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La Respuesta De Candy
Capítulo X
By Rossy Castaneda
—Stair hermano —Archie se lanzó a sus brazos llorando como un niño.
—Archie —Respondió el chico de lentes uniéndose a su llanto —perdóname por haberte causado tanto dolor con mi supuesta muerte
—Eso ya no tiene importancia —decía el joven castaño —estás aquí vivo —tocó su rostro —junto a nosotros —aunque no entiendo porque no nos buscaste —dijo entre reclamo y reproche.
Uno a uno los miembros de los Ardley se fueron acercando y se unieron al abrazo
—Es una historia muy larga la cual resumiré —respondió señalando la mes para que todos se sentaran en sus respectivas sillas.
Un vez todos se acomodaron, Stair comenzó a relatarles todo lo que vivió después que su avión sufrió el enviste de la artillera de aviones Alemanes donde algunos de aquellos proyectiles lo impactaron a él, pero gracias a Dios ese día se había colocado un paracaídas que él mismo inventó y por primera vez uno de sus desastrosos inventos funcionó y le salvaron la vida.
—Mis heridas eran graves, pero con la poca fuerza que tenía me las arreglé para buscar ayuda. Cuando creí que todo estaba perdido, escuché voces y luego de gritar pidiendo auxilio me desmayé. Para cuando desperté me encontraba en un hospital de Paris. Me explicaron que una pareja de ancianos me habían llevado muy mal herido, pero que no habían dicho ni mi nombre ni nada que los llevara a saber si yo era o no un saldado herido en combate ya que no llevaba ni mi uniforme ni mi placa de identificación. El terror se apoderó de mi en ese momento, cuando quise moverme y no sentí mis piernas, removí las sábanas que me cubrían y mis piernas estaban ahí, solo que yo no podía moverlas. El médico comenzó a explicarme cual era mi condición y me preguntó luego por mi nombre. Decidí en ese momento fingir que no recordaba nada, sabia que si decía mi nombre, se pondrían en contacto con ustedes y lo menos que quería era causarles molestias, yo había decidido por mi cuenta ir aquella guerra y no era justo que ustedes cargaran conmigo por el resto de mis días. Pero las cosas no salieron como planeé, un día, hubo cambió de personal medico y para mi desgracia o suerte, el médico que asignaron al pabellón donde me encontraba, era el mismo médico que estuvo en la fiesta que Elisa organizó el día que estuviste junto a Annie en la Mansion Ardley de Chicago —Stair se dirigió a Candy.
—¿Te refieres a Michael? —preguntó la rubia al recordarlo.
—Si, él —respondió el joven pelinegro —me reconoció en cuanto me vio y tuve que decirle la verdad y pedirle que me guardara el secreto. Al principio se rehusó pero al escuchar mis razones finalmente accedió con una condición la cual acepté, no tenía otra opción.
Permanecí en la casa de los padres Michael todo el tiempo que duró la guerra hasta que me tocó cumplir lo que le había prometido. Vine a Londres junto a él y con su ayuda, me sometí a terapias de rehabilitación en una clínica especializada —suspiró —si durante la guerra no había muerto, estuve a punto de hacerlo al ver a Anthony en aquel lugar —Stair sonrió —luego de salir de mi impresión, me acerqué a él y su sorpresa fue igual que la mía. Anthony quien estaba junto al señor Vicent me explicaron lo sucedido, al igual que yo también lo hice. A partir de ese momento me mudé con ellos, no sin antes agradecer a Michael todo lo que hizo por mi.
—¿Pero como es que Patty lo supo?
—El señor Brown me contó lo mal que Patty la pasó el día de mi supuesto entierro, Anthony me convenció que ella merecía saber que estaba vivo y fue así que durante uno de los viajes del señor Brown a America la localizó y le entregó mi carta.
—¡Dios mío! La tía Elroy morirá cuando te vea —musito Candy
—Tia Elroy ha resultado ser mas fuerte que un roble —Stair rió —fui a la Villa de Escocia a buscarlos para hablar con todos y solo la encontré a ella junto a la señora y el señor Leagan. La pobre se impresionó tanto que la abuela Martha tuvo que reanimarla.
—¿Y donde está la abuela Martha? —dijo Candy mirando a todas partes.
—En la habitación seguramente tomando el té con la Tia Elroy.
***************
Sus ojos ambarinos brillaron al recordar la rigidez de quien fuera su compañero de Colegio en el pasado. Ella era experta en decir verdades a medias, siempre le resultaba excitante ver como el rostro de quien las escuchaba se transfiguraba.
Y el pobre idiota de Terrence había creído en sus palabras, aún cuando se esforzó por ocultar su verdadero sentir ella pudo ver aquella chispa de furia en sus ojos azules.
Elisa sonrió y se recostó en el respaldo del coche de alquiler que la llevaba de regreso al Hotel Savoy, su misión de envenenar más a Grantchester en contra de la maldita ex moza de establo había dado los resultados que ella esperaba. Si ella no podría ser feliz con Anthony, tampoco permitiría que Candice lo fuera con aquel maldito engreído que se atrevió a escupirle el rostro años atrás, y de paso le amargaría la existencia a aquella maldita arpía castaña por entrometerse en su camino. Le resultaba divertido imaginar el rostro de Isabell Turner al ver a Terrence y a Anthony peleando por Candy.
Cerró sus ojos y comenzó a recordar su charla con aquel insolente Inglés, luego que su compañera de tablas se marchara con otro actor que apareció de la nada. Al principio Terrence se mostró hostil, pero ella no se dio por vencida, tenia una misión y no se iría sin cumplirla.
—Hemos llegado señorita —le informó el chofer del coche de alquiler sacándola de sus pensamientos.
Luego de pagar la tarifa, Elisa salió del coche de alquiler y mientras ingresaba al hotel, casi se va de bruces al ver a quien creyó muerto durante la guerra, que salía del comedor junto a Patricia O'brean y al resto de los Ardley.
¿Que era todo aquello?, ¿se trataba a caso de una obra de teatro basada en la vida real, en donde todos los muertos estaban resucitando? Se preguntó a si misma tras reponerse de la impresión. —De ser ese el caso, no le resultaba mala la idea que la lisiada ex actriz también apareciera de la nada —sonrió perversamente ante sus propios pensamientos, pero si era sincera consigo misma, a estas alturas ya nada le sorprendería
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Aquella era cuarta copa de Whisky que se bebía. Las palabras de aquella maldita serpiente seguían rondando su cabeza, tanto, que lo llevó a romper su propia promesa de no beber mas de dos copas de cualquier licor.
Eleonor miró a Richard, preguntándole de manera silenciosa que le pasaba a Terry, este se limitó a encogerse de hombros.
—Terry cariño, ¿te encuentras bien? —preguntó Eleonor al ver que Terry se servía la quinta copa de whisky.
—¿Por que lo preguntas?
—No es normal que estes bebiendo de ese modo
—Son solo por los nervios por la presentación de mañana
—¡Tu nervioso! —dijo Eleonor con sorpresa.
—Es natural que lo este —respondió el castaño bebiendo el contenido de la copa de un solo trago —es la primera vez que me presentaré en un teatro de Londres.
—Y no te parece que ya has bebido lo suficiente —Eleonor le quitó la botella de Whisky impidiendo que se sirviera la sexta copa.
—Madre, necesito una copa más, te prometo que será la última que beba.
—No Terry —respondió Eleonor —lo que necesitas es descansar, ve a tu habitación, toma un baño y duérmete.
—No me trates como un niño, porque no lo soy.
—Demuéstramelo entonces y compórtate responsablemente.
Terry suspiró. En ese momento, discutir con su madre no era la mejor de las opciones, en su estado anímico, sus palabras podían ser hirientes.
—Está bien, tu ganas, buenas noches —dijo poniéndose de pies y retirándose.
Al ingresar a su habitación, se dejó caer de espalda en su amplia cama. Su cabeza daba vueltas y no solo por el efecto que las 5 copas de whisky comenzaban a hacerle. Cerró los ojos, apretó la mandíbula, y lo invadió la furia que había contenido durante el resto de la tarde al recordar la charla con Elisa Leagan
Flash Back...
—Es un verdadero placer verte nuevamente después de tantos años Terrence.
—Lástima que no puedo decir lo mismo —respondió él cortante.
—Veo que sigues siendo el mismo grosero de siempre.
—Y si lo sabes, por que insistes en hablarme.
—Porque siempre es bueno charlar con un ex compañero de Colegio.
Terry enarcó una ceja.
—¿Por que no te fuiste con tu familia? ¿Que demonios quieres?
—Ya te lo dije —respondió Elisa con una sonrisa —charlar con un ex compañero de Colegio y ponernos al día.
—Di de una maldita vez lo que sea que quieras decir —espetó el mirándola fijamente.
—¿Tanto te ha afectado ver a Candice con otro? —Elisa lanzó su primera dosis de ponzoña.
—¿Por que debía de afectarme? —preguntó el fríamente ocultando tras aquella fachada su verdadero sentir.
—¿Crees que no vi la manera como viste a Anthony? —Elisa sonrió
—¡Anthony! —los recuerdos de Terry lo transportaron a los días del San Pablo, cuando Candy se desmayó en las escaleras de la puerta trasera, mencionó aquel nombre, luego lo llevaron al Blue River, donde una vez más, ella mencionó aquel nombre y le dijo que aquel chico había muerte luego de caer de un caballo y por último, recordó el Festival de Mayo donde una vez más ella lo mencionó, y él, preso de la rabia la obligó a subir a Teodora para hacerle ver que aquel jardinero no volvería por mas que ella llorara y que por lo tanto, debía aceptarlo de una vez y comprender que la vida debe seguir.
—¿Que pasa, acaso Candice te lo mencionó alguna vez?
Terry asintió —dijo que murió al caer de un caballo.
—Pues ya ves que no es cierto —Elisa suspiró —típico en Candice.
—¿A que te refieres?
—Miente para tener a todos comiendo de su mano —Elisa fingió un semblante triste —mi hermano también fue víctima de sus mentiras —apretó los labios —al igual que a ti, Candice también lo engaño, fingió interés en él y llevó las cosas al límite. En la fiesta de compromiso, Anthony se presentó y ridiculizaron frente a toda la alta sociedad de Chicago a mi hermano —lo miró —¿Y sabes por que lo hicieron? —Ante la falta de respuesta de Terry, Elisa prosiguió —por venganza. Niel sufrió mucho durante aquel tiempo, tanto que nos vimos obligados a marcharnos de Chicago y comenzar una nueva vida en Florida, pero una vez más la dulce Candice lo hizo. Y esta vez la víctima fue mi madre. Candice la humilló frente a toda la alta sociedad reunida en unos de los hoteles que mi familia estaba inaugurando en aquel lugar. Candice no es la inocente chica que todos creen, resultó ser la peor de las arpías, y al parecer disfruta jugar con los sentimientos de lo hombres.
Fin del Flash Back....
Terry abrió los ojos de golpe, se puso de pie, tomó el libro que lo acompañaba a todas partes, extrajo aquel sobre y salió de su habitación dispuesto a desenmascarar a aquella embustera.
Eleonor trató de detenerlo al ver que tomaba las llaves de su auto, en su estado, Terry podía cometer una locura. Ella no se había creído el cuento de que su estado anímico era por el estreno del día siguiente. Terry les había mencionado que se había tardado porque se distrajo con Karen Kleiss a quien encontró en el Hyde Park. Ante aquella revelación, Eleonor telefoneó al Hotel Savoy para hablar con Karen, para su fortuna, Karen se encontraba en el recibidor del Hotel, atendió su llamada y la puso al tanto de todo lo que había sucedido esa tarde en el Hyde Park.
—Richard —Eleonor ingresó al despacho sin llamar siquiera —debemos ir al Hotel Savoy e impedir que Terry cometa una locura.
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Todos los miembros jóvenes de la familia Ardley se encontraban reunidos en el comedor, luego de la reconciliación entre Anthony e Isabell y la invitación especial de Albert a Roselyn, ambas hermanas se encontraban presentes, riendo de las anécdotas que Archie contaba de los desastrosos inventos de su hermano mayor, cuando de pronto la presencia de Terry irrumpió aquel ambiente familiar seguido por Karen que intentaba detenerlo.
—Déjame en paz Kleiss, no fuiste a caso tú quien me dijo esta tarde que debía enfrentar mi pasado de una maldita vez —espetó Terry furioso llegando a la mesa de los Ardley.
—Si, pero no en estas condiciones y menos en este momento —Karen se plantó frente a él en un intento por refrenarlo.
—No les parece que deben resolver sus problemas en la privacidad de su habitación, es de muy mal gusto que ventilen sus intimidades frente a nosotros —Dijo Candy con seriedad mirándolos a ambos. Pensaba esperar hasta la mañana siguiente, pero estaban ahí, frente a ella.
Karen abrió los ojos como platos. Las palabras de Candy le daban la certeza que no se había equivocado esa tarde cuando intuyó que algo andaba mal con ella. ¿De donde sacaba Candy que Terry y ella....? se estremeció de solo pensarlo y no precisamente porque Terry no fuera buen mozo, lo era y mas que eso, era una especie de símbolo sexual para las féminas, a excepción de ella claro esta. Su estremecimiento era por el echo de pensar que Candy la estaba acusando de traidora, porque aunque no lo dijera con palabras su verde mirada acusadora lo estaba reflejando.
—Candy te aseguro que no es lo que estas pensando —Se defendió Karen.
—Confié en ti Karen —La mirada de Candy era acusadora —y me traicionaste
—¡Ja! —Bufó Terry, —miren nada mas quien habla de traición, la mas traidora de todas, la que va por la vida embaucando a cuanto imbécil se lo permita.
—¿De que demonios hablas?
—Y todavía tiene el descaro de fingir demencia, señorita Ardley o debo llamarla señora Brown —Terry rió con amargura —así que este es el jardinerito que dijiste había muerto —dijo enarcando una ceja al ver a Anthony sosteniendo la mano de Isabell —vaya, veo que te han pagado con la misma moneda —rió burlonamente y luego se puso serio —¿Por que Candy, yo creí en ti?
—Terry, amigo estas mal y no lo digo por tu estado de embriaguez, sino por lo que acabas de decir —intervino Albert.
Presa de la ira por los insultos y las acusaciones de Terry, Candy se plantó frente a él.
—Con que derecho vienes hasta aquí para acusarme de idioteces, cuando fuiste tu quien se marchó con ella —dijo la joven rubia señalando con un dedo acusador a Karen quien abrió aún mas sus ojos
—¿De que hablas?
—No finjas demencia frente a mi Terrence, me queda claro que eres una excelente actor, pero la farsa se terminó . ¿Que creíste, que no me enteraría nunca?
—Ahora resulta que la distinguida dama me acusa de ser farsante cuando queda claro que la farsante es ella —dijo Terry mordaz.
—Vete al infierno Terry —Candy alzó la voz.
Elisa se detuvo en la entrada del comedor al escuchar la discusión entre Candy y Terry, sonrió al ver como ambos se desafiaban con la mirada. Hacía algún tiempo había comenzado a vengarse de aquel par de idiotas y ahora sus ojos estaban contemplando los resultados de sus acciones, Candy y Terry estaban enfrentados en una guerra de palabras en donde ambos terminarían destruidos.
y por favor no le hagas caso a Elisa, no revivas a la Gusi 
