, ella caminaba con paso decidido hasta la puerta, sus amigas detrás de ella, más cohibidas a cada paso, pareciera que hubiesen dejado todo el entusiasmo diez pasos atrás. Cuando Candy entra, todas las miradas se centran en ella, Terry que se encuentra de espaldas a la puerta no se da cuenta hasta que Robert le hace una señal con la cabeza, él voltea y al ubicarla, sus miradas se encuentran, azul y verde chocan provocando chispas, dando paso a una pasión hasta el momento desconocida para ambos, incluso antes de tener un primer contacto saben que algo más les espera, más que el deseo insaciable, más que pasión, más que amor incluso. Un momento mágico que solo se ve interrumpido por los reporteros.
Robert se acerca a Candy para guiarla hasta Terrence, quien ya se encuentra mirándola fijamente, admirado por su belleza, contempla cada curva con gran admiración, desde el atrevido escote, deteniéndose un poco en la cintura y más de lo que le hubiera gustado en sus caderas, incitando cada una de sus fantasías más oscuras, ¡oh dios! Él creyó que jamás encontraría a esa musa, pero ahí está, delante de él, y es tan difícil de creer, que al tenerla en frente se queda mudo. No la conoce, incluso jamás la ha visto, pero lo sabe, es ella, siempre ha estado buscando algo, o a alguien y hoy por fin sus historias se han cruzado.
-Terrence te presento a Candice White, la afortunada ganadora- Dice Robert sacándolo de sus ensoñaciones
Candy apenas puede hablar, nunca se ha sentido tan nerviosa, nota el rose de su mirada en todo su cuerpo, por momentos incluso lasciva, cuadra los hombros para parecer más sexy, quisiera molestarse por su atrevimiento, pero no puede, es increíble como con solo una mirada puede llegar a sentir tanto, como la excitación, como el querer algo que jamás ha deseado, no es normal, claro que no, Pero ¿qué es lo que le pasa?, ella no es así, solo debe relajarse y esta tortura acabara pronto.
-Mucho gusto, Candice- Dice Terrence con galantería.
-Dime Candy, mucho gusto- responde ella con una sonrisa forzada, esta tan nerviosa, apenas puede recordar respirar.
Después de hacerles varias fotografías y algunas preguntas para los reportajes de la afortunada señorita, suben a la limusina en dirección al restaurante, él le abre la puerta como todo un caballero.
Ya dentro de la limusina, se respira un ambiente algo tenso, el viaje es corto, pero Terrence no desea desperdiciar ni un segundo de escuchar el maravilloso timbre de su voz, puede sentir la respiración agitada de ella, lo nota en el subir y bajar de su pecho y se pregunta si ella sentirá lo mismo que él, si se dará cuenta de la conexión invisible que los une, honestamente no le importa, él lo hace, y hará todo para que ella lo note. Él habla primero para romper un poco la tensión.
-Espero que estés feliz y que la cena te agrade, hoy se ha cumplido uno de tus sueños, de nada, por cierto- Dice con socarronería.
Candy se sorprende por tal comentario, ¿Cómo se atreve?, El hecho de que sea tan guapo y tan perfecto no le da derecho a burlarse, así que contra ataca
–Oh, pero este no es mi sueño, más bien es un experimento, incluso debo remarcar que no has sido la primera elección-Dice con tono de suficiencia.
Terry al escuchar eso se queda perplejo, esa pequeña rubia se la ha jugado
–Entonces, debo suponer que soy tú conejillo de indias- responde con cierta indignación
–En parte supongo que así es, aunque para mi es suficiente con las revistas de chismes, eso a mis compañeras de equipo no les basta, así que aquí estoy, así que no te sientas mal, en parte yo también lo soy- responde con una media sonrisa
- ¡Valla, eso sí que es nuevo!, te contare, a mí se me han acercado mujeres de todo tipo, con diferentes intenciones, pero para un experimento jamás, así que tengo que preguntar, ¿Qué clase de experimento quieres que hagamos?- le dice con suspicacia.
Ella se queda paralizada, pero si era una conversación tan inocente como es que ha dado ese giro, piensa Candy, si decide seguirle el juego podrá satisfacer las necesidades que hasta ese momento no sabía que tenía, pero y si solo está probándola, ¡oh dios!... una decisión tan difícil. Se decanta por la opción más fácil, la que no opone resistencia alguna a sus hormonas
-Esa pregunta podrías respondérmela tú, ¿Qué clase de experimento te apetece jugar? - dice con coquetería.
La limusina se detiene justo en ese momento frente a un precioso restaurante de dos pisos con una preciosa fuente en frente, se ve muy caro, fino y elegante, él la ayuda a descender, sin querer rosa con la yema de sus dedos su cintura, la toma de la mano y la conduce dentro. El capitán los recibe y los conduce a la mesa, Candy presta atención a que la iluminación es baja y elegante, con decorados sencillos.
Terry caballerosamente le abre la silla a Candy, tocando accidentalmente esta vez su hombro, se detiene en ese toque más de lo debido y la hace estremecer, toman los menús, él ordena un vino tinto, que sirven en dos copas altas.
-Entonces, ¿En qué estábamos? - Ella se ahoga con el vino que estaba tomando
-Hablábamos del trabajo por el que estoy aquí, que por cierto tiene un peso importante para la evaluación final, es sobre el estudio de tu personalidad-
-Bien. Entonces supongo que debo sentirme alagado
-Supongo…- contesta ella, la conversación la hace sentir tan incómoda, pero a la vez tan contenta.
- ¿Ya sabes que vas a pedir? - pregunta Terry
–Sí. – Contesta Candy. Terry llama al camarero y ordenan.
Comienzan una plática más inocente, empiezan a hablar de sus sueños, de sus añoranzas, de quienes son ahora y quienes fueron, se dicen cosas que jamás creyeron hablar con otra persona, pero ahí están los dos, sonriendo, queriendo saber más del otro, sin entender el porqué de esa necesidad. Ambos sienten una añoranza intensa por el otro.
Terry la observa atentamente, cuando habla de sus sueños, sus ojos cobran mayor brillo. Dios es tan hermosa, tan natural, tan perfecta, nunca ninguna mujer había despertado eso en él. Una ternura invade todo su ser, cuando la mira puede ver todos sus sueños reflejados en ella, en la tez blanquecina, en sus pecas y en sus preciosos ojos verdes, ve en ellos la luz que siempre le ha faltado a su vida.
-Candy, entonces ¿Qué es lo que necesitas saber de mí para tu trabajo? - Pregunta con demasiada amabilidad. Con lo que consigue desconcertar a Candy.
-Oh, bueno, quisiera saber muchas cosas, pero en particular quisiera saber porque te comportas de esa manera tan…- No sabe cómo expresarlo sin sonar ofensiva
–Sé a qué te refieres, pero quisiera que entendieras que es necesario, es la única forma que tengo de protegerme, conozco muchas chicas con hormonas locas, y es tan difícil mantenerlas a raya, así que ese es el único medio de auto preservación que poseo.
-Supongo que te entiendo, creo que debe de ser difícil estar ante todos eso reflectores todo el tiempo- Dice algo preocupada
–No tienes ni idea…- Responde Terry
La velada está llegando a su fin, una noche perfecta para ambos, una historia de amor infinito que apenas empieza y ambos lo sienten, una historia de amor ancestral que cobrara vida de nuevo en ellos, Terry lo sabe y no puede dejar pasar un solo segundo más.
-Candy creo que ha llegado la hora de que te lleve a tu casa…
-Oh...-
Es lo único que, a cierta a decir, estaba tan absorta en la plática que apenas noto el paso del tiempo, esta de cierta forma decepcionada, no quería que esta velada acabara jamás, ha sido como un pequeño cuento de hadas.
-Candy tengo que serte honesto, pero quiero que antes de hacerlo me prometas que no te molestaras y serás honesta conmigo ¿De acuerdo? - le dice mirándola a los ojos, intentando ver más allá, intentando descifrar los secretos de su alma.
Ella piensa en qué podrá ser, observa la profundidad que reflejan sus ojos y sabe que no tiene escapatoria, pero tiene pánico, presiente que lo que le dirá cambiará su vida.  
-Escucha… desde que cruce la mirada con tus preciosos ojos verdes mi corazón no deja de latir apresuradamente, y sé que tú también lo sientes ¿O me equivoco? - Ella no responde
–Me lo tomare como un sí, no quiero que esta cena termine así, así que podemos salir por detrás e ir a mi apartamento, o regresar a limusina y llevarte hasta tu casa, yo estoy dispuesto a todo a partir de ahora, por ti, solo por ti, antes de que respondas quiero dejar en claro que nunca he llevado a ninguna mujer a mi apartamento y hace mucho que no tengo una relación, en ninguno de los sentidos, bien con esto quiero decir que no solo te estoy proponiendo lo obvio si no algo más, sé que la has sentido, la conexión que hay, la magia, el lazo que nos une, sé que no estoy loco y que tú también lo sientes, sabiendo todo esto, dime…
-Dios, es verdad- Piensa Candy
Ella lo sabe, hay algo que los une, algo más allá del raciocinio humano, que nos lleva a creer que un amor no puede ser así de profundo al comienzo, pues nos han mentido. Es posible, ella lleva toda la vida dudando del amor, sí, sabe que existe, pero siempre dudo encontrarlo y, sin embargo, aquí está y él también lo siente, todo el futuro depende de esa decisión, siente tanta angustia, miedo, incluso pavor de solo pensar que es la última vez que lo vera, tiene que tomar una decisión, ¿y si se equivoca?, pero nunca antes había sentido nada por nadie ni atracción, ni mariposas en el estómago como ahora.
Terry la ve directo a los ojos y poco a poco va acercando sus labios a los de ella, primero suave y delicadamente, ella le rodea el cuello con sus brazos atrayéndolo más  y haciendo que el beso se profundice,  él va sintiendo como Candy se estremece entre sus brazos y con esto ya sabe la respuesta, por la mente de cada uno pasan escenas de una vida pasada, dolor, perdida, y  un amor inconcluso, cuando se separan tienen la sensación de que han vuelto a encontrarse y ahora, para no separarse jamás, es una nueva oportunidad y solo dependerá de ellos.
Cuando el universo conspira para ayudar a dos almas, que en algún punto de su existencia fueron separadas injustamente y, sin embargo, el hilo del destino las une tan intensamente, que se les hará justicia en otra vida.
Sus almas han sido unidas por el hilo del destino, no importa cuando, ni donde, ni las circunstancias, se volverán a encontrar.
FIN
GRACIAS POR LEER.