Ciao bellissime combattenti, por fin las Amazonas de Terry hacemos nuestra aparición en esta Guerra Florida 2020. Y, como de costumbre, con toda la actitud.
—Exacto, por fin se acuerdan que tienen a un Terry que proteger —el hermoso marques de Grandchester, como suele hacer, interrumpe, ahora desde un muy cómodo sofá. Sin embargo la amazona del veneno lo ignora alegremente.
Tiempos difíciles para el mundo, pero en medio de todo esto quisimos traer un poco de tranquilidad y diversión ayudadas de nuestra creatividad.
Iniciamos con esta bienvenida, escrita por la Capitana Letellier (Ayame D.V.). Pongan atención porque quien lea con cuidado recibirá premio el próximo lunes.
—Ni creas que no me di cuenta que ignoraste mi comentario, Nerd.
—Mio cuore, io niente te ignoro, es imposible hacerlo. —La amazona se acerca a él dejándose caer en su regazo para acomodarse.
—Milo no anda por aquí, pero si esos seres que dicen las vigilan —dice el guapo, guapísimo hombre empujando a Maia, quien al oírlo de inmediato se levanta, no sin antes depositar un beso en la mejilla del británico.
Llegada de las Amazonas a la Guerra Florida 2020.
Escrito por Andreia Letellier (Ayame D.V.)
Escrito por Andreia Letellier (Ayame D.V.)
Chronos nos mandó vigilar con seres de la noche que nos tienen bajo su estricta supervisión y nos limitan el contacto con Liath. No dejan de vigilarnos día y noche. Como somos las capitanas debemos sacrificarnos o castigará a amazonas y caballeros por igual.
Viernes 3 de abril, 2:30 hr. Ciudad de México.
Dos sombras avanzaban sigilosas y veloces sobre los tejados de los hoteles del Paseo de la Reforma, cerca del famoso Castillo de Chapultepec, deslizándose con gracia y precisión, como un suspiro que viaja a través del viento para llegar a su destino.
La silueta más alta hizo un gesto con la mano derecha para indicar a su acompañante que se detuviera. Habían llegado.
Estaban en la azotea del Hotel Four Seasons, desde donde dejaron caer cuerdas de rappel enganchadas a garfios bien sujetos de la cornisa del bello edificio, para colarse en la Suite Presidencial, que estaba de hecho en el último piso, así que no es que tuvieran que escalar demasiado hasta su destino.
Una vez afuera de la ventana que daba a la bella arboleda del Paseo, una de las mujeres, porque claro, eran chicas ese par, se quitó el guante de la mano derecha y tocó el cristal, que de inmediato se congeló; acto seguido la otra joven lanzó un pulso de energía morada y el cristal se hizo polvo.
Así de fácil, se colaron en la lujosa sala de la suite; miraron hacia todos lados, escanearon el sitio con sus cosmos y se asomaron hasta en el último rincón, asegurándose de que no las habían seguido…
Entonces se sacaron las capuchas negras que llevaban, cual sub comandante Marcos y sacudieron sus melenas para acomodarlas. Bueno, la más chiquita lo hizo, la otra sacudió su ponytail y el fleco y ya.
Una vez adentro, Andreia y Maia sonrieron divertidas y le llamaron a su amiga, la amazona invitada Rous y le dieron la ubicación exacta donde encontrarlas. Debía acudir sin demora y con mucho cuidado, por aquello de la mentada cuarentena que estaba liberando al mundo de la contaminación y los destrozos que los humanos solemos aventarle encima. La bella Rous no tenía que preocuparse si la seguían o no, a ella nadie la traía frita por ser ferviente admiradora del magnífico castaño que dormía plácida y apaciblemente en la enorme cama King size del dormitorio principal.
Mientras la joven arribaba, las Capitanas Moretti y Letellier se acomodaron a sus anchas, dejaron sus maletas llenas de chunches por ahí y fueron a la cocina a husmear en el refrigerador, pero como no encontraron nada, llamaron al room service y ordenaron unos frappés capuchinos para amenizar la espera.
─Allez ma chere Maia (vamos mi querida Maia); disfrutemos de la calma porque la tregua que pactamos con nuestros “terribles” vigilantes no durará mucho.
Andreia hablaba mientras revisaba nuevamente la suite en búsqueda de micrófonos ocultos, cámaras y demás. Los enemigos del duque no dejaban en paz a su bello protegido, y las fans menos; así que retomando su labor de guardianas del bellísimo Terrence Graham Grandchester, no debían dejar nada al azar; al menos mientras durara su corta libertad.
Cuando la hermosa italiana iba a responder, el característico sonido de llegada de un mensaje en su celular ultra sofisticado e imposible de descifrar para simples mortales se escuchó. Activó la pantalla con su maravilloso iris amatista y anunció:
─Rous è arrivata (Rous ha llegado), iré a abrirle.
Una vez dentro, la hermosa mujer, que era bajita como Moretti, pero con una personalidad potente y encantadores ojos marrón, miró asombrada todo a su alrededor.
─¡Órale! Terry sí que se da la buena vida ─dijo después de soltar un silbido de admiración─, ¡esto está de lujo!
─Évidemment, mon amie (evidentemente, amiga mía); Liath no merece menos.
─ Benvenuta, cara Rous. ─Maia llegó con los tres enormes vasos de las bebidas que habían ordenado y que entregaron justo cuando estaba por cerrar la puerta.
Claro, todo lo cargaron a la cuenta de Terry -_-
¿Y acaso pensaron que con todo ese relajo el bombón inglés no se iba a despertar? Obvio que sí…
Con la sonoras y divertidas carcajadas que Rous y Andreia soltaron sin reparo alguno, el hermoso británico se despertó de sopetón y se enderezó de un solo movimiento; quedando sentado en medio de la gigantesca cama, con los ojos adormilados y el cabello alborotado.
─¿Pero qué demonios? ─cuestionó, todo con ojitos papujados y, aun así, totalmente comestible porque no estaba usando la camisa de su pijama.
Más risas femeninas, de las cuales reconocía a la perfección dos… la otra…
Se levantó decidido de la cama. ¿Meses desaparecidas y ahora se presentaban como si nada? Ya verían las simples.
Ni siquiera se preocupó por calzarse o ponerse una camiseta, es más, le importó tres… cacahuates peinarse, ese par lo iban a oír; como que era el Marqués de Grandchester.
Con grandes zancadas alcanzó pronto la sala, donde efectivamente encontró cómodamente sentadas a sus capitanas y a una hermosa chica que estaba seguro había visto la Guerra Florida anterior; pero, aunque supo que había combatido con ferocidad, valentía y constancia, no tuvo oportunidad de hablarle personalmente.
Tan pronto se plantó en el umbral, las risas cesaron y tres pares de ojos se clavaron en su torso, lo cual casi le provocó querer taparse como las niñas. Lo bueno es que reprimió el impulso.
─Vaya, vaya ─empezó a hablar, con esa voz profunda y aterciopelada que podía amansar a las fieras, en especial a sus amazonas─, pero qué gran honor que hayan hecho un hueco en sus apretadas agendas para mí, señoritas.
Su sarcasmo legendario fue ignorado alegremente por las tres mujeres, que controlaron por los pelos las babas que casi se les salían al verlo en semejantes pintas.
Las tres chicas se quedaron en trance unos momentos, hasta que, cómo no, Andreia se despertó, se levantó de su lugar y con paso felino y seductor se le plantó enfrente para envolverlo en un abrazo que casi le sacó el aire de los pulmones.
─Tu m'as manqué ma vie (te extrañé, mi vida) ─susurró en el oído del actor, arrancándole un escalofrío, que no quiso saber si fue por el aliento cálido que le hizo cosquillas, o el frío tacto de la Amazona del Hielo.
Se la sacudió de encima más rápido que aprisa, pero el gusto de ser libre no le duró tanto pues un pequeño tornado rosa y morado le cayó encima enseguida.
─Mio amore (mi amor), qué gusto verte. ─Maia olvidó su usual recato y le saltó encima, enredando los brazos alrededor del fuerte cuello de Liath.
Este último no pudo contenerse y le devolvió también el abrazo un instante, antes de también quitársela y cruzar los brazos, muy molesto.
─Me extrañaron, sí claro. ─Entrecerró los ojos, ante la carnívora, digo, atenta mirada de Rous─. ¿De verdad esperan que les crea? Llevan meses, MESES desaparecidas, ¡¡me dejaron tirado con los caballeros dorados!!
Sí, Terry estaba molesto, furibundo de hecho. Por segundo año consecutivo lo dejaban al cuidado de los goldies; que eran realmente buenos amigos suyos a estas alturas; pero nunca podrían sustituir a sus queridas amazonas.
─Andiamo, mio cuore, non essere arrabbiato (vamos corazón mío, no te enojes). ─Maia tomó su brazo y lo jaló para uno de los sillones ─. Tú sabes cómo es Chronos.
─C’est vrai, (es verdad), el señor sigue de envidioso y ahora no solamente nos limita seriamente la existencia. ─Letellier se había vuelto a sentar y bebía de su frappé con singular entusiasmo cuando dijo esto.
─Sì, e non solo quello (Sí, y no solamente eso); ahora… ─Moretti se interrumpió para espiar a su alrededor, como buscando algo; no vio nada a simple vista, pero se mordió los labios y únicamente mostró un destello extraño en sus preciosos ojos de amatista.
El cosmo helado de la francesa pulsó también un par de veces, pero ninguna dijo nada, cosa que exasperó al de por sí enojado Terry, que se levantó del cómodo sillón donde lo había plantado su Nerd, y puso las manos en las caderas.
Los ojos astutos de Rous brillaron con avaricia, pero seguía muy callada asistiendo el intercambio entre el trío.
─Ahora… ─Terry arqueó una ceja, esperando respuesta, pero al no obtenerla decidió recurrir a tácticas de guerra avanzadas, armamento pesado pues.
Soltó el aire poco a poco y mostró su mejor arma, la bellísima sonrisa ladeada que sabía podía derretir hasta el helado corazón de Andreia Letellier. Por supuesto, surtió el efecto esperado y las tres mujeres casi se evaporan nada más de verle, y, cuando habló, usó su tono de voz más sexy…
─Bruja, Nerd… ¿me dirán qué carajos pasa?
Eeehh bien, una cosa es la voz seductora y otra muy diferente las palabras que barbotó su cerebro inundado de noradrenalina o.O
─D’accord trèsor (de acuerdo, tesoro), te contaremos. ─Letellier sorbió lo que quedaba de su bebida con un muy poco discreto sonido y luego soltó a bocajarro ─. Chronos envió algunos seres nocturnos y sombríos a secuestrarnos a ma chère Maia, y a mí. Nos mantienen encerradas en unas mazmorras “tenebrosas” y pocas veces podemos ver la luz del sol. Se mantienen pegados de nosotras, nos someten a su voluntad y, cuando Chronos dispone que salgamos unos momentos, van detrás de nosotras pegados a nuestros cuellos como sombras…
Todo esto lo platicó con voz gutural e intentando un tono oscuro y lúgubre, que arrancó una expresión de incredulidad tan cómica en Terry, que Rous estalló en risas divertidas.
─Ajá… Y a mí me secuestró el Hada de los dientes. ─Su perfecta ceja arqueada se elevó un poco más, mientras cruzaba los fuertes brazos sobre el pecho ancho y apetecible.
─Ma amore mio, non ci credi? (Pero mi amor, ¿no nos crees?); ¡¡es la verdad!! ─La dulce voz de la preciosa italiana mostraba notas de decepción porque Liath no les creía.
─No, sí les creo ─Se apresuró el actor a aclarar, con una punzada de culpabilidad que lo atravesó al ver esos ojos bellos que habían puesto expresión del Gato con Botas─. Lo que no creo es que no logren escapar, ustedes, las poderosas y escurridizas Amazonas.
─Eso tiene explicación, ma vie. ─Andreia estaba apagando las luces de toda la suite, cosa que extrañó al británico, pero este no dijo nada; esperando la mentada explicación─. O nos sacrificamos nosotras, las capitanas de tu guardia, o Chronos castigará a todas las demás, y a los caballeros también. Ha jurado esclavizarlos a todos y obligarlos a escuchar reggaetón y forzarlos a limpiar eternamente la Fundación, si no nos sometemos nosotras dos. ‒Revisó con detenimiento su bella manicura de la mano derecha‒. Y nadie desea eso, n’est ce pas? (¿no es así?)
La cara de compungimiento de la mujer fue tan lograda, que hasta Maia se la creyó.
Terry achicó los ojos, pero sus capitanas ni se inmutaron. En ese momento Rous decidió que ya llevaba mucho rato en silencio y ya se estaba aburriendo, pues no era su estilo.
─Oigan, todo ese asunto de los seres de la noche está muy bien y todo ─dijo, dejando su vaso también vacío en la mesita de centro de la elegante sala en blanco y negro─. Pero tengo una duda, ¿por qué apagaste las luces?
Las otras dos intercambiaron miradas cómplices y astutas.
─Perché "loro" sono qui (porque “ellos”, están aquí) ─explicó Moretti en voz bajita─; siempre están cerca, vigilando y observándonos que no hagamos nada que no nos hayan permitido.
Rous elevó las cejas y como no queriendo la cosa se fijó en los alrededores, pero no vio nada. ¿Será que las chicas estas ya veían alucinaciones? Considerando que eran las letales capitanas de la guardia del Marqués de Grandchester, consideró que acusarlas de necesitar una visita al loquero no sería muy prudente, así que se encogió de hombros y decidió seguirles la corriente y mejor se acercó discretamente a Terrence, que estaba bien distraído también escudriñando a ver si encontraba a los bichos nocturnos esos.
─C’est vrai… ustedes no pueden verlos si ellos no quieren; pero les aseguro que están aquí.
Una extraña luz destelló en los ojos verdes de ella y la sombra de una sonrisa flotó en sus labios.
─Ajá… mucha palabrería. ─El castaño ya había perdido el 98% de su muy escasa paciencia─. Mejor díganme como le hicieron para que las dejaran venir.
Moretti y Letellier sonrieron, pícaras.
─Eso caro mio, È un segreto tra loro e noi (querido mío, es un secreto entre ellos y nosotras) ─explicó cómplice la bella morena.
─Oui mejor disfrutemos de la tregua mon prècieux (mi precioso), que no durará mucho. ¿No nos exigiste que viniéramos para defenderte en la Guerra Florida de este año? ─Andreia estaba de pie, con una pierna más extendida que la otra y los brazos cruzados, en una pose típica en ella─. Bien! Nous sommes ici (aquí estamos). Aprovecha.
─Sí, además te trajimos una amazona invitada ─intervino Moretti─, nostra cara Rous (nuestra querida Rous).
Maia iba a extender la mano para presentarla, pero la chica, muy lista, ya estaba del brazo de Liath y este no supo ni en qué momento.
─Hola, guapo ─se presentó─. Soy Rous. Y antes de que preguntes, sí, tengo experiencia en combate. El año pasado estuve entre las filas de las Amazonas.
Dicho esto, recargó la cabeza en el hombro desnudo de Terry y aspiró su aroma con total deleite.
─Ya. ─Terry movió el brazo, tratando de sacudirse a la preciosa mujer de encima, sin éxito alguno claro, para diversión total de las capitanas─. Por si no lo han notado, la Guerra Florida YA empezó, y además estamos atrapados aquí. ¿La cuarentena por la pandemia les suena conocida? ¿O es que en sus mazmorras no llegan novedades?
Las chicas sonrieron felices, ¡cómo habían extrañado a este suculento caballero! Con sus sonrisas ladeadas, su porte majestuoso, su magnífica belleza y su encantadora ironía y sarcasmo. Estaban fascinadas… y él puso los ojos en blanco.
─Estamos perfectamente enteradas, ma vie (mi vida). ─La francesa se movió hasta donde estaban amontonadas varias maletas enormes y abrió una, de donde extrajo la tableta de Maia y dos lap tops, repartiéndolas a ella, a Rous y una para sí misma─. Vinimos preparadas, lanzaremos los ataques a larga distancia, así que alégrate trèsor, ¡nos quedaremos aquí contigo durante toda nuestra participación!
La chica lo anunció alegremente, para horror del marqués… aparentemente. La realidad las extrañaba mucho y, aunque fuesen solamente unos días, estaba feliz de tenerlas a su lado, combatiendo una vez más por él…
Gracias por su tiempo para leer, mes amies; espero que se hayan divertido tanto leyendo, como yo escribiendo.
Las Amazonas haremos arder el cosmos… por Terry.
Última edición por Gissa Alvarez el Lun Abr 06, 2020 4:53 pm, editado 1 vez