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Desde la fundación K-G Amazonas de Terry —Haremos Arder El Cosmos Por Terry
La Respuesta De Candy
Capítulo II
By Rossy Castaneda
Candy seguía sin entender la razón por la cual la Tia Elroy los había hecho viajar a Escocia. Su orden había sido tan enfática al decir que todos los miembros de la familia Ardley debían viajar, incluyendo a los Leagan, algo por demás incómodo para ella, luego de enterarse que fueron Elisa y la señora Leagan las que le llenaron la cabeza de ideas a la Tía Elroy para que finalmente accediera a aquella locura.
La habían llevado con engaños a la Mansión Ardley. En cuanto bajó del carruaje ella se dio cuenta que algo andaba mal, no era para nada normal que Niel saliera a recibirla.
Sus sospechas recobraron fuerza cuando el flash de una cámara trasluzó sus ojos verdes.
La desesperación se apoderó de ella, cuando la Tía Elroy le anunció que por orden del Tio abuelo William, debía casarse con Niel. Su estómago y toda ella se estremeció ante aquella sentencia.
Ideó una y mil maneras para escapar, pero nada le resultó, hasta que, al ver su desesperación las dos mucamas encargadas de su cuidado le ayudaron a escapar.
Grande fue sorpresa al descubrir la verdadera identidad del Tío abuelo, pero también fue ventajosa. Quien fuera su amigo y luego su padre adoptivo se presentó en aquella fiesta y tal como se lo había prometido, dio por cancelada aquella locura, encendiendo la ira de los Leagan, especialmente de las dos damas.
Ahora se encontraban frente a ella, dos años después de la última vez que los vio en la inauguración de uno de los hoteles de su propiedad, en donde ella estaba segura que detrás de la disculpa pública de la señora Leagan estuvo la mano de Albert y la Tia Elroy.
Niel se veía tranquilo e incluso cambiado, no así su hermana Elisa quien seguía lanzándole miradas cargadas del mas puro odio y resentimiento al igual que lo hacía su madre.
Mientras se alejaba de todos, Candy recordó la última vez que Elisa la insultó antes de marcharse junto a su familia a Florida. Recordó como Albert y la Tia Elroy la expulsaron de la Mansion Ardley.
Recordó también el rostro de asombro de todos los presentes por la reacción de la Tía Elroy, ya que Elisa había sido siempre su sobrina preferida a quien le permitía todo tipo de insultos contra ella; hasta ese día.
Dos meses después de la fallida fiesta de compromiso, la señora Elroy organizó una cena familiar para limar asperezas con los Leagan y ella había llegado a la Mansión Ardley de Chicago dos horas antes, tal y como le fue solicitado.
Con los nervios a flor de piel, siguió a Dorothy quien la llevaba en dirección a la biblioteca en donde la señora Elroy y Albert aguardaban por ella.
Antes de entrar, tomó una bocanada de aire, imaginando que como siempre lo había hecho, la señora Elroy arremetería contra ella, pero se llevó una gran sorpresa. La señora Elroy la recibió con una calidez que jamás le había mostrado antes. Y sus palabras iniciales en cuanto ella tomó asiento, la dejaron con la mandíbula desencajada.
Sosteniéndose de la barandilla del enorme transatlántico, Candy cerró sus ojos y los recuerdos vívidos de aquella tarde llegaron a ella.
Flash back....
—Candice, antes que nada quiero ofrecerte una disculpa por mi mal comportamientos hacia ti durante todo este tiempo. Te culpé de la muerte de Anthony, cuando en realidad, lo sucedido entonces fue un lamentable accidente del cual la única responsables fui yo, por no disuadir a William de realizar aquella cazaría por motivo de tu presentación con los miembros del Clan, cuando lo correcto era que se hiciera una fiesta en donde todos te vieran como la pequeña dama que eras.
—Señora Elroy —Candy la interrumpió, pero Elroy la detuvo con gesto de su mano
—Candice, déjame decir lo que he cayado durante tanto tiempo.
—No hace falta que lo haga —dijo la joven rubia al ver que aquello no era nada fácil para la matriarca Ardley.
—Necesito hacerlo Candice —replicó ella —Cuando George se presentó frente a mí con los documentos de tu adopción firmados por William, me enfurecí tanto y me preguntaba ¿cómo se le ocurría a William adoptar a una niña de procedencia dudosa para ser miembro de nuestra respetada familia? Creí que mi sobrino mayor había perdido el juicio como lo habían hecho Anthony, Stair y Archie. En aquella ocasión, George me entrego una misiva de William explicándome sus razones, pero me negué a leerla —Elroy apretó los ojos —durante todo ese tiempo, mi enfado no me permitió ver el gran parecido que tenías con Rosemary, ahora que William ha tomado el lugar que le corresponde y se ha instalado en casa, hemos tenido el tiempo de charlar sobre algunos asuntos, —tomó una bocanada de aire —la misiva que me negué a leer durante tanto tiempo en donde mi sobrino me explicaba las razones de tu adopción, fue uno de los puntos a que tocamos.
—Señora Elroy, eso ya es parte del pasado —la interrumpió Candy una vez más.
—Aun no termino Candice —su voz se suavizó —luego de la muerte de Paula, la madre de Rosemary y William, nos mudamos a Lakewood por una larga temporada. William estaba muy afectado por la pérdida de su amada esposa —hizo una pausa —Un año después de la muerte de Paula, William conoció a una joven pueblerina y se enamoró de ella, yo me opuse rotundamente a esa relación ya que la muchacha era bastante joven para él, pero a mi hermano no le importó mi opinión y se casó meses mas tarde. Nunca la llevó a la Mansión de Lakewood, se fue a vivir con ella a la casa del bosque, pero iba diariamente a la Mansión de Lakewood para pasar un tiempo con William que aún era niño de once años . Meses mas tarde mi hermano sufrió un accidente en donde perdió la vida mientras regresaba de Chicago, su joven esposa quien estaba en un estado avanzado de embarazo, se puso muy mal, tuve que ingresarla en el hospital del pueblo de donde se escapó, nunca volvimos ha saber nada de ella ni de la criatura que estaba por nacer —cerró los ojos —por mas que la buscamos nunca dimos con su paradero
—Lo lamento —musitó Candy tristemente por aquel relato, aunque no entendía por que razón la señora Elroy se lo estaba contando a ella y así lo manifestó. —¿Por qué me cuenta todo esto a mi?
Incapaz de responder, Elroy se echó a llorar.
—Por que tu eres la criatura que crecía en aquel vientre —respondió Albert.
—¿Que? —los ojos de Candy se cristalizaron.
—Cuando te vi en la colina por primera vez, algo en tus ojos llamó mi atención, eran tan parecidos a los de mi hermana Rosemary y a los de mi padre. Se lo dije a George. Pasado el tiempo volvimos a encontrarnos cuando estuviste a punto de morir ahogada, mientras dormías, observe detenidamente cada una de tus facciones y entonces me di cuenta que tu parecido con Rosemary era mayor.
—Le pedí a George que investigara sobre como fue tu llegada al hogar de Pony y fue así como después de meses de investigar, George finalmente encontró una pista que lo llevó a conocer el nombre de tu madre y las razones que tuvo para dejarte en las puertas del Hogar de Pony.
—Candy —Albert tomó sus manos —tu madre era la joven esposa de mi padre; —estaba muy enferma cuando vino a buscarnos a la Mansión de Lakewood para que nosotros cuidáramos de ti, pero encontró la casa sola, tal vez en su momento, tu madre hizo lo único que le quedó por hacer pensando en lo cerca que estaba esa pequeña casa hogar de la Mansión de Lakewood, quizás guardó la esperanza que nosotros algún día daríamos contigo —Albert sonrió —y así sucedió después de varios años, aunque las circunstancias no fueron las mejores —acarició las mejillas de la joven rubia que estaban bañadas en lágrimas —en cuanto lo supe, no dude ni un instante en iniciar los tramites de adopción, tu merecías estar y crecer en el lugar que te corresponde, junto a la familia que el caprichoso destino te separó antes que nacieras. En la misiva de la que hace mención nuestra Tía, yo le explicaba todo, pero una vez mas el caprichoso destino se interpuso impidiendo que ella cegada por la rabia por mis acciones se negara a leerla.
—Candice, espero algún día puedas perdonarme por todo el daño que te cause durante tantos años —interrumpió Elroy entre sollozos.
—Tia Elroy —Candy se acercó a ella y tomó sus manos —no tengo nada que perdonarle, sé que si hubiese sabido que yo era aquella bebé, me hubiese abrigado de la misma manera como lo ha hecho con los chicos.
Unos toques a la puerta hicieron que los tres miembros Ardley rompieran el abrazo en que se habían fundido y tras limpiar sus rostros se dirigieron al comedor en donde los demás aguardaban por ellos.
Albert se sentó a la cabeza de la mesa, teniendo a su lado a las dos mujeres mas importantes de su vida, su Tía Elroy a la derecha y Candy a la izquierda.
Llegado el momento del postro Elroy se dirigió a Candy.
—Candice, pienso que es momento que te mudes con nosotros y ocupes el lugar que te corresponde como un miembro de la familia Ardley.
—Agradezco su ofrecimiento Tia Elroy, pero no deseo dejar de lado lo que con tanto sacrificio logré por mi propia cuenta. Ser enfermera es lo que yo elegí y es lo que quiero seguir haciendo.
Pese a saber su verdadero origen, el cual le daba un giro de ciento ochenta grados a su vida, Candy no quería renunciar a su libertad y al trabajo que tanto amaba, sabía de sobra que si aceptaba aquel rol, debía renunciar a lo que con tanto esfuerzo, sacrificio y lágrimas había obtenido y en lo que se refugiaba, trabajando turnos dobles la mayor parte del tiempo, para no pensar en nada ni en nadie.
—Oh vamos Candy, acepta la propuesta de la Tía Elroy —intervino Archie
—Si eso es lo que te impide aceptar ocupar tu lugar, no pienso impedírtelo —dijo Elroy mientras colocaba la cuchara en el plato.
Los ojos de Candy amenazaron con salir de sus cuencas y los de Elisa destellaban furia al ver como todos en aquella reunión le rogaban a aquella maldita moza de establo.
La señora Elroy prosiguió..
—Hasta donde tengo entendido, la clínica que William piensa construir en el Hogar de Pony, necesitara una enfermera y tu podrías ayudar —dijo la Tia Elroy como último recurso para que ella aceptara ocupar el lugar que le correspondía —podemos mudarnos por algún tiempo a la Mansión de Lakewood para que puedas ir y venir tantas veces lo desees.
Candy giró su rostro y miró a Albert quien le sonreía.
—Pensaba decírtelo el día de tu cumpleaños pequeña, pero mi Tía me ha malogrado la sorpresa.
Por debajo de la mesa Elisa apretó los puños.
Elroy suspiró y negó con la cabeza
—¿Y como pensabas ocultárselo hasta entonces?
—Impidiendo que Candy visitará el Hogar de Pony—respondió Albert sonriendo sabiendo que no hubiese podido lograr tal cosa.
—Como sea —dijo la señora Elroy dirigiéndose nuevamente a Candy —¿y entonces Candice que me dices, aceptaras dejar tu departamente para venir a vivir con nosotros y ocupar el lugar que te corresponde?
—Que tanto le ruegan a esta moza de establo —estalló Elisa.
—Elisa compórtate —Sara intervino.
—Como podría hacerlo después de escuchar como todos en esta mesa le ruegan y se desviven por una mugrosa huérfana —espetó molesta.
—Elisa cállate —Elroy se puso de pie.
—No pienso callarme Tia Elroy, todo cuanto digo es cierto —Elisa empuñó sus manos —no entiendo por qué ha cambiando con respecto a esa mugrosa —señaló a Candy.
—¡Basta! —gritó la matriarca Ardley enfurecida —no te permitiré un insulto mas en contra Candice.
—¡Tia Elroy! —¿Como puede ponerse de parte de esa hospiciana? —se dirigió a Candy de manera despectiva.
—Te exijo que te disculpes con Candice ahora mismo —increpó Elroy.
—No pienso humillarme de tal manera —respondió la joven Leagan.
—Pues tendrás que hacerlo —Albert intervino poniéndose de pie —para que les quede bien claro a todos, Candice —tomó a la joven de la mano y la hizo ponerse en pie para imponer su presencia —es una Ardley y como tal será tratada de ahora en adelante —Albert los miró a cada uno —cualquiera de ustedes que se atreva a atentar en contra de ella de ahora en adelante, le pesará ¿les ha quedado claro? —fijo su mirada azul a una enfurecida Elisa.
—Maldita moza de establo, seguro te has deslizado bajo la ropa de cama del Tio William —gritó furiosa.
Tan pronto como escuchó aquellas palabras, Elroy se dirigió hasta el lugar donde Elisa se había puesto de pie y le cruzó el rostro con una fuerte bofetada.
—¿Como te atreves a decir tal aberración muchacha insolente?
—Tia Elroy —gimoteó Elisa acariciando su enrojecida mejilla —¿que otra explicación puede haber para que el Tío William la proteja tanto?
—Candice es la hija de la segunda esposa de mi hermano William —gritó Elroy enfurecida.
Fin del Flash back...
Candy abrió los ojos y suspiró tras salir de sus recuerdos. Habían pasado tantos años desde entonces, años en los que su Tía los dedicó a convertirla en lo que ahora era, una distinguida dama de sociedad a quien todos respetaban y admiraban por su manera tan desmedida de ayudar a los mas necesitados en especial a los niños huérfanos.
Con la ayuda de Albert y el apoyo de su Tía Elroy, organizaba cada año una velada en donde figuras importantes de la sociedad de todo el Pais, se reunían y dejaban grandes aporte en pro de los menos afortunados.
Ayudar a los demás, le permitió olvidarse del sufrimiento que guardaba en lo mas profundo de su corazón durante muchos años y ahora, estaba ahí sobre un transatlántico y no cualquiera, sino el mismo donde conoció a la razón de su soledad y por quien lloraba algunas noches al recordar que unos días después de su regresó de Florida, le entregaron su misiva. En cuanto la leyó supo lo que aquellas cortas palabras significaban, había tomado el primer tren hacia New York, con la ilusión de finalmente hacer realidad su sueño de amor, pero una vez más su corazón sufrió un fuerte golpe, cuando la portera del edificio donde estaba su departamento, le informó que la razón de su vida por quien se mantuvo viva, se había marchado.
Aquellas palabras se quedaron grabadas en su corazón y su mente.
“SI BUSCA AL JOVEN GRAHAM, LE INFORMO QUE SE HA MARCHADO A LONDRE, JUNTO A UNA GUAPA ACTRIZ QUE SOLÍA VISITARLO MUY SEGUIDO”
Candy dejó caer unas silencios lágrimas al recordar aquellas palabras las cuales se convirtieron desde entonces en su sentencia de muerte obligándola a vivir y a sonreír por inercia
Todo aquello era como si el cruel destino se estuviera burlando de ella, revolviendo en su interior los recuerdos mas dolorosos que durante años mantuvo resguardados en el mas recóndito lugar de su ser.
—¡Por Dios! —Dijo alzando su falda y corriendo en dirección hasta donde una joven mujer gritaba por ayuda.
Como siempre solía hacerlo cuando se trataba de ayudar a los demás, Candy se olvido de todo, incluso del peligro en el que estaba por ayudar a la joven que luchaba por no caer al inmenso mar.
Para evitar que cayera, Candy la sujetó de una de sus manos, pero el revoloteo de ella se la estaba poniendo difícil y si no buscaba ayuda, ambas terminarían en las aguas del Atlántico.
Última edición por RossyCastaneda el Lun Abr 13, 2020 6:32 pm, editado 1 vez (Razón : Olvide colocar las imágenes con el escudo de las Amazonas ????)