Mi amor por ti ¡no murió!
sigue viviendo en la fría,
ignorada galería
que en mi corazón cavo.
Por ella desciendo
y no la encontrare salida,
pues sera toda mi vida
esta angustia de buscarte
a ciegas, con la escondida
certidumbre de no hallarte.
Sound fic de la canción “Igual que ayer”
Interprete: Madison
Carta 2.
Correspondencia para el señor William.
Querido Albert.
Me alegra mucho saber de ti, recibí tu carta hace unos días pero mis múltiples ocupaciones no me habían permitido responderte, te ofrezco una disculpa.
Contestando a tus cuestionamientos acerca de lo que se comenta en los diarios sobre la enfermedad de Susana, te digo que su salud es regular, algunas veces se encuentra sonriente, con energía para los planes que tiene a futuro, por que como es de tu conocimiento, ella dedica su tiempo a hacer obras para Robert, mi amigo y director en el teatro. Después del desafortunado accidente de hace ya varios años, su ánimo estaba por el suelo, así que Robert al verla sumergida en tal depresión la insto a escribir algunas obras teatrales, pues según él, su mente estaría ocupada y trabajando, aunque no en el escenario, si en el teatro que es su pasión, como lo es para mí. Pero también hay días de obscuridad, es tan deplorable ver como su vida se consume y no poder hacer nada para aliviar el dolor que la aqueja, a veces me gustaría tanto estar en su lugar, porque con el pasar de los años… creo con total certeza que perdí más de lo que gane.
Pero supongo que tú mejor que nadie conoce la historia entre Candice y yo, aunque mi madre siempre está a mi lado apoyándome en estos momentos tan difíciles, no tengo con quien desahogar lo que me carcome el alma, no hay oídos que se presten a escuchar lo que siento sin tomar partida por Susana, creen que es justo que yo esté a su lado, que me haga responsable de ella y de su futuro, especialmente su madre pero ¿dónde quedo en el juego siniestro que la vida me dio?
He de decirte que recibir tu carta me sorprendió bastante, dude en responder pero, aquí me tienes, sabes… todavía recuerdo con nostalgia aquel día en que Candy me dijo adiós, no habrá segunda parte y prometió que era lo mejor, no le dio tiempo a este loco corazón de entender lo que paso, si fuimos dos, ahora solo quedo yo.
He aprendido a que todo tiene un comienzo, pero también un final y que debemos seguir con las cicatrices, aun no entiendo ¿Por qué se quiso ir de mí? Si habríamos podido encontrar alguna solución, la tuve aquí y luego la perdí. Susana nunca me dijo lo que hablo con Candy antes de que se marchara y creo firmemente que esto la motivo a alejarse y hacerme el camino más fácil, pero con su decisión también me destruyo el alma.
En algunas ocasiones la he visto en los periódicos, sigue siendo la joven encantadora que conocí, la misma sonrisa aunque un poco desangelada, los ojos hermosos que aun veo en mis recuerdos y que no me permitió ver antes de que se marchara.
Poco tiempo después, supe de su compromiso, lo leí en los diarios de Nueva York. A ti no te puedo mentir… eres mi amigo y confidente la única persona en la que puedo confiar, saberlo me dejo el alma destrozada, pero si aquel hombre que le dará su apellido la hace feliz… entonces Candy será feliz por los dos.
Sé que todo este tiempo has compartido el departamento con mi pecosa bajo su cuidado, ella me lo ha contado en la correspondencia que hace algún tiempo intercambiábamos, eran pocas las cartas que Candy me enviaba, supongo que sus múltiples ocupaciones no le permitían ser constante con sus epístolas. Desafortunadamente desde el accidente de Susana estas dejaron de llegar, entiendo perfectamente los motivos por las cuales estas finalizaron. Yo tampoco lo seguí haciendo pues la salud emocional de Susana en estos momentos es mi prioridad.
Tu que la tienes tan cerca, dile que la extraño, que aún me hace daño recordar cuando se fue, dile que los años aquí no han pasado aunque le miento a todos que estoy bien, dile que… la amo igual que ayer. Si la ves y hay alguien a su lado, quédate callado que yo no quiero saber.
T.G.
Me alegra mucho saber de ti, recibí tu carta hace unos días pero mis múltiples ocupaciones no me habían permitido responderte, te ofrezco una disculpa.
Contestando a tus cuestionamientos acerca de lo que se comenta en los diarios sobre la enfermedad de Susana, te digo que su salud es regular, algunas veces se encuentra sonriente, con energía para los planes que tiene a futuro, por que como es de tu conocimiento, ella dedica su tiempo a hacer obras para Robert, mi amigo y director en el teatro. Después del desafortunado accidente de hace ya varios años, su ánimo estaba por el suelo, así que Robert al verla sumergida en tal depresión la insto a escribir algunas obras teatrales, pues según él, su mente estaría ocupada y trabajando, aunque no en el escenario, si en el teatro que es su pasión, como lo es para mí. Pero también hay días de obscuridad, es tan deplorable ver como su vida se consume y no poder hacer nada para aliviar el dolor que la aqueja, a veces me gustaría tanto estar en su lugar, porque con el pasar de los años… creo con total certeza que perdí más de lo que gane.
Pero supongo que tú mejor que nadie conoce la historia entre Candice y yo, aunque mi madre siempre está a mi lado apoyándome en estos momentos tan difíciles, no tengo con quien desahogar lo que me carcome el alma, no hay oídos que se presten a escuchar lo que siento sin tomar partida por Susana, creen que es justo que yo esté a su lado, que me haga responsable de ella y de su futuro, especialmente su madre pero ¿dónde quedo en el juego siniestro que la vida me dio?
He de decirte que recibir tu carta me sorprendió bastante, dude en responder pero, aquí me tienes, sabes… todavía recuerdo con nostalgia aquel día en que Candy me dijo adiós, no habrá segunda parte y prometió que era lo mejor, no le dio tiempo a este loco corazón de entender lo que paso, si fuimos dos, ahora solo quedo yo.
He aprendido a que todo tiene un comienzo, pero también un final y que debemos seguir con las cicatrices, aun no entiendo ¿Por qué se quiso ir de mí? Si habríamos podido encontrar alguna solución, la tuve aquí y luego la perdí. Susana nunca me dijo lo que hablo con Candy antes de que se marchara y creo firmemente que esto la motivo a alejarse y hacerme el camino más fácil, pero con su decisión también me destruyo el alma.
En algunas ocasiones la he visto en los periódicos, sigue siendo la joven encantadora que conocí, la misma sonrisa aunque un poco desangelada, los ojos hermosos que aun veo en mis recuerdos y que no me permitió ver antes de que se marchara.
Poco tiempo después, supe de su compromiso, lo leí en los diarios de Nueva York. A ti no te puedo mentir… eres mi amigo y confidente la única persona en la que puedo confiar, saberlo me dejo el alma destrozada, pero si aquel hombre que le dará su apellido la hace feliz… entonces Candy será feliz por los dos.
Sé que todo este tiempo has compartido el departamento con mi pecosa bajo su cuidado, ella me lo ha contado en la correspondencia que hace algún tiempo intercambiábamos, eran pocas las cartas que Candy me enviaba, supongo que sus múltiples ocupaciones no le permitían ser constante con sus epístolas. Desafortunadamente desde el accidente de Susana estas dejaron de llegar, entiendo perfectamente los motivos por las cuales estas finalizaron. Yo tampoco lo seguí haciendo pues la salud emocional de Susana en estos momentos es mi prioridad.
Tu que la tienes tan cerca, dile que la extraño, que aún me hace daño recordar cuando se fue, dile que los años aquí no han pasado aunque le miento a todos que estoy bien, dile que… la amo igual que ayer. Si la ves y hay alguien a su lado, quédate callado que yo no quiero saber.
T.G.
Escrito por Nanamy
Anexo el enlace de la primer carta que Candy no se atrevió a enviar a su rebelde amor y que mi loca imaginación creo.
https://www.elainecandy.com/t24202-terry-girls-cartas-una-bala-perdida?highlight=cartas