Desde la fundación K-G Amazonas de Terry —Haremos Arder El Cosmos Por Terry
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo II
By Rossy Castaneda
Luego de un mes de su regreso a la Mansión Ardley de Lakewood, la hora de partir a Londres llegó para Candy y el resto de los miembros del Clan Ardley.
Pensar que estaban a una semana de noche buena y a dos del fin de año, entristeció a la joven rubia hasta lo mas profundo de su ser, ya que sería el primer año que estaría lejos de su querido Hogar de Pony, sus dos madres amadas y los chicos del Hogar.
—¿Por que estas triste Candy? —Anthony se acercó a ella que se encontraba sujeta del barandal del enorme transatlántico observando como familias enteras se despedían de sus seres queridos.
—Es la primera vez que estaré ausente del Hogar de Pony en noche buena y fin de año —respondió Candy al borde de las lágrimas.
—No estés triste, sonríe, —Anthony la tomó por los hombros —recuerda que eres más linda cuando sonríes que cuando lloras.
Candy esbozó una leve sonrisa, era la segunda vez que Anthony le decía aquella frase que escuchó por primera de labios del Príncipe de la Colina. Cuando lo hizo la primera vez que lo vio a la entrada del portal de las rosas, ella creyó que Anthony y el Príncipe de la Colina eran la misma persona, pero descartó la idea el día que él sufrió aquel aparatoso accidente, tras preguntarle si alguna vez había estado en la colina, pudo ver la turbacion en la mirada de Antohony ante su pregunta, le prometió entonces que algún día lo llevaría, pero lamentablemente no fue posible hacerlo.
—Estoy seguro que tus madres estarán feliz a tu regreso cuando te vean convertida en toda una dama de sociedad —Anthony trató de levantarle el ánimo con aquellas palabras.
—Una dama de sociedad —musitó Candy con una leve sonrisa —se convertiría en una dama de sociedad por Anthony. Quería que él se sintiera orgullosa de ella. Si, pondría todo su empeño en cumplir aquella meta, el apuesto chico junto ella, creía en ella y ella se esforzaría para no defraudarlo. Solo esperaba que las cosas no fueran tan complicadas como imaginaba.
—Ven, vamos al interior del barco, para que te acomodes en tu habitación y descanses un poco, han sido muchas horas a borde del tren que nos trajo desde Chicago a New York, asumo que estas exhausta.
Candy asintió, y sintiéndose un poco mas relajada, aceptó el brazo extendido de Anthony y juntos se alejaron de la proa del Mauretania.
—Esta es tu habitación —señaló la puerta frente a ellos —está de enfrente es es la mía, la que se encuentra a tu derecha es la Stair y la de la izquierda es la de Archie.
—¿Y cuales son las habitaciones de Elisa y Niel?
—Las dos últimas del pasillo —respondió Anthony —los chicos y yo nos aseguramos que el Tío Abuelo les reservara las habitaciones mas alejadas a las nuestras, ha sido suficiente con tolerarlos durante este último mes como para encima soportarlos dos semanas mas en alta mar ¿no te parece? —Anthony le guiñó un ojo.
Candy se echó a reír ante sus palabras. En el fondo estaba realmente agradecida de no tener cerca a los hermanos Leagan, deseaba tener un poco de paz durante las dos semanas que duraría el viaje desde el puerto de New York hasta el puerto de Southampton en Londres.
—Descansa un rato Candy, pasaré por ti en la noche para que vayamos juntos al comedor.
—Gracias —musitó la joven antes ingresar a su habitación y cerrar la puerta tras de si.
Anthony alzó la mirada al cielo y abrió sus brazos para aspirar el aire fresco.
—Que bien se siente estar vivo y lejos de Elisa —rió por sus propias palabras.
Nombra al diablo y se te aparece... y por partida doble.
—Anthony
La chillona y molesta voz de Elisa quien venía en su dirección con el cobarde de Niel, hizo que el rubio joven hiciera un gesto de desagrado.
—Hola —respondió forzando una sonrisa —¿todo bien con sus habitaciones?
—No —respondió la joven pelirroja —Candice es quien debería ocupar esa ratonera —alzó la nariz de manera arrogante —yo soy una dama y ella es....
—La hija del Tio Abuelo William, no lo olvides —la interrumpió Anthony —es mejor que te vayas acostumbrando de una vez, que Candy siempre será tratada con mayores privilegios que tú, ella es una Ardley, tu no.
—Solo por adopción —replicó la joven pelirroja —al parecer se te olvida que Candice es una huérfana.
—Aunque así sea, Candy está y estará siempre por encima de ti —respondió Anthony sin caer en la provocaciones de Elisa.
Aquellas palabras le cayeron como sal en la yaga a Elisa quien se obligó a tragarse su rabia. No le demostraría a Anthony lo mucho que le habían dolido sus palabras, primero muerta que la vieran derrotada.
—Eso lo veremos —alzó la nariz, se dio media vuelta y se alejó seguida por su hermano que parecía un perrito faldero detrás de ella.
Por la noche Anthony, en compañía de Stair y Archie llamaron a la puerta de la habitación de Candy. Los tres chicos se quedaron boquiabiertos al ver lo hermosa que la joven rubia lucía con aquel vestido color durazno y su cabello suelto cayendo libremente por su espalda.
—Candy, estas hermosa —Anthony besó el dorso de su mano al igual que lo hicieron Stair y Archie.
—Gracias chicos —respondió Candy con la mejillas sonrojadas ante tanta galantería por parte de los tres —¿Nos vamos?.
Ver como aquellos tres apuestos chicos se desvivían por aquella asquerosa moza de establo, encendió la ira de Elisa.
—La odio, la odio —dijo con los dientes apretados.
—No hagas rabietas por esa huérfana Elisa, recuerda que su suerte cambiará una vez estemos en el Colegio; pero mientras eso suceda debes controlar tu carácter, o echaras a peder lo que hemos planeado como estuviste a punto de hacerlo esta tarde.
—Tienes razón Niel —Elisa tomó una bocanada de aire y contó mentalmente hasta diez.
Ambos hermanos se encaminaron en la misma dirección que los jóvenes Ardley lo hicieron. Al llegar al comedor, se sentaron en la mesa continúa a la de los demás y observaron en silencio como aquellos cuatro reían mientras disfrutaban de la cena.
—Ojalá la Tía Elroy estuviera aquí —dijo Elisa picando con el tenedor un trozo de carne.
—Es mejor así —Niel bebió un poco de agua.
Niel frunció el ceño al ver como George y un extraño hombre que lo acompañaba se detenían repentinamente en el umbral de la puerta del comedor.
— ¿Quien será ese extraño hombre que acompaña a George?
—¿A quien le importa con quien se relacione un criado? —respondió Elisa arrogante sin molestarse siquiera en alzar el rostro.
Los días siguientes George se les unió durante la hora de la cena. La noche de navidad, todos, incluyendo los jóvenes Leagan ocuparon una sola mesa. George le entregó a cada uno los presentes que el Tío Abuelo William les había hecho llegar mucho antes que abordaran el Mauretania.
—Gracias George, es muy gentil de su parte —dijo una emocionada Candy al ver el hermoso vestido junto a todo sus accesorios, desde zapatos hasta un chal para cubrir sus hombros.
—No es a mi a quien debe agradecer señorita Candice, sino al señor William, fue él quien ordenó compraran todo para ustedes.
—Al parecer nos conoce lo suficiente para saber el gusto de cada uno —musitó Archie al sacar de la envoltura su obsequio.
—El señor William envió instrucciones en donde les pide que usen sus prendas durante la fiesta de Fin de año que se llevará a cabo en el salón de baile del barco.
************
Una semana después..
Niel y Elisa se encontraban dando un paseo por la proa de barco. Al mirar como Stair y Archie se acercaban a Anthony y le susurraban algo, decidieron acercarse cuidadosamente a ellos para escuchar sobre que hablaban.
—¿Sobre que hablan?
—¡Shhh! Cállate o nos descubrirán.
—Hola Anthony —Stair y Archie se acercaron a él —¿Como te sientes?
—Un poco nervioso.
—Es natural que lo estes —Archie palmeó su hombro.
—Lo dices como si tu has hecho esto antes.
—Bueno, no lo he hecho aún, pero posiblemente lo haga pronto, todo depende —Archie mostró sus blancos dientes.
—¿Hay algo que no nos cuentas aún? —lo interrogó Stair
Anthony entrecerró los ojos ante la pícara sonrisa de Archie.
—¿Tiene algo que ver la señorita Britter?
—¡Annie! —¿¡Annie Britter!? —preguntó Stair.
Archie movió sus cejas a modo de respuesta.
—A que te refieres con eso de ¿todo depende? —le preguntó su hermano mayor.
—La última vez que nos vimos le dije que nos iríamos a estudiar a Londres y que deseaba que sus padres la enviaran también a ella, para que le hiciera compañía a Candy. Dijo que hablaría con ellos.
—¿Crees que logre convencerlos?
—Eso espero —respondió Archie —las pocas veces que los Britter nos visitaron en Lakewood me di cuenta lo bien que Annie se llevaba con Candy.
—Quien puede resistirse a los encantos de Candy —dijo Anthony entre suspiros.
—La Tía Elroy, la señora Leagan y sus dos despreciables hijos —respondió Stair riendo entre dientes.
Idiota —mascullo Elisa.
—Y hablando de Elisa y Niel, han visto lo cayados que han estado durante toda esta semana —dijo Anthony.
—Seguro algo traman esos dos, no es para nada normal el comportamiento de ambos —Archie entrecerró los ojos.
—No hablemos más de ellos —musitó Stair —Hay cosas mucho mas importantes que hablar como para desperdiciar nuestro valioso tiempo con ese par y su mal comportamiento —Anthony —Stair se dirigió a su primo — ¿tienes todo preparado para esta noche?
—Si —respondió Anthony con una amplia sonrisa —esta noche durante el baile, le pediré a Candy que acepte ser mi novia.
Antes de que Elisa gritara y los pusiera al descubierto, Niel cubrió su boca y la llevó casi arrastras a su habitación.
—Elisa debes tranquilizarte.
—¿Como demonios me pides eso? —¿es que a caso no lo escuchaste? —Anthony le pedirá a esa mugrosa huérfana que sea su novia.. SU NOVIA NIEL ¿TE DAS CUENTA? —gritó fuera de si
—No ganas nada con tus gritos histéricos.
—A ver genio de la lámpara, ilumíname.
Niel negó con la cabeza
—Que está pasando contigo Elisa, hasta donde recuerdo, de los dos, tu eres el cerebro orquestador de todos nuestras planes —Niel la observó detenidamente —¿estas realmente enamorada de Anthony? —preguntó incrédulo.
—Si, lo estoy —respondió la joven pelirroja.
—!Vaya! Eso si que es una novedad, pensé que era uno de tus caprichos.
—Pues ya ves que no lo es —alzó la nariz y se cruzó de brazos —ahora dime, ¿cual es tu plan para impedir que Anthony le pida a esa hospiciana que acepte ser su novia?
—Bueno —Niel se rascó la cabeza, realmente no tenía un plan para evitar eso, pero si para provocar una pelea después que Anthony hiciera semejante propuesta —verás, realmente no pienso impedir eso.
—Y entonces, ¿nos quedaremos de brazos cruzados viendo como ella dice que si? O ¿nos unimos a la orquesta y tocamos los violines mientras Anthony hace su propuesta?
—Me agrada mas la primera propuesta —Niel se recostó en la cama.
—Estas demente —Elisa lo fulmino con la mirada.
—No —respondió Niel colocando sus manos detrás de la nuca —piensa Elisa —cerró sus ojos —si haces un escándalo por impedir lo que Anthony ya ha planeado hacer y te vas encima de la huérfana, lo único que conseguirás es que él la proteja más y eso no nos conviene, hay algo más que podemos hacer y te aseguro que nos divertiremos más viendo a la huérfana sufrir.
Elisa entrecerró los ojos, comenzaba a comprender el plan de su hermano.
—No eres el genio de la lámpara mágica, pero admito que eres un genio maquinando cosas.
—Lo he aprendido de la mejor —Niel abrió los ojos y la miró —aunque en estos últimos días el amor ha carcomido tu cerebro y no te deja ver con claridad
—Pero eso se acabó Niel —Elisa aspiró profundamente —a partir de hoy, volveré a ser la misma Elisa Leagan de siempre, mantendré a raya lo que siento por Anthony, no permitiré que este sentimiento me domine.
¿Señorita Ardley o Señorita Pecas?
Capítulo II
By Rossy Castaneda
Luego de un mes de su regreso a la Mansión Ardley de Lakewood, la hora de partir a Londres llegó para Candy y el resto de los miembros del Clan Ardley.
Pensar que estaban a una semana de noche buena y a dos del fin de año, entristeció a la joven rubia hasta lo mas profundo de su ser, ya que sería el primer año que estaría lejos de su querido Hogar de Pony, sus dos madres amadas y los chicos del Hogar.
—¿Por que estas triste Candy? —Anthony se acercó a ella que se encontraba sujeta del barandal del enorme transatlántico observando como familias enteras se despedían de sus seres queridos.
—Es la primera vez que estaré ausente del Hogar de Pony en noche buena y fin de año —respondió Candy al borde de las lágrimas.
—No estés triste, sonríe, —Anthony la tomó por los hombros —recuerda que eres más linda cuando sonríes que cuando lloras.
Candy esbozó una leve sonrisa, era la segunda vez que Anthony le decía aquella frase que escuchó por primera de labios del Príncipe de la Colina. Cuando lo hizo la primera vez que lo vio a la entrada del portal de las rosas, ella creyó que Anthony y el Príncipe de la Colina eran la misma persona, pero descartó la idea el día que él sufrió aquel aparatoso accidente, tras preguntarle si alguna vez había estado en la colina, pudo ver la turbacion en la mirada de Antohony ante su pregunta, le prometió entonces que algún día lo llevaría, pero lamentablemente no fue posible hacerlo.
—Estoy seguro que tus madres estarán feliz a tu regreso cuando te vean convertida en toda una dama de sociedad —Anthony trató de levantarle el ánimo con aquellas palabras.
—Una dama de sociedad —musitó Candy con una leve sonrisa —se convertiría en una dama de sociedad por Anthony. Quería que él se sintiera orgullosa de ella. Si, pondría todo su empeño en cumplir aquella meta, el apuesto chico junto ella, creía en ella y ella se esforzaría para no defraudarlo. Solo esperaba que las cosas no fueran tan complicadas como imaginaba.
—Ven, vamos al interior del barco, para que te acomodes en tu habitación y descanses un poco, han sido muchas horas a borde del tren que nos trajo desde Chicago a New York, asumo que estas exhausta.
Candy asintió, y sintiéndose un poco mas relajada, aceptó el brazo extendido de Anthony y juntos se alejaron de la proa del Mauretania.
—Esta es tu habitación —señaló la puerta frente a ellos —está de enfrente es es la mía, la que se encuentra a tu derecha es la Stair y la de la izquierda es la de Archie.
—¿Y cuales son las habitaciones de Elisa y Niel?
—Las dos últimas del pasillo —respondió Anthony —los chicos y yo nos aseguramos que el Tío Abuelo les reservara las habitaciones mas alejadas a las nuestras, ha sido suficiente con tolerarlos durante este último mes como para encima soportarlos dos semanas mas en alta mar ¿no te parece? —Anthony le guiñó un ojo.
Candy se echó a reír ante sus palabras. En el fondo estaba realmente agradecida de no tener cerca a los hermanos Leagan, deseaba tener un poco de paz durante las dos semanas que duraría el viaje desde el puerto de New York hasta el puerto de Southampton en Londres.
—Descansa un rato Candy, pasaré por ti en la noche para que vayamos juntos al comedor.
—Gracias —musitó la joven antes ingresar a su habitación y cerrar la puerta tras de si.
Anthony alzó la mirada al cielo y abrió sus brazos para aspirar el aire fresco.
—Que bien se siente estar vivo y lejos de Elisa —rió por sus propias palabras.
Nombra al diablo y se te aparece... y por partida doble.
—Anthony
La chillona y molesta voz de Elisa quien venía en su dirección con el cobarde de Niel, hizo que el rubio joven hiciera un gesto de desagrado.
—Hola —respondió forzando una sonrisa —¿todo bien con sus habitaciones?
—No —respondió la joven pelirroja —Candice es quien debería ocupar esa ratonera —alzó la nariz de manera arrogante —yo soy una dama y ella es....
—La hija del Tio Abuelo William, no lo olvides —la interrumpió Anthony —es mejor que te vayas acostumbrando de una vez, que Candy siempre será tratada con mayores privilegios que tú, ella es una Ardley, tu no.
—Solo por adopción —replicó la joven pelirroja —al parecer se te olvida que Candice es una huérfana.
—Aunque así sea, Candy está y estará siempre por encima de ti —respondió Anthony sin caer en la provocaciones de Elisa.
Aquellas palabras le cayeron como sal en la yaga a Elisa quien se obligó a tragarse su rabia. No le demostraría a Anthony lo mucho que le habían dolido sus palabras, primero muerta que la vieran derrotada.
—Eso lo veremos —alzó la nariz, se dio media vuelta y se alejó seguida por su hermano que parecía un perrito faldero detrás de ella.
Por la noche Anthony, en compañía de Stair y Archie llamaron a la puerta de la habitación de Candy. Los tres chicos se quedaron boquiabiertos al ver lo hermosa que la joven rubia lucía con aquel vestido color durazno y su cabello suelto cayendo libremente por su espalda.
—Candy, estas hermosa —Anthony besó el dorso de su mano al igual que lo hicieron Stair y Archie.
—Gracias chicos —respondió Candy con la mejillas sonrojadas ante tanta galantería por parte de los tres —¿Nos vamos?.
Ver como aquellos tres apuestos chicos se desvivían por aquella asquerosa moza de establo, encendió la ira de Elisa.
—La odio, la odio —dijo con los dientes apretados.
—No hagas rabietas por esa huérfana Elisa, recuerda que su suerte cambiará una vez estemos en el Colegio; pero mientras eso suceda debes controlar tu carácter, o echaras a peder lo que hemos planeado como estuviste a punto de hacerlo esta tarde.
—Tienes razón Niel —Elisa tomó una bocanada de aire y contó mentalmente hasta diez.
Ambos hermanos se encaminaron en la misma dirección que los jóvenes Ardley lo hicieron. Al llegar al comedor, se sentaron en la mesa continúa a la de los demás y observaron en silencio como aquellos cuatro reían mientras disfrutaban de la cena.
—Ojalá la Tía Elroy estuviera aquí —dijo Elisa picando con el tenedor un trozo de carne.
—Es mejor así —Niel bebió un poco de agua.
Niel frunció el ceño al ver como George y un extraño hombre que lo acompañaba se detenían repentinamente en el umbral de la puerta del comedor.
— ¿Quien será ese extraño hombre que acompaña a George?
—¿A quien le importa con quien se relacione un criado? —respondió Elisa arrogante sin molestarse siquiera en alzar el rostro.
Los días siguientes George se les unió durante la hora de la cena. La noche de navidad, todos, incluyendo los jóvenes Leagan ocuparon una sola mesa. George le entregó a cada uno los presentes que el Tío Abuelo William les había hecho llegar mucho antes que abordaran el Mauretania.
—Gracias George, es muy gentil de su parte —dijo una emocionada Candy al ver el hermoso vestido junto a todo sus accesorios, desde zapatos hasta un chal para cubrir sus hombros.
—No es a mi a quien debe agradecer señorita Candice, sino al señor William, fue él quien ordenó compraran todo para ustedes.
—Al parecer nos conoce lo suficiente para saber el gusto de cada uno —musitó Archie al sacar de la envoltura su obsequio.
—El señor William envió instrucciones en donde les pide que usen sus prendas durante la fiesta de Fin de año que se llevará a cabo en el salón de baile del barco.
************
Una semana después..
Niel y Elisa se encontraban dando un paseo por la proa de barco. Al mirar como Stair y Archie se acercaban a Anthony y le susurraban algo, decidieron acercarse cuidadosamente a ellos para escuchar sobre que hablaban.
—¿Sobre que hablan?
—¡Shhh! Cállate o nos descubrirán.
—Hola Anthony —Stair y Archie se acercaron a él —¿Como te sientes?
—Un poco nervioso.
—Es natural que lo estes —Archie palmeó su hombro.
—Lo dices como si tu has hecho esto antes.
—Bueno, no lo he hecho aún, pero posiblemente lo haga pronto, todo depende —Archie mostró sus blancos dientes.
—¿Hay algo que no nos cuentas aún? —lo interrogó Stair
Anthony entrecerró los ojos ante la pícara sonrisa de Archie.
—¿Tiene algo que ver la señorita Britter?
—¡Annie! —¿¡Annie Britter!? —preguntó Stair.
Archie movió sus cejas a modo de respuesta.
—A que te refieres con eso de ¿todo depende? —le preguntó su hermano mayor.
—La última vez que nos vimos le dije que nos iríamos a estudiar a Londres y que deseaba que sus padres la enviaran también a ella, para que le hiciera compañía a Candy. Dijo que hablaría con ellos.
—¿Crees que logre convencerlos?
—Eso espero —respondió Archie —las pocas veces que los Britter nos visitaron en Lakewood me di cuenta lo bien que Annie se llevaba con Candy.
—Quien puede resistirse a los encantos de Candy —dijo Anthony entre suspiros.
—La Tía Elroy, la señora Leagan y sus dos despreciables hijos —respondió Stair riendo entre dientes.
Idiota —mascullo Elisa.
—Y hablando de Elisa y Niel, han visto lo cayados que han estado durante toda esta semana —dijo Anthony.
—Seguro algo traman esos dos, no es para nada normal el comportamiento de ambos —Archie entrecerró los ojos.
—No hablemos más de ellos —musitó Stair —Hay cosas mucho mas importantes que hablar como para desperdiciar nuestro valioso tiempo con ese par y su mal comportamiento —Anthony —Stair se dirigió a su primo — ¿tienes todo preparado para esta noche?
—Si —respondió Anthony con una amplia sonrisa —esta noche durante el baile, le pediré a Candy que acepte ser mi novia.
Antes de que Elisa gritara y los pusiera al descubierto, Niel cubrió su boca y la llevó casi arrastras a su habitación.
—Elisa debes tranquilizarte.
—¿Como demonios me pides eso? —¿es que a caso no lo escuchaste? —Anthony le pedirá a esa mugrosa huérfana que sea su novia.. SU NOVIA NIEL ¿TE DAS CUENTA? —gritó fuera de si
—No ganas nada con tus gritos histéricos.
—A ver genio de la lámpara, ilumíname.
Niel negó con la cabeza
—Que está pasando contigo Elisa, hasta donde recuerdo, de los dos, tu eres el cerebro orquestador de todos nuestras planes —Niel la observó detenidamente —¿estas realmente enamorada de Anthony? —preguntó incrédulo.
—Si, lo estoy —respondió la joven pelirroja.
—!Vaya! Eso si que es una novedad, pensé que era uno de tus caprichos.
—Pues ya ves que no lo es —alzó la nariz y se cruzó de brazos —ahora dime, ¿cual es tu plan para impedir que Anthony le pida a esa hospiciana que acepte ser su novia?
—Bueno —Niel se rascó la cabeza, realmente no tenía un plan para evitar eso, pero si para provocar una pelea después que Anthony hiciera semejante propuesta —verás, realmente no pienso impedir eso.
—Y entonces, ¿nos quedaremos de brazos cruzados viendo como ella dice que si? O ¿nos unimos a la orquesta y tocamos los violines mientras Anthony hace su propuesta?
—Me agrada mas la primera propuesta —Niel se recostó en la cama.
—Estas demente —Elisa lo fulmino con la mirada.
—No —respondió Niel colocando sus manos detrás de la nuca —piensa Elisa —cerró sus ojos —si haces un escándalo por impedir lo que Anthony ya ha planeado hacer y te vas encima de la huérfana, lo único que conseguirás es que él la proteja más y eso no nos conviene, hay algo más que podemos hacer y te aseguro que nos divertiremos más viendo a la huérfana sufrir.
Elisa entrecerró los ojos, comenzaba a comprender el plan de su hermano.
—No eres el genio de la lámpara mágica, pero admito que eres un genio maquinando cosas.
—Lo he aprendido de la mejor —Niel abrió los ojos y la miró —aunque en estos últimos días el amor ha carcomido tu cerebro y no te deja ver con claridad
—Pero eso se acabó Niel —Elisa aspiró profundamente —a partir de hoy, volveré a ser la misma Elisa Leagan de siempre, mantendré a raya lo que siento por Anthony, no permitiré que este sentimiento me domine.