Una seductora sorpresa
Valkiries Hail!! Let's go to the Valhalla!!
Capitulo 3
En ese momento sintió vergüenza de ella misma, pero esa forma de tocarla sin robar su virginidad, fué una experiencia única. Regresó por el mismo sendero volteando hacia todas partes intentando encontrar el autor del que le había hecho sentir, tan divino placer,e desgraciadamente no encontró a nadie.
Cuando regresó a la casa nuevamente, ya la esperaban para pasar una velada alegre a la luz de una fogata; Candy vio a Alberth y le dijo que se daría un baño rápido y regresaba para ponerse algo más abrigador. Alberth, solo asintió con una sonrisa de medio lado; La pecosa comenzó a desvestirse para bañarse, miró sus bragas las cuales estaban muy mojadas de su propio néctar, recordó lo acontecido y sintió como un pinchazo en el estómago. Se apresuró a ducharse y se puso ropa más abrigadora, salió de su habitación y regresó con los chicos, trepó un árbol, jugó con los niños, mientras sus primos dejaban ver su romance, cada uno con su pareja.
Alberth,se sentó a un lado de ella para asar malvaviscos.
— Pequeña, estás muy pensativa ¿No te gustó la casa?
—No es eso Berth, es solo que no sé, siento un vacío.
— ¿Qué te pareció la caballeriza?
— Emm a bueno, yo este, la verdad están muy bonitos los caballos.
— Me gustaría que mañana fueras de nuevo para que supervises los potros de monta y las mejores yeguas.
— ¡¿Yo?!
—Si Candy, mañana que vallas cuando regreses, quiero platicar contigo y me digas si están bien las inversiones con los caballos.
—Si Berth, mañana iré nuevamente y me encargaré personalmente.
Al día siguiente Candy, llevó un vestido verde con un sombrero de pajilla, caminaba observando todo a su alrededor, nada, solo ella, esta vez no habían caballos afuera, así que entro a la caballeriza, miraba los nombres de cada uno de los animales, al llegar a uno que había visto antes, un alazán negro de nombre Romeo; si, era el mismo del día anterior, se quedó observando y se retiraba para alcanzar a acariciar la crin del caballo, de repente sintió unos brazos que rodeaban.
《¡Dios era el mismo de la otra vez!》
¿Y ahora que haría? No había ya mucha luz no podía distinguirlo, pero sus besos en el cuello hicieron que se erizara hasta los vellos de la columna, no quería, pero su cuerpo lo deseaba, él le besaba el cuello, la llenaba de caricias, sus manos se deslizan por sus piernas, de pronto su labios se acercaban hacia los de ella, pero solo fue un leve roce que despertaba en ella las mismas emociones de la vez anterior, su cuerpo fue haciéndose como el de una gelatina, lánguido y dispuesta a lo que sucedería; él la tomó de la cintura recostándola en la paja limpia del suelo. Con caricias tiernas y besos fue metiendo las manos en su entrepierna, ella ahogaba un gemido de placer; no lo podía creer nuevamente el mismo hombre.
Sin más que decir su cuerpo de él estaba sobre ella sintiendo su cuerpo y su miembro viril que frotaba en su vientre, casi como una orden, ella sin darse cuenta abría las piernas; sus manos de él acariciaban sus senos y chupetes a sus pequeños pezones, sensaciones exquisitas volvía a despertar, con sus manos fue quitándole las bragas que llevaba puestas. Ahora esperaba todo, que la hiciera suya, pero no fué así, él bajo hasta su feminidad y comenzó a lengüetear su perla brillante, el simple rose de su lengua en su clítoris la hacía gemir como nunca, ella empuñaba sus manos, entre chupetes y lengüetear su vulva su clítoris no soportaría más, el se dio cuenta y aumentó sus caricias usando una mano jugaba su seno y apretaba sus pezones para darle mayor placer, estaba inundada de sus propios jugos, los cuales él disfrutaba, su lengua jugaba con su intimidad cada vez más rápido, y más, y mas, de repente un grito soltó y su cuerpo encorvado daba la indicación que había llegado al clímax de ese momento exquisito. Él solo besó sus manos, su cuello y la ayudó a incorporarse hasta que oyó la voz.
— Nunca pensé que esto también me causara un placer exquisito
Al oír la voz ronca y susurrante la pecosa se detuvo, ¿Quien era esa persona?
—¿ Quien eres tú?
— ¿Quién quieres que sea? Yo te he hecho el amor sin quitar tu doncellez.
— Pero, pero ¿Terry?
— ¿Esperabas a alguien más?
— Pero ¿Que haz hecho? ¿Y Susana?
—Ella murió, se enfermó de gripe española y su debilidad no lo soportó muriendo de forma muy rápida. Candy, nunca la toqué, jamás la hice mi mujer, nunca pude ser feliz.
—Terry, yo tampoco he sido feliz y tuve miedo porque accedí a esto pensando en ti.
—Entonces no esperemos más Candy ¿Te quieres casar conmigo?
— Terry yo, es lo que más he deseado en toda mi vida.
Terry, sacó de su bolso del pantalón una cajita, la abrió y en el interior había una sortija de un diamante azul. Un compromiso se habían realizado en medio de una visita a un lugar que jamás olvidaría. Le colocó con cuidado nuevamente sus bragas y salieron juntos a darle la noticia a Alberth, quién ya los esperaban, el sabía el plan de Terry, pero nunca supo qué Terry la había hecho su mujer sin tocar su doncellez.
Continuará........
Al grito de ¡let's go to the Valhalla
¡Valkiries alisten armas !